Pero este día, según expertos, también es la
fiesta profesional de los habitantes del Extremo Oriente, de los
geólogos y oceanólogos, de los militares y perforadores.
El
21 de mayo de 1937 se inauguró la estación Polo Norte-1 en un banco de
hielo a la deriva. En el curso de nueve meses, cuatro investigadores
encabezados por Iván Papanin recorrieron en ella 2500 kilómetros desde
el Polo Norte hasta el sur de Groenlandia y realizaron todo un conjunto
de observaciones científicas. Desde entonces tales investigaciones
devinieron una prioridad rusa. Hoy a la deriva se encuentran dieciséis
exploradores rusos, que forman parte de la expedición polar número 40.
En el Ártico hay decenas de estaciones meteorológicas, entre ellas
grandes complejos científicos, dice el vicedirector del Instituto de
Investigación del Ártico y la Antártida, Alexánder Danílov:
—Por
ejemplo, el observatorio hidrometeorológico en Tiksi. Allí se efectúan
investigaciones a nivel mundial de un amplio círculo de parámetros, que
permiten comprender mejor el cambio climático en el Ártico. Allí, en la
isla Samóilov, en el delta del río Lena, entró en servicio una nueva
estación de investigación. Es todo un palacio, un estupendo complejo
para los científicos. Se trata realmente de una estructura del siglo
XXI. En Spitzbergen estamos creando un centro científico ruso. Crece el volumen de las observaciones que se practican en el Ártico.
Pero
el Norte no solo es conocido por las investigaciones científicas. En la
región polar rusa se encuentra el yacimiento de minerales más grande
del mundo, el de Jíbiny, en la península de Kola, adonde van geólogos de
todo el mundo. Se trata del níquel de Norilsk, de los diamantes de
Yakutia y el gas de Yamal. Son las nuevas explotaciones de hidrocarburos
en las plataformas continentales árticas. Es la Ruta Marítima del
Norte, que se convierte en una de las principales vías
intercontinentales del siglo XXI. En todas partes trabajan
especialistas, a quienes les une una misma fiesta profesional: el Día
del Explorador Polar. Los nórdicos son gente muy especial, afirma el
geólogo y doctor en ciencias Igor Davidenko, quien consagró el Norte más
de sesenta años de su actividad laboral:
—Vienen
por tres años y se quedan por treinta. Tal es la fuerza de atracción
del Ártico. A veces los nórdicos no son muy comunicativos, pero aman
fuertemente su tierra. Allí faltan muchas cosas. No hay sol en invierno,
pero en verano uno no sabe dónde esconderse del sol. También se puede
contemplar la espectacular aurora boreal. De todos modos, a la gente le
resulta muy difícil abandonar esta tierra. Tengo muchos compañeros en el
Norte. Y todas las veces me alegró de que no nos han olvidado, igual
que nosotros no los olvidamos a ellos. ¡Qué bueno!
Los
exploradores también trabajan en la parte opuesta del planeta: en la
Antártida. El sexto continente fue descubierto casi dos siglos atrás por
los navegantes rusos Faddey Bellingshausen y Mijaíl Lázarev.
Actualmente es una peculiar república de científicos de veintisiete
países. En siete estaciones antárticas realizan observaciones
investigadores rusos, quienes hoy también celebran su fiesta
profesional: el Día del Explorador Polar.
mj/as
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