Pensé en cantar poesía y sentía tener
en el alma un senzonte y una alondra
que a diario me
cantaban
luego me di cuenta
que la vida no es una alborada
Dantesco de las bocas sin comida
de los cuerpos sin abrigo
el dolor general que va desnudo
por las dolientes calles citadinas.
No me espantan los muertos
Me duelen los cadáveres
de esperpentos sin vida.
Tristeza
nacimos con la muerte en las entrañas
y la vida es una muerte continuada.
A través del humo del cigarro
Baila la mendacidad inesperada
y tu alma te grita compañero:
La tierra no es de nadie
Simplemente la tiene secuestrada.
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