Los conscriptos (ciudadanos argentinos de 18-19 años que estaban realizando el servicio militar, cuya preparación era escasa y pésima), así como los demás soldados de las Fuerzas Armadas, dieron enormes muestras de heroismo, que, empero, no alcanzaron para derrotar a los imperialistas ingleses. Argentina enfrentó al colonialismo inglés, pero bajo la conducción equivocada. El dictador borracho Leopoldo Galtieri, junto a la mayor parte de los altos mandos militares ni pisaron el suelo malvinense. La mayoría de nuestros soldados, provenientes del Interior de nuestro país, de provincias como Santiago del Estero, Corrientes o Salta, no tenían la preparación mínima, muchos ni siquiera habían disparado en su vida un fusil. Esto no puede ignorarse, a la hora de abordar que nuestras heroicas tropas le inflingieron 258 bajas a los piratas. Los milicos que nos gobernaban en aquél entonces, demostraron su incapacidad para drigir a la victoria a nuestra Patria. Sólo supieron conducirla a la cultura de la derrota, cuando masacraron a nuestros mejores cuadros políticos y obreros. Recibimos la solidaridad de los pueblos del Tercer Mundo frente a esta agresión imperialista. De Cuba, de Nicaragua, de Libia (mención aparte), de Perú (otra mención aparte), de Panamá (que en el Consejo de Seguridad fué el único país que votó en contra de la Resolución del Consejo de Seguridad que exigía la retirada argentina), etc. etcétera.
Veintinueve años después, honor y gloria a nuestros soldados. Ya volveremos a las Malvinas, a nuestra perdida perla austral.
MARCHA DE LAS MALVINAS
¡Tras su manto de neblinas
no las hemos de olvidar!
"¡Las Malvinas, argentinas!",
clama el viento y ruge el mar.
Ni de aquellos horizontes
nuestra enseña han de arrancar,
pues su blanco está en los montes
y en su azul se tiñe el mar.
Por ausente, por vencido
bajo extraño pabellón,
ningún suelo más querido
de la Patria en la extensión.
¿Quién nos habla aquí de olvido,
de renuncia, de perdón?
¡Ningún suelo más querido
de la Patria en la extensión!
¡Rompa el manto de neblinas,
como un sol, nuestro ideal:
"Las Malvinas, argentinas,
en dominio ya inmortal"!
Y ante el sol de nuestro emblema
pura, nítida y triunfal,
brille, ¡oh Patria!, en tu diadema
la perdida perla austral.
Para honor de nuestro emblema,
para orgullo nacional,
brille, ¡oh patria!, en tu diadema
la perdida perla austral.
¡Tras su manto de neblinas
no las hemos de olvidar!
"¡Las Malvinas, argentinas!",
clama el viento y ruge el mar.
Ni de aquellos horizontes
nuestra enseña han de arrancar,
pues su blanco está en los montes
y en su azul se tiñe el mar.
Por ausente, por vencido
bajo extraño pabellón,
ningún suelo más querido
de la Patria en la extensión.
¿Quién nos habla aquí de olvido,
de renuncia, de perdón?
¡Ningún suelo más querido
de la Patria en la extensión!
¡Rompa el manto de neblinas,
como un sol, nuestro ideal:
"Las Malvinas, argentinas,
en dominio ya inmortal"!
Y ante el sol de nuestro emblema
pura, nítida y triunfal,
brille, ¡oh Patria!, en tu diadema
la perdida perla austral.
Para honor de nuestro emblema,
para orgullo nacional,
brille, ¡oh patria!, en tu diadema
la perdida perla austral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario