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La Gaceta histórica
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“Hemos llegado insensiblemente al punto de mirarnos
como enemigos, de tratarnos con una sacrílega desconfianza, y formar a
la sombra de dos partidos en apariencias dominantes una porción de
facciones, que todos gritan LIBERTAD, LIBERTAD, pero que acaso ninguna
de ellas la conoce.”
Así resumía Bernardo de Monteagudo la triste situación
en que se encontraban las Provincias del Río de la Plata a casi dos
años de la Revolución de Mayo, asoladas no sólo por las invasiones de
las tropas enemigas, sino –y lo que es peor- socavadas por los estragos
que causaban las luchas intestinas entre las facciones en pugna.
Lamentablemente, las antinomias al interior de la clase
dirigente han sido un rasgo característico de nuestra historia que
todavía nos acecha. Las diferencias entre saavedristas-morenistas
dejarían paso a la lucha entre unitarios-federales,
autonomistas-nacionalistas, liberales-nacionalistas,
peronistas-antiperonistas, etc.
Si estas luchas no se resolvieran muchas veces en
beneficio de terceros en discordia, a menudo fuerzas foráneas que
cosechan los beneficios de estas disputas internas, la necesidad de
elaborar consensos básicos no sería tan urgente. Recordamos las
palabras de José de San Martín, quien prefirió apartarse de su patria
antes de verse envuelto en las luchas entre hermanos: “Mi
sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas. (…) Transemos
nuestras diferencias; unámonos para batir a los maturrangos que nos
amenazan y después nos queda tiempo para concluir de cualquier modo
nuestros disgustos en los términos que hallemos por convenientes sin
que haya un tercero en discordia que nos esclavice”.
Queremos agradecer al apoyo de nuestros auspiciantes.
El laboratorio GADOR, el Ministerio de Educación y el Banco CREDICOOP
apuestan al desarrollo de contenidos y nos permiten generar y concretar
nuevos proyectos.
Agradecemos, como siempre, a nuestros lectores, que con
preguntas y comentarios nos ayudan a crecer y a mejorar nuestra
página. |
Felipe Pigna |
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Sobre nuestra página |
El Historiador contiene infografías temáticas
donde se desarrollan diversos temas (25 de Mayo, la Independencia, el
12 de octubre, el día de la tradición, Manuel Belgrano, José de San
Martín y Domingo Sarmiento, 24 de marzo y Guerra de Malvinas) y una
cronología multimedia animada que recorre la historia del país y del
mundo entre 1776 y 2010, con fotos, mapas, videos, audios y fragmentos
musicales. Constituye un paseo ágil y ameno a lo largo de más de
doscientos años de historia. El Historiador también incluye
una lista de los gobiernos y gabinetes del territorio nacional desde la
fundación del virreinato del Río de la Plata hasta 2010, e información
sobre instituciones terciarias y universitarias para estudiar
historia.
La Galería del Bicentenario propone un
recorrido por la historia del país, entre 1810 y 2010, a través de
pinturas, ilustraciones y fotografías. Las secciones Publicidades y Humor histórico
constituyen nuevas perspectivas para abordar la historia a lo largo
del siglo XX. Pueden consultarse también las secciones de biografías, entrevistas, audios, filmografía, artículos, documentos, efemérides y estadísticas poblacionales. La sección La frase del día
contiene frases relacionadas con las efemérides de cada día con una
breve explicación del contexto en el que fueron articuladas. La página
además ofrece un servicio gratuito de respuesta sobre temas
relacionados con la historia del país.
El Historiador tiene su registro ISSN
(International Standard Serial Number), otorgado por el Centro
Argentino de Información Científica y Tecnológica (CAICYT), un
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En el 2010, El Historiador obtuvo el premio
Mate.ar de plata en la categoría “arte y cultura”, un reconocimiento a
todo el trabajo que venimos realizando desde hace ya varios años. |
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ÍNDICE |
· Efemérides de mayo
· El rescate
· Noticias
· Difusión
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Desde los orígenes hasta 1930. |
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25 DE MAYO |
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Esta entrega de Historias de nuestra historia, colección pensada escrita y dirigida por Felipe Pigna, te mostramos y contamos cómo y por qué se produjo la Revolución de Mayo |
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LA HISTORIETA ARGENTINA |
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Revolución de Mayo, el quinto
número de la colección, Editorial Planeta, se consigue en librerías.
Con guión de Esteban D’Aranno, Julio Leiva y Felipe Pigna, e
ilustraciones de Miguel Scenna. |
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CARAS Y CARETAS |
Revista Caras y Caretas
Abril de 2012 |
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Efemérides
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» Las destacadas del mes |
1° de mayo
Día del trabajador desde el 1º de mayo de 1889
1° de mayo de 1886
Mártires de Chicago - Día del trabajador.
1° de mayo de 1851
Pronunciamiento de Urquiza.
1° de mayo de 1853
Se sanciona la Constitución Nacional.
7 de mayo de 1919
Nace en Los Toldos, Buenos Aires, Eva Perón, conocida como “Evita”.
8 de mayo de 1527
El navegante Sebastián Caboto descubre el río Paraná.
10 de mayo de 1895
Se realiza el segundo Censo Nacional del país. Se registra una población de 4.004.945 de habitantes.
11 de mayo de 1813
Se aprueba el Himno Nacional, escrito por Vicente López y
Planes, como la única canción de las Provincias Unidas del Río de la
Plata.
11 de mayo de 1974
Es acribillado a balazos el padre Carlos Mugica al salir
de la parroquia Francisco Solano, donde acababa de celebrar una misa.
13 de mayo de 1810
Llega a Montevideo y a Buenos Aires la fragata inglesa con la noticia de la toma de Sevilla por los franceses.
13 de mayo de 1854
Nace en San Justo, Buenos Aires, el poeta Pedro Bonifacio Palacios, pseudónimo de Almafuerte.
15 de mayo de 1874
Se inauguran en Buenos Aires las obras de cloacas y aguas corrientes.
18 de mayo de 1781
El Inca José Gabriel Túpac Amaru fue ejecutado por órdenes de las autoridades hispanas.
20 de mayo de 1506
Muere Cristóbal Colón.
25 de mayo de 1810
Revolución de Mayo.
25 de mayo de 1862
Muere Juana Azurduy de Padilla, heroína de la independencia del Alto Perú, hoy Bolivia.
29 de mayo de 1969
Estalla el Cordobazo.
29 de mayo de 1970
Los montoneros secuestran al ex presidente Pedro Eugenio Aramburu, quien sería asesinado.
31 de mayo de 1852
Se firma el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos. |
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El Rescate
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Esta sección está destinada al rescate de
documentos históricos trascendentes tanto para la investigación
histórica como para el estímulo de la reflexión presente. El material
seleccionado –cartas, artículos, entrevistas– se encuentra en sintonía
con algunas de las más destacadas efemérides del mes. |
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Martires de Chicago |
Spies, ante el tribunal que le condenó a muerte
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El 1º de mayo es el día de los trabajadores. Se
celebra cada año en todo el mundo, en defensa de los derechos
laborales, en recuerdo del movimiento iniciado en Chicago el 1º de
mayo de 1886 en reclamo de las ocho horas de trabajo.
En aquella oportunidad, las autoridades
estadounidenses respondieron brutalmente y, fraguando un atentado,
encarcelaron a un grupo de militantes populares en los que intentó
escarmentar a toda la clase trabajadora de los Estados Unidos. Tras
un proceso plagado de irregularidades, fueron detenidos los dirigentes
anarquistas Adolph Fisher, Augusto Spies, Albert Parsons, George
Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe. Los
cuatro primeros fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887, y
pasaron a la historia como los mártires de Chicago.
En 1889, la Segunda Internacional decidió
instituir el Primero de Mayo como jornada de lucha para perpetuar la
memoria de los trabajadores que murieron por lograr una jornada de
ocho horas. En el país, la primera conmemoración tuvo lugar el 1º de
mayo de 1890. Algunos países, como Estados Unidos, sin embargo,
festejan el Día del Trabajo (no de los trabajadores), pero lo hacen
en septiembre.
Para recordar estos sucesos, acercamos las palabras
que pronunciara ante el tribunal que lo condenó a muerte, el impresor
y periodista Auguste Vicent Theodore Spies, quien sería ahorcado el
11 de noviembre de 1887. |
Fuente: Pierre Ramus, Der justizmord von Chicago. Zum Amgedenken, 11 de noviembre de 1887. Citado en: Selser, G. “Los mártires de Chicago”, En: Historia del movimiento obrero, N° 24, Buenos Aires, CEAL, 1973. |
Al dirigirme a este tribunal, lo hago como
representante de una clase a otra que es su enemiga, comenzando con
las mismas palabras con que el veneciano Marino Fallieri se dirigió a
su verdugo, el Consejo de los Dios, hace cinco siglos: “¡Mi defensa
es vuestra acusación! Las causas de mis supuestos crímenes, ¡vuestra
historia!”
He sido acusado de asesinato, como cómplice o ejecutor,
y se me ha condenado a pesar de que el ministerio público no pudo
presentar una sola prueba que me inculpe en ninguno de los dos
aspectos: de los testimonios expuestos no se desprende que yo haya
arrojado la bomba ni que sepa quién fue el que la tiró. Sólo se han
tenido en cuenta las declaraciones contradictorias de Thompson y de
Gilmer, testigos pagados por la policía, de acuerdo con instrucciones
del fiscal Grinnell y del capitán Bonfield, para hacerme pasar por
criminal.
Y puesto que no hay hecho alguno que pruebe mi
participación o mi responsabilidad en aquel suceso, entonces la
sentencia y su ejecución son más que un asesinato legal preconcebido,
un crimen malvado y que se ejecutará a sangre fría. Asesinato planeado
tan infame y canallescamente como no hay que buscar ejemplos
análogos más que en la historia de las persecuciones políticas y
religiosas. Se han cometido muchos crímenes judiciales aún en casos en
que los representantes del Estado han obrado de buena fe, creyendo
realmente delincuentes a los sentenciados. Pero en este caso el
ministerio público ni siquiera puede ampararse en esa excusa; no
puede porque sus representantes, Grinnell y Bonfield, han fabricado
la mayor parte de los testimonios y escogieron un jurado viciado
desde origen. ¡Ante este tribunal y ante el pueblo supuestamente
representado por el estado, acuso de conspiración infame para
asesinarnos al fiscal Grinnell y a su digno compinche Bonfield! […]
La clase que está ávida, con bestial codicia, de
nuestra sangre, la clase de los buenos y piadosos cristianos, ha
intentado a través de su prensa y por todos los medios inimaginables
de ocultar cuidadosamente los hechos tal como se produjeron, de
mantenerlos en secreto. Lo ha conseguido en parte, añadiendo a los
odiados acusados el calificativo de “anarquistas” y describiéndolos
como una tribu de salvajes recientemente descubierta o como una
especie de caníbales y, además, inventando tenebrosas y espeluznantes
leyendas de conspiraciones misteriosas y oscuras, para sembrar aun
más el temor. Esos buenos cristianos trataron así de encubrir el
hecho de que en la noche del 4 de mayo, doscientos hombres armados,
bajo el mando de un matón notorio y sin conciencia cayeron sobre un
pacífico mitin de ciudadanos. ¿Con qué propósito? ¡Con el propósito
de herir o de matar el mayor número posible de ellos! […]
Los trabajadores de esta ciudad se irritaron un poco
por la desvergüenza de sus benéficos amos. Comenzaron a decir
verdades que sonaron desagradablemente en los oídos de los patricios.
Hasta se atrevieron a presentar, ¡oh, increíble indecencia!,
algunas comedidas demandas de mejoras laborales. Sostuvieron, ¡qué
audacia!, que ocho oras de intenso trabajo por día por solamente dos
horas de paga era insuficiente (…). Ese populacho sin leyes tenía que
ser reducido al silencio, y era la cosa más fácil del mundo lograrlo
por la intimidación, asesinando al menos a aquellos a quienes
distinguían como líderes, sí, a esos perros extranjeros había que
hacerles ver de una vez para siempre que no deben ocuparse, en lo
sucesivo, de las honestas maquinaciones de sus benefactores amos
cristianos. […]
El principal argumento de Grinnell contra los acusados
fue: “Son extranjeros, no son ciudadanos norteamericanos”. No puedo
hablar por los demás, hablo por mí mismo. Resido en este estado por
lo menos el mismo tiempo que Grinnell, y me considero por lo menos
tan buen ciudadano como él, aunque la comparación con semejante ente
me resulte desagradable y preferiría no hacerla. Grinnell, como ya lo
han demostrado nuestros abogados, apeló demagógicamente al
patriotismo de los señores del jurado. A eso respondo citando las
palabras de un escritor inglés: “¡El patriotismo es el último refugio
de los rufianes!” […] [leer más] |
Lea la nota completa |
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Alicia Moreau sobre el movimiento feminista
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Alicia Moreau nació en 1885, en el exilio de sus
padres en Londres, donde habían buscado refugio contra las
persecuciones luego de la derrota de la Comuna de París de 1871, de
la que Armand Moreau, su papá, había participado activamente. Poco
después del nacimiento de Alicia, la familia migró a Buenos Aires,
donde Armand se vinculó al grupo socialista francés Les Égaux (“Los
Iguales”), una de las organizaciones que en 1896 confluiría en la
fundación del Partido Socialista.
En 1902, Alicia inició su escuela secundaria en el
Normal 1, de la avenida Córdoba de la capital, donde dos años después
se recibió de maestra. Allí tuvo como profesor de filosofía a don
Hipólito Yrigoyen. En 1906 participó en el Congreso Internacional de
Libre Pensamiento, a partir del cual inició su militancia feminista que,
luego, la llevaría a sumarse al Partido Socialista.
Mientras realizaba los estudios universitarios, que
le darían su título de médica en 1914, comenzó a dar conferencias en
la Sociedad Luz , institución creada por librepensadores para
promover la educación obrera. Su tesis doctoral en medicina fue sobre
la función endócrina del ovario. Luego se especializaría en
enfermedades femeninas, mientras daba clases de fisiología en la
Universidad de La Plata.
En 1910, encabezó la creación de la institución el
Ateneo Popular y comenzó a colaborar con el dirigente socialista
Enrique del Valle Iberlucea, identificado con la “izquierda”
partidaria, como redactora del periódico Humanidad Nueva.
Cuando en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial se
puso al frente del movimiento pacifista. Cinco años más tarde, en
1919, participó como delegada en el Congreso Internacional de Obreras
que se reunió en Washington, donde tomó contacto con las sufragistas
norteamericanas. A su regreso, fundó la Unión Feminista Nacional a
la que adhirieron, entre otras, la poetisa Alfonsina Storni.
Al año siguiente, la unión llevó adelante un
impactante simulacro de votación, en el marco de las elecciones
nacionales del 9 de marzo de 1920. Se instalaron urnas en 20
distritos electorales de la Capital y, concluido el comicio, fueron
llevadas para su particular escrutinio a la sede de la revista Tribuna Popular.
El triunfo fue para las socialistas, seguidas de lejos por las
radicales. Mientras tanto, en las elecciones oficiales, compitieron
dos mujeres: Alicia Riglos de Berón de Astrada, por el Partido
Socialista, y Julieta Lanteri, por el Partido Feminista Nacional, que
obtuvo 1.363 votos.
En 1921 Alicia Moreau de Justo se afilió al Partido
Socialista y, luego de casarse en 1922 con el líder histórico del
partido, el doctor Juan Bautista Justo, se incorporó al Comité
Ejecutivo, teniendo a su cargo la coordinación de las agrupaciones
feministas. Su tarea fue fundamental para la obtención de los derechos
de la mujer –que no incluyeron los cívicos- en 1926.
Recordamos a esta luchadora por los derechos de las
mujeres con las palabras que dedicara al movimiento feminista en la
revista Nuestra Causa, en mayo de 1919. |
Fuente: Revista Nuestra Causa,
“El movimiento feminista en la República Argentina ”, por Alicia
Moreau, 10 de mayo de 1919, pág. 98, en Edit Rosalía Gallo, Nuestra Causa, Revista mensual feminista 1919-1921, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricas Cruz del Sur, 2004, págs. 71-73. |
El movimiento feminista en la República Argentina
Un poco de historia
La acción a favor de la emancipación civil y política
de la mujer no es nueva entre nosotros, si bien nunca tuvo la
intensidad actual, ni encontró en la masa ciudadana tan franca
acogida. Hace algunos años fue iniciada, pero ya por inexperiencia, ya
por indiferencia ambiente, no prosperó. Era necesario esperar el
latigazo de los acontecimientos modernos.
El primer centro feminista fue fundado en 1906 a
iniciativa de la que esto escribe, quien presentó una moción en el
Congreso Internacional del Libre Pensamiento, habido en ese año en el
mes de septiembre. La moción fue aprobada unánimemente y alrededor del
naciente centro se reunieron las más prestigiosas figuras argentinas
que el movimiento librepensador había agrupado. Fue presidente de ese
centro la doctora Rawson de Dellepiane. A pesar de los entusiasmos
iniciales el Centro Feminista vivió poco, tal vez fuera prematura su
creación. Separados de él muchos de sus miembros, se transformó en el
centro Juana Manuela Gorriti.
A iniciativa de las Universitarias Argentinas tuvo
lugar en 1910 el Congreso Femenino Panamericano, que congregó
numerosas representantes de los países americanos y un interesante
grupo de mujeres argentinas. En él fueron tomadas resoluciones del
mayor mérito para las cuestiones debatidas por los feministas.
Posteriormente fue fundada la Liga Pro Derechos de la
Mujer y del Niño, por la señorita Raquel Camaña y la doctora Julieta
Lantieri. Esta institución tuvo el mérito de organizar el primer
Congreso Nacional del Niño, que dio origen al Congreso Americano del
Niño, independiente ya de la Liga nombrada y cuyo segundo congreso,
ahora oficializado, se reunirá en el próximo mes de mayo en Montevideo.
Durante largos años el movimiento feminista fue letra
muerta entre nosotros. Me refiero –es fácil comprenderlo- a la
actividad de centros de carácter feminista y no a la actuación aislada
de determinadas personas, que nunca ha faltado, ni a las declaraciones
de algún partido político, como el Socialista, cuyo programa
sobrepasa inmensamente el alcance de las campañas feministas.
Y de este largo silencio debemos culparnos y
lamentarnos, pues en una ocasión, que no volverá a presentarse, debió
hacerse oír la voz de las feministas, cuando en la Cámara de
Diputados se discutió la ley municipal. El señor Francisco Correa
propuso la extensión del voto (calificado) a las mujeres, y el doctor
Dickmann, ampliando la idea, propuso fuera universal. Nadie apoyó
las proposiciones, ninguna manifestación popular dejó entrever a los
legisladores que las mujeres argentinas comprendían el valor de ese
derecho y lo reclamaban.
Era necesario esperar que algo externo agitara el
pensamiento argentino, poco propenso a los idealismos; éste fue el
unánime sentimiento de admiración que despertó la actitud de la mujer
durante la guerra, la afirmación de su capacidad y la convicción que
nació, aun en las poco clarovidentes, de que una de las consecuencias
generales de esta guerra sería, más o menos rápidamente, la
emancipación femenina.
Esta observación fue la que guió a las fundadoras de la
Unión Feminista Nacional, creada en el mes de abril del año pasado,
sobre la base del núcleo reunido por la señorita Julia García Games.
A fines de ese mismo año fue constituida la Liga Pro
Derechos de la Mujer y hace pocos días el Partido Feminista Nacional.
Contamos, pues, en la actualidad, con tres agrupaciones
netamente feministas, además del Centro Socialista Femenino y la
Agrupación Socialista Femenina, que lo son también, de acuerdo con la
institución política a la que responden. [leer más] |
Lea la nota completa |
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Oficio de José Gabriel Túpac Amaru al obispo de Cuzco
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El 4 de noviembre de 1780, tuvo comienzo una de
las rebeliones más grandes en la historia colonial del continente
americano. José Gabriel Condorcanqui, mejor conocido como Túpac Amaru
II, apresó al odiado corregidor (gobernador) de la región de Tinta,
Antonio de Arriaga, le hizo solicitar armas y dinero a sus
funcionarios y convocar a todo el pueblo a la plaza de Tungasuca, al
sur del Cuzco. Allí, el 10 de noviembre, bajo un especial marco
ceremonial, fue ejecutado. Entonces, el huracán de la rebelión andina
se había desatado. Pero, ¿quién era este rebelde?
José Gabriel había nacido el 24 de marzo de 1740, en
Surimana, un pueblo ubicado a cuatro mil metros de altura, en la
provincia de Tinta, cercano a la antigua capital incaica. Huérfano de
niño, asistió a un colegio para caciques con derecho a sucesión, donde
aprendió a leer, a escribir y se instruyó en la doctrina cristiana. A
los 26 años, Condorcanqui logró ser reconocido como legítimo cacique
de los pueblos de Surimana, Pampamarca y Tungasuca, con la
particularidad de que le era aceptada la genealogía que lo ligaba por
vía materna al último inca don Felipe Túpac Amaru, ajusticiado por el
Virrey Toledo en 1572. Este hecho le otorgaría un casi automático
ascendente sobre la población local. Desde entonces, durante diez
años, se encargó de los preparativos para la gran rebelión, formando
núcleos de adherentes a lo largo del antiguo imperio incaico.
Durante mucho tiempo, Condorcanqui se había
presentado ante las autoridades de Lima como representante de todos
los pobladores de los altos y valles de Tinta, reclamando el fin de
obrajes, impuestos y trabajos forzosos. Sus reclamos fueron
rechazados. Estas experiencias y las inspiraciones que encontraba en
los Comentarios Reales del inca Garcilaso de la Vega -mestizo cusqueño
del siglo XVI, descendiente de los incas- le inspiraron la vocación
por la defensa por la igualdad de sus pares, el odio contra los
corregidores, la exaltación de la fe católica y el enaltecimiento de
su condición de inca.
Túpac Amaru declaró una guerra sin cuartel a los
españoles europeos, aunque se abstuvo de atacar a los eclesiásticos
peninsulares y buscó la adhesión de los españoles americanos y los
criollos. En pocos meses, la rebelión se extendió sobre una amplia
geografía, que abarcaba el actual altiplano boliviano, norte argentino y
todo el sur peruano. A fin de 1780, luego de decisivos triunfos, el
ejército tupacamarista estuvo pronto a conquistar Cuzco, lo que
hubiese dado un impulso inestimable a la causa rebelde. Sin embargo,
el ejército realista arrojó toda su fuerza y provocó su retirada.
Cuatro meses más tarde, el 6 de abril de 1781, fue
derrotado y la traición de un colaborador suyo permitió su captura y la
de su esposa e hijo mayor. El 14 de mayo las autoridades condenaron a
Túpac Amaru y el 18, en la plaza principal de Cuzco, fue
descuartizado por la fuerza de cuatro caballos. Su esposa e hijo
sufrieron crueles tormentos, antes de ser también asesinados. La
rebelión tupacamarista dio un fuerte impulso a las luchas
independentistas posteriores.
Recordamos su lucha con un oficio que enviara al
obispo de Cuzco, donde además de manifestarle su fervor católico y
proclamarse un vasallo que sólo pretendía “quitar tiranías del
reino”, se quejaba amargamente de las iniquidades del corregidor e
instaba a entregar la ciudad amenazando con tomarla a sangre y fuego.
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Fuente: Documentos históricos del Perú en las Épocas del Coloniaje después de la Conquista y de la independencia hasta la presente,
colectados y arreglados por el Conde de Caballería de Ejército,
Manuel de Odriozola, Tomo. I, Lima, Tipografía de Aurelio Alfaro,
1863, pág. 125. |
El católico celo de un hijo de la iglesia, como
profeso cristiano en el sacrosanto bautismo, no puede en ninguna época
profanar los sagrados tabernáculos del Dios a quien adora, ni
ofender a sus sacerdotes, a menos que fuese necesario la detestación
de la fe, y abrazar los extremados y torpes vicios del libertinaje,
con el abuso de reformar las cargas gravosas de unos fenómenos,
titulados corregidores y las mayores pensiones que se han ido
introduciendo con la creación de una casa general de aduanas, y más
gabelas que se inspeccionan a las miserables puertas de los fieles
vasallos de mi nación, propagándolas con inexorabilidad un segundo
Pizarro en la tiranía, que no sólo grava a mi nación, sino aun a las
demás naciones.
Y esperando que otro u otros sacudiesen el yugo de
este faraón, salí a la voz y defensa de todo el reino, para excusar
los mayores inconvenientes, hurtos, homicidios con otros ultrajes y
acciones inusitadas: que aunque hoy se me note de traidor y rebelde,
infiel y tirano a nuestro Monarca Carlos, dará a conocer el tiempo
que soy un vasallo, y que no he desmentido un punto intencionalmente a
mi Santa Iglesia y católico Monarca, pues sólo pretendo quitar
tiranías del reino, y que se observe la santa y católica ley,
viviendo en paz y quietud. Para lo que envío mis embajadores a ese
Cabildo, para que en mucha quietud me entreguen esa ciudad, y no me
den lugar a tomarla por la fuerza, porque entonces le entraré a
sangre y fuego.
US. I. no se incomode con esta novedad, ni perturbe su
cristiano fervor, ni la paz de los monasterios, cuyas sagradas
vírgenes e inmunidades no se profanarán en ningún modo, ni sus
sacerdotes serán invadidos con la menor ofensa de los que me
siguiesen. Los designios de mi saneada intención son que consiguiendo
la libertad absoluta en todo género de pensiones a mi nación, el
perdón general de mi aparentada deserción del vasallaje que debo, y
el total abolimiento de las aduanas, de la extensión de los resortes
de la visita del reino, luego me retiraré a una Tebaida a donde pida
misericordia, y US. I. me imparta todos los senderos documentos para
mi glorioso fin, que mediante la divina misericordia espero, a cuyo
fin aspiro, a quien clamo con los mayores ahíncos de mi alma por la
importante vida de US. I.
Tungasuca, 12 de diciembre de 1780.
José Gabriel Túpac Amaru |
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Lord Strangford, la Revolución de Mayo y las aspiraciones de sus protagonistas
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Hacía tiempo que el ritmo natural que durante
siglos había caracterizado a las colonias españolas de América se
había alterado. Las guerras en Europa, las mismas reformas borbónicas
de la segunda mitad del siglo XVIII, la inquietud de la aristocracia
española americana y el descontento de muchos criollos, generaban no
pocas preocupaciones. El comercio con los ingleses y la circulación
de ideas liberales hacían que la sociedad de los estratos sociales
definidos y duraderos comenzara a resquebrajarse.
El 13 de mayo de 1810, los habitantes de Buenos Aires
pudieron confirmar los rumores que circulaban intensamente: la Junta
Central de Sevilla, último bastión de la Corona española, había
caído también a manos de los ejércitos napoleónicos. Inmediatamente,
el virrey Cisneros advirtió que se crearía una nueva regencia
americana en representación de Fernando VII y en defensa de la Corona.
Pero la Junta que lo había nombrado había desaparecido y los
patriotas porteños creyeron que era momento de convocar a un Cabildo
Abierto que discutiera los pasos a seguir.
El 19 y 20 de mayo, las reuniones fueron febriles. El
21 de mayo, una multitud, encabezada por Domingo French y Antonio
Luis Beruti, se reunió con las armas en la mano para exigir el
Cabildo Abierto y la renuncia del virrey. Llevaban el retrato de
Fernando VII y una cinta blanca, símbolo de la unidad
criollo-española. El Jefe del regimiento de Patricios, Cornelio
Saavedra, logró calmar los ánimos, pero la convocatoria para el día
siguiente era un hecho.
El 22 de mayo, “la parte más sana y principal del
vecindario” concurrió al Cabildo. Como el día anterior, la plaza estaba
llena, mientras transcurrían las acaloradas discusiones, que se
extendieron durante 15 horas. Se discutía qué hacer tras haber caído
Sevilla en manos de los franceses. Los más conspicuos defensores del statu quo, entre quienes se encontraban el obispo Benito de Lué y Riega y el fiscal Manuel Genaro Villota, sostenían
que los americanos debían obediencia a los españoles. Pero los
criollos, en boca de Juan José Castelli y Juan José Paso, exigían la
conformación de juntas autóctonas porque consideraban que, desparecido
el virrey, el poder había regresado al pueblo.
Se votó en la noche del 22 y el 23 por la mañana
se realizó el conteo de votos. Triunfó ampliamente la opción de
deponer al virrey y delegar el poder en el Cabildo. Sin embargo, ese
mismo día el Cabildo daría su golpe contrarrevolucionario nombrando
una junta presidida por el virrey depuesto, algo que concretaría el
24 por la mañana y que resultaría inadmisible para los partidarios
del cambio.
La junta propuesta por el Cabildo se componía, además
de Cisneros, por una vocalía integrada por Cornelio Saavedra y Juan
José Castelli (criollos) y el párroco de Monserrat, Juan Nepomuceno
Solá, y el comerciante José de los Santos Inchaurregui (españoles).
De inmediato, desde los suburbios porteños cundió el descontento
general. Castelli y Saavedra, que no habían sido siquiera
consultados, renunciaron a integrar la junta, y Patricios y Arribeños
tomaron las armas. Recomenzaron así las discusiones de los patriotas.
El 25 de mayo, las protestas eran ya
incontenibles. La misma multitud de días atrás ocupaba nuevamente la
plaza. El movimiento patriota se había instalado cerca del Cabildo,
el cual reunido desde temprano había rechazado la renuncia de la
Junta. Ni los jefes militares estaban ya del lado del virrey. Los
cabildantes debieron finalmente solicitar la renuncia de Cisneros y
aceptar la propuesta de nombrar una nueva junta. Así, nacía el primer
gobierno patrio.
Saavedra fue el presidente. Lo secundaron Mariano
Moreno, Juan José Paso, Manuel Alberti, Miguel Azcuénaga, Manuel
Belgrano, Juan José Castelli, Juan Larrea y Domingo Matheu. Todos
juraron en nombre de Fernando VII, pero algunos creían que era sólo
cuestión de tiempo para que esto dejara de ser así. Años de guerra
deberían pasar antes de que el 9 de julio de 1916 se declarara la
independencia.
Para recordar la Revolución de Mayo, reproducimos
una carta despachada desde Río de Janeiro por Lord Strangford,
enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Gran Bretaña en
la corte del Brasil, fechada el 20 de junio de 1810. Se trata de un
documento de trascendental importancia por cuanto en él no sólo se
relatan los sucesos de mayo con notable detalle, sino que el
funcionario británico detalla las pretensiones del Brasil sobre los
territorios del Río de la Plata y Paraguay, y alude a la entrevista
que mantuvo en Río de Janeiro con Matías Irigoyen, enviado a esa
ciudad en representación del flamante gobierno de Buenos Aires, donde
éste le expuso aspectos destacados de la política impulsada por el
gobierno porteño.
El hábil diplomático inglés vaticinaba con una
aguda visión de futuro: “pasará mucho [tiempo] antes de que este
gobierno rompa toda alianza con Fernando VII y establezca un sistema
enteramente independiente”. |
Fuente: Raúl Alejandro Molina, “Lord Strangford y la Revolución de Mayo”, Revista Historia, Colección Mayo, número 19, tomo II, Año V, Buenos Aires, 1960, págs. 174-182. |
Había sido recién enviado mi precedente despacho (que describía a S.S. el aspecto variable de los problemas de las provincias que bordean el Río de la Plata) cuando recibí una información completa de algunos aspectos contenidos en él, mediante la llegada de H.M.A.B. Pitt, con la noticia de la revolución ocurrida en Buenos Aires después de los últimos veinte días.
Parece que los habitantes de Buenos Aires y de las
provincias adyacentes habían sido mantenidos en la más profunda
ignorancia respecto al estado de los asuntos de España. Los únicos
mensajes que se habían permitido circular eran dudosas y
contradictorias declaraciones sobre pretendidas y decisivas victorias
sobre los franceses que sólo produjo en la opinión pública un estado
de ansiedad hacia la suspicacia y la alarma.
Alrededor del 30 (de abril) llegó una fragata
inglesa a Montevideo, después de una travesía de 52 días, y que al
pasar por Gibraltar recogió noticias con las narraciones más
desfavorables, las cuales el gobierno se vio obligado a publicar en
una gaceta, de la cual tengo el honor de incluir una copia. La
reacción provocada por esta noticia fue de la mayor violencia.
Los comandantes de las tropas entrevistaron al
virrey en la tarde del 19 y le expresaron que la situación era tal
que no podían continuar reconociendo la autoridad de la Junta y que,
en consecuencia, debía renunciar de inmediato. A esta demanda, el
virrey respondió que, si bien estaba decidido a acceder a su pedido,
pensaba que el procedimiento indicaba demasiada precipitación, que se
fundaba en la interpretación personal de los sucesos, que después de
todo, podía responder a un error de información.
La respuesta del virrey no fue aceptada por ellos y
fue obligado a delegar su autoridad en el cabildo, del cual fue
elegido inmediatamente su presidente.
Luego este cuerpo o más bien, una asamblea general
de todas las autoridades constituidas fueron reunidas, tomándose
la resolución de constituir una junta provisional, previa a la
constitución de un congreso en Buenos Aires, que estaría formado por
diputados de todas las provincias de Hispano América. El virrey está
totalmente excluido de esa junta, lo que ha provocado el desagrado de
los españoles europeos que forman un pequeño partido de respetable
influencia dentro de la ciudad de Buenos Aires.
Alrededor de 300 personas fueron citadas para
elegir a la nueva junta. De ese número solamente concurrieron 190, de
los cuales 130 votaron a favor de la deposición del virrey y
alrededor de 50, votaron por la continuación del mismo en su antiguo
cargo. Una diputación del cabildo se apersonó al virrey para
anunciarle formalmente la terminación de su mandato y para recibir de
sus manos el bastón de mando.
La Junta Provisional está formada por nueve
miembros con dos secretarios: Saavedra, el comandante en jefe de las
fuerzas, fue designado presidente. Su primer acto fue renovar el
juramento de adhesión a Fernando VII y su fidelidad a la causa de
España, mientras una parte de ella permanezca libre de la usurpación
de Francia. Se proclamó una amnistía general a favor de aquellos que
habían votado oponiéndose a esta tendencia, acompañada con una
declaración que afirmaba que esta alteración producida, había ocurrido
como consecuencia de la disolución de la Suprema Junta (y su
consecuencia de la autoridad del virrey) y que ésta había ilegalmente
abusado del derecho de delegar el poder en una regencia sin atender al
sentimiento del pueblo y, muy especialmente, sin ninguna deferencia a
la opinión de una porción tan vasta del imperio español como las
colonias americanas.
Fueron despachadas inmediatamente invitaciones a
las otras provincias solicitándoles el envío de delegaciones a Buenos
Aires con el propósito de realizar un congreso general. Y se
estableció que los gastos ocasionados por el envío de representantes
al interior serían costeados con la paga que el virrey recibía por su
oficio de presidente de la sección control y contratos de la venta de
tabacos.
Se me ha insinuado que uno de los primeros temas
que tratará la Junta será el planteo de la política futura que
adoptará con Inglaterra y esta corte (Brasil) y que se ha resuelto
tomar medidas inmediatas para atraer el interés del primer país
mencionado, procediendo a abolir las restricciones que las leyes
coloniales imponían al comercio de los establecimientos españoles y,
acordando a Inglaterra, de esta manera, un anticipo de los beneficios
que derivarán del asiento del nuevo orden de cosas y como prueba de la
intención de la América española de separarse de la Madre Patria, y
también, del intolerable sistema de opresión que ha aplicado
sistemáticamente a sus colonias.
No pienso que decidan mandar un representante o
agente para tratar directamente con el gobierno británico. Por el
contrario, pienso que está casi resuelto no hacerlo, debido a la
molesta posición que esto ocasionaría, ya que se mantienen ciertos
compromisos con España representada: ya por la regencia o la junta de
Cádiz.
Sin embargo, se me envió una carta, explicando los
puntos de vista y principios del nuevo gobierno, y en ella se me pide
que presente a esta corte (del Brasil) con el cariz más favorable y
propicio, con el fin de obtener del Brasil la continuación del actual
estado pacífico hacia los habitantes de Hispano América.
Ha decidido también el nuevo gobierno enviar un
agente para que se entreviste personalmente conmigo con la esperanza
de lograr para la Junta el respeto y la protección de Inglaterra.
Las referencias a esta persona serán detalladas, en otra parte de
este despacho.
SS. posiblemente se sorprenderá, si considera la
mala voluntad y reconocida animosidad existente entre los
euroespañoles y el pueblo de Buenos Aires, de que la revolución se
realizó pacíficamente. Esta aparente tranquilidad se explica fácilmente:
el ejército está totalmente a favor del nuevo sistema y de sus
componentes, porque ellos son sus principales comandantes. De ahí que
toda resistencia de parte de los españoles hubiera resultado inútil.
No debe suponerse que las novedades llegadas de
España fueran la única causa que provocó los acontecimientos de
Buenos Aires. Otros sucesos colaboraron para acelerarlos. Los
infructuosos esfuerzos de los agentes enviados por la Princesa del
Brasil para vencer la creciente antipatía que sus pretensiones
provocaron en Buenos Aires; las sumas de dinero entregadas sin reparo
para lograr esos propósitos por un lado, y el indiscreto e
intempestivo lenguaje usado por Su Alteza Real con las amenazas y
represalias contra el partido popular, por el otro, constituyen el
motivo primero y más importante. La segunda causa fue originada por la
acción violenta del ministro español en esta corte (del Brasil) que,
desde hace largo tiempo exigía del gobierno portugués la expulsión de
algunos súbditos españoles que residían en Río de Janeiro y que
mantenían correspondencia activa con los líderes de la independencia de
Buenos Aires.
El gobierno portugués muy atinadamente se negó a
entregarlos, porque vivían pacíficamente bajo su protección, sin
cometer ofensa alguna a las leyes del país. Estos hechos provocaron
una serie crecida de cartas de parte del ministro español, redactadas
en violento y alarmante lenguaje, al punto que algunas de estas
personas, entre otros, dos hermanos llamados Pueyrredón, tomaron la
resolución de escapar a Buenos Aires. Arribados a esta ciudad, sus
relatos (la narración de los peligros pasados) interesaron e
inflamaron las mentes de sus conciudadanos y provocaron el
apresuramiento en la ejecución de los proyectos revolucionarios.
[Entrevista de Strangford con un enviado de la Junta]
Poco después de la llegada del Pitt recibí la
visita del agente que cité anteriormente, enviado por la Junta para
comunicarse conmigo. Me presentó un papel que contenía las firmas de
todos los miembros del mencionado cuerpo y me pidió que considerara
este papel como prueba de la autoridad que investía.
Su conversación me aclaró varias facetas del nuevo
gobierno; me aseguró que su única finalidad había sido el
aprovecharse de la caducidad de la autoridad legitimada de España
para emancipar las colonias de la tiranía [a la que está sometida] la
Madre Patria, para conservar a un grande y floreciente estado
americano para los legítimos representantes de la monarquía española,
cuando la otra parte de sus dominios hubieran caído bajo el poder de
Francia. Especificó también, que en ellos no existía pensamiento
ulterior de independencia, sistema que la América española
solamente admitiría como una alternativa para escapar del más grande
de los conquistadores, Napoleón) y retornar después al antiguo orden
de cosas. Finalmente negó en nombre de la Junta, cualquier forma de
sometimiento o conexión con los franceses o tendencia política que
causara el más leve rozamiento con Gran Bretaña.
Me declaró explícitamente que la Junta no deseaba
presionar inmediatamente al gobierno británico, para obtener una
franca declaración de apoyo a favor de ella, ya que era notorio el
trastorno que le causaría por la interferencia que ello significaría
de sus relaciones con la Suprema Junta de la Regencia, por un lado, y,
por el otro, por la susceptibilidad que podrían despertar los
futuros beneficios que derivarían de una política comercial más
liberal y que demostraría que el Gobierno del Río de la Plata estaba
decidido a mantener en materia de comercio una orientación liberal, no
para atraer la simpatía de la nación inglesa, sino como una necesidad
para el gobierno.
Me expresó, con idéntica claridad, la duda que
sentían al presente sobre la actitud que adoptaría la Gran Bretaña
frente a la autoridad que los españoles pretenden imponer sobre
Sud-América, con relación a la reciente Regencia creada en Cádiz o
la Regencia del Brasil, a la que ellos se oponían. Finalmente,
aseguró que las colonias españolas estaban prontas para comprometerse
en las actuales operaciones de guerra con las fuerzas combinadas de
Inglaterra, España y Portugal, unidas en esta causa.
Con respecto a las pretensiones de la Princesa del
Brasil reforzó sus argumentos con la copia de varias respuestas que
habían sido enviadas por Su Alteza, cuando las aspiraciones de ésta
habían sido auspiciadas por Sir Sydney Smith.
Como resultado de sus declaraciones respecto a este
asunto manifestó que ninguna fuerza o negociación logrará que la
América española se someta al gobierno de una persona cuya conducta
está marcada por actitudes tan equívocas.
El punto siguiente de la conversación versó sobre la
influencia que los acontecimientos de Buenos Aires afectarían a las
otras provincias de Hispano-América. Con respecto a este tema, me
pareció que alentaba más confidenciales esperanzas de una pronta y
efectiva cooperación de todas ellas, salvo la de Montevideo, de la
ciudad de Lima y de sus dependencias, porque allí era grande y
poderosa la influencia de los españoles europeos y pueden interferir
en las esperanzas del resto de los habitantes.
Un sumario de las actuales esperanzas de la Junta
con respecto a Gran Bretaña podría sintetizarse en las siguientes
conclusiones, de acuerdo a lo que deduje de esta conversación.
1) Que durante el actual estado de cosas, es
decir, mientras no se cite a la reunión de un congreso general, Gran
Bretaña debe abstenerse de imponer las pretensiones: ya de la
Regencia de España, como de la Princesa del Brasil, y oponer su
poderosa influencia para impedir que estas pretensiones sean ejercidas
por la violencia, en ambos casos.
2) Que durante la reunión del Congreso y la
consiguiente erección de un gobierno federativo permanente, que
actuaría en nombre del Rey Católico, Inglaterra deberá prestarle toda
su protección y asistencia mediante una declaración pública, pero,
sino lo hiciera, por los inconvenientes que esta actitud le
acarrearía, bastaría una secreta convención, recibiendo Gran Bretaña
como justo precio de esta amistad, todo el beneficio o favor que la
gratitud nacional quisiera ofrecerle o se le pidiera al gobierno por
sus comerciantes. Espero que me perdone SS. que mencione este acuerdo
que me propuso: de que esos compromisos fueran concluidos en Río de
Janeiro por medio de una persona delegada del Congreso y por el
Ministro de SM. en esta corte, en quien los principales miembros de esa
Junta han depositado sus confidencias.
3) Que el gobierno británico debe proveerles de un
socorro en armas consignadas al ministro de S.M. al comandante en
jefe de Río de Janeiro, pero si este procedimiento fuese incompatible
con la política presente de Gran Bretaña hacia España, no habría
inconveniente en utilizar personas privadas, para conducir el
armamento a Sud América.
4) Que el ministro de S.M. ante esta corte debe
utilizar todos los medios posibles para prevenir al gobierno
brasileño se abstenga de realizar movimientos militares en la
frontera española, con el fin de no crear recelo alguno en el
pensamiento de los nativos.
S.S. debe fácilmente comprender la incomodidad que
el suscripto sentía, de realizar esta conferencia con una persona
desconocida que actuaba como delegado de un gobierno que mi corte no
ha reconocido. Pensé, sin embargo, que nada se ganaba con la espera de
la legitimación de este gobierno, problema que implicaría como es
natural, una larga correspondencia y que, por otra parte, ya era
imposible remediar lo sucedido y, por lo tanto, era más útil que
conferenciara francamente y sin reservas con esta persona, aclarando
que mis sentimientos debían ser considerados con un carácter meramente
privado, por cuanto no tenía ninguna autorización oficial para hablar
en nombre del gobierno de S.M.
Hecha esta aclaración respondí a la primera
proposición, expresando mi creencia de que Gran Bretaña nunca
emplearía su poderío para obligar a un país lejano a recibir
determinada forma de gobierno que le fuera desagradable o perjudicial
y, mi convicción personal, de que tampoco consideraba sus relaciones
nacionales tan estrechas con España, como para tener la obligación de
adherirse a sus hostilidades con sus colonias. En respuesta a
su segunda proposición observé que sería recibido con gran
beneplácito el proyecto de abolir las restricciones coloniales sobre
el comercio y de acordar a Gran Bretaña los beneficios que se podrían
derivar de una íntima conexión con Hispano América; sin embargo,
solamente podría considerar a esta proposición ad referéndum, lo
cual no tardaría en comunicarlo a mi corte, esforzándome en
presentarlo bajo el aspecto más favorable y tan pronto, como recibiera
alguna seguridad se aplicarían estas decisiones con la mayor
rapidez. Este propósito alejaría toda clase de dificultades en esta
materia e incrementaría el comercio de los súbditos británicos en las
colonias españolas.
Con respecto a las armas, expresé mi opinión que
por diversos problemas sería inconveniente para el gobierno de S.M.
fletar cargamentos de ese carácter en los momentos actuales y le
aconsejé cordialmente que podía adquirirlas por intermedio de los
comerciantes particulares. Mediante esta respuesta el gobierno de
S.M., me parece, se ahorraría el inconveniente de la solicitación, a
la cual, posiblemente no podría acceder. En cuanto a los temores
sobre las actitudes hostiles por parte de esta corte, le declaré,
que no existía ninguna razón para pensar en ellas y, le aseguré, que
me esforzaría en inducir al Príncipe Regente a respetar la
tranquilidad de sus vecinos hispano americanos, mientras conservaran
la autoridad de su legítimo soberano, absteniéndose de realizar actos
que provocaran la suspicacia o alarma de esta corte.
Había terminado esta conversación- continuaba Lord
Strangford- cuando recibí una invitación del Príncipe Regente a
palacio. Su Alteza Real se había enterado también de la noticia
procedente de Buenos Aires y, por cierto, no parecía muy alarmado o
afectado por ello. Me aseguró que su conducta respecto a los
hispano-americanos estaría totalmente guiada por la de S.M.
Británica, a cuya política estaba determinado seguir estricta y
escrupulosamente en todas las vicisitudes.
El lenguaje del conde de Linhares (a quien vi
luego) fue enteramente distinto. Me pareció regocijado por la
oportunidad que le brindaba el nuevo instante político, para
concretar ahora sus antiguos proyectos de extender las fronteras
portuguesas a la margen norte del Río de la Plata y al Paraguay. Me
expresó reiteradamente la alarma que el Príncipe Regente había sentido
como consecuencia del proceso revolucionario de las colonias españolas
y su determinación de justipreciar él mismo la oportunidad de
restaurar los antiguos límites de los dominios en esta parte del
mundo y su intención de dirigirle una nota sobre el tema para ser
presentada ante el gobierno de Su Majestad por la absoluta y urgente
necesidad de interponer una fuerte y natural barrera entre los
Estados del Brasil; sus vecinos democráticos. Y así fue, en efecto,
pues de acuerdo con sus deseos la noche pasada recibí la anunciada
nota, cuyo texto tengo el honor de incluir en el presente despacho.
S.S. probablemente no esté enterado que la idea de
extender la frontera brasileña al Plata y Paraguay ha sido desde hace
tiempo el proyecto favorito de la Casa de Souza y que, el conde de
Linhares en particular ha actuado esforzadamente para procurar este
propósito.
A la influencia de estos principios es que requiero
de S.S. aprecie las exageradas declaraciones de la nota del conde de
Linhares sobre los recelos del Príncipe Regente, como consecuencia de
los últimos acontecimientos de Buenos Aires. Puedo asegurar a S.S.,
que estos recelos no son de la amplitud descripta y, estoy seguro, que
al presente no hay causa aparente de alarma.
Probablemente pase mucho tiempo antes que
Montevideo y los distritos que de él dependen y los intermedios entre
el Río de la Plata y la frontera brasileña sean inducidos a sumarse
al proceso de Buenos Aires y, por cierto, pasará mucho más, antes que
este gobierno rompa toda alianza con Fernando VII y establezca un
sistema enteramente independiente, por lo tanto, no existe razón
atendible para suponer una propagación inmediata de los principios
revolucionarios en los territorios brasileños.
Temo, además, que S.S. se vea expuesto a cierta
presión por el caballero de Souza que, indudablemente, se esforzará
por todos los medios posibles para inducir al gobierno de S.M. a
secundar este proyecto tan adicto al sentimiento de sus hermanos.
S.S. podría, mientras tanto, ayudarme en mis
esfuerzos para prevenir a esta corte de realizar cualquier acto en
este sentido hasta que se me dé a conocer los deseos de S.M. en este
asunto”.
Tan pronto como recibí del Príncipe Regente la
seguridad de sus intenciones pacíficas hacia el gobierno de Buenos
Aires, procedí a contestar la carta que he recibido de esa ciudad.
Tengo el honor de incluir una copia de mi respuesta y confío que
S.S. no verá en ella ningún giro o expresión reprochable. Está
fundada en los mismos principios que dictaron mi opinión con el
agente diplomático. Creí necesario hacer constar en ella una expresión
muy clara de mi pensamiento sobre el francés Liniers, tan
inmerecidamente popular en Buenos Aires. Esa carta fue enviada en un
transporte con destino al Río de la Plata.
No puedo concluir este despacho sin mencionar a S.S. que la partida de los buques de SM. Presidente y Bedford, ha reducido la fuerza naval en esta costa a un solo barco de batalla y a un sloop de
guerra, que está estacionado en el Río de la Plata. Es asunto de
gobierno de S.M. decidir el momento que estas costas requieran
aumentar su protección y hasta dónde; el desagrado expresado por el
Príncipe Regente puede ser tenido en consideración para llamar a la
escuadrilla. Pero me apresuro a aconsejar a S.S. que en las presentes
circunstancias por las que atraviesan las colonias españolas hacen
importuna una demostración de fuerza naval en esta parte del mundo. Y,
también deseo observar a S.S. que en este momento estoy desprovisto
de medios de comunicación con el gobierno de S.M. y con el Río de la
Plata y esto, en un instante tan cargado de importantes
acontecimientos y que puede acarrear los más serios inconvenientes,
agravado por el tráfico escaso de paquebotes a este lugar. Espero que
SS. tendrá en consideración el enviar un o dos cutters a esta estación con el propósito de facilitar la correspondencia oficial del Ministro de SM.
Tengo el honor de saludar a SS. con el mayor respeto. Su más obediente y humilde servidor.
Strangford |
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Noticias
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Recuperan piezas arqueológicas robadas en Córdoba en 2008
|
El Departamento de Protección del Patrimonio
Cultural de Interpol y la policía cordobesa recuperaron cerca de 60
piezas arqueológicas, de más de 1.500 años de antigüedad, valuadas en
700.000 dólares, que habían sido robadas en febrero de 2008 del Museo
Arqueológico Argentino Ambato, ubicado en La Falda, Córdoba. Las
piezas fueron halladas en un depósito ubicado en la calle Libertad de
esta capital, propiedad de Matteo Goretti, un reconocido coleccionista
de arte que se desempeña como asesor de Ministerio de Hacienda del
gobierno porteño. Tras un allanamiento, se recuperaron 58 de las 600
piezas sustraídas en La Falda. “El origen de todas las piezas que
estaban en la calle Libertad es de buena fe”, manifestó Goretti. |
Fuente: Diario La Nación, 22 de abril de 2012 |
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Hallan fósiles prehistóricos en Marcos Paz
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A sólo 40 kilómetros de la Capital, investigadores
hallaron más de 300 fósiles de animales prehistóricos de unos 32 mil
años de antigüedad. Un Gliptodonte bebé (un animal prehistórico, primo
lejano de la “mulita”), una manada completa de mastodontes, fósiles de
caballos, guanacos, ciervos, tortugas y comadrejas fueron descubiertos
en un predio de unos 1000 metros cuadrados. La acidez del terreno y el
fango en el que quedaron enterrados pudo influir en la conservación de
los restos. También encontraron vizcachas, aves, anfibios y peces,
mastodontes que medían cuatro metros del suelo al lomo y perezosos de la
misma longitud. El hallazgo más importante fue un cráneo y una
mandíbula de Macrauquenia, un mamífero gigante que no dejó parientes
actuales. |
Fuente: Diario Clarín, 19 de abril de 2012 |
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Se remata en u$s 122.000 el último menú del Titanic
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A casi 100 años del famoso naufragio, se subastó el
pasado 31 de marzo, el último menú del mediodía del salón de primera
clase del Titanic. Aquel día, almorzaron huevos con espárragos,
consomé y pollo a la Maryland. Ruth Dodge, una pasajera que sobrevivió a
la tragedia se había guardado el menú en su monedero aquel 14 de abril
de 1912. Además, se subastaron varios dibujos y fotografías, así como
una carta del primer oficial del barco, escrita poco antes de partir de
Southhampton, donde se refiere a la nave como "lo más nuevo que tiene
para ofrecer la construcción de barcos". Esta última fue adquirida por
unos 50.000 dólares. El mismo día se inauguró en Irlanda del Norte el
centro Titanic Belfast en el sitio desde donde zarpó el barco. El
centro, con las dimensiones y formas del casco del navío, cuenta con
3000 paneles de aluminio y se propone contar la historia del
transatlántico hundido hace 100 años. |
Fuente: Diario La Nación, 1º de abril de 2012 |
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Guerra de Malvinas: Brasil habría apoyado el tráfico de armas a la Argentina
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Según una investigación del diario brasileño O Globo,
tras el desembarco argentino en las islas la ex Unión Soviética y Cuba
pusieron en marcha un operativo clandestino que contó con el auxilio
de Brasil, Perú, Libia y Angola. La historia comenzó cuando el 10 de
abril de 1982 Emilio Aragonés Navarro, un diplomático cubano, aterrizó
en la Argentina, previa escala en Brasilia, en un avión ruso Ilyushin
62-M II. Su misión era transmitirle al gobierno argentino un mensaje
de Fidel Castro: la Unión Soviética ofrecía armas y tecnología en dos
vuelos diarios para su lucha contra Gran Bretaña en momentos en que
Argentina enfrentaba un bloqueo financiero, comercial y militar por
parte de Europa. De acuerdo a los memorándums del entonces presidente
brasileño, João Figueiredo, Argentina estrechaba “gradualmente sus
contactos con Brasil en diversos grados de formalidad”, y requería de
“cooperación en términos más concretos”. El entonces presidente de
facto argentino, Leopoldo Galtieri, solicitaba créditos y facilidades
para operaciones de triangulación comerciales con Europa; entrega
inmediata de aviones; bombas incendiarias y municiones para fusiles; y
sistemas de radar y combustible para aviones, entre otras cosas. Casi
todas estas solicitudes habrían sido realizadas por la Cancillería
brasileña. |
Fuente: Diario Infobae, 22 de abril de 2012; info |
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Subastan una máquina de escribir que perteneció a Truman Capote
|
La máquina fue subastada en el sitio eBay el 27 de
abril pasado por 8.281 dólares. Con ella, el periodista y escritor
habría escrito la novela A sangre fría, una minuciosa
investigación de un crimen real, el asesinato de una familia de
granjeros en un pequeño pueblo de Kansas, perpetrado en 1959. Capote
se tomó siete años para reconstruir y escribir su relato. Realizó
numerosas entrevistas y desarrolló un estrecho vínculo con los asesinos,
antes de ser ejecutados. La novela constituye un crudo análisis de la
sociedad estadounidense con el desorden y la violencia que yacen bajo
la apariencia de progreso y desarrollo. Tras la publicación de la
novela, en 1966, Capote fue considerado, junto a Norman Mailer y Tom
Wolfe, uno de los padres del Nuevo periodismo, un género donde se
diluyen los límites entre el periodismo y la literatura. |
Fuente: Diario Clarín, 28 de abril de 2012 |
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Un francés dice ser nieto de Hitler
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Su padre, Jean-Marie Loret, habría sido concebido
durante una breve relación que sostuvo su abuela francesa, Charlotte
Lobjoie, con el dictador alemán en 1917, cuando combatía como soldado
en el norte de Francia. Si bien Hitler nunca reconoció como hijo suyo a
Jean-Marie, Philippie Loret, el presunto nieto de Hitler, señala como
pruebas el tipo de sangre, la caligrafía y documentos oficiales del
ejército alemán donde consta que Hitler enviaba dinero a Charlotte
durante la segunda Guerra Mundial. Además, en marzo pasado, el hijo de
Leonard Wilkes, uno de los primeros soldados que desembarcó en
Normandía el “Día D”, dio a conocer un fragmento del diario de su
padre, donde manifestaba que el 30 de septiembre de 1944 había visitado
la casa donde “Hitler permaneció como cabo en la última guerra” y que
había visto a “la mujer que tenía un hijo con él”. Philippe señala que
él y sus seis hermanos eran todavía pequeños cuando Jean-Marie les dio
la noticia: “Niños, tengo algo que decirles. Su abuelo es Adolfo
Hitler”. |
Fuente: Diario Perfil, 9 de abril de 2012 |
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Difusión
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Muestras
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- Muchas voces, una historia. Argentina 1810-2010, una
exposición permanente de la Casa del Bicentenario, que a
través de una video-instalación, recorre la historia del país con
imágenes y sonidos, intentando dar cuenta de las complejidades y
ambigüedades del relato histórico, expresando la pluralidad de
voces y perspectivas de la sociedad. Lugar: Riobamba 985;
horarios: de martes a domingo y feriados de 14.00 a 21.00
hs. Ingreso permitido hasta 30 minutos antes del cierre. Entrada
libre. (info)*
- Los porteños vuelven a jugar y a divertirse con los juguetes de ayer. Muestra
de los juguetes de la colección del Museo de la Ciudad. En el
museo se podrán ver desde un auto de lata, trenes eléctricos, una
colección de soldaditos de plomo hasta diminutas máquinas de coser
fabricadas entre 1915 y 1960. Lugar: Defensa 219 / 223; horarios: lunes
a domingo y feriados de 11 a 19 hs. Sábados, domingos y
feriados de 15 a 19 hs. Entrada general: $1. Miércoles, gratis.
Tel. : 4343-2123 / 4331-9855 (info)*
- Museo Histórico Nacional. Se
exhiben excelentes grabados, litografías, cuadros, imágenes
religiosas y esculturas; banderas, estandartes, armas y uniformes
de las guerras de la Independencia; muebles, relojes, partituras,
instrumentos musicales y vajillas de las familias tradicionales
del siglo XIX; recuerdos de la celebración del Centenario de la
Revolución de Mayo, relicarios y miniaturas, daguerrotipos,
fotos y tarjetas postales; aperos, ponchos, objetos de plata y
prendas gauchas. Entre sus colecciones pictóricas resaltan los
cuadros de José Gil de Castro; las pinturas de Cándido López, un valioso
testimonio de la Guerra del Paraguay (1865-1870). También
cuentan con los pianos y los forte pianos de la familia Escalada,
de María Sánchez de Thompson y de Eduarda Mansilla. En el Museo
puede visitarse la reproducción del dormitorio de José de San
Martín en Boulogne-Sur-Mer (Francia), ambientado con objetos
originales de acuerdo al bosquejo enviado por su nieta Josefa Balcarce.
El archivo personal de Adolfo Carranza está abierto para los
investigadores. Una valiosa biblioteca de alrededor de quince mil
volúmenes, dedicada principalmente a la historia argentina y
americana, puede ser consultada por el público general. Horario:
De miércoles a domingo, de 11 a 18 hs. Los
docentes que deseen visitar el Museo con sus alumnos deben enviar
un correo electrónico a educacion@mhn.gov.ar. Dirección: Defensa 1600. Informes 4307-1182. (info)*
- Museo Histórico Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo.
El museo cuenta con modernos sistemas interactivos de
comunicación que favorecen la participación del público. Se puede
acceder al balcón principal del edificio y visitar todas sus salas
además de ver sus históricos túneles, a través de una cámara
subterránea. cuenta con dos pantallas que les permiten a los
visitantes interactuar con la imagen del famoso cuadro del 22 de
mayo y con un mapa con los puntos geográficos más importantes de
la ciudad en los febriles días de la Revolución de Mayo.
Dirección: Bolívar 65. Tel.: 4342-6729 y 4334-1782. Visitas guiadas:
Miércoles y jueves a las 15.30; Viernes a las 15.30 (gratis);
Sábados, domingos y feriados a las 12.30, 14 (gratis) y 15.30. Las
visitas pagas incluyen un recorrido virtual en tiempo real de las
construcciones subterráneas del Patio del Museo. Los
establecimientos educativos deben solicitar turno a visitascabildo@cultura.gov.ar. Dirección: Bolívar 65. Informes: 4342-6729 y 4334-1782. (info)*
- Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.
En su colección permanente se encuentra el patrimonio público de
platería colonial sudamericana más importante de Iberoamérica. Su
pinacoteca abarca desde la época colonial hasta el período
independiente. También exhibe piezas de mobiliario de los S. XVIII
y S. XIX, documentos, libros, ornamentos religiosos, grabados,
cerámica, indumentaria civil y accesorios femeninos. El edificio,
conocido como Palacio Noel, es un excelente exponente del
movimiento neocolonial y posee hermosos jardines de inspiración
española. Más información en info.
Dirección: Suipacha 1422. Tel.: 4327- 0228. Horario: martes a
viernes de 14 a 19 hs. Sábados, domingos y feriados de 12 a
19 hs. Lunes cerrado. Entrada general $1.*
- El Museo Nacional de la Historia del Traje,
expone un recorrido por las diversas piezas de indumentaria. En
sus salas se pueden ver colecciones como la moda desde
1845-1914; la moda en los años 20; el traje de boda; la moda
infantil desde 1890 a 1970, etc. Dirección: Chile 832. Horarios:
de martes a domingo de 15 a 19 hs. Visitas guiadas: sábados y
domingos a las 17:00 hs. Informes: 4343-8427. (info)*
- Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio Saavedra,
Sala Ricardo Zemboraín: Colección de platería urbana del Siglo
XIX. Sala tertulias: Mobiliario, iconografía y artes decorativas
correspondientes a la 1ª y 2ª mitad del Siglo XIX. Sala
independencia: Testimonios del proceso que se inicia con la
Invasiones Inglesas, la Revolución de Mayo y la
Independencia Sudamericana. Confederación argentina: Aspectos
políticos, sociales, y económicos de los gobiernos de Juan Manuel
de Rosas. Lujos y vanidades femeninas del siglo XIX: Peinetones,
alhajas, relojes, abanicos y otros accesorios de la moda femenina.
Sala Leonie Matthis: La plaza de Mayo desde la fundación hasta el
fin del Siglo XIX a través de las aguadas de la pintora francesa. Sala
moda: Vestimenta masculina y femenina del Siglo XVIII y XIX.
Emisiones, inflación y convertibilidad: La Economía Argentina
a través de sus diferentes monedas. Sala de armas: Colección de armas
de fuego y armas blancas. Sala Keen: Platería rural. Dirección:
Crisólogo Larralde 6309. Horario: Martes a viernes de 9 a 18 hs.
Sábados, domingos y feriados de 10 a 20 hs. Tel: 4572-0746 /
4574-1328. Lugar: Visitas guiadas: sábados, domingos y feriados,
17 hs. (info)*
- Música en Argentina. 200 años.
Una mirada retrospectiva sobre las prácticas musicales de los
argentinos, desde los pueblos originarios hasta la actualidad. La
muestra da cuenta de la evolución y de los rasgos particulares de cada
género musical, en el marco de un relato que despliega los procesos
sociales, políticos y culturales que los acompañaron. Fotografías,
archivos sonoros, audiovisuales, objetos, instrumentos, partituras
originales, publicaciones específicas y obras de artistas visuales
forman parte del recorrido que acerca a los visitantes un panorama
amplio de la música en la Argentina, en el que se desarrollan distintos
géneros como el folklore, el tango, la cumbia,
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