Si,
ganó Chávez, pero
……
América Latina estuvo en vilo el pasado 7 de
Octubre del 2012, día de la realización de las
elecciones generales en Venezuela. Estuvo en juego no solo
el futuro de la llamada “revolución
bolivariana”, sino el de todos los gobiernos agrupados
en la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA)
y todos los partidos, grupos y corrientes de izquierda que
simpatizan con el chavismo.
En las elecciones presidenciales
de 1998, Hugo Chávez logró conquistar el poder
de manera pacífica, obteniendo el 56,5 de los votos.
Posteriormente, en julio de 2000, Chávez fue relegido
por primera vez con el 60% de los votos. Después, en
diciembre de 2006 Chávez fue relegido por segunda
vez con el 62,89% mientras que su contrincante Manuel
Rosales obtenía el 36,85%.
En Octubre del 2012, a pesar de
una masiva votación del 80% del padrón
electoral, el presidente Hugo Chávez ganó su
tercera relección o cuarta elección, con
apenas 54,4% y de manera sorpresiva pero previsible el
opositor Henrique Capriles obtuvo un peligroso 44,9%. Esta
es la votación más alta de la oposición
burguesa en Venezuela, un verdadero hito cuando lo que
siempre ocurría eran tremendas palizas electorales
propinadas por el chavismo.
Estas cifras deben ser analizadas
en su verdadera dimensión histórica. El manejo
de los miles de millones de dólares de la renta
petrolera le ha permitido al chavismo, según datos de
la CEPAL, reducir la pobreza del 60 mal 28%, y reducir la
extrema pobreza del 25% al 7%. Cifras únicas en
América Latina. Verdaderas conquistas
democráticas del pueblo venezolano.
Estas políticas de
creación de “misiones”, programas
asistenciales, subsidios, agresivos programas de
construcción de viviendas, etc., es lo que han
permitido al chavismo ganar esta última batalla
electoral, pero con las cifras más bajas desde que
asumió el poder hace 14 años.
En su afán de mantenerse
en el poder, el chavismo ha sufrido una lenta metamorfosis
política. De manejar un encendido discurso
revolucionario, que estremecía a las masas populares,
Chávez ha comenzado a sostener una política
cada vez más hacia la derecha: normalizó sus
relaciones con la oligarquía venezolana, negó
refugio a las FARC, promovió el Acuerdo de Cartagena para normalizar la
situación política en Honduras, con el retorno
de Mel Zelaya a la lucha política electoral,
últimamente las fuerzas armadas de Venezuela
realizaron operativos conjuntos con la DEA y la CIA para
capturar a un capo del narcotráfico colombiano, y
para remate Chávez dijo que si el fuera
norteamericano votaría por Barack Obama. A nivel
interno, Chávez habla cada vez más moderado
del “socialismo” y a partir del 7 de octubre le
oímos hablar de la “Unidad
Nacional”.
La derecha obtuvo la mejor
cosecha electoral, aprovechándose de los errores
políticos del chavismo. Para poder disputarle un
sector de votantes al chavismo, Capriles desarrolló
un moderado discurso neopopulista de derecha, prometiendo que
mantendría las misiones y los programas sociales,
llegando el extremo de decir que si ganaba las elecciones
mantendría los programas del ALBA. Demagogia o no, la
verdad es que por primera vez observamos a la cavernaria
derecha venezolana articular un discurso que compitiera con
el chavismo.
Venezuela esta
prácticamente dividido en dos mitades. La
época en que Chávez gobernaba con leyes
habilitantes, ejerciendo un férreo bonapartismo,
parece estar llegando a su fin. Con semejante
votación, la derecha venezolana exigirá mayor
capacidad de decisión en los principales asuntos de
gobiernos, y aquí tenemos el peligroso punto de
inflexión de la llamada “revolución
bolivariana”. El derrumbe de Venezuela tendría
catastróficas consecuencias en América Latina.
La independencia de Venezuela esta en peligro. Debemos
trabajar por defenderla, pero para ello se requiere sacar un
balance exacto de porque la derecha avanza en ese
país, en detrimento de los trabajadores y de la
izquierda. Y lo mas importante, discutir como detenerla en
Venezuela y en Centroamerica.
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