No
esperaba ser recibido por unos hermosos niños en el aeropuerto de
Belice. Entre ellos, hijos de salvadoreños, estudiantes de la Escuela
Monseñor Romero, ondeaban carteles con palabras de bienvenida. Me sentí
muy agradecido con ellos y pensé en lo grande que es esta familia
salvadoreña, que dondequiera que uno llegue lo alcanza su abrazo.
Luego de reunirme con el Vice-primer
Ministro de Belice, Gaspar Vega, tuve la oportunidad de compartir con la
comunidad salvadoreña que radica en aquel hermano país, específicamente
en Valle de Paz.
En el ameno encuentro que tuvimos, un
compatriota llamado Emilio cantó unas hermosas canciones y el sacerdote
Venancio nos ofreció unas sabias palabras sobre la unidad que debe
prevalecer entre nosotros como hermanos.
Cuando me dirigí a nuestros compatriotas
les reafirmé mi compromiso en la búsqueda de respuestas a las demandas
de los salvadoreños en el exterior. No pude dejar de manifestarles mi
admiración por su laboriosidad, fortaleza y optimismo.
Relato algunos sucesos de nuestra visita a
Belice porque me parece que fue un tiempo muy especial para mi persona y
también para nuestros hermanos salvadoreños que han salido de nuestras
fronteras buscando una mejor vida.
En Belice han encontrado un brazo tendido
dispuesto a ayudarles. Me place saber que los salvadoreños están
recibiendo muchos beneficios, lo que se traduce en el goce de una vida
digna. Este encuentro me ha dado un nuevo panorama de las comunidades
salvadoreñas en todo el mundo. Podemos ser fuertes y unidos a pesar de
la distancia.
Como todos saben, la semana pasada
iniciamos una gira por países centroamericanos y caribeños con motivo de
tratar con sus mandatarios temas de interés común y la vez invitarlos a
la toma de posesión el 1 de junio.
En todos los encuentros que he mantenido
con los presidentes ha permanecido el dialogo cordial y la búsqueda de
entendimientos como naciones hermanas.
El viernes pasado visitamos Guatemala y
Belice. El martes de esta semana estuvimos en Panamá y ayer miércoles en
Nicaragua. Mañana, si Dios lo permite, viajaremos a República
Dominicana.
Cada vez que tengo la oportunidad de salir
del país soy parte de muchos encuentros enriquecedores. No me permito
regresar sin buscar a nuestros compatriotas y compartir un tiempo
agradable con ellos. A pesar del tiempo y la distancia, nuestros
hermanos nunca se olvidan de su familia y amigos, su pueblo y sus
tradiciones.
Quiero que nuestros hermanos puedan sentir
el respaldo de un gobierno que se proyecta hacia el exterior con
políticas saludables. No lo olvidemos: El Salvador somos todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario