DESASTRE EN EL SALVADOR.

La Mojada de las Coronas. Un hecho letal en nuestros tiempos.

Por José Noé Torres Hernández

El rojo vivo de nuestros ojos y sus lágrimas vertidas es la expresión sincera del amor a nuestros muertos, muertos por el cruel desequilibrio al que –muchos déspotas- han sometido a la tierra. Muertos en El Salvador por este desastre de este noviembre. Por amor y por verdad no me quiero detener en demasiadas estadísticas luctuosas –aunque- trascendentales. Más de ciento sesenta muertes y muchos desaparecidos, varias ciudades destruidas como Verapaz y Guadalupe por el flujo –provocado- de piedra y muerte del volcán Chinchontepec en San Vicente. Abundantes y gigantes cárcavas en la Capital, que constituyen bocas hambrientas anhelosas de tragar vidas que nos asustan. 860 millones como pérdidas en infraestructura. Esa es la situación y la respuesta al pobre –el que siempre pone los muertos. Situación provocada, por las políticas fatídicas que siempre implementan los Gobierno Autócratas por su desgracia de pensamiento, por la avaricia sistemática y repulsiva de algunos hombres, por la mezquindad galopante y espuria, por la vulnerabilidad a la cual han sido sometidos los pueblos. Las élites de poder, nacieron sin corazón y allí no existe la conciencia. Afanosamente los poderosos del mundo buscan caricaturescas formas de demostrar que se preocupan por la vida. Se preocupan por “la Pacha Mama” Realizan conclaves a nivel mundial como, la reunión en Río y su producto la Agenda 21, que haciendo derroche oneroso, regaló capitales exorbitantes –los cuales- al llegar a manos de gobiernos corruptos no llegaron a los destinos pactados. En El Salvador esos dineros descansan en “bolsa chuca” y otros se perdieron en aparentes inversiones. Por ejemplo, en muchos países del mundo fue un fracaso total -la idea- sobre la compra de oxígeno para la vida. Nada de nada. Más recientemente en Japón se firmo Kioto, Convenio Marco sobre el Cambio Climático. Se acordó diversas reglas para disminuir las emisiones de gases y su resultado en opinión de los científicos es que “el calentamiento global de la tierra es irreversible debido a aquellas emisiones de gases incontrolables. Por la mentira y la infamia es mortal –y avanza- el desequilibrio de la tierra. Los mayores contaminantes, Estados Unidos y China se han negado a firmar Kioto y los que lo firmaron tampoco han actuado con abundante conciencia y sanos propósitos. Esa es la mano perversa del hombre como criatura maligna. Actualmente los gigantescos glaciales se deslizan amenazadoramente en agua y llevan desequilibrio y muerte.

Aquella realidad viaja con velocidad extrema en tiempo y espacio y se ubica en los 20 kilómetros de nuestro El Salvador –entonces- los depredadores de allá y de acá, hacen vulnerable esta pequeña tierra. Han construido lluvia ácida, han desequilibrado los fenómenos y por eso esta noviembre, en vez del rocío para mojar las coronas –costumbre y fenómeno natural de antaño-, caen tormentas furiosas que fabrican ríos de piedra, deslaves sepultureros, destruyen poblados enteros, destruyen la vida y lloramos. Y dado que los depredadores que son constructores continúan su oficio de muerte y los depredadores que no son constructores también y son muchos, al igual que los dadores de permisos de construcción fraudulentos, los pide comisiones económicas. Todos ellos siendo culpables de la vulnerabilidad del territorio salvadoreño, porque ¡por Dios que no es Dios! habría que pedirles que hagan un acto de contrición, se arrepientan de verdad para que no se repita el sufrimiento y el dolor cada año. Célebres personajes enquistados y prendidos como Garrapatas en el poder para vivir de el, con su tuerto discurso sostienen que los pobres que viven el las comunidades pobres, en laderas, en lugares frágiles, tiene culpa de que les sucedan desgracias “causadas por fenómenos naturales” y que ellos mismos buscan su muerte. Abultados improperios que elaboran, estos “cheros”, no es por falta de conocimiento o ignorancia sino por la perversa picardía que invade su cuerpo y su alma. Saben perfectamente que los que se han apoderado de las tierras de esta tierra, han marginado a la familia y la arrinconan a que vivan en esos lugares inhóspitos donde pulula la muerte. Al Gobierno actual felicitarlo y solamente pedirle a alguno de sus Ministros que reflexionen porque es indecoroso recibir una curita (material estéril para proteger una heridita) a quien ha pegado un tiro de muerte o enaltecerlo por esa acción de poca relevancia en relación a la actividad depredadora que hace. ¡Nombre, eso no se debe hacer!