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PL – El expresidente de Honduras Manuel Zelaya atestiguó hoy
en Ecuador cómo Estados Unidos ejerce una injerencia sistemática en los
asuntos internos de su país, algo que constató personalmente mientras
fue jefe de Estado. Durante las sesiones de trabajo del Encuentro
Latinoamericano Progresista, que concluye hoy en esta capital, el
exmandatario explicó que en su periodo presidencial los intentos de
injerencia fueron muchos y constantes, tras lo cual él concluyó que
quien manda en esa nación es el embajador de Washington.
En este sentido, recordó que tras resultar electo, la primera llamada recibida fue la del representante diplomático del gobierno norteamericano, quien le felicitó, lo invitó a almorzar y tras compartir una comida le entregó un sobre para que lo abriera más tarde en su oficina.
Dentro del paquete venía un listado con los ministros que debía nombrar, agregó, quienes eran personas cercanas a él durante la campaña electoral, pero además agentes infiltrados de la Agencia Central de Inteligencia.
Otro de los incidentes iniciales fue que a través del canciller el embajador norteamericano le hizo llegar un pedido de asilo político para Luis Posada Carriles, a quien Zelaya calificó de terrorisita internacional autor de múltiples antentados, en tanto acceder a la solicitud sería considerado un gesto favorable para el acercamiento.
De acuerdo con el expresidente, a quien le dieron un golpe de Estado en 2009, finalmente decidió no dar asilo a Posada Carriles, a lo cual seguió más tarde la resolución de retirar las concesiones otorgadas a petroleras estadounideses por administraciones anteriores.
“Y eso sí es grave porque es meterse con los intereses económicos de los imperialistas”, aseveró.
Zelaya comentó que por no acceder a la injerencia comenzaron a acusarlo de recibir recetas del exmandatario venezolano Hugo Chávez.
A tal punto llegó la situación, continuó, que en un encuentro con el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, este le preguntó airado qué le daba Chávez que no le daba Washington.
El político hondureño manifestó que la cuestión decisiva para que en la nación del norte sentenciaran su gobierno fue cuando le propusieron que la ciudad de San Pedro Sula fuera sede de una cumbre de la Organización de Estados Americanos.
En ese conyuntura, rememoró, yo acepté pero solo si se derogaban los instrumentos aprobados décadas atrás para expulsar a Cuba de esa entidad, lo cual se logró.
“Yo solo quería de esa forma reparar un error histórico”, dijo y agregó que eso ocurrió el 3 de junio de 2009, mientras el golpe de Estado tuvo lugar el 28 de ese mismo mes.
En la cita de la izquierda latinoamericana dedicada a debatir los retos del futuro, Zelaya consideró necesario analizar no solo cómo las fuerzas subversivas organizan un golpe de Estado para derrocar a los gobiernos progresistas, sino también los efectos posteriores a esos hechos.
Al respecto, mencionó los problemas que vive Honduras tras el golpe, donde por ejemplo la violencia se ha incrementado en niveles impresionantes.
Con la presencia de representantes de 35 partidos y movimientos políticos de unos 20 países, el foro regional se ha extendido por dos días para abordar diversas cuestiones sobre las luchas progresistas en el área así como fortalecer la unidada de cara a la restauración conservadora.
En este sentido, recordó que tras resultar electo, la primera llamada recibida fue la del representante diplomático del gobierno norteamericano, quien le felicitó, lo invitó a almorzar y tras compartir una comida le entregó un sobre para que lo abriera más tarde en su oficina.
Dentro del paquete venía un listado con los ministros que debía nombrar, agregó, quienes eran personas cercanas a él durante la campaña electoral, pero además agentes infiltrados de la Agencia Central de Inteligencia.
Otro de los incidentes iniciales fue que a través del canciller el embajador norteamericano le hizo llegar un pedido de asilo político para Luis Posada Carriles, a quien Zelaya calificó de terrorisita internacional autor de múltiples antentados, en tanto acceder a la solicitud sería considerado un gesto favorable para el acercamiento.
De acuerdo con el expresidente, a quien le dieron un golpe de Estado en 2009, finalmente decidió no dar asilo a Posada Carriles, a lo cual seguió más tarde la resolución de retirar las concesiones otorgadas a petroleras estadounideses por administraciones anteriores.
“Y eso sí es grave porque es meterse con los intereses económicos de los imperialistas”, aseveró.
Zelaya comentó que por no acceder a la injerencia comenzaron a acusarlo de recibir recetas del exmandatario venezolano Hugo Chávez.
A tal punto llegó la situación, continuó, que en un encuentro con el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, este le preguntó airado qué le daba Chávez que no le daba Washington.
El político hondureño manifestó que la cuestión decisiva para que en la nación del norte sentenciaran su gobierno fue cuando le propusieron que la ciudad de San Pedro Sula fuera sede de una cumbre de la Organización de Estados Americanos.
En ese conyuntura, rememoró, yo acepté pero solo si se derogaban los instrumentos aprobados décadas atrás para expulsar a Cuba de esa entidad, lo cual se logró.
“Yo solo quería de esa forma reparar un error histórico”, dijo y agregó que eso ocurrió el 3 de junio de 2009, mientras el golpe de Estado tuvo lugar el 28 de ese mismo mes.
En la cita de la izquierda latinoamericana dedicada a debatir los retos del futuro, Zelaya consideró necesario analizar no solo cómo las fuerzas subversivas organizan un golpe de Estado para derrocar a los gobiernos progresistas, sino también los efectos posteriores a esos hechos.
Al respecto, mencionó los problemas que vive Honduras tras el golpe, donde por ejemplo la violencia se ha incrementado en niveles impresionantes.
Con la presencia de representantes de 35 partidos y movimientos políticos de unos 20 países, el foro regional se ha extendido por dos días para abordar diversas cuestiones sobre las luchas progresistas en el área así como fortalecer la unidada de cara a la restauración conservadora.
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