Imágenes de las protestas y enfrentamientos en Teherán, 27 de diciembre
Obsérvese que uno de los manifestantes toma fotos de la escena, en medio de la refriega
Esta noche, Twitter está que arde con decenas de mensajes que corren por la red, procedentes de Irán o relativas a lo que está sucediendo allí.. Un vistazo a Trendsmap revela el volumen fenomenal de actividad que registra esa red social en Irán y países adyacentes, con los correspondientes trends de debate. Esta misma madrugada, la oposición sigue colgando en You Tube vídeos de las protestas de hace pocos minutos. Para hoy, lunes 28, hay una convocatoria de huelga general.
El corazón duro del régimen iraní parece realmente tocado esta vez. Hasta el punto de que no sería extraño ver algún vuelco decisivo en los próximos días. De todas formas, si las protestas se extienden aún más y el régimen decide actuar en fuerza provocando una masacre, quedará igualmente dañado y, como ocurrió con el régimen comunista chino tras la represión de Tiannanmen, deberá llegar a alguna forma de compromiso con la propia población e incluso con las principales potencias occidentales –Estados Unidos, Europa y también Rusia- para diseñar alguna forma de transición, ni que sea suave.
Son numerosas las causas que explicarían ese vuelco. De un lado, Irán lleva demasiados años esperando alguna mejora en sus niveles de vida, alguna señal clara que indique hacia dónde se dirige el país. En enero de este mismo años ya se cumplió el 30 aniversario del regreso de Jomeini a Teherán y el triunfo de la Revolución. Desde entonces se vivieron años de inestabilidad política y social, una durísima guerra contra Irak que duró ocho años más; y luego ningún beneficio, y más aislamiento. En los últimos tiempos, el régimen, a pesar de su endurecimiento, ni siquiera ha logrado obtener ventajas claras de la destrucción de Irak. Y por último, la crisis económica global también ha golpeado a Irán.
En medio de tanto desastre, ha emergido una nueva clase media iraní, pero sin lograr acomodo ni posibilidad de articular a la sociedad, debido a la rigidez del régimen. Por otra parte, las medidas sociales impulsadas por Ahmadineyad no llegan a toda la población por un igual; y las capas populares tampoco ven con agrado que las clases medias técnico-profesionales (para muchos es lo que desean para sus propios hijos) sean machacadas.
Es cierto que la corrupción reina en Irán, que algunos de los líderes más aperturistas están aquejados de ese mal. También entre los duros del régimen la hay. Éste tiene un poderoso aparato represivo; pero a veces, los grandes tinglados de seguridad y control son los más proclives a la incompetencia o la parálisis. La clave ahora está en que ese país hay mucha gente frustrada; muchos de entre ellos aprendieron a luchar con las armas en la mano no hace tanto tiempo. Pero sobre todo, por primera vez en décadas, saben que pelean por objetivos claros e inmediatos, y que los ojos de todo el mundo están fijos en ellos. Razones más que suficientes para arriesgarse.
El corazón duro del régimen iraní parece realmente tocado esta vez. Hasta el punto de que no sería extraño ver algún vuelco decisivo en los próximos días. De todas formas, si las protestas se extienden aún más y el régimen decide actuar en fuerza provocando una masacre, quedará igualmente dañado y, como ocurrió con el régimen comunista chino tras la represión de Tiannanmen, deberá llegar a alguna forma de compromiso con la propia población e incluso con las principales potencias occidentales –Estados Unidos, Europa y también Rusia- para diseñar alguna forma de transición, ni que sea suave.
Son numerosas las causas que explicarían ese vuelco. De un lado, Irán lleva demasiados años esperando alguna mejora en sus niveles de vida, alguna señal clara que indique hacia dónde se dirige el país. En enero de este mismo años ya se cumplió el 30 aniversario del regreso de Jomeini a Teherán y el triunfo de la Revolución. Desde entonces se vivieron años de inestabilidad política y social, una durísima guerra contra Irak que duró ocho años más; y luego ningún beneficio, y más aislamiento. En los últimos tiempos, el régimen, a pesar de su endurecimiento, ni siquiera ha logrado obtener ventajas claras de la destrucción de Irak. Y por último, la crisis económica global también ha golpeado a Irán.
En medio de tanto desastre, ha emergido una nueva clase media iraní, pero sin lograr acomodo ni posibilidad de articular a la sociedad, debido a la rigidez del régimen. Por otra parte, las medidas sociales impulsadas por Ahmadineyad no llegan a toda la población por un igual; y las capas populares tampoco ven con agrado que las clases medias técnico-profesionales (para muchos es lo que desean para sus propios hijos) sean machacadas.
Es cierto que la corrupción reina en Irán, que algunos de los líderes más aperturistas están aquejados de ese mal. También entre los duros del régimen la hay. Éste tiene un poderoso aparato represivo; pero a veces, los grandes tinglados de seguridad y control son los más proclives a la incompetencia o la parálisis. La clave ahora está en que ese país hay mucha gente frustrada; muchos de entre ellos aprendieron a luchar con las armas en la mano no hace tanto tiempo. Pero sobre todo, por primera vez en décadas, saben que pelean por objetivos claros e inmediatos, y que los ojos de todo el mundo están fijos en ellos. Razones más que suficientes para arriesgarse.
Un vehículo de la Policia arde en una calle de Teherán; 27 de diciembre
Actualización a 29 de diciembre:
"The regime is not only losing the clergy but also the military. The communiqués from opposition groups and those that reach me personally all indicate that a large part of the Revolutionary Guards is no longer willing to be used as an instrument of oppression. Video images from nearly every demonstration show Revolutionary Guards members joining ranks with the protesters. A declaration signed by air force and army officers and published on the Internet warned radical Revolutionary Guards members to "Stop the violence against your own population."
Fuente: "Iranians Want Regime Change - Khamenei is losing the supportof the clergy and military", by Afshin Ellian ("The Wall Street Journal", 29.12.09)
Valquiria
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