«Que la memoria de los mártires no os deje dormir en paz».
Pedro Casaldáliga.
«Os escribo a todos vosotros y
vosotras
que habéis dado la vida por la Vida,
a lo largo y ancho de Nuestra América,
en las calles y en las montañas,
en los talleres y en los campos,
en las escuelas y en las iglesias,
bajo la noche o a la luz del sol.
Por vosotros y vosotras, sobre todo,
Nuestra América es
el Continente de la muerte con
esperanza».
Pedro Casaldáliga
La Palabra de Dios es palabra
liberadora,
salvadora, profundamente vital y humana. El mensaje que Jesús, el Hijo de Dios,
ha sido un mensaje de felicidad y de esperanza,
en comunidad fraterna. La construcción del Reino
de Dios, la denuncia profética de las injusticias es nuestra misión concreta
desde el Amor.
Esto es lo que han hecho nuestros mártires: mancharse las manos en la lucha
junto al pueblo, pues pueblo son, en la construcción de ese Reino de Paz.
Cada uno ha carga con la cruz, con el sufrimiento, con la persecución
individual y de toda una comunidad, una diócesis, un pueblo, una patria, un
continente y han derramado su sangre
—se la han hecho derramar—, sangre que ha hecho germinar más luchadores y
luchadores que
día a día siguen tercamente en el camino de la utopía.
Esta base de datos informática es un rincón cálido, es el lugar subversivo de
la lucha contra el olvido, es puro memorial vivo, denuncia
incómoda de lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo.
Además de los mártires, incluimos personajes que, sin recibir el don del
martirio, han sido testigos
arriesgados y abrecaminos que han dado la vida en un mismo esfuerzo, fieles a un
Dios, a un pueblo, a una lucha... hablamos, por ejemplo, del obispo ecuatoriano
Leónidas Proaño o de Dom Hélder Câmara, entre otros.
También hacemos memoria de aquellos primeros hombres que dieron la vida en los
años del descubrimiento-encubrimiento de América allá por los siglos XV y
XVI, precursores
de la caminada actual, hombres como Fray Bartolomé de las Casas, defensor de
los indios.
En espíritu de liberación, compartimos con espíritu
ecuménico
este
espacio vivo de recuerdo, donde en una misma lucha todas las utopías, todas las
fes y todas las sangres se unen.
Este nuestro lugar sigue abierto, sigue haciéndose, sigue creciendo... al ritmo
de la historia
misma. En este espacio están todos, hasta los que faltan, tantos mártires que
siguen anónimos, tantos desaparecidos, tantos acallados, tantos que desde aquí
tienen voz, tienen nombre, tienen historia y tienen memoria.
En camino siempre,
en caminada, en romería de Resurrección,
esperando en esperanza y aun contra toda esperanza, gritamos desde el silencio
que se nos quiere imponer que nuestros mártires siguen vivos y que su sangre
sigue dando fruto
y dándolo en abundancia.
José
Ramón Rodríguez Martín
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