Collage: La Voz de Rusia
El tema de Ucrania fue planteado allí con sonoridad, aunque el apellido Timoshenko lo
pronunció solo la presidenta de Lituania. El publicista eslovaco Dušan
Kerný nos ofrece algunos pormenores de ese encuentro en Bratislava:
—La
intriga de la cumbre fue ambigua. Por una parte, Eslovaquia logró hacer
algo que suele ocurrir muy raras veces, a saber, sentar a la mesa de
las conversaciones a los presidentes de Serbia y de Kosovo, los que
participaban dentro de una veintena de jefes de Estado en una cumbre más
Europa Central. En Bratislava fue creado para los rivales de siempre un
espacio para el intercambio libre. Y ello no obstante que nuestro país
no reconoció desde un comienzo ni reconoce ahora, a la autoproclamada
República de Kosovo. Debido a ello surgió un “problema protocolar” con
los símbolos estatales resuelto diplomáticamente: en la mesa de las
conversaciones se puso solo una placa con el nombre completo de los
presidentes. Pero el encuentro tuvo lugar, lo que fue de suma
importancia. El segundo tema central fue la intriga de la cumbre en
Bratislava, estuvo naturalmente vinculada a la participación en ella del
presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich. No hay manera de que este
logre convencer a Bruselas que firme con Ucrania un Acuerdo de
Asociación. En Bratislava devino de manera evidente que, en esencia,
todo estriba en torno a Yulia Timoshenko y su suerte. La presidenta
lituana, Dalia Grybauskaitė, formuló claramente las exigencias de los
europeos: Ucrania necesita demostrar que es un Estado de derecho y
realizar para ello reformas cardinales en el sistema judicial y en los
procedimientos judiciales. Víctor Yanukovic aseveró que,
obligatoriamente para noviembre, o sea para la cumbre de la Asociación
Oriental en Vilnius, donde se planea firmar el acuerdo en cuestión con
la UE, estará todo resuelto. Personalmente abrigo muchas dudas al
respecto. Pues, se ha asignado a los ucranianos un plazo demasiado corto
para los cambios globales sobre democratización del sistema político y
jurídico. Surge sin querer la interrogante, ¿con qué fin ha sido puesto
Kiev en una situación tan incómoda? ¿Está la UE de veras dispuesta a
firmar con ella el Acuerdo de Asociación? La presidenta lituana
aseguraba que Ucrania puede confiar en la garantía de un desenlace
afortunado, como que le dejarían la puerta abierta a la UE. El
presidente de Polonia, Bronisław Maria Komorowski, fue mucho más
categórico en sus juicios. El dignatario considera que, la asociación
con Ucrania es provechosa para ambas partes, debido a que se crea un
espacio comercial común. Komorowski dio a entender que, la solución del
“problema ucraniano” es poco menos que una prioridad de la UE, lo que
suena a declaración geopolítica.
—Al parecer, de Rusia no se habló en la Cumbre de Bratislava…
—Oficialmente
no se dijo nada, como tampoco se debatió la situación en Bielorrusia o
el problema de Turquía como candidato eterno a ingresar en la UE. Pero,
naturalmente que se escuchó el contexto ruso. Por ejemplo, cuando fue
expresado el respaldo unánime a la construcción del gasoducto Nabucco
Vest, rival del proyecto ruso South Stream. O cuando con la potente
presión del presidente de Rumania fue aprobado el deseo de Kishiniov de
una eurointegración más local. Pero personalmente me sorprendió otra
cosa. Por primera vez yo, que sigo las secuencias de cumbres de esta
naturaleza, en la que en Bratislava participó incluso el titular del
Consejo de Europa, Herman Van Rompuy, noto que desde la tribuna fue
manifestada una alarma verdadera. Se habló de la creciente desigualdad
social dentro de los países de la UE de la cesantía juvenil, de la
nueva, en esencia, “generación perdida”, de la desconfianza en las
estructuras europeas que cobra fuerza y del egoísmo de algunos Estados.
Por último, de la amenaza que entraña la idea misma de la integración
europea. ¿Cuál fue la salida que se propuso? Según entendí, el
reforzamiento del papel del centro, la ampliación de las facultades de
la burocracia europea, la que, apuntemos, a diferencia de los
Parlamentos y Gobiernos nacionales, nadie ha elegido…
Es
evidente que Ucrania apuesta por la UE. Pero además busca obtener el
estatus de observador en la Unión Económica Euroasiática para no perder
su mercado. Son pocos los que han logrado “sentarse simultáneamente en
dos sillas”. Esta postura es sumamente tambaleante y entraña incluso la
automutilación.
sb/mo/sm
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