La educación, con ARENA, también fue una farsa

Gracias al compromiso y a la honestidad de las nuevas autoridades de Educación, los y las salvadoreñas sabemos hoy que los resultados educativos fueron siempre maquillados por los gobiernos areneros. Seguramente, esta fue obra de los consultores internacionales y nacionales, considerados por sí mismos, como los gurús de las nuevas teorías educativas neoliberales.

Recientemente, el Vicepresidente de la República y Ministro de Educación, Salvador Sánchez Cerén, anunció que los resultados de la Prueba de Aptitudes y Aprendizaje para Estudiantes de Educación Media (PAES) reflejan la nota real que cada estudiante sacó, pues, en años anteriores, para que no quedara aplazado, a más del 50% de los examinados se les inflaba la nota para que llegaran al seis.

Los gobiernos areneros y sus flamantes consultores en educación, no sólo se burlaron de los estudiantes, pues no les dieron a conocer su nota real, sino de la sociedad salvadoreña.
Las ministras de educación de los gobiernos de ARENA, por vergüenza, deberían devolver los premios internacionales recibidos “por sus hazañas en la educación de los niños y niñas salvadoreñas”.

Hoy entendemos por qué, los gurús y negociantes de la educación en El Salvador pusieron el grito en el cielo cuando el nuevo gobierno del cambio anunció que se revisaría el sistema educativo, pues con ello, no sólo se iba a conocer lo que hoy se está descubriendo, sino, además, se les acaban los jugosos ingresos de consultoría y otros negocios como la venta de los libros de consulta.

Indudablemente que las nuevas autoridades deben realizar un giro de 180 grados en nuestro sistema educativo desde parvularia hasta universitaria, pues, de lo contrario, no saldremos de la mediocridad en la que nos han sumido los paladines del neoliberalismo educativo y el mercantilismo educativo.

Uno de los primeros pasos es eliminar la PAES, no sólo por farsa, sino, porque no ayuda en nada, pero absolutamente en nada, en cuanto a convertirse o no en bachiller, además, del gasto que eso implica.

El gobierno del cambio tiene que definir otros mecanismos, que cada institución debe desarrollar, para medir los avances en el aprendizaje.

Claro, lo segundo que debe hacerse es todo un trabajo de concienciación de los y las docentes para que revivan la mística que otrora fue, además de su idónea formación, parte fundamental en la educación de las y los salvadoreños en sus distintos niveles.

El reto es grande, pero la necesidad es apremiante, de ahí que hay que comenzar ya.