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domingo, 30 de marzo de 2014

Cómo se fundaron las FPL el 1 de abril de 1970


Entrevista Concedida por el

Comandante Marcial a Marta Harnecker*

 *Tomado del libro “La lucha de clases, motor del desarrollo de la
Guerra Popular de Liberación”,
Salvador Cayetano Carpio (Comandante Marcial


Escritos recopilados en: 1982.
Primera publicación: EDICIONES ENERO 32, México, 1982.
Versión digital: Centro Histórico Revolucionario Salvadoreño "Salvador Cayetano Carpio    – Comandante Marcial".
Fuente del texto actual: Versión digital La lucha de clases, motor del desarrollo de la Guerra Popular de Liberación, 2009.
Confrontado con la edición de: Organización Revolucionaria Punto Crítico, 27 de julio de 1983.

Fragmento preparado para el 1 de abril de 2014, en homenaje al dirigente obrero y líder sindicalista, fundador de las FPL y del FMLN, y estratega de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación, FAPL: Salvador Cayetano Carpio Comandante Marcial.



Presentación a la edición de
Punto Crítico, México 1983


“Si pudiera nacer de nuevo, me gustaría iniciarme en la lucha más temprano. Cuando lo hice por primera vez, ya tenía muchos años.” Con esta sencilla frase que lo pinta de cuerpo entero, Salvador Cayetano Carpio, el Comandante Marcial, fundador y jefe máximo de las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí" de El Salvador, da fin a la entrevista que concediera a Marta Harnecker y que forma la primera parte de este volumen que bajo el título de LA LUCHA DE CLASES, MOTOR DEL DESARROLLO DE LA GUERRA POPULAR DE LIBERACIÓN, hoy nos es posible dar a conocer a los lectores mexicanos gracias a la generosa autorización de “Ediciones Enero 32” que a la letra dice: “Se permite su reproducción, toda vez que se guarde completa fidelidad al texto”.
            La entrevista, junto con los demás materiales de este libro, nos proporcionan una visión global de la vida, la obra y el pensamiento generoso de uno de los más grandes dirigentes comunistas de la revolución Latinoamericana. Nos da los trazos principales de un itinerario dedicado por entero a la causa de la liberación del proletariado y de una vida de la que Marcial sólo se reprocha no haberla dedicado desde más temprano a la lucha, de una vida en fin, que él mismo cortó por consciente decisión, convirtiendo su muerte en un acto político más que salvaguarda sin mancha su honor revolucionario y preserva intacta su herencia política. Rica y multifacética, esta herencia ha quedado para el enriquecimiento y disfrute de los revolucionarios de El Salvador y de Latinoamérica toda: divulgar, estudiar, asimilar y aplicar creativamente las enseñanza revolucionarias del heroico pueblo de El Salvador, que Marcial mejor que nadie sintetiza y encarna, es parte ya de nuestras obligaciones revolucionarias, es en su cumplimiento que la Organización Revolucionaria Punto Crítico edita esta obra, como lo hizo recientemente con su “Testamento Político”, el discurso que pronunció el 1º de abril de 1983, diez días antes de su muerte, en ocasión de celebrar el XIII Aniversario de la fundación de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí.
Organización Revolucionaria Punto Crítico
27 de julio de 1983.

Presentación a la publicación de
EDICIONES ENERO 32,
México, 1982
La presente publicación va dirigida a todas aquellas personas que siguen de cerca el desenvolvimiento de la lucha de clases y el desarrollo de la Guerra Popular de Liberación, que libra el heroico pueblo salvadoreño contra el imperialismo yanqui y sus títeres.
El imperialismo y sus aliados están impulsando maniobras y campañas de desinformación para confundir a la clase obrera y amplias masas populares de nuestro pueblo y demás pueblos del mundo, sobre las características de la Guerra Popular de Liberación, la línea político-militar de las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí" (FPL) y sobre su estrategia de Guerra Popular Prolongada. El objetivo de estas maniobras es que la clase obrera y el resto del pueblo se confundan y apoyen posiciones favorables al imperialismo y a la burguesía criolla.
Para aportar claridad sobre la teoría y la práctica de la lucha revolucionaria del pueblo salvadoreño, tema que es palpitante para todo revolucionario, presentamos cuatro materiales* emitidos por el comandante Marcial (primer responsable de las FPL "Farabundo Martí" y miembro de la Comandancia General del FMLN), que ya han sido publicados por diversos medios, aunque en algunos casos, no completos o censurados en algunas de sus partes. En esta publicación salen completos para el cabal conocimiento del lector revolucionario:
I.    Entrevista concedida a Marta Harnecker.
II.   Conversación con revolucionarios latinoamericanos.
III.  Conferencia de Prensa sobre la Campaña "Héroes y Mártires de Octubre".
IV. Testimonio sobre el comandante Ernesto Che Guevara, para la OSPAAL (Organización de Solidaridad con los pueblos de África, Asia y América Latina).
¡Revolución o muerte! ¡El pueblo armado vencerá!
_____________
* Se permite su reproducción, toda vez que se guarde completa fidelidad al texto.



                                                                                 I. Entrevista Concedida por el

Comandante Marcial a Marta Harnecker




 1. El PCS (Partido Comunista Salvadoreño) contra la violencia de masas
-Marcial, entiendo que el Partido había definido para El Salvador, la vía armada como el camino para la toma del Poder.
-Exacto.
-Pero no la aplicó…
-No.
-Pero entiendo que no la aplicó durante largos años y, de hecho, en todo el período en que tú eras su Secretario General...
-Cuando tú dices vías, hay que plantear bien la cuestión, porque en el Congreso de 1964, cuando yo fui electo Secretario General, se aprobó una línea estratégica general, y se aprobó que la lucha armada era el medio fundamental para tomar el poder.
Pero ya en ese momento existían dos sectores dentro del Partido y precisamente la lucha con el sector de derecha fue ésa: la interpretación de la vía. Ellos decían lo siguiente: es cierto, la lucha armada es la decisiva para la toma del poder, pero estamos en un período de acumulación de fuerzas, que tiene que hacerse por la vía pacífica.
Por esa vía hay que acumular la necesaria fuerza, para que cambie la correlación de fuerzas contra el enemigo. Cuando esto suceda, la lucha armada será posible; mientras tanto, es condenable, y es condenable toda violencia. En concreto, la violencia de masas.
Después de las huelgas del 67 -huelgas en las que yo estuve en primera trinchera de combate junto a los obreros- y precisamente para impedir que se volviera a dar la violencia de masas, que volvieran a aparecer los garrotes, que volviera a aparecer la autodefensa de masas, se elaboró una serie de medidas que prohibían estrictamente las huelgas generales y la violencia de masas. Argumentaban que dentro del camino de la acumulación de fuerzas por medios pacíficos legales y semi-legales, etc., eso hacía daño: hacía daño la violencia de masas, hacía daño la solidaridad total de los obreros hacia la huelga, porque los convertía en fácil blanco para el enemigo y entonces éste podía destruir nuevamente las fuerzas que habíamos acumulado. Había que tener la paciencia suficiente como para continuar exclusivamente la lucha a través de los medios legales, sobre todo en el terreno sindical, y los medios parlamentarios. Esa era la línea.
-¿Es en el año 67 cuando empieza a resurgir el movimiento sindical y se producen las primeras huelgas después de un receso de 20 años?
-Sí, durante todo el año 67; pero precisamente fue el triunfo de las tesis que nosotros defendíamos dentro del Partido contra la posición de los sectores de derecha. Estos no querían la violencia de masas. En ese tiempo existía la FUS (Federación Unitaria Sindical). Ellos levantaron la siguiente tesis: que no se debía inmiscuir a la FUS en la lucha por quitarle sindicatos a la corriente controlada por el imperialismo y el gobierno; que no se debía atacar la línea imperialista dentro del movimiento sindical, ni proponer la violencia de masas, porque entonces se corría el riesgo de perder la personalidad jurídica de la Federación que había costado mucho conseguir. Insistían en que había que ceñirse al Código de Trabajo....
¿Atenerse a los marcos de la legalidad burguesa?
Así es. Entonces nosotros precisamente para que no afectara a la FUS, y para llevar adelante nuestras ideas acerca de la importancia de la violencia y la combatividad de las masas, organizamos, paralelo a la FUS y junto a la FUS, un organismo que se llamaba Comité de Orientación Sindical Revolucionario. Ahí nos reunimos los elementos más avanzados del movimiento sindical, los que no estábamos ganados por el economicismo. Ahí estaba Raúl Santiago Contreras, que murió en el 68, en apoyo solidario a la huelga de maestros, estaba José Dimas Alas, que después murió con las armas en la mano, y estaban una serie de compañeros...
- ¿Todos del Partido?
-Sí del Partido... Es que la lucha interna en el Partido no se llevó sólo en el terreno ideológico. En este terreno nosotros presentamos documentos polémicos que sirvieran de base para saber cuál era la mejor aplicación del marxismo, pero, además, buscábamos mostrar en la práctica cuál era el camino correcto. Y durante todo un año las tesis correctas lograron levantar la combatividad de las masas.
2. De dirigente sindical a dirigente del Partido
¿Por qué no me explicas cómo organizaban ustedes el movimiento sindical...? ¿en qué consistían los métodos que usaban para lograr esas grandes movilizaciones de masas?
En primer lugar hay que tomar en cuenta que yo fui dirigente sindical antes de ser miembro del Partido. Entré al movimiento sindical en 1943, un año antes de que cayera el régimen de Maximiliano H. Martínez, cuando no se podía organizar sindicatos. En esa época logramos arrebatarles una Asociación Mutualista a los patrones para convertirla en un órgano de combate de los trabajadores...
- ¿En qué trabajabas?
-Era panadero... Todavía se celebra el 17 de junio como el Día del Panificador, porque fue el 17 de junio de 1944, cuando ganamos la primera huelga por medios combativos...
Yo surgí como dirigente, producto de la propia lucha de clases... Para mí el concepto de combatividad de los obreros es un concepto que estaba ligado a la lucha ilegal. En ese tiempo, tal vez lo que nos favoreció fue que no existía ninguna ley favorable al movimiento obrero, no había Código de Trabajo ni había nada… De manera que todo había que hacerlo a la fuerza, había que cerrar las fábricas a la fuerza. Dentro de ese contexto fue que yo surgí. Mi escuela de lucha de clases era la combatividad. Y desde entonces fuimos arrancando a la patronal y al gobierno, con lucha y con violencia de masas, cada una de las leyes que favorecían al movimiento obrero.
Ingresé en el Partido el 47, después de salir de 6 meses de cárcel en la que me metieron precisamente porque hicimos una huelga, y para aplastar la huelga comenzaron por meterme preso a mí que era el dirigente del gremio de panificadores.
Cuando entré al Partido, ya tenía 4 años de experiencia de lucha de clases en que no habían leyes, en que todo había que conquistarlo a la fuerza... y con unidad, la unidad de todo el gremio, y la unidad de los distintos gremios, para poder arrancarle a la patronal, aunque fuera una mínima cosa, arrancarle el mínimo pliego.
Era una escuela forjada en la propia lucha de clases, y no en los libros ... El primer libro que leí fue "La Madre" de Máximo Gorki, en el 47, en la cárcel, en vísperas de entrar al Partido.
Así fueron mis primeros años de lucha, años muy ricos, de grandes huelgas, de gran combatividad; y no sólo de huelgas en mi gremio. Llegué así a estar, sin quererlo, en la dirección de todo el movimiento obrero de entonces, que ni siquiera podía llamarse sindical, no podía. Era prohibido. No podía tener una estructura de tipo sindical, porque la palabra sindicato era lo mismo que decir comunismo.
-¿Eran direcciones abiertas o clandestinas?
-Es que a la fuerza hacíamos que fueran abiertas. Las aplastaba el gobierno en cada represión y volvíamos a aparecer. Cuando entré al Partido en 1947, yo estaba absolutamente convencido de que en El Salvador era imposible lograr nada, si no era con una actitud de combatividad de la clase obrera. Ahora bien, en 1959 la lucha en el interior del Partido se agudizó, producto del triunfo de la Revolución Cubana.
Y aquí un paréntesis. Tuve la gran suerte de haber estado en Cuba en la década del 50, antes del triunfo de la revolución, invitado por el Partido Socialista Popular: entonces me di cuenta de la gran combatividad de la clase obrera cubana, me di cuenta de los métodos del Partido y también de su línea, y su línea era muy parecida a la nuestra. Y me di cuenta cómo con esa línea no se estaba en capacidad de abarcar los nuevos fenómenos de la vida política en América Latina. Luego después, cuando vino el triunfo de la Revolución Cubana, vi con mayor claridad la debilidad de esa línea que nosotros habíamos puesto en práctica durante años, una línea que estaba exclusivamente esperanzada en las elecciones, en aprovechar el espacio político que el régimen quisiera darnos para acumular fuerzas por medios pacíficos. Estaba absolutamente claro de que nuestra línea caía precisamente en el dogmatismo, en un seguidismo, que se autocalificaba de marxista, pero que era anquilosada, que no era la ciencia viva aplicada a una realidad social, como la de El Salvador.
Entonces te decía que desde el 59 la lucha ideológica en el interior del Partido se agudizó por el ejemplo de la Revolución Cubana. Y precisamente por eso fue que en el 64 el Congreso me nombró Secretario General, era un ambiente polémico, agudo, duro...
-¿Qué cargo tuviste dentro del Partido antes de ser Secretario General?
Fui Secretario de Organización del Partido desde el 48...
-Secretario de Organización, ¿eso significaba ser miembro de la Comisión Política?
No sólo miembro de la Comisión Política, sino el segundo del Partido. Entré en el 47, como te dije y el 48 ya me habían nombrado Secretario de Organización, miembro del Comité Central y miembro de la Comisión Política y del Secretariado. Incluso el Congreso tomó un acuerdo especial de no aplicar la antigüedad en mi caso.
3. Nuevos métodos en el movimiento sindical
-Bueno, te decía que con la Revolución Cubana se agudizó la lucha ideológica interna. Entonces se planteó la necesidad de cambiar de métodos de trabajo con la clase obrera. Tanto el burocratismo como el economicismo nos llevaron casi al aislamiento, casi a la liquidación de la influencia que habíamos logrado en la clase obrera. En el 63 nos quedaban ocho sindicatos, que más que todo eran de rótulo, porque eran sindicatos gremiales nada más con su directiva: un sindicato nulo, atrasado, eso era lo que nos quedaba. Todos los sindicatos de empresas e industrias los habían logrado copar el gobierno y el imperialismo.
Eso no se debía sólo a la acción del gobierno y del imperialismo y a la represión, sino que se debía también a los métodos que estábamos usando. Nos habíamos amoldado, o mejor dicho, el equipo que estaba ahí del Partido se había amoldado a los métodos que el imperialismo había introducido esos años en el movimiento sindical: exclusivamente ceñirse al Código de Trabajo, exclusivamente las notas del Ministerio. En fin, al legalismo, al burocratismo y al economicismo. El Partido acordó que yo regresara al movimiento sindical en el 63, y tuvimos que sacudir duro esos métodos.
-¿Antes de ser Secretario General?
-Sí. Entonces propiciamos la formación de la Federación Unitaria Sindical, FUS, que logró atraer a los sindicatos independientes y fortalecer el sector sindical que nosotros dirigíamos. En un año llegó a ser la central mayoritaria, llegó a tener 41 sindicatos, después de haberse iniciado sólo con 14; eso se logró precisamente por los nuevos métodos que empleábamos y la acción combativa que impulsábamos. A ello se agrega nuestra lucha contra el burocratismo incluso dentro del Partido.
Una lucha contra el burocratismo traía como consecuencia la combatividad de las masas, porque el burocratismo se expresaba en esto: llegaba, por ejemplo, un grupo de trabajadores a quejarse de que en su fábrica habían sido atropellados y expulsados del trabajo algunos obreros, y llegaban con deseos de luchar, de poner en huelga la fábrica. Entonces ¿qué hacían los compañeros burocráticos nuestros?. Primero les decían: "Miren, compañeros, aquí en tal página del Código de Trabajo está el artículo tal que los protege a ustedes, vamos a hacer esta acta, la firman, y aquí estamos nosotros para ir al Ministerio de Trabajo, o nos acompaña uno de ustedes. No tengan cuidado, no se muevan. Y díganles a los compañeros que tengan paciencia, que no sería conveniente que fueran a la huelga..."
Se sustituía así la energía y la participación de las masas en la lucha por sus propios intereses, por el papeleo ese y por el funcionario que servía de correo de transmisión hacia el Ministerio de Trabajo.
-Y cuando organizaban una huelga, ¿cómo la hacían?
-Bueno, ahí había dos formas: durante todo ese tiempo lo que primaba era ceñirse al Código de Trabajo. Este establecía un sistema que prácticamente impedía la huelga. ¿Cuál era el sistema? En primer lugar, plantear las demandas. En segundo lugar, en una reunión sacar la lista de todos los que estuvimos de acuerdo con la huelga, debiendo lograrse al menos el 51% de toda la fábrica ... Luego el Ministerio de Trabajo comprobaba esa lista, yendo a la fábrica, donde el patrón ... Eso prácticamente era decirle al patrón quiénes estaban en contra de él y quiénes a favor.
De allí comenzaba todo el trámite de un mes de conciliación que utilizaba el patrón para expulsar de la fábrica a todos los futuros huelguistas y para destruir la directiva sindical. Ese era el procedimiento que los compañeros seguían, el legalismo, el burocratismo. El procedimiento que nosotros establecíamos era el de hecho y de ahí era donde se espantaban los compañeros... ¿Qué trata eso?: la participación de las masas, el cierre de la fábrica, la protesta, y luego después la violencia, porque la policía tenía que atropellarlos...
-¿Físicamente dónde era que se quedaban, fuera de la fábrica?
-Sí, sin avisarle al patrón en los 30 días...
-¿En la casa o con piquetes para impedir que entraran?
Con piquetes y con palos y todo esto. Tuvimos por eso primero que romper con el legalismo... En el 67 se rompió del todo, precisamente eso explica la serie de huelgas que se dieron desde enero. Entonces, ¿cuál fue la modalidad que introdujimos? En primer lugar, lo primero fue no respetar el Código de Trabajo. En segundo lugar, defender con piquetes armados con palos la entrada de las fábricas para no dejar entrar a los rompehuelgas. En tercer lugar, el choque con la Guardia, cuando ésta quería meterlos allí y la violencia revolucionaria a través de la huelga, que entonces se convertía en huelga política. En cuarto lugar, agitar las otras fábricas, para que dieran solidaridad a esta huelga. Y en quinto lugar, ir uniendo a la clase obrera sobre la base de la lucha por sus intereses a la solidaridad con la lucha de otros sectores obreros.
Con esos cinco puntos fue con lo que nosotros fuimos penetrando en las fábricas y lo hicimos con la oposición del sector de derecha del Partido.
A mediados de enero del 67 se produjo la primera huelga: la huelga de automovilistas, de pilotos, de motoristas de buses urbanos. Los compañeros se encerraron, dejaron el lugar en la oscuridad, formaron cordones de defensa de las unidades con palos, para detener a la policía. En tres días se ganó esa huelga.
Entonces la clase obrera, al ver que con ese método, pasando por encima de las disposiciones del gobierno y del legalismo, se podía ganar, comenzó una serie de huelgas. ¿Qué hacíamos nosotros? Dormíamos con los obreros, estábamos en los piquetes, andábamos de piquete en piquete ayudándoles a organizarse, enseñándoles a cómo hacer la comisión de cocina, cómo andar recogiendo contribuciones en los mercados para la olla común, cómo formar distintas comisiones, porque los obreros no tenían antigua experiencia de huelga. Así nos ganábamos su simpatía.
Muchas de esas huelgas brotaron en sindicatos controlados por el gobierno. Y aunque nosotros no podíamos tener su dirección, estábamos en la base, y al poco tiempo habíamos ganado toda la base y de hecho lográbamos dirigir la huelga, a despecho de la dirección legal que sólo estaba esperando la coyuntura propicia para traicionar la huelga.
-El Partido te destina a ti al movimiento sindical nuevamente en el 63, y la primera huelga es el 67. ¿Qué hiciste tú durante todos esos años?
Producir las ideas contra el legalismo, contra el economicismo y contra el burocratismo, y luchar contra eso dentro del Partido y entre las masas.
-0 sea, fue fundamentalmente una labor de propaganda durante esos tres años porque no hubo acciones...
¡Cómo no!, hubo algunas acciones importantes que no terminaban en huelga, pero se hacían con la nueva modalidad.
Además nos dedicamos a la labor de organización de células clandestinas en las fábricas, para darles vuelta a las directivas sindicales del gobierno. Por eso fue que en ese año -el 65, en que se formó la FUS-, creció de 14 a 41 sindicatos. Pero fue con esos métodos: impulsando la solidaridad de los trabajadores en la lucha por los intereses comunes, aunque perteneciendo a distintas federaciones sindicales, impulsando la lucha contra el Código de Trabajo, contra el legalismo propiamente y contra el burocratismo.
Naturalmente que la lucha dentro del Partido se hizo aguda, porque el sector que se había educado en todos esos años anteriores en el economicismo y el burocratismo, era grande. Eso explica que la derecha dentro del Partido haya podido finalmente obturar el camino, porque sus cuadros eran mayoría en el movimiento sindical. Ahora, en la dirección había también una mayoría de derecha, y lo que esa mayoría hizo fue apoyarse en la derecha que había entre las masas, en los sectores más retrasados de ellas, para poder dar la batalla contra ese sector que calificaba de aventurero.
4. La huelga de los panificadores y la actitud de la derecha del PCS
-Mira, te voy a relatar nada más una cosa para que te des cuenta hasta qué grado de agudeza llegó la lucha de clases y la lucha ideológica, ligada a la lucha de clases.
En septiembre, octubre y noviembre del 67 hubo una huelga de panificadores. En un momento determinado, hubo necesidad de qué nos fuéramos a la huelga de hambre. En ese momento yo era Secretario General del Partido.
-La información que yo tengo sobre eso es de que esa huelga de panificadores no logró movilizar a todos los que ustedes pensaban movilizar, que un poco ustedes fueron a la huelga de hambre para tratar de lograr solidaridad con esa huelga. ¿Es así?
Sí, yo te voy a explicar. La huelga de panificadores sí logró ganar al gremio de panificadores. Pero la represión logró meter rompe-huelgas y la policía se apoderó de algunas panaderías, digamos, de las panaderías claves. La huelga tenía una característica muy seria de violencia de las masas, pero el gobierno nos estaba aplastando, en parte porque no había la sensibilidad necesaria, ni la agitación necesaria en los sindicatos. Los sindicatos querían irse a la huelga en apoyo de los panificadores, pero entonces aquí fue, cuando se dio más dramáticamente la lucha al interior del Partido. Cuando nos fuimos a la huelga de hambre 18 compañeros...
-¿Pero ustedes por qué se fueron a la huelga de hambre? ¿Cuál era el sentido de esa huelga de hambre?
Bueno, es que fue por grados la cuestión. El objetivo inicial de la huelga era un aumento grande de salarios.
-¿De los panificadores?
Sí. Pero allí en El Salvador vieras que eso es bien interesante. Cualquier reivindicación que tú plantees, aunque sea un chorro, se convierte en una huelga política, porque inmediatamente salta la policía. Entonces aquel primer motivo económico, por el que se da la huelga, en dos o tres días se convierte en un motivo político y en una escuela de elevación de la conciencia de clase de los obreros.
Ya a esas alturas, cuando fuimos a la huelga de hambre, aquella era una huelga política de primer orden que se había extendido en el país, y precisamente el escenario de aquella huelga de hambre se convirtió en la más grande concentración de gente, en un mitin continuo, diario, de cada momento, frente al Palacio Nacional, y en una tribuna de desenmascaramiento al régimen. Todo aquello era un movimiento político enorme, sobre todo ya cuando pasó al grado de huelga de hambre.
Entonces al gobierno se le creó un problema de tipo nacional, ya no eran los panificadores, no, era la procesión continua, señoras de los mercados, manifestaciones que llegaban de diferentes lugares, de este lugar, del otro, y del otro, y el apoyo de los barrios y todo eso.
Cuando nosotros nos fuimos a la huelga de hambre, la parte conservadora del Partido comenzó a hacer una labor en contra de la solidaridad de las fábricas y los obreros a favor de esa huelga. Y lo hacían en una forma descarada. Ellos estaban en la dirección de la FUS. ¿Cuál era su técnica? Esto para que tú veas hasta qué grado llegaba la lucha dentro del Partido): En las asambleas sindicales se reunían con bastante calor para tomar el acuerdo de cerrar la fábrica e ir a apoyar la huelga de los panificadores, es decir, hacer una huelga de solidaridad. Entonces llegaban los compañeros del Partido que estaban en otras posiciones a decirles: "Bueno, compañeros, nosotros estamos de acuerdo con que ustedes se vayan a la huelga, eso es muy generoso, la solidaridad obrera es necesaria, pero nosotros tenemos responsabilidades como dirigentes de la Federación, de manera que, como ustedes se van a ir a la huelga, nosotros nada más queremos darles a entender, darles a conocer algunos puntos del Código de Trabajo. Ustedes deben estar conscientes de lo que van a hacer, para que después no digan que nosotros somos irresponsables, y que nosotros les hemos inducido a una huelga que les puede traer a ustedes algunos perjuicios".
"Ya va a llegar la navidad, ustedes van a perder los aguinaldos de acuerdo con el artículo tal del Código de Trabajo. En segundo lugar, en este otro artículo dice que a los tres días de trabajo que se pierdan, el patrón puede hacer nuevos contratos con otras gentes, es decir, pueden ser despedidos".
Y así... "De manera que nosotros les hacemos ver eso: si ustedes apoyan esa huelga, van a perder los aguinaldos, van a perder esto, van a perder lo otro. El Ministerio puede incluso deshacer la directiva, pueden quitarle la personería jurídica al sindicato y ya ven la gran conquista que esto significa y todo lo que ha costado conseguirlo. De manera que ustedes pueden hacer la huelga, pero también hay otras formas de solidaridad. Ustedes pueden, por ejemplo, hacer una contribución, llevar una ayuda a los compañeros que están allá, en realidad es necesario demostrar solidaridad humana. Llevar una ayuda, visitarlos, etc." Cuando terminaban de hablar, habían logrado convencer a la parte más atrasada de la asamblea.
Aunque hubiera ahí algunos de los más avanzados que plantearan: "No, no podemos dejar morir a los compañeros panificadores, etc." Siempre hay en todo sitio una parte un poco retrasada.
Ya cuando se llevaba el asunto a votación planteaban: "Bueno, compañeros ¿qué prefieren? ¿Están por la huelga, o están por la contribución solidaria?".
Así fue como echaron por tierra la posibilidad de levantar huelga general, que en determinado momento llegó a estar en el ánimo de las masas...
Y toma en cuenta lo siguiente, el que estaba muriéndose ahí en la primera trinchera de combate, era su Secretario General. ¡Preferían que se muriera su Secretario General! ¡Tal era el grado de agudeza de la lucha ideológica! ¡Preferían eso, para que no venciera la línea combativa!.
Yo tenía entendido de que trataron de movilizar a los sindicatos, pero que no habían condiciones objetivas para hacerlo...
-Esa fue la forma en que trataron de movilizarlos.
¿Cómo se explica que te eligieran Secretario General, si tú representabas la línea de izquierda y había una mayoría de derecha en la dirección?
-Bueno, yo no me lo explicaba al principio. Se puede explicar nada más, pues, por la cuestión de que la historia avanza y que, a pesar de todo, en determinados momentos hay cierta intuición de que hay necesidad de hacer cambios. Pero en el momento que a mí me pidieron el juramento, no parecía que había sido ungido con un cargo de esa naturaleza, sino que estaba en el banquillo de los acusados. "¿Promete el compañero fulano de tal que va a aplicar estrictamente la línea de la Organización, que no va a aplicar ideas izquierdistas?".
-¿Eso no es usual?
-Que se va a cumplir la línea, sí, pero que le digan a uno que prometa que no va a introducir dentro del Partido el aventurerismo o el izquierdismo, eso no.
5. Grupos de acción y creación del FUAR
(Frente Unido de Acción Revolucionaria)
-Ahora Marcial, en estos años que tú estás allí metido con el movimiento sindical después del triunfo de la Revolución Cubana, tú decías que habías visto en Cuba cosas que te hicieron pensar mucho en la necesidad de revisar determinadas formas orgánicas del Partido, o métodos de trabajo en relación a la implementación de la lucha armada... ¿Qué pasa con esa preocupación tuya y con ese trabajo sindical?
Bueno, la primera cosa es la siguiente: para mí quedó claro que había dos formas de aplicar el marxismo, una forma dogmática, y que precisamente la Revolución Cubana había demostrado que era necesario no aplicar el marxismo de manera dogmática, sino aplicarlo de acuerdo a las condiciones del país. Llegué a la convicción de que estábamos aplicando el marxismo de manera bastante dogmática.
En el 59 hubo en nuestro país una situación muy importante que fue la lucha contra el gobierno de Lemus: el gobierno de Lemus penetró en la Universidad en un ambiente de gran auge del movimiento de masas, hubo expulsión de dirigentes, expulsaron a Schafik, expulsaron a Raúl Castellanos Figueroa, a varios de los dirigentes de la Comisión Política.
Entonces nosotros fuimos sensibles al momento y comenzamos a utilizar grupos de acción de cinco para aprender a manejar armas. Estos grupos de acción fueron sólo, digamos, los fermentos, pero sacamos la línea del derrocamiento por las armas del régimen, lo que le denominábamos insurrección armada. Llamamos a la insurrección armada y al derrocamiento de Lemus.
Aunque no derrocamos a Lemus, porque el movimiento estaba muy tierno, eso ya significaba un viraje, ya significaba poner en acción diferentes formas de lucha armada para derrocar un gobierno...
-¿Esa fue una decisión de la Comisión Política?
-Sí, pero te digo, gran parte de la Comisión política estaba fuera del país, por la represión que había existido.
Ahí comenzó el primer fermento de los grupos de acción. Claro, una parte del ejército se alarmó, creyendo que el llamamiento a la insurrección y los "grupos de acción" de entonces eran más fuertes y pensaron que, con el ejemplo de la Revolución Cubana, podía eso convertirse en algo serio. Ese análisis los llevó a dar un golpe de estado, estableciendo un régimen bastante democrático. Entonces se terminó la motivación, porque ya con el nuevo gobierno no se podía seguir el mismo esquema. Incluso estableció relaciones con Cuba. Fue bastante liberal, precisamente para parecer diferente a la anterior dictadura. Nada más duró tres meses. A los tres meses lo derrocaron... Aquella experiencia de los primeros grupos de acción fue aprobada por unanimidad en el Partido, ahí no hubo oposición.
Cuando derrocan a esa Junta, hay gran indignación del pueblo, entonces con facilidad y por unanimidad dentro del Partido se acordó formar el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR).
Ahí fue donde pusimos a Schafick.
-¿Como Secretario General del FUAR?
-Y se formó una cantidad de columnas de 4 o 5 compañeros, clandestinos, destinados a la acción armada, los cuales debían prepararse. Era una labor de preparación en lo armado. Incluso se envió a algunos compañeros a prepararse (a Cuba). El FUAR llegó a ser una organización muy fuerte, porque entonces se encontró trabajo del Partido en eso...
-¿Eso fue en el 60?
61,62, hasta 63. Dos años y pico.
-Bueno, pero ¿qué fue lo que pasó después?
Esos grupos de apoyo fueron entrando en un estado de ánimo de frustración. La dirección del FUAR no tuvo la capacidad de hacer ni siquiera una acción armada, y como aquella gente hervía por la lucha armada, y se había ido convirtiendo prácticamente en ayudantes de la labor de propaganda, sintieron que los estaban subestimando. Se les había llamado para aprender y preparar algunas acciones y no se hizo ni una sola acción militar en tres años. Así entró lo que Schafik llamó el gran bajón y ya no se logró levantar aquello. Pero además sucedió otra cosa: resulta que se produjo una desviación militarista dentro del FUAR, aún sin practicar lo militar...
-¿En qué consistía esa desviación militarista?
-Por ejemplo, se elaboró una teoría que implicaba el menosprecio al movimiento de masas. Esa teoría fue rechazada y de ahí vino una lucha ideológica bien fuerte. Se sostenía que "los sindicatos en El Salvador no tenían razón de ser, que sólo tenían razón de ser en países industrializados, como los europeos, pero que en un país tan atrasado era una adaptación mecánica", etc.
Esta es una de las razones por las que te digo que del 64 al 65, después de tener un gran dominio del movimiento sindical, nos quedamos en sólo 14 sindicatos. Es decir, aquellas concepciones militaristas de desprecio al movimiento de masas, de considerar los sindicatos como ya caducos y concentrarse sólo en la preparación militar, florecieron y, paradójicamente nosotros, que habíamos organizado los primeros grupos de acción antes de la caída de Lemus, que estábamos por la integralización de la lucha, tuvimos que salir en lucha ideológica dentro del Partido contra esa desviación, insistiendo en la necesidad de hacer un movimiento de masas.
-Ahora entiendo un poco por qué te eligen Secretario General, porque de alguna manera interpretabas al sector de derecha en ese momento...
-Todo ese año llevé a cabo la lucha por el rescate del movimiento de masas, pero se tergiversó mi posición y se decía que yo estaba contra la lucha armada. Entonces en el Congreso se equilibró la cosa. En el Congreso se acordó que la lucha armada debía de proseguirse, no debía agotarse, pero que debería armonizarse con el movimiento de masas. Esas experiencias fueron buenas para no caer después en el error del militarismo, porque ya habíamos llevado a cabo una lucha contra esa desviación, y teníamos la experiencia de que se podía caer en ella y menospreciar a las masas. Ambas cosas son necesarias....
6. Actitud de la Dirección del PCS frente a la huelga general de abril del 67
En abril de 1967 logramos levantar, prácticamente de la nada, una huelga general. Esta partió de una fábrica de lingotes de hierro, que se encontraba a 59 km. de San Salvador. Su directiva sindical, que estaba en manos del gobierno, no dejaba acercarnos a la base, pero nosotros nos infiltramos y con gran perseverancia logramos ganar a la masa y, sobre esta base, obligar a los dirigentes del gobierno a plegarse a la huelga, actuando en unidad con la FUSS. Gracias a ello logramos hacer la huelga general más grande de los últimos 20 años: 30 mil obreros pararon y algunos iban a hacerlo, porque estaba pensado como un movimiento progresivo. Esta experiencia fue una gran escuela para miles y miles de trabajadores que jamás habían vivido una huelga.
Y mira lo que pasó con la dirección del Partido. Cuando llego cansado, soñoliento, pero feliz, de la trinchera de combate a la Comisión Política, porque se había ganado la huelga, porque había visto el auge del movimiento de masas y el orgullo que sentían los trabajadores al haber logrado, al fin, hacer sentir su fuerza, su combatividad y su unidad, los compañeros me oyeron, pero con el rostro bien sombrío, como si hubiéramos vivido una gran derrota y luego dijeron: "Bueno, es cierto, la huelga se ha ganado, pero queremos hacerle una pregunta al compañero: ¿Qué hubiera sucedido, si el gobierno pone el estado de sitio? Que responda el compañero, nosotros no podemos permitir ese tipo de aventuras en el movimiento sindical; esas son acciones aventureras, izquierdistas, extremistas. Por una casualidad se ganó esa huelga, pero si implantan el estado de sitio, ahorita estarían cerrando todos nuestros sindicatos, y la acumulación de fuerzas que nos ha costado durante años, se hubiera deshecho. . ."
De ahí sacaron la conclusión y esa es una tesis histórica de que "durante el período de acumulación de fuerzas no se pueden permitir batallas decisivas, sino sólo batallas parciales". No se puede permitir darle un blanco al enemigo, para que destruya todas nuestras fuerzas. Esa fue la tesis que aprobaron...
-¿Tú tienes toda esa documentación?
-Desgraciadamente el Partido es el que la tiene, porque yo entregué toda la documentación después de mi renuncia. Entonces así realmente con esas tesis el Partido se va convirtiendo -como les decía yo en el documento acerca de la violencia- "en el bombero", estábamos apagando, echándole agua fría a la combatividad de las masas, y así no sólo íbamos a perder a las masas, sino que íbamos a perder la oportunidad de ser una vanguardia, de dirigir como vanguardia. Entonces en esas condiciones de lucha tan aguda, ideológica y práctica, es que transcurren todos los últimos años de la década del 60.
-¿Qué papel jugó la posición del Partido en la guerra con Honduras?
-Este hecho hay que juzgarlo dentro de todo ese contexto.
7. Atención centrada en la violencia revolucionaria de las masas
-¿Pero tú para entonces has puesto entre paréntesis el problema de la lucha armada más general, digamos, o tú estás, al mismo tiempo que trabajando en el movimiento sindical, pensando en hacer frente a esa tarea de forma más eficaz?
Verdad es que metido ya dentro del torrente de la lucha sindical, con todas las tareas diarias, y metido en el juego de la lucha contra los sindicatos pro-imperialistas, lo que más saltaba a la vista era otro aspecto de la violencia revolucionaria: la violencia revolucionaria de las masas, con algunos aspectos de lucha armada, aunque todavía con armas muy elementales, como palos, etc. Una violencia aplicada en la gran lucha de masas, en la lucha política, es decir, en otro terreno.
Pero a finales de la década el pensamiento este se fue internalizando más, con las experiencias que se habían tenido: la lucha contra Lemus, el FUAR, las experiencias todavía calientes de la lucha combativa de las masas... Entonces ya había un campo más propicio para equilibrar la línea...
- Ahora, en ese momento ¿qué es lo que tú pensabas? ¿Qué es lo que debiera haber hecho el partido?
-Bueno, yo presenté documentos. Incluso este documento sobre la violencia del que te hablaba, no sólo se refería a la dirección de las masas y a la violencia de las masas, sino también a la necesidad de que el Partido atendiera el aspecto de la lucha armada.
Ya no sólo era por la cosa exterior, ya la cuestión del ARS* golpeaba adentro. Me preocupaba ver que gran parte de la juventud se iba a ir por la lucha armada, y que al Partido se le iba a ver como a un enemigo, puesto que prácticamente los condenaba y los trataba como enemigos.
Ahora tú sabes que no se puede decir que una estrategia elaborada a través de la lucha ideológica, nazca perfecta desde el principio, se va alimentando de la práctica, se va alimentando de las mismas necesidades no atendidas, se va alimentando de las experiencias que se van logrando y de la misma dinámica de la lucha ideológica. Entonces eso fue transformándose en algo cada vez más maduro y en un pensamiento cada vez más integral. Yo no te puedo decir que en el 69 ese pensamiento era integral.
Cuando presento los últimos documentos al interior del Partido, planteo la necesidad de la lucha armada, de la autodefensa de la violencia de las masas y la necesidad de transformar orgánicamente al Partido, en donde con toda claridad decía: "para una buena parte de los miembros del Partido va a ser difícil amoldarse a las nuevas condiciones de lucha, a la armada, a los sacrificios que eso requiere, a la clandestinidad, a la compartimentación que eso requiere, etc.". Entonces yo propongo un esquema y un método para la reestructuración del Partido.
8. Nuevos planteamientos para orientar al PCS hacia la lucha armada
-¿En qué consistía ese esquema?
Eso fue al principio del 70, antes de la formación de las FPL.
O sea, ¿después de la guerra de Honduras?
-Sí, después...
-¿Tu todavía estabas en el Partido? ¿No te habías retirado del Partido?
-No, yo renuncié en marzo del 70.
- ¿Y los documentos cuándo los presentaste?
-Durante esos meses anteriores: diciembre, enero... En ese documento acerca del esquema orgánico del que te hablo, yo planteaba la necesidad de una reestructuración del Partido, para lo cual había que comenzar por la tabla de normas y valores: valores personales, cualidades personales y revolucionarias. A mí me parecía que una parte de miembros del Partido se había amoldado, se había acomodado a un liberalismo en su modo de vida, que no hacía mayores esfuerzos, que no tenía realmente ya la calidad para dar el salto. Esto fue lo que definitivamente asustó mucho más a los compañeros. De hecho yo planteaba una reestructuración total del Partido, que requería una revaloración total de los miembros, para ver si iban a ser capaces de poder dar el salto hacia una integralización de la lucha. Ese fue de los documentos últimos que yo presenté. Entonces, sí, ya estaba bastante avanzada la idea de la estrategia político-militar.
¿Cómo pensabas tú que tenías que reestructurar el Partido? ¿seguían jugando un papel las células, la formación de cuadros, etc... ?
Lástima que en este momento no tengo este documento. Pero no me parece que yo haya presentado todo un esquema así, digamos estructural, desde la dirección hasta abajo, con toda su ramificación, el papel de las células y todo eso. Pero el pensamiento central era éste: primero, que para integralizar la lucha, para poder dirigir la lucha armada y la violencia de masas, era necesario que la calidad de los miembros fuera revisada, y que muchos de los miembros, incluso miembros de la dirección, no iban a ser capaces de dar el salto hacia adelante. Segundo, que las células deberían tener no sólo una función política, sino que también deberían tener una función militar y una preparación militar.
-¿Todas las células del partido?
Todas las células, pero sin quitarle la función política. Es decir, el esquema leninista del centralismo democrático, de la dirección colectiva, de las organizaciones nacionales, intermedias y de base, no variaba. Lo que variaba era su función y su calidad. La función en el sentido de que todos deberían dominar en alguna medida también el arte militar y de que todos deberían estar dispuestos y preparados, en el momento necesario, para asumir esa función. Pero, además de esto, que el Partido tenía que combinar la lucha de masas y la lucha militar, y no caer otra vez en el error de unilateralizarla. Ni convertirse en foco guerrillero, ni tampoco sólo atender el movimiento de masas. Ahora fíjate que toda esta polémica, toda esta lucha, toda esta práctica entre las masas y la experiencia internacional de la década del 60 nos alejó en parte del peligro de querer mecánicamente aplicar el ejemplo de la Revolución Cubana. Fíjate que durante todo ese tiempo existía el peligro de caer en el esquema de Debray. Eso era lo más fregado. Pero, en nuestro caso como se surgía del seno de un partido que ya tenía sus estructuras, ya no había peligro de que se redujera el partido a un foco guerrillero, sobre todo si se había vivido la experiencia de la gran combatividad de ese enorme movimiento de masas. Entonces, con mayor razón, la combinación de ambos medios de lucha estaba garantizada. Lo ideal en El Salvador hubiera sido que hubiera habido por lo menos un poquito de sensibilidad de parte de todo el Partido para poder ver la necesidad de que éste asumiera el papel de vanguardia, no sólo en lo político, sino también en lo militar.
9. Lucha ideológica que no llega a la base
- ¿Estos planteamientos tuyos sobre la necesidad de readecuar el Partido a los nuevos requerimientos son discutidos en el seno del Partido?
-Ahí lo que sucede es lo siguiente. El mecanismo de la mayoría se utilizó para que la base del Partido no se diera cuenta de lo que estaba sucediendo en la lucha ideológica. El respeto a las normas estatutarias me impedía hacer llegar hasta el seno de las bases esa situación. Sistemáticamente la mayoría del Comité Central, que a veces era muy pequeña, de uno o dos, tomaba acuerdos de que los documentos que yo estaba presentando y que servían de base al Comité Central para llevar a cabo la discusión, no pasaran a la base. Era una lucha ideológica en la cual no participaba toda la base, todo el Partido, por el miedo que tenían al contagio de las ideas.
Es decir, no es que se haya perdido la lucha ideológica: con un poquito que hubiera bajado esa lucha ideológica abajo, estaba ganada la batalla. Lo que pasa es que la mayoría de la dirección, defendiéndose como gato patas arriba, vaya, impedía que esas ideas pasaran a la base. Precisamente ése fue el argumento para acordar que no se realizara el Congreso que debía realizarse en esa fecha.
La Comisión Política, arbitrariamente, acuerda que no se convoque al Congreso, y con este argumento: "si se convoca al Congreso, las ideas aventureras e izquierdistas pueden triunfar y se corre el peligro que el Partido se lance a una línea aventurera, porque la base no está educada". Esa era la situación...
-Haciendo un análisis retrospectivo ¿no has pensado alguna vez de que debieras haber roto esa legalidad del Partido para hacer una lucha interna?
Es que fíjate, yo traté de evitar a toda costa, hasta el último momento, la formación de fracciones... Entonces aparecía como que era yo solo el que estaba luchando... Yo aceptaba las decisiones del Comité Central y me sometía a los estatutos. Sin embargo, ya en las últimas semanas, saqué un documento como Secretario General, en el que traslucía a la base la situación difícil que estaba pasando el Partido. Era un documento muy pequeño en que daba a conocer a las bases la situación de tensión y dificultades que había con la dirección. Esa fue una de las cosas que más preocupó al sector mayoritario. Y fue un documento que después condenó la Comisión Política.
10. Surgimiento de las FPL
(Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí")
Al cerrarse los canales de discusión interna por la acción del sector de derecha, no me quedó otro camino que renunciar al Partido y fundar una nueva organización. El 1 de abril de 1970, nacen las Fuerzas Populares de liberación Farabundo Martí". En ese momento el Partido está empeñado en demostrar que la vía pacífica de lucha era el camino para llegar al poder en El Salvador, fundamentalmente la vía electoral, buscando como aliado fundamental a los sectores democrático burgueses...
-¿Pero entiendo que nunca el Partido planteó que la vía pacífica era la vía para la toma del poder...?
-Sí, así tal vez no. Aunque después de la toma de posesión de Allende, sí, abiertamente hablaban de que estaba demostrado la posibilidad de la vía pacífica y que ése era el camino para El Salvador.
-Pero después del fracaso de la experiencia supongo que cambiaría la formulación...
Sí, ahora se puede decir que nunca se dijo eso. La verdad es que no siempre se dijo eso tan claramente, pero sí más sofisticadamente en el siguiente sentido: "La acumulación de fuerzas por los medios pacíficos es el camino para el desarrollo del movimiento revolucionario. Y el salto revolucionario se dará a través de las armas". Y este salto se concebía como una insurrección de dos o tres días. La lucha armada era permitida en esos dos o tres días finales. Y mientras tanto, todo el resto, o sea, lo que buenamente se puede llamar la vía para el desarrollo del proceso, era la vía pacífica.
Ahora, efectivamente decir que la vía pacífica era la vía para la toma del poder no es exacto, porque se planteó siempre una culminación, en la cual la lucha armada iba a jugar el papel decisivo...
Entonces existía una interpretación un poco estrecha de la tesis de Lenin de la situación revolucionaria.
11. Por qué una organización político-militar
-Marcial, ustedes se plantean como una organización político-militar, ¿en qué consiste eso de lo político-militar? ¿Significa una negación a la concepción clásica de partido?
-Es la puesta en práctica de una estrategia político-militar. Es decir, de la combinación de todos los medios de lucha...
-¿Eso estaba claro desde la partida?
-Desde el principio. La combinación de todos los medios de lucha, en la cual la aplicación política de la línea tiene que complementarse con la armada, y ésta pasa a ser la fundamental, en ciernes, digamos, al principio, pero con tendencia a convertirse en determinado momento en fundamental. Incluso cuando la lucha armada está tiernita, cuando todavía no abarca todo el panorama nacional, y no es todavía la fundamental, es ella la que en determinado momento pasa a ser la que jala todo el proceso, y, entonces, los otros medios de lucha tienen que combinarse con éste, que es el fundamental. Cuando nosotros en El Salvador proclamamos la organización como político-militar, lo hacemos respondiendo a una verdadera necesidad, porque había en el país organizaciones que negaban la vía militar, y querían constreñir todo el movimiento exclusivamente a lo político. Entonces había que ser claros, para que el pueblo entendiera perfectamente. Ahora bien, ese planteamiento no se hace en el sentido de negación de la concepción de partido, sino dentro del pensamiento de que había que dejar bien claro ante el pueblo los dos aspectos de la línea, los dos aspectos de su participación: la lucha de masas y la lucha armada, que esta organización tenía que dirigir.
Al plantearnos como organización político-militar, pretendíamos evitar caer tanto en el militarismo, como en el derechismo que veía exclusivamente lo político. Pues, cuando esto no se comprende como una línea integral, se puede caer en un error muy serio, y ése es el error del militarismo. Nosotros, desde la partida teníamos muy claro que lo militar no es sino la prolongación de lo político por otros medios, por los medios armados.
Otra cosa que, desde sus inicios, tuvo clara la Organización, fue la necesidad de que fuera el pueblo el que tomara en sus manos también aquella causa, que fuera el pueblo, el propio autor de la lucha armada. Y como teníamos bastante experiencia en la incorporación de las masas a la lucha, especialmente a la lucha contra el burocratismo, no había muchas dificultades en eso. Teníamos claro que era el pueblo el que iba a hacer la guerra y que estos grupos armados no deberían de convertirse en una élite, en unos héroes desligados del pueblo, que le iban a ahorrar al pueblo el trabajo de hacer la revolución.
La experiencia de la década del 60 con respecto al foquismo nos preparó para tener una pensamiento más integral. De manera que, cuando nosotros hablábamos de político-militar, no hubo peligro de deformación, porque desde el principio teníamos claro que lo político es lo fundamental, lo que tiene que dirigir la guerra, y que lo militar está supeditado a lo político y es parte de la expresión política de la lucha de clases.
-Independientemente de haber tenido claro esto en el pensamiento, entiendo que en la práctica de hecho ustedes se dedican durante bastante tiempo sólo a la actividad militar, ¿a qué se debe eso? ¿a la necesidad de entrenar a la gente en esta lucha que era algo nuevo para ustedes o a que se entusiasmaron un poco demasiado con lo militar?
-Mira, eso hay que verlo en un marco de conjunto, porque si agarrás* (*así en el original) así en pedazos la cosa, en un determinado momento puede parecer unilateral, hay que ver la proyección, aunque hay que reconocer que el pensamiento no está totalmente plasmado desde el comienzo.
¿Qué fue lo que sucedió con las FPL? No es que nos metiéramos durante un tiempo, digamos nada más que a lo militar. Fíjate que ahí hay que ver una cosa, el Grupo Comando Central, o grupo inicial, era una dirección de partido, eminentemente de partido... Ahora, era necesario darle al pueblo el instrumento armado. Era precisamente de lo que carecíamos, entonces ahí hubo un dilema: formamos primero el partido, las bases y todo eso... ¿Cuántos años nos vamos a tardar para que el pueblo pueda adquirir la confianza de que puede organizar la lucha armada?...
Entonces nosotros decidimos separarnos de la práctica orgánica tradicional. ¿Cómo podíamos hacer un partido con sus células con 7 personas? Aunque hubiéramos querido hacerlo, no habría sido posible. . . El grupo inicial era realmente una dirección de partido, aunque no tuviera ese nombre, con pensamiento de partido, que venía de luchar, y que conocía, pues, lo que era el funcionamiento de un partido.
-Antes de seguir con el tema ¿cómo se entiende que el secretario del PCS con prestigio en el movimiento de masas y en el partido se haya conformado con 7 personas y no haya reclutado dentro del Partido más gente, aunque sea a posteriori...?
-Es que ése fue uno de los acuerdos principales que tomamos, precisamente para apartarnos del esquema que se había seguido en varios países de América Latina. Lo primero que se hacía era salirse, formar un grupo. y disputarle al Partido hasta el nombre y el reconocimiento. Acordamos que si seriamente íbamos a emprender esa lucha armada, que es muy complicada, nosotros no nos íbamos a entretener en estar haciendo propaganda en el interior del Partido.
Pensábamos que la gente iba a tener suficientes pruebas para valorar por sí misma dónde estaba la línea correcta y la línea incorrecta. En segundo lugar, no queríamos establecer más puntos de conflicto con la dirección del Partido, que estaba sensibilizadísima* (*así en el original) y que tenía temor de que nosotros jaláramos bastante gente. Entonces conscientemente renunciamos a eso: "no queremos sensibilizar más a esta dirección". En tercer lugar, porque dentro del Partido comenzó, en lo público, una labor de delación y denuncia contra el grupo que se había salido. Fíjate que en un congreso sindical, a los pocos meses de habernos salido, delante de toda la gente, sabiendo que ahí había "orejas" (soplones) del Servicio de Inteligencia enemigo, y hasta los conocían perfectamente, sacan una lista y dicen: "vamos a leer la lista de los traidores que han abandonado la lucha sindical, y que ahora dicen que están formando guerrillas, pero lo que están haciendo, en alianza con el gobierno, es propiciar las condiciones para que cierren los locales sindicales, y para que se deshagan los sindicatos. Aquí está la lista...
Primero mi nombre, segundo...
Para la labor delicada que estábamos emprendiendo en absoluta clandestinidad, eso era muy negativo. Necesitábamos que no se nos estuviera mencionando. Y si nosotros comenzábamos a hacer labor de proselitismo dentro del Partido y dentro de los sindicatos, es decir, dentro del terreno donde teníamos influencia, esto hubiera significado una desnaturalización bastante grande de esta situación, muy peligrosa para nosotros y también para el mismo Partido, porque el Partido también se hubiera degenerado.
Cuando se dieron cuenta que no les hacíamos sombra, de que no hacíamos ninguna propaganda, dejaron de mencionarnos. Fíjate que a mí me anduvieron buscando los miembros de muchas células, pidiéndome que les explicara qué situación había, que ellos comprendían que nosotros teníamos la razón, que les fuera a dar una charla sobre eso. Pero yo rehusé completamente a volver andar haciendo propaganda. No quisimos caer en el caminito trillado ese de una serie de grupos de Partidos que se diluyen en una lucha interminable, una lucha de palabras que no hacen nada, que comienzan por decir que quieren la lucha armada, y finalmente terminan por no ser ni partidos, ni grupos que implementen la lucha armada…..
12. Los comandos armados y los grupos de apoyo
-Volviendo a lo que te decía, te insisto, ¿cómo vas a formar tú un partido con siete compañeros, si al mismo tiempo tienes la tarea de crearle al pueblo la confianza en sus propias fuerzas y demostrarle que puede manejar las armas y que puede llevar a cabo la lucha armada?. Entonces ahí, momentáneamente se toma el acuerdo de comenzar por formar una estructura de comandos armados, pero con vistas a que cada uno de estos comandos armados se apoye en un colchón de colaboradores ligados a la masa. A los cuatro o cinco meses, es decir, en poco tiempo, estábamos formando la segunda red de la estructura.
Cada compañero de un comando armado tenía la obligación de tener 15 colaboradores, y como eran compañeros que habían estado precisamente en el movimiento sindical, o bien ligados a la masa, aquellos 15 colaboradores eran generalmente dirigentes sindicales, activistas sindicales. Entonces cuando venías a sentir, ya teníamos 60 ó 75 compañeros, que era un colchón en el que se movía el comando armado. Entonces éste, por fuerza, se vio obligado a ir escogiendo dentro de estos 15 a los mejores e ir formando lo que se llamó "grupos de apoyo", pero no grupos de apoyo logístico, sino grupos de apoyo para el trabajo entre las masas. No queríamos repetir la experiencia de Guatemala. En Guatemala formaron grupos de apoyo entre los campesinos, pero no para la lucha de masas, sino en función de la logística, como apoyo a la guerrilla. Nosotros, precisamente por la concepción más integral que ya teníamos y la inquietud de no separarnos de la masa, aunque formalmente tuviéramos que renunciar a los puestos públicos de dirección de masas, tratábamos, sin embargo, de no despegarnos de ellas.
Entonces esa decisión de movernos y de que nos ayudaran los colaboradores, fue lo que nos permitió iniciar el trabajo político.
A los 6 meses ya teníamos los primeros comandos armados en funcionamiento, porque desde el principio los hicimos funcionar en acciones que iban de lo simple a lo complejo, desde quitarle una placa de matrícula a un carro para poder enmascarar otros carros, o capturar un carro ... Esas primeras accioncitas así pequeñas, ya las estaban realizando los comandos y ya comenzaban los embriones de esos grupos de apoyo, que nos permitieron penetrar en todos los gremios.
Nosotros partimos absolutamente de cero, no teníamos ni un centavo, ni una pistolita, la primera que tuvimos por ahí en los primeros meses, fue una Beretta 22, que fue con la que primero empezamos a aprender a armar, desarmar, agarrar puntería, y todo eso. Y luego las fórmulas de algunos explosivos, fórmulas de explosivos caseros, mucho ejercicio, mucha caminata ... En ese tiempo la policía no estaba sensibilizada y uno podía caminar muchísimos kilómetros para conocer el país y también para estar en forma.
Como no teníamos un centavo y no teníamos una casa para infraestructura, fue obligatorio para nosotros buscar colaboradores, gente que sintiera simpatías hacia nosotros.
-¿Militantes del PCS?
-No, no... Nosotros incluso en los primeros años prohibimos que entraran miembros del Partido a la Organización. ¿Por qué?, porque entonces nos íbamos a meter al problema de estar queriendo hacer propaganda dentro del Partido. Los primeros meses nosotros consideramos que era mejor no tocar ese terreno, por las razones que te he dado. Entonces -te decía- tuvimos que depender de los colaboradores. Había compañeros que iban a desayunar donde un colaborador, a comer donde otro, a cenar donde otro, y a dormir donde otro, porque realmente no teníamos dinero.
Ahora, como convivíamos con esta gente, aprovechábamos para aconsejarlos en la lucha en sus respectivos sindicatos, en sus respectivas fábricas, analizábamos los problemas que tenían. Así fue como fuimos formando los primeros grupos de apoyo con tareas dentro de la masa.
Por eso te digo que la militarización inicial es relativa. Naturalmente que uno, si va a formar un comando armado, tiene que meterse de lleno en eso, conocer las técnicas, y hacer que éste se prepare y todo eso.
- ¿Qué cosa los ayuda a conformar esa primera experiencia: libros, otras experiencias, contactos. . .?
-La práctica. . . , libros no habían sobre ese modelo de los grupos de apoyo.
-¿Durante esos primeros años ustedes sacan algún documento?
-En los dos primeros años sólo documentos internos, en el segundo año hicimos público el nombre de la Organización en el periódico "El Rebelde".
Hubo una serie de acuerdos al principio de que nosotros no íbamos a damos a conocer internacionalmente ni nacionalmente con un nombre, hasta que consideráramos que realmente éramos serios, pues en el camino del comportamiento revolucionario la Organización fue muy espartana, muy estricta la línea.
-¿En qué sentido espartana?
-Nosotros mismos nos propusimos una serie de condiciones para probamos, para ver si no era charlatanerismo... Porque muchos de nosotros habíamos combatido a los que llamábamos "revolucionarios de cafetín", fenómeno que se dio mucho entre los poetas y los escritores en El Salvador... Entonces queríamos primero probarnos a nosotros mismos y al pueblo si realmente podía haber una organización revolucionaria de nuevo tipo...
-¿Una organización revolucionaria de nuevo tipo?
-Sí, nosotros la considerábamos una organización revolucionaria leninista de nuevo tipo. Precisamente uno de los últimos documentos, que presenté en el Comité Central ya dentro de la lucha ideológica, era sobre organización, planteaba la necesidad de organizar un verdadero partido marxista-leninista de nuevo tipo, que fuera capaz, no sólo de dirigir las acciones pacíficas, sino también de llevar al proletariado al poder por la lucha armada.
Nosotros desde el principio estábamos conscientes de que estábamos formando una organización marxista-leninista de nuevo tipo, una organización revolucionaria que se llamaba político-militar por sus objetivos.
Ahora, fíjate, aquí hay una cuestión bien importante, y es ésta. Si el sector de derecha del Partido Comunista no hubiera bloqueado tan obstinadamente esa necesidad histórica de la violencia de masa y de la combinación de todas las formas al pueblo, hubiera resultado natural y armónico que los primeros comandos armados fueran organizados en su seno, bajo una dirección partidaria ya formada. Pero como esto no ocurrió así, tuvieron que organizarse bajo la dirección de una nueva organización: las FPL.
13. Concepción de la guerra
Entiendo que la concepción de la lucha armada que ustedes tienen es de la guerra popular. ¿De dónde surge esta concepción?
Nosotros llegamos a la conclusión de que 40 años de dominio militar y dominio político imperialista era imposible de ser cambiados en un mes; que está en función de la correlación de fuerzas. Y como en las condiciones de El Salvador nosotros descartamos el putchismo, los golpes de estado para cambiar la situación, para lograrlo era necesario organizar al pueblo, era necesario incorporar nuevos métodos de lucha, era necesario crear las fuerzas armadas populares, y era necesario crear un gran movimiento de masas...
En esas condiciones realmente tú no te podías proponer ganar esta lucha y tomar el poder en poco tiempo. Darse cuenta de esto fue bien importante para nosotros, nos preparamos para una lucha dura, nos llenamos del estoicismo necesario. Nos dimos cuenta que teníamos que luchar contra las inconstancias, las euforias, las desesperaciones pequeño-burguesas y que era necesaria esa cualidad de la persistencia, que en nuestro país los campesinos la llaman "resignación"... Había que llenarse de "resignación".
En segundo lugar, fíjate que esta concepción nuestra no es el calco de lo de afuera. ¿Por qué? Afuera la lucha prolongada está ligada a la guerra de montaña, y se sostiene que es en las montañas donde el enemigo pueda destruir menos a la guerrilla; ahí ésta se incuba y ahí se desarrolla a través de largos años. Nosotros, en cambio, tuvimos por fuerza que tomar la decisión de comenzar la lucha como guerrilla de la ciudad. Las experiencias de los tupamaros nos habían demostrado que se podía técnicamente realizar eso.
Actualmente estamos desarrollando la guerra en las tres zonas estratégicas: en la ciudad, en la montaña y en el campo o el llano. Pero para el inicio, y para el desarrollo, nosotros escogimos la ciudad. Como segundo paso, el llano; ahora, en la tercera etapa de guerra, estamos fortaleciéndonos en la montaña.
Naturalmente que toda experiencia revolucionaria impacta y en nuestro país estaba muy de moda la teoría de Mao, sobre todo entre los estudiantes, de los cuales los más sensibilizados pasaron a formar los primeros círculos de nuestra organización. Ahora, nosotros teníamos la concepción de que la lucha debía ser continua, que la ofensiva debía ser continua.
-¿Ofensiva militar?
-Militar y política, combinadas, partiendo de lo simple a lo complejo, valiéndose de las propias fuerzas, realizando aquellas acciones que estén dentro de las capacidades y tratando de aprovechar las coyunturas, pero evitando caer en el aventurerismo...
14. Alianza obrero campesina
y rechazo al FAPU (Frente de Acción Popular Unificado)
¿Con qué argumentos ustedes no se integran al FAPU ¿Qué influencia de masa tenían entonces?
Ya teníamos bastante fuerza de masas. Bastante, Ya estábamos organizando a los trabajadores del campo, los maestros estaban organizados, los estudiantes, es decir, teníamos ya un movimiento de masas, todavía en sus inicios, pero bastante grande.
El FAPU fue una iniciativa del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). El Partido aceptó integrarse, porque ellos van a todo lo que vos le pongás el nombre de unidad, porque ellos dicen que para ellos la unidad es lo fundamental, aunque sea una unidad que se ponga al servicio de los intereses de la burguesía...
Nosotros, desde el principio, en relación con las alianzas tomamos una línea muy clara, producto de la valoración de todos los movimientos de unidad que había habido desde el 44 hasta entonces. Y es la siguiente: tenemos que forjar la unidad fundamentalmente en torno a la alianza obrero-campesina, porque hasta ahora, precisamente, no existe esa alianza como fuerza verdadera. Hasta ese momento la burguesía se había servido en bandeja todas las unidades del pueblo para hacer triunfar su línea sobre el sacrificio de los trabajadores y los campesinos. Llegamos a una conclusión: si queremos realmente hacer verdadera alianza y una verdadera unidad con todas las fuerzas del pueblo, tenemos que empezar por el primer escalón de la unidad, por formar la alianza obrero-campesina. Y ésa se forma en la organización y en la lucha. Y nos dedicamos de lleno a eso. Estábamos en ese esfuerzo que nosotros considerábamos estratégico, cuando los del ERP comenzaron a formar el FAPU. Nosotros conocíamos bien al ERP y estudiamos cuáles eran sus motivaciones...
Entonces nos dimos cuenta de que el ERP estaba en un proyecto putchista, a fecha fija, incluso para agosto, ya se habían puesto de acuerdo con algunos militares, y pensaban dar un golpe de estado y como para llevarlo a cabo necesitaban cierta influencia de masa, formaron lo que ellos llamaban los Comités Militares .. .Ellos pensaban que, al dar el putch, iban a tener un cierto poder de convocatoria, y entonces ahí en la Plaza pretendían regar los comandos que se tenían y de ahí salir con grupos de 15, e ir frente a los cuarteles a darles apoyo y comenzar a hacer acciones armadas. Por eso necesitaban la existencia de masas. Ese es el origen del FAPU.
Nosotros algún conocimiento y alguna experiencia teníamos, y vimos que debajo de ese llamado a la unidad se escondía el deseo de llevar a la masa al apoyo del putch, donde ellos estaban metidos. Esa es una de las razones por las cuales nosotros no apoyarnos
- ¿No fue porque estaba el PCS?
-Pues no, aunque entonces había bastante razones para ello. La política del Partido era realmente rechazable e indignante, en ese momento no había muchas bases para estar cerca del Partido, ellos nos condenaban duramente, condenaban la violencia venga de donde venga, hacían declaraciones públicas en contra nuestra.
15. Política de alianzas
-¿Cuál es la actual política de alianzas de las FPL Te pregunto estoy pongo acento en lo actual, porque parece evidente que ha habido una evolución en ese sentido. En el documento del 11 de junio del 76, llamado "La alternativa del Pueblo", ustedes planteaban la necesidad de formar un Frente Revolucionario, con el objetivo de educar a los sectores revolucionarios del pueblo, y rechazaban la formulación de un amplio frente político de alianzas propiciado por otras organizaciones. Hoy, apoyan el Frente Democrático Revolucionario que agrupa a todos los sectores que se oponen al actual régimen, y no sólo a los sectores revolucionarios. ¿A qué se debe esta evolución? ¿Qué papel atribuyes a esta amplia alianza con todas las fuerzas opositoras?
-Bueno, nosotros proclamamos que la base fundamental de las alianzas para nosotros es la alianza con las organizaciones revolucionarias...
-¿Desde el comienzo?
-Desde el comienzo, sí, porque ésta tenía que regir todos los otros escalones de alianza. Es decir, como cuando uno construye una casa, pues, sabe que tiene que poner determinados pilares, y poner determinada base, porque si no, la casa no se puede construir bien, o se construye mal. Y en lo político construir mal la unidad, como una cuestión de clases y de intereses, significa que la hegemonía pase precisamente a poder de las fuerzas de derecha.
-¿En ese núcleo central de organizaciones revolucionarias ustedes incluían al PCS?
-No, porque no podía ser considerado una organización revolucionaria. No tenía una política revolucionaria, y estaba luchando abiertamente contra las organizaciones revolucionarias.
La alianza fundamental, para ellos era el PDC (Partido Demócrata Cristiano) y el MNR (Movimiento Nacional Revolucionario), y la lucha contra aquellos aventureros que estaban por la lucha armada. Así fue durante años la verdadera realidad. Entonces, claro, ante esta situación ¿cuál era la línea de nosotros? Formar primero una alianza revolucionaria.
¿Con quiénes?
Con el ERP y con una organización que Fabio Castillo trató de formar, que decía que era político-militar. Para nosotros en ese momento lo que más se acercaba a la práctica revolucionaria, eran las organizaciones que se llamaban político-militar...
Naturalmente si el Partido hubiera tenido una línea convergente con las organizaciones revolucionarias, no hubiera existido esa política de rechazo. Eran ellos, a pesar que hablaban de unidad, los que pedían una unidad en torno a eso. . . y eso sí lo rechazamos.
Nosotros entonces, para establecer una alianza que fuera más acorde con las necesidades del desarrollo del proceso, poníamos en primer lugar la alianza estratégica con las organizaciones revolucionarias, a las cuales nosotros llamábamos organizaciones político-militares. En segundo lugar, la alianza obrero campesina como base clasista fundamental de toda alianza más amplia.
Nosotros sosteníamos que los obreros y campesinos debían tener el poder político en su organización y el poder militar. La alianza militar. La alianza obrero y campesina, pero con fuerza, con armas.
Después de esto entonces ya venía la lucha de todo el pueblo, donde cabía la burguesía. La cosa era invertir el esquema que ponía al centro a la burguesía, y alrededor de ella a los demás.
-O sea, que el frente Revolucionarlo es una etapa...
No, no lo puedes llamar una etapa, porque en realidad es necesario siempre. La alianza revolucionaria, apoyada en una verdadera alianza obrero-campesina, que sirva de base a la amplia alianza popular. Esa fue nuestra concepción. Yo no sé si se puede decir a estas alturas que esta concepción fue modificada, pero, por ejemplo, ahorita lo que tú puedes ver es esto. Tienes una alianza revolucionaria compuesta por cinco organizaciones. Estas tienen una base de masas revolucionarias que se llama Coordinadora Revolucionaria de Masas, son obreros y campesinos y con armas... y alrededor se ha formado la amplia alianza.
16. Política frente al ejército
No cabe duda, a mi entender, que el ejército salvadoreño no tiene la unidad monolítica que tenía el ejército somocista y que ésta es una de las características de la situación salvadoreña. ¿Cuál ha sido la política que ustedes han implementado en relación al ejército? ¿De qué manera han buscado aprovechar al máximo estas contradicciones?
-Mira, ahí te puedo responder en forma autocrítica. Realmente nosotros hemos hecho poco trabajo dentro del Ejército, y ello también nos ha hecho ser indiferentes a esa necesidad. En los últimos años hemos tenido conciencia de esto. Pero ahora nuestro trabajo en el ejército podíamos decir que se funda en el trabajo unitario. En el trabajo unitario se hace muy poco como FPL, pero sí damos completo apoyo a la línea clara de ampliar las contradicciones en favor de la revolución. Nosotros estamos proyectando un trabajo no sólo a ese nivel, digamos, de oficialidad, sino en el trabajo diario a nivel de población, a nivel de aldeas, a nivel de familias, para penetrar también en la tropa del ejército. Nosotros tenemos ahora clara la necesidad de este trabajo y estamos implementando medidas concretas para llevarlo a cabo. Pero en este terreno yo si te puedo decir que hemos tenido una gran debilidad, y en la práctica todavía la seguimos teniendo.
17. El difícil problema de la unidad
¿Y qué me puedes decir respecto al proceso de unidad de las fuerzas revolucionarias salvadoreñas?
-La unidad es un proceso complejo que va pasando por distintas etapas de maduración, sobre todo cuando las organizaciones han tenido diversos canales de desarrollo propio. Caer en el idealismo en relación con la unidad puede hacerlo a uno cometer errores, porque entonces uno no se prepara para la labor constante, persistente, paciente de superar todos los obstáculos que se vayan presentando.
-¿Y qué es lo que más dificulta ese proceso de unidad?
-Un amor muy fuerte por su propia organización, que impide hacer sacrificios en cuanto a las propias atribuciones para trasladar los poderes a un organismo unitario.
Muchas veces se puede decir, al formar un organismo unitario, que eso se ha superado. Pero eso sólo es el principio, porque hay que ir delegando poderes, y el delegar poderes significa, podríamos decir, debilitar en alguna medida las atribuciones internas de una organización que las ha venido teniendo hasta entonces en forma soberana y absoluta.
-En el caso de ustedes, que son de hecho la organización de mayor influencia de masa en El Salvador, tiene que haberles tocado ceder más en relación a sus fuerzas…
-Nosotros hemos pasado por períodos de euforia y podríamos decir de utopismo en los cuales hemos estado dispuestos, y de hecho hemos realizado una serie de medidas de consciente debilitamiento, incluso con el deseo de debilitar la Organización lo más rápido posible para crear un verdadero foco de unidad; pero también hemos tenido experiencias de que la utopía no es buena. Eso nos ha hecho ser un poco más realistas.
-Por último, si pudieras vivir de nuevo todos estos años ¿los vivirías de la misma manera?
-No, si pudiera nacer de nuevo, me gustaría iniciarme en la lucha más temprano. Cuando lo hice por primera vez, ya tenía muchos años.












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