Amanecer de un día tan
dichoso, la luz del sol entrando a tu
morada. Qué hiciste ayer, qué haces hoy,
qué harás mañana? Los niños corren, te regalan sonrisas y en el viejo castaño
los pájaros entonan su nueva sinfonía.
La vida Ponciano, tras
el umbral de la existencia lo más importante es la felicidad. Tú, la definiste
desde tu temprana edad como la entrega incondicional a las causas del pueblo y
como tal; lo haces y eres el más feliz de la tierra.
De la dialéctica de la
vida sigues aprendiendo que la única razón de tu existencia es esa: Servir sin
esperar más recompensas que la felicidad de tus congéneres y vaya que eres feliz con la satisfacción y la
alegría de los demás. Qué más? Las montañas existen no más allá de la mente
humana y si queremos que florezcan
debemos plantar jardines para que haya
permanencia florales en la vida.
El sistema opresor ha
convertido el alma humana en un brevario de envidias y ambiciones espejistas,
ha robado la capacidad de amar y confraternizar, de tal forma que han
genetizado el verbo tener y han hecho desaparecer el verbo compartir
convirtiendo a la especie en destructora de sí misma.
La acumulación económica
ha llevado al mundo a ser dirigido por un pequeño porcentaje de psicópatas a
quienes poco les importa el sufrimiento de
más de ocho billones de seres humanos,
mientras en su afán de poder, destruyen la ecología del planeta y esta dominación llega en forma
refleja a los títeres de turno que en
nombre de partidos explotadores destruyen lo que queda de los recursos
naturales de la tierra, hundiendo a la sociedad en una anomia cuyas soluciones
aunque estén a la mano se vuelven inaccesibles por la presencia de hordas
armadas al servicio de los explotadores.
La religión y sus
representantes no es más que una bailarina proxeneta que a lo largo de la historia ni
siquiera han comprendido y aprendido a poner en práctica el primer mandamiento
antiguo de “Amaos los unos a los otros” y pagados por el imperialismo levantan
palacios de vanidad para engañar a las masas embrutecidas por el mismo sistema.
Como tal, la humanidad
ha dejado de amar par pelear, ha dejado de sembrar para destruir, llevada por
culpa del sistema al atolladero social en el cual se encuentra la misma. En los
países que se dicen ser los más ricos de la tierra por haber saqueado a los demás, es donde también se ven los
niveles de pobreza más extrema y más que todo, la pobreza espiritual mostrada
en las caras de desesperación de la ciudadanía.
Al
parecer, los
dirigentes del mundo nunca llegaron a la edad de la razón y se quedaron
en la
acumulación y desde ahí han creado esta catástrofe social que ahora
sufrimos.
El crack up económico de la banca capitalista no ha sido más que una
orquestación para robarse el dinero y la propiedad del pueblo, como la
farsa
reciente de la pandemia de fiebre porcina, hasta terminar con el
horrendo desastre cotidiano árabe planificado en los laboratorios del
Pentágono,
como lo fue el holocausto contra el pueblo judío, todo en una
concatenación de
odio y borrachera permanente de las mente criminal de los dirigentes de
la
industria de la muerte, sicarios que no han evolucionado de la etapa
bestial.
La sociedad no es más
que suciedad, los erigidos a
pedestales por el voto popular, la mayor
parte de veces de forma inmerecida temen hablar con sus votantes y ven desde su
Olimpo Falástico con desprecio a quienes los eligieron y la diferencia entre el
intelecto y la imbecilidad está marcada por el puesto y los salarios, son; ademas de risibles, despreciables.
Una fuerte dosis de amor
podría salvar a la especie de miles de males; pero mientras exista el sistema publicitado por la
plumocracia articulera escondiendo a ese nido de sinvergüenzas genocidas, los pueblos
jamás comprenderán que debe ajusticiarla, si es que se quiere caminar hacia
la ruta de la verdad sintética-analítica en la persecución de la fraternidad
humana.
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