Fue más de un año de duro trabajo y dedicación colectivas. Comunidades, gremios, asociaciones y comités de base se reunieron en diferentes sitios, bajo la dirección metódica de Gerson Martínez, en el Diálogo Social Abierto, para darle cuerpo y espíritu a una obra trascendental: El Programa de Gobierno del FMLN. Enriquecido con la visión franca de miles de ciudadanos y fortalecido por la decisión avasalladora de ganar el próximo gobierno, se le presentó, creemos, al candidato Funes para que lo asumiera, comenzando entonces la batalla final por la expulsión de arena del poder.
De pronto, hace pocas semanas, el gobierno ha comenzado a hablar de algo extraño: El Plan Quinquenal, que sería estructurado por quien sabe quienes pero aprobado, eso si se sabe, por el tanque de pensamiento que dirige el quehacer gubernamental: El Consejo Económico Social, que se reúnen allá de vez en cuando, y sólo unos poquitos, y que su obra monumental después de un año, ha sido su reglamento de funcionamiento. No señor, no necesitamos ningún Plan Quinquenal. Solo necesitamos ponernos a trabajar, en serio y con energía, lo que nos fue aprobado por el Pueblo Salvadoreño el 15 de marzo de 2009. Estar inventando mas de la cuenta, parecen casi tácticas dilatorias ante el temor, muy fundado por cierto, de caerle mal a la derecha si se quiere gobernar en serio. Hay tareas pendientes que el pueblo espera ya con impaciencia: el IRA, el Banco de Fomento para la Pequeña Empresa, el juicio y castigo a los corruptos y la inmensa tarea de desmantelar toda una estructura de corrupción e incompetencia en el gobierno que heredamos. No necesitamos ni queremos Plan Quinquenal. Nuestro norte está trazado desde antes del 15 de marzo de 2009. Pretender otra cosa puede ser un intento burdo por cambiarnos el rumbo, y este rumbo, señores, está firmemente empedrado de sangre y sufrimiento. Ni siquiera lo intenten.
De pronto, hace pocas semanas, el gobierno ha comenzado a hablar de algo extraño: El Plan Quinquenal, que sería estructurado por quien sabe quienes pero aprobado, eso si se sabe, por el tanque de pensamiento que dirige el quehacer gubernamental: El Consejo Económico Social, que se reúnen allá de vez en cuando, y sólo unos poquitos, y que su obra monumental después de un año, ha sido su reglamento de funcionamiento. No señor, no necesitamos ningún Plan Quinquenal. Solo necesitamos ponernos a trabajar, en serio y con energía, lo que nos fue aprobado por el Pueblo Salvadoreño el 15 de marzo de 2009. Estar inventando mas de la cuenta, parecen casi tácticas dilatorias ante el temor, muy fundado por cierto, de caerle mal a la derecha si se quiere gobernar en serio. Hay tareas pendientes que el pueblo espera ya con impaciencia: el IRA, el Banco de Fomento para la Pequeña Empresa, el juicio y castigo a los corruptos y la inmensa tarea de desmantelar toda una estructura de corrupción e incompetencia en el gobierno que heredamos. No necesitamos ni queremos Plan Quinquenal. Nuestro norte está trazado desde antes del 15 de marzo de 2009. Pretender otra cosa puede ser un intento burdo por cambiarnos el rumbo, y este rumbo, señores, está firmemente empedrado de sangre y sufrimiento. Ni siquiera lo intenten.
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