Foto: RIAN
Se han registrado cataclismos naturales en
Europa Occidental y EEUU. Según expertos, las anomalías climáticas se
están convirtiendo en algo habitual.
En Moscú, la
temperatura puede alcanzar su nuevo máximo mensual. Por tercer día está
haciendo treinta grados centígrados de calor. Algo inusual considerando
que a finales de abril las calles aún estaban cubiertas de nieve y los
moscovitas se quejaban de la falta de sol y calor en sus páginas de
Internet. Cabe señalar que Moscú sigue siendo hasta la fecha la capital
más caliente de Europa, adelantándose a Roma y Atenas.
En
Siberia, la situación es totalmente diferente. Una copiosa nevada está
azotando la región de Altái, donde hace escasos días hacía treinta
grados centígrados de calor y se veían tulipanes en flor. El nivel de
precipitaciones en algunas partes de Altái llega a diez centímetros. Los
niños vuelven a hacer muñecos y fortalezas de nieve.
Fríos
inusuales se han registrado en Europa Occidental. En Londres y París,
la columna de mercurio no sube por encima de dieciséis grados
centígrados sobre cero. Hay lluvias y vientos fuertes procedentes del
noreste del Atlántico. Una verdadera sequía está afectando a EEUU.
Los
meteorólogos atribuyen estas anomalías a la formación de olas
atmosféricas de baja actividad como resultado de los cambio climáticos
globales que ocurren en el planeta. Los desastres naturales van a ser
más frecuentes, advierte el climatólogo Mijaíl Yulkin, miembro del grupo
de trabajo presidencial para asuntos del clima:
—El
desequilibrio global del clima es lo que justamente provoca inesperadas
nevadas en algunas partes del planeta y sequías en otras,
contrariamente a todas las normas. Pero lo más importante es que el
propio ser humano es responsable de los problemas a que se enfrenta.
La
ciencia indica que el desequilibrio climático causa enormes daños a la
economía mundial. Las pérdidas se estiman en miles de millones de
dólares. De ahí que los expertos en cuestión estén reclamando a los
Gobiernos para que inicien de inmediato la adaptación de las economías a
las nuevas condiciones del clima.
Rusia no tiene nada que temer en este sentido, acota la analista de la compañía Investcafé, Anna Bodrova:
—Todos
los años Rusia se enfrenta a diverso tipo de anomalías climáticas. Un
brillante ejemplo fue este invierno. En la parte central de Rusia hacía
mucho frío con copiosas nevadas. Ahora, un sofocante calor ha desplazado
bruscamente el frío. Pero esto no tiene nada de malo para la economía
nacional. La situación supone una mayor carga para los sistemas de
abastecimiento pero las instituciones deben estar preparadas para
afrontarla. No veo ningún peligro para la financiación de ninguna rama
de la economía nacional. Todo lo contrario, cualquier cambio climático
es como una prueba de resistencia para la economía. Si hemos soportado
este duro invierno, soportaremos también el verano.
Es
cierto que las anomalías climáticas son más frecuentes últimamente.
Ocurren en cualquier época del año y tal vez ya pueden ser consideradas
como norma.
nv/as/er
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