Foto: RIA Novosti
En estos días allí transcurren los festejos
del 400 aniversario de la Casa de los Románov. El patriarca Kiril
encabezó las principales actividades festivas.
No es
muy correcto hablar precisamente de “festejos” en Ekaterimburgo. Es que
en esa ciudad en julio de 1918 fue asesinado el último emperador ruso
Nikolái II, junto a su familia y sirvientes. La memoria sobre el
particular aún permanece viva entre los lugareños. Las “cartas de
visita” de la ciudad son el monumento Sobre la Sangre Derramada,
levantado en el lugar en que se encontraba la casa en que fueron
fusilados los miembros de la familia imperial, el llamado Foso Ganya al
que fueron arrojados los cuerpos de las víctimas mortales. Pero la
población local no se detiene frente a esos lugares como ante sitios
turísticos. “Allí todo huele a historia viva y espiritualidad y por eso
venimos con frecuencia”, dice Svetlana Smólina – una de las peregrinas.
–Por
una parte es un lugar de dolor y, por la otra, de enorme dicha y
alegría. Es que los mártires reales oran por nosotros, por todo el país,
por todos los pecados de cada uno de nosotros. Por ahora en nuestro
país los creyentes no son muchos, pero estoy segura de que a través de
la familia real y de la actitud de benevolencia que reinaba en ella, del
amor que nos manifestaron a todos nosotros, el pueblo se encaminará
hacia la fe en Dios.
El patriarca Kiril celebró un breve oficio junto a la Cruz de la Adoración. Está instalada en ese mismo Foso Ganya,
el lugar en que fueron desechos los cuerpos. Poco más tarde, el máximo
jerarca celebró un tedéum en la iglesia inferior del Templo sobre la
Sangre Derramada, donde fue fusilada la familia real. Todo esto se
transmitió a grandes pantallas. Miles de creyentes junto al primado
parecían pedir perdón a los inocentes asesinados y a todos los
reprimidos en los años en que se combatía a la Iglesia y terror rojo
causaba estragos. Sobre el pasado y el futuro oraban juntos los vecinos
de Ekaterimburgo y representantes de la Casa de los Románov. La Gran
Princesa María Vladímirovna Románova – la última de los descendientes
directos de la familia imperial, cabeza de la Casa Imperial de los
Románov y como ella misma se autodenomina Guardiana del Trono ruso,
estaba conmovida hasta las lágrimas. “He venido especialmente de España
para rezar por la memoria de mis antepasados junto con el patriarca
Kiril”, confesó a un corresponsal de La Voz de Rusia:
- Este
año también es importante para toda mi familia y para toda Rusia. Ante
todo, es el 400 aniversario de la finalización de la Época de revueltas,
que marcó el triunfo del pueblo ruso y la elección de los Románov al
Trono. Es la historia de mi familia y por eso estaba obligada a venir a
este lugar y a rezar junto con el jefe de la Iglesia rusa. Es un lugar
muy triste, pero hoy está iluminado con la memoria de los mártires reales.
2013
es, en realidad, el año de un triple aniversario imperial. Hace 400
años fue entronizado el zar Mijaíl, el primero de la dinastía de los
Románov. El 19 de mayo de 1968 nació Nicolás II - el último emperador de
Rusia de la dinastía de los Románov. Y 95 años atrás, en la madrugada
del 17 de julio fue asesinado. La convergencia de todas estas fechas en
un año constituye cierta señal a la sociedad y el Estado contemporáneos,
afirma el patriarca Kiril.
–Esto nos permite
pensar en la historia de nuestra patria, en la tragedia de nuestro
pueblo y recordar una vez más la hazaña espiritual del emperador Nicolás
II y de su familia, que aceptó la muerte tal como debe aceptarla todo
cristiano. Sin rencor y en paz, en plena resignación y entrega de su
alma y cuerpo a manos de Dios. Por eso nosotros hoy enaltecemos el
nombre del santo mártir emperador Nicolás II y a su familia.
Las
actuales actividades revisten importancia no solo para Ekaterimburgo,
sino también para toda Rusia, asegura la representante de la Casa
Imperial y viuda del primo del emperador asesinado, Olga Nikoláievna
Kulikóvskaya-Románova, quien también vino especialmente estos días a
Ekaterimburgo:
–Todas las veces vengo a este lugar
con el corazón oprimido, pero siendo que debo estar aquí. Aquí se
consumó la gran tragedia de Rusia, que de año en año de a poco empieza a
expiarse. La gente empezó a arrepentirse de lo ocurrido, a comprender
como hemos perdido a aquella Rusia. Ahora todos nosotros debemos
trabajar en el restablecimiento y renacimiento de Rusia.
Los
festejos del 400 aniversario de la Casa de los Románov, que transcurren
en diferentes ciudades de Rusia y en otros países, constituyen un paso
necesario encaminado a la restauración de la justicia histórica y el
resurgimiento del poderío y la fuerza de Rusia, concluyó Olga
Nikoláievna Kulikóvskaya-Románova.
mj/kg
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