Posted: 07 Mar 2014 05:30 AM PST
Habíamos llegado a Santa Ana con nuestra
Caravana de la Victoria. Éramos miles de personas que habíamos hecho el
recorrido en automóvil por todo el occidente del país. Al entrar a la
Ciudad Heroica nos sorprendió ver las calles inundadas de gente que nos
daba la bienvenida alzando banderas. Ese día conocí a Edwin López, un
niño de unos doce años que subió a la tarima y nos entregó un mensaje
breve pero sincero:
“Por ser un niño no puedo defender mi
derecho. Les pido a ustedes que defiendan con su voto el Paquete
Escolar: el vaso de leche, mis uniformes, mis zapatos y mis cuadernos.
Sé que mis padres tienen cómo darme todo esto, pero algunos niños no
tienen los padres con los recursos económicos para darles a sus hijos el
Paquete Escolar.”
Edwin no pudo contener las lágrimas. Nunca
olvidaré ese momento. Todos los presentes estábamos conmovidos por el
profundo deseo de un niño que no piensa solamente en él sino en aquellos
menos favorecidos. Los adultos deberíamos estar más atentos a las
grandes enseñanzas que los niños nos dan.
Edwin me hizo pensar en esos miles de
niñas y niños salvadoreños que van a la escuela, en el campo como en la
ciudad, albergando sueños, interesados en aprender y crecer, en ser
felices, confiados en que nosotros los adultos seremos responsables y
haremos todo lo que esté a nuestro alcance por ellos.
Creo que los salvadoreños ya aprendimos lo
suficiente del pasado. Para quienes no lo saben, cinco años atrás
muchos niños iban a la escuela sin zapatos, otros se quedaban en casa
porque sus padres no podían darles los útiles escolares. Es lamentable
que quienes pudieron cambiar esa realidad nunca lo hicieron.
Es mi compromiso hacer de los centros
escolares lugares de igualdad, donde a nuestros niños se les imparta
educación de calidad, donde se les brinde alimentación, seguridad y se
les prepare para la vida.
Edwin es uno de los más de 1,3 millones de
niños que desde 2010 están recibiendo zapatos, uniformes y útiles
escolares. No sé si los adultos nos hemos puesto a pensar alguna vez
cómo se sienten ellos al recibir sus paquetes escolares.
Con alegría nuestra niñez nos está
invitando a seguir hacia adelante. Debe ser nuestro deseo proteger sus
sueños. Está en nosotros la decisión de seguir avanzando, por ellos, por
el país que queremos.
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