Estaré en el Martí que llevo en mis entrañas, en los besos sangrados de mi novia de un tiempo, en el aliento grave de sus hijos caribes, estaré en el alma del pueblo irreverente.
Porque llevo la patria de Martí en mis entrañas, la poesía de un pueblo cantándole a la vida, porque llevo al Che anunciando el mañana y el mando de Fidel empujando a su gente.
Estaré en el niño que sabe lo que quiere, que crece y se educa para servir al pueblo, en los dignos maestros para quienes el aula no es otra cosa más que una pequeña patria.
En el canto del pueblo liberado, en los Sóngoros de Guillén y en el canto de Carlos Puebla emancipado hasta la última derivación paradigmática del verso y del ensueño.
En las manos sublimes doblando la hoja y produciendo vida, en el mineral y la semilla y en las redes de pesca y en el canto azul del mar y los cañaverales y en la voz de la Trova que es la voz del pueblo liberado y en los atardeceres guitarreros de la Habana Vieja y en los pasos de Roque en el Vedado Viejo.
En las reflexiones permanentes del viejo “León del Granma” y en su voz de mando en la montaña y en su ordenamiento de la patria liberada.
En la radio Rebelde que creara el Che en los rojos amaneceres de la sierra, en Radio Habana Cuba, en Cuba Visión, en Granma, Prensa Latina, en Cuba Debate y todo lo que defienda la patria y ataque al imperialismo antihumano y antihistórico.
Ahí estaré como he estado con “Mis Cinco Hermanos” desde el otoño del 98 y seguiré acusando y denunciando a esa patria de filibusteros y piratas que se enorgullece con los crímenes históricos contra la humanidad desprotegida y no me importa ser asesinado porque estoy consciente de mi incondicionalidad revolucionaria al lado de los pueblos y sé que mis escritos tampoco desaparecerán con mi muerte.
Amo a Cuba, a Fidel, amo a la humanidad y es mi orgullo vivir y morir luchando por los pueblos.
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