Taro Aso, viceprimerministro y ministro de finazas de Japón ha dicho sin tapujos lo que el resto de políticos y empresarios liberales (es decir, la gran mayoria en los paises capitalistas) piensan. Ni corto ni perezoso, hace unos dias pidió a los ancianos de su pais que necesitan asistencia que se murieran pronto.
“Yo me despertaría sintiéndome mal sabiendo que todo el tratamiento está pagado por el gobierno”, expresó con total templanza, llevado por la impunidad que existen en los paises así autodenominados "democráticos" contra las actitudes y declaraciones fascistas (que es prácticamente lo mismo que decir, pues en el fondo el origen y el fondo de ambas ideologias es el mismo, capitalistas).
El gobierno de Shinzo Abe, del Partido Liberal Democrático de Japón, ha lanzado recientemente, siguiendo la moda actual, un agresivo plan de austeridad, que en realidad no hace mas que esconder, como en el resto del mundo, no más que la ofensiva cada vez mas radical de la clase privilegiada sobre los trabajadores dos décadas después del final de la Unión Soviética, que fue durante casi todo el siglo XX el peligro que les aterrorizó y obligó a aumentar el nivel de vida de la clase obrera "occidental" para evitar que imitaran a sus camaradas de las repúblicas socialistas, y acabaran con el chiringuito de los parásitos.
La realidad es que, más allá de la lógica indignación que provocaron sus palabras (especialmente en un pais como Japon donde el respeto a los mayores sigue siendo extremadamente importante), la mayoria de los políticos, altos cargos, y empresarios del mundo capitalista piensan exactamente, o parecido, al desalmado Taro Aso. Mientras nuestros Esperanza Aguirre, Rajoy, Merkel o Cameron desmantelan la sanidad pública, obstaculizan el paso a la jubilación, o difuminan la frontera entre trabajador y esclavo, el japonés ha ido directamente al grano. No se trata, como han intentado vendérnoslo los medios de propaganda del sistema, de una lamentable excepcion, sino de un caso de exorbitante sinceridad, que desnuda cómo piensan realmente aquellos que detentan las grandes fortunas, los dueños de multinacionales, y sus servidores de la derecha o de la izquierda politica capitalista.
Las declaraciones de Aso tuvieron lugar en una reunión del Consejo Nacional sobre la reforma de la Seguridad Social, en las que afirmó que “el problema no se resolverá a menos que ustedes (los ancianos dependientes) se den prisa en morir”.
Taro Aso, de 72 años, sin embargo no parece dispuesto a darse prisa en desaparecer de la faz de la tierra., entre otras cosas porque se ha asegurado durante toda su vida los privilegios a los que la mayoria no puede acceder, por supuesto a base de saqueos, robos, estafas y otros delitos (propios y caracteristicos de toda persona que asume y acepta las normas del sistema capitalista, esencialmente mafioso y criminal), y de costear sus lujos y excesos con el beneficio obtenido del trabajo de los demás (esos que, sin embargo, no pueden pagarse el tratamiento médico porque el producto de su trabajo se quedo, mayoritariamente, en manos de parásitos como él).
Las declaraciones de Taro Aso, que fue, por cierto, primer ministro japones en 2008-2009, son, simplemente, producto, como hemos dicho antes, de su extrema sinceridad, y no de un desequilibrio mental transitorio o de un cambio personal inexplicable. En todo caso, los medios de propaganda intentan disfrazar esa salida de tono (del tono elegido para dar apariencia democratica y humana a lo que es en sí mismo una ideologia y un sistema sanguinario y genocida por naturaleza) como excepcional, cuando en realidad, aunque se esfuercen en ocultarlo, es la norma.
No se trata de una aberración puntual, sino, al contrario, de lo habitual entre los mafiosos y ladrones que tienen en sus manos todo el sistema, a través de generaciones y generaciones de saqueo de la riqueza colectiva (lo que llaman eufemisticamente acumulación de capital) y, por lo tanto, también el control de nuestra propia vida y salud. Por eso, aunque hoy muchos se indignen o finjan hacerlo, las declaraciones de Taro Aso son un anticipo de un futuro no muy lejano, del destino al que nos estamos dejando arrastrar sin apenas resistencia, y en el que el descenso del gasto público, la destrucción de los derechos sociales, la rebaja de salarios y el atraso de la edad de jubilación no son mas que formas diferentes, y de momento algo más disimuladas, de condenarnos a que sigamos trabajando toda la vida para que ellos mantentan sus privilegios multiplicados. pero que, sin embargo, si no lo podemos hacerlo por enfermedad, vejez o, simplemente, porque no hay trabajo, la unica salida sea la muerte, y no necesariamente de forma voluntaria.
Se trata, ni mas ni menos, que del proceso contrario al iniciado tras el triunfo de los trabajadores sovieticos y de los partisanos comunistas en la SGM contra los fascismos. No ya de ponerse mascaras democraticas, o de repartir beneficios con la clase obrera, forzados por la existencia y el poder de la URSS, sino de quitárselas, dejando ver tanto el verdadero rostro fascista que ocultó siempre cualquier régimen o político capitalista (liberal, neoliberal, conservador, o socialdemocrata), como el desprecio criminal que siempre tuvo la oligarquia y la burguesia hacia los que le dan de comer y pagan sus lujos, la clase obrera.
“Yo me despertaría sintiéndome mal sabiendo que todo el tratamiento está pagado por el gobierno”, expresó con total templanza, llevado por la impunidad que existen en los paises así autodenominados "democráticos" contra las actitudes y declaraciones fascistas (que es prácticamente lo mismo que decir, pues en el fondo el origen y el fondo de ambas ideologias es el mismo, capitalistas).
El gobierno de Shinzo Abe, del Partido Liberal Democrático de Japón, ha lanzado recientemente, siguiendo la moda actual, un agresivo plan de austeridad, que en realidad no hace mas que esconder, como en el resto del mundo, no más que la ofensiva cada vez mas radical de la clase privilegiada sobre los trabajadores dos décadas después del final de la Unión Soviética, que fue durante casi todo el siglo XX el peligro que les aterrorizó y obligó a aumentar el nivel de vida de la clase obrera "occidental" para evitar que imitaran a sus camaradas de las repúblicas socialistas, y acabaran con el chiringuito de los parásitos.
La realidad es que, más allá de la lógica indignación que provocaron sus palabras (especialmente en un pais como Japon donde el respeto a los mayores sigue siendo extremadamente importante), la mayoria de los políticos, altos cargos, y empresarios del mundo capitalista piensan exactamente, o parecido, al desalmado Taro Aso. Mientras nuestros Esperanza Aguirre, Rajoy, Merkel o Cameron desmantelan la sanidad pública, obstaculizan el paso a la jubilación, o difuminan la frontera entre trabajador y esclavo, el japonés ha ido directamente al grano. No se trata, como han intentado vendérnoslo los medios de propaganda del sistema, de una lamentable excepcion, sino de un caso de exorbitante sinceridad, que desnuda cómo piensan realmente aquellos que detentan las grandes fortunas, los dueños de multinacionales, y sus servidores de la derecha o de la izquierda politica capitalista.
Las declaraciones de Aso tuvieron lugar en una reunión del Consejo Nacional sobre la reforma de la Seguridad Social, en las que afirmó que “el problema no se resolverá a menos que ustedes (los ancianos dependientes) se den prisa en morir”.
Taro Aso, de 72 años, sin embargo no parece dispuesto a darse prisa en desaparecer de la faz de la tierra., entre otras cosas porque se ha asegurado durante toda su vida los privilegios a los que la mayoria no puede acceder, por supuesto a base de saqueos, robos, estafas y otros delitos (propios y caracteristicos de toda persona que asume y acepta las normas del sistema capitalista, esencialmente mafioso y criminal), y de costear sus lujos y excesos con el beneficio obtenido del trabajo de los demás (esos que, sin embargo, no pueden pagarse el tratamiento médico porque el producto de su trabajo se quedo, mayoritariamente, en manos de parásitos como él).
Las declaraciones de Taro Aso, que fue, por cierto, primer ministro japones en 2008-2009, son, simplemente, producto, como hemos dicho antes, de su extrema sinceridad, y no de un desequilibrio mental transitorio o de un cambio personal inexplicable. En todo caso, los medios de propaganda intentan disfrazar esa salida de tono (del tono elegido para dar apariencia democratica y humana a lo que es en sí mismo una ideologia y un sistema sanguinario y genocida por naturaleza) como excepcional, cuando en realidad, aunque se esfuercen en ocultarlo, es la norma.
No se trata de una aberración puntual, sino, al contrario, de lo habitual entre los mafiosos y ladrones que tienen en sus manos todo el sistema, a través de generaciones y generaciones de saqueo de la riqueza colectiva (lo que llaman eufemisticamente acumulación de capital) y, por lo tanto, también el control de nuestra propia vida y salud. Por eso, aunque hoy muchos se indignen o finjan hacerlo, las declaraciones de Taro Aso son un anticipo de un futuro no muy lejano, del destino al que nos estamos dejando arrastrar sin apenas resistencia, y en el que el descenso del gasto público, la destrucción de los derechos sociales, la rebaja de salarios y el atraso de la edad de jubilación no son mas que formas diferentes, y de momento algo más disimuladas, de condenarnos a que sigamos trabajando toda la vida para que ellos mantentan sus privilegios multiplicados. pero que, sin embargo, si no lo podemos hacerlo por enfermedad, vejez o, simplemente, porque no hay trabajo, la unica salida sea la muerte, y no necesariamente de forma voluntaria.
Se trata, ni mas ni menos, que del proceso contrario al iniciado tras el triunfo de los trabajadores sovieticos y de los partisanos comunistas en la SGM contra los fascismos. No ya de ponerse mascaras democraticas, o de repartir beneficios con la clase obrera, forzados por la existencia y el poder de la URSS, sino de quitárselas, dejando ver tanto el verdadero rostro fascista que ocultó siempre cualquier régimen o político capitalista (liberal, neoliberal, conservador, o socialdemocrata), como el desprecio criminal que siempre tuvo la oligarquia y la burguesia hacia los que le dan de comer y pagan sus lujos, la clase obrera.
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