http://spanish.ruvr.ru/2013_05_21/Arqueologia-conceptual-en-el-coraz-n-de-Moscu/
Foto: Grisha Bruskin
A veces, la visita a una exposición de arte
contemporáneo se convierte en una verdadera aventura, que despierta
tantas emociones como una obra de teatro. Comienzas a percibir esto
cuando de la amplia y luminosa entrada del antiguo cine Udárnik pasas a
una escalera oscura que te conduce a la sala de exposiciones. El
visitante debe vencer varios tramos de escalera prácticamente a oscuras
(solo los escalones que ascienden están ligeramente alumbrados). Al
llegar al tercer piso, sale a un balcón, desde el cual se abre la vista a
una verdadera excavación arqueológica: el piso de la sala está cubierto
de tierra, en la cual están dispuestas las muestras expositivas
derruidas por los efectos del tiempo: esculturas creadas por Grisha
Bruskin: figuras de pioneros y militares, modelos de aviones y
gigantescas medallas fantásticas. Todo esto pudo haber existido
realmente en el pasado soviético.
El propio autor
explica así su proyecto: “Tomé emblemas de la civilización soviética.
Treinta y tres piezas. En correspondencia con el alfabeto cirílico.
Porque se considera que el mundo fue creado con las letras del alfabeto.
Los modelé a tamaño natural. Luego rompí las esculturas modeladas. Las
enterré en la Toscana. Las desenterré varios años después. Y, de tal
modo, obtuve una pátina natural. Fotografié todo el proceso de las
excavaciones y filmé un vídeo. Los arqueólogos de Florencia estudiaron
la composición molecular y nuclear de los metales, entregándome un
certificado de autenticidad”.
Tras cruzar el balcón, el
visitante desciende a las “excavaciones” y tiene la posibilidad de
observar la exposición de cerca, transitando por un entarimado de metal.
Las esculturas, semienterradas e virtuosamente iluminadas, impresionan
profundamente, y resulta incomprensible saber qué estás mirando
exactamente: testimonios materiales de la pasada época soviética u obras
de un autor contemporáneo.
Esta exposición puede ser
interpretada de diversas maneras. Por un lado, se puede asumir el
concepto formulado por uno de los más reconocidos artistas rusos, y
observar la muestra como “una investigación sobre cómo nacen, existen y
se convierten en ruinas los mitos culturales, históricos e ideológicos”.
Por otro lado, vale la pena abstraerse de la búsqueda de cualquier
sentido y simplemente entregarse al placer estético de contemplar la
dramaturgia magistral de la exposición y disfrutar la maestría del
artista.
La exposición estará abierta hasta el 11 de
agosto y promete ser uno de los acontecimientos más importantes de este
verano expositivo.
fs/as/sm
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