Foto: en.wikipedia.org
En Pristina, se mantenía la vieja costumbre de
quedar en una cafetería. Unos los hacían solo en locales albaneses y
otros en serbios. Los clanes de los Demac, los Kelmendi y los Krasnic
tenían la fama de ser los más influyentes y ricos. Podían llegar a un
acuerdo con sus “socios” de Albania y Europa. El Ejército de Liberación
de Kosovo (ELK) recibía financiación ilimitada de esa gente.
Aún
el verano anterior, el ELK tenía bajo su control dos tercios de Kosovo.
En Pristina me vi con mi compañero el periodista Milovan Drecun que
estaba entonces trabajando en Kosovo. Me contó que en el ELK, según
fuentes militares occidentales, había bastantes mercenarios británicos.
Habían comenzado a llegar a Kosovo a principios de marzo. Eran, sobre
todo, militares retirados que habían servido en distintos momentos en
unidades especiales del Ejército británico. Su misión consistía en
llevar a cabo labores de asesoría a las milicias albanokosovares.
Tampoco se descartaba su posible intervención en acciones armadas.
Tenían una remuneración elevada, dos mil dólares fijos al mes más un
extra por destruir blindados o causar bajas a los serbios.
Las
provocaciones por parte del ELK continuaron incluso durante el alto el
fuego. He aquí un pequeño parte del Ministerio del Interior serbio:
–El
17 de octubre, en la localidad de Dragobilje un grupo del ELK disparó
con lanzagranadas contra un puesto de policía. Se registraron ataques
con ametralladoras y fusiles contra efectivos del Interior de Serbia en
las localidades de Kraljane, Sipolje y Dulje, entre otros. Se produjo un
tiroteo contra la comisaría de Policía, en la localidad de Vranevac. Un
ataque terrorista muy planeado tuvo lugar en el municipio de Podujevo.
La sede de la Dirección de Policía, en el centro de la ciudad, fue
atacada con granadas, y simultáneamente en la carretera de acceso a
Podujevo fue asaltado el puesto de control. En el poblado de
Donja-Bitinja, el blanco del atentado fue una vivienda en la que reside
la familia de un albanés funcionario de la policía de Serbia. Un agente
joven fue asesinado en el poblado de Dragobilje. Los terroristas
hirieron de gravedad a un guardia de la mina de carbón de Belacevac. Un
efectivo de las fuerzas de seguridad resultó con una herida de bala tras
un ataque de miembros del ELK en el poblado de Mirena.
Todo
apuntaba a que el ELK había cambiado de estrategia en favor de pequeños
atentados para mantener la tensión en toda la región mientras así lo
quisieran sus dirigentes, una opción bien conocida y probada. Si bien es
cierto que Richard Holbrooke advirtió a los albanokosovares de que era
"mejor que se dejaran de bromas con la misión de verificación de la
OSCE". Pero esto son solo palabras, los hechos son bien distintos.
El
caso es que EEUU, bajo la excusa de "proteger a inocentes", la misma
que se había usado en Bosnia y Croacia, intervino en Yugoslavia. Y a
partir de ahí, pudo tener bien agarrado a Milosevic jugando la carta de
las sanciones. El nivel de vida cayó en picado en Serbia donde, antes de
1991, un trabajador ingresaba dos mil marcos alemanes y ahora apenas
ganaba doscientos. La gente sobrevivía gracias a los ahorros (en los
tiempos de Tito, la población acumulaba cincuenta mil millones de
dólares solo en "dinero de bolsillo") o se metía en negocios ilegales.
La
región estaba inundada de armas y "perros de la guerra" dispuestos a
mancharse las manos de sangre por mil dólares. Por supuesto que Albania,
país cuyo sueño dorado era formar un Estado único con los
albanokosovares, intentó ayudar a sus hermanos de sangre y de fe. El
Gobierno albanés, que se declaraba partidario de una solución pacífica y
negociada a la "crisis de Kosovo", a la hora de la verdad apoyaba al
ELK, a Rugova y a Thaci. Hacía ya mucho tiempo que se trasladaban armas
de forma ilegal entre Albania y Kosovo. Se llegó incluso a reconocer
oficialmente que había 1,2 millones de armas de fuego en manos de la
población albanesa.
sm/er
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