Posted: 05 Oct 2014 08:17 AM PDT
Nada puede compararse con la sonrisa y el abrazo de los niños y las niñas. Es la mejor forma de ser recibido, y así fue precisamente como nos hicieron sentir a mi esposa Margarita, a Elda de Ortiz, esposa del Vicepresidente Oscar Ortiz, y a mí los niños y niñas del Hogar San Vicente de Paúl el viernes pasado.
Fue una mañana muy alegre y entrañable en
la que tuvimos la dicha de contemplar el cariño y el buen cuido que las
Hijas de la Caridad dan a estos pequeños. Es muy enriquecedor conocer el
trabajo de todas ellas, el cual es guiado por los valores de su
fundador, San Vicente de Paúl. Me refiero a su opción por los pobres y
desfavorecidos. Es un valor que mi gobierno comparte y que necesitamos
promover hoy en día.
Nuestro Gobierno reafirma su objetivo de
seguir fortaleciendo instituciones comprometidas con la niñez. Es por
eso que Margarita se decidió a trabajar directamente en defensa de los
niños, niñas y adolescentes, como Presidenta de la Junta Directiva del
Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y la
Adolescencia (ISNA), al igual que Elda de Ortiz como Directora
Ejecutiva. Ellas se han reunido con personalidades de este y otros
países para buscar la cooperación y la ayuda a los proyectos en
beneficio de los centros y hogares como el San Vicente de Paúl.
Vamos a continuar apoyando el Hogar de
Niños San Vicente de Paúl y otras instituciones dedicadas al cuido y
protección de los niños y niñas en nuestro país. Porque defendemos el
derecho de la niñez salvadoreña de gozar de una protección especial para
su desarrollo físico, mental y social.
Sor Rosa del Carmen, directora del Hogar
del Niño San Vicente de Paúl nos decía muy contenta que agradece a
nuestro gobierno por su “gesto solidario y su cercanía y atención a los
problemas sociales de nuestro país”. Nuestra responsabilidad como
gobierno es poner todo nuestro esfuerzo e invertir en la niñez; son
cinco años en los que vamos a trabajar fuertemente para garantizar un
pleno desarrollo para nuestros niños y niñas.
Ese día, al ver a los niños y las niñas
jugando, riendo y cantando, recordaba aquellos años de infancia cuando
jugábamos capirucho, chibola, mica y elevábamos piscuchas con mis
amigos. En cada rostro pude ver la alegría y esperanza de un mejor país.
Vuelvo a agradecerles a todos los niños y las niñas, a las Hijas de la
Caridad y a todo el personal del Hogar del Niño San Vicente de Paúl por
regalarnos un día inolvidable.
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