http://www.insurgente.org/index.php/template/politica/item/1661-si-la-autodeterminaci%C3%B3n-el-socialismo-o-la-rep%C3%BAblica-no-caben-en-la-constituci%C3%B3n-habr%C3%A1-que-ser-insumisos
Mientras
el coro de políticos y medios al servicio del régimen venden a diario
las bondades de la vigente Constitución española redactada en 1978,
algunas voces disonantes recuerdan que la siempre elogiada Carta Magna
impide de facto la autodeterminación de los pueblos, la construcción del
socialismo y la tercera República. Pese a ello, no son pocos los
políticos autodenominados de “izquierdas” que siguen defendiendo el
texto con la misma argumentación y entusiasmo de hace treinta años, y
eso que las vigas de la estructura se les está cayendo encima.
Buena
parte de la sociedad catalana comprueba estos días que ese tan
cacareado texto no sirve para garantizar que, si las urnas así lo
decidieran, puedan ser independientes. Pero también que, si la crisis
del capitalismo sigue castigando a los trabajadores y comenzaran
movilizaciones capaces de jaquear la propia esencia del régimen para
avanzar hacia otro tipo de sistema económico, es seguro que nos pondrían
como dique de contención la dichosa Constitución y nos recordarían que
en ella está garantizada la propiedad privada y la economía de mercado,
cual axiomas emanados del santo cielo. Y ni hablar que si la
descomposición que vive la monarquía borbónica se acentuara, hasta
repetirse la huida por Cartagena del rey y sus herederos para dar paso a
la Tercera República, habría entonces personajes patéticos que saldrían
a recordarnos lo inconstitucional del cambio de régimen.
Es
cierto que cuando las masas se ponen a andar se llevan por delante las
constituciones burguesas y hasta los tanques; pero cuánto tiempo se ha
perdido riéndoles las gracias a los que han vendido la Constitución como
un logro de concordia interclasista. El acuerdo alcanzado hace un año
por el PP y el PSOE para modificar la Constitución en tiempo récord,
para cumplir las exigencias de Alemania y limitar el déficit, y
posibilitar que el neoliberalismo se mueva a sus anchas, fue ejecutado
en pocas horas, demostrando que si el sistema necesita cambios en una
dirección, la Carta se toca y punto, pero en cualquier caso no serán la
autodeterminación, ni el socialismo, ni la república, temas que al PP y
al PSOE vayan a motivar lo suficiente como para alterar la Constitución.
Ambos tienen claro cuál es su papel en este entramado capitalista.
Llegado este punto, es hora de llamar a la insumisión, de poner en
marcha las viejas consignas de buena parte de la izquierda
revolucionaria cuando el famoso referéndum de la Constitución de 1978.
Las mismas que tanto irritaron al PSOE y al PCE.
EDITORIAL
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