Capriles Radonski, de 40 años de edad, proveniente de una familia judía ruso polaca por parte de su madre y judía e Aruba por parte de su padre, y es aconsejado por sus asesores norteamericanos y brasileños, relatò recientemente la analista internacional Vicky Peláez.
Su movimiento Mesa de Unidad Democrática (MUD) tiene un gran apoyo de varias Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) financiadas generosamente por el Departamento de Estado norteamericano a través del Fondo de Promoción de Democracia (NED) y la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID).
Durante el golpe de estado en abril de 2002, Henrique Capriles fue uno de los líderes del grupo que asaltó la embajada de Cuba en Caracas. Con este antecedente ya se puede adivinar su orientación política, y también la razón del apoyo y asesoramiento que recibe de Miami, del actual gobierno derechista español y del ex presidente colombiano Álvaro Uribe.
Su programa de gobierno, cuyo lema es “que todos progresemos y que nadie se quede atrás” carece de metas y plazos concretos limitándose a las generalidades. No precisa la forma de ejecutar sus “planes de proyectos” por ponerle un nombre. Como dicen en Venezuela “prometer y prometer hasta meter y después de metido, nada lo prometido”.
En Venezuela, los Capriles están asociados a la banca, la construcción y los medios impresos. Y los Radonski son dueños del circuito de salas de cine más grande del país.
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