Pides pan, pregúntate si ayudaste a sembrar el trigal
El día que se callen las armas de
fuego y los machetes dejen de llorar sangre, ese día podremos decir que se está
construyendo una nueva patria.
Ese día podremos hablar de
transparencia porque es la falta de la misma ocultando los destinos del dinero
del pueblo a bolsillos de unos pocos la
causa la situación que vive nuestra patria.
Los salvadoreños y salvadoreñas
aparte de nuestras opciones político ideológica u otras creencias debemos de
luchar desinteresadamente por darle a las presentes generaciones y heredarle a
las futuras, una patria mejor donde la paz y la justicia social sean los
parámetros que rijan nuestra vida.
A los salvadoreños y salvadoreñas que ostentan
algún tipo de poder ya sea político o económico, a los dirigentes espirituales
de la nación, a los medios de comunicación y en fin a toda la población, hacer un llamado para que ponderen en sus
planes y proyectos, una patria mejor donde todos podamos vivir en paz
trabajando por el engrandecimiento de la
nación.
Aquí no es decir, esa cosa de la
violencia a mi ni me incumbe ni me afecta, aquí te ves afectado aunque no te
incumba, los tiros y los cuchillos andan sueltos por todos lados y el
incumplimiento de las leyes de la nación son la forma más desnuda y descarada
de ejercer la violencia contra la ciudadanía.
La juventud debe demandar con
ahínco y trabajar el mayor tiempo posible por construir una nueva sociedad y
los que ya estamos cuajados de abriles debemos de reflexionar antes de ir a
dormir y después de levantarse sobre cuál ha sido nuestra contribución social y
no quejarnos si no hay cambios, si no
se es agente de los mismos.
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