Entrevista Concedida por el
Comandante Marcial a Marta Harnecker*
*Tomado del libro “La lucha de clases, motor del desarrollo de la
Guerra Popular de Liberación”,
Salvador Cayetano Carpio (Comandante Marcial
Escritos
recopilados en: 1982.
Primera
publicación: EDICIONES ENERO 32, México, 1982.
Versión digital:
Centro Histórico Revolucionario Salvadoreño "Salvador Cayetano Carpio – Comandante Marcial".
Fuente
del texto actual: Versión digital La lucha de clases, motor
del desarrollo de la Guerra Popular de Liberación, 2009.
Confrontado con la edición de: Organización
Revolucionaria Punto Crítico, 27 de julio de 1983.
Fragmento preparado para el 1 de abril de
2014, en homenaje al dirigente obrero y líder sindicalista, fundador de las FPL
y del FMLN, y estratega de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación, FAPL:
Salvador Cayetano Carpio Comandante Marcial.
Presentación a la edición de
Punto Crítico, México 1983
“Si
pudiera nacer de nuevo, me gustaría iniciarme en la lucha más temprano. Cuando
lo hice por primera vez, ya tenía muchos años.” Con esta sencilla frase que lo
pinta de cuerpo entero, Salvador Cayetano Carpio, el Comandante Marcial,
fundador y jefe máximo de las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí"
de El Salvador, da fin a la entrevista que concediera a Marta Harnecker y que
forma la primera parte de este volumen que bajo el título de LA LUCHA DE
CLASES, MOTOR DEL DESARROLLO DE LA GUERRA POPULAR DE LIBERACIÓN, hoy nos es
posible dar a conocer a los lectores mexicanos gracias a la generosa
autorización de “Ediciones Enero 32” que a la letra dice: “Se permite su
reproducción, toda vez que se guarde completa fidelidad al texto”.
La entrevista, junto con los demás
materiales de este libro, nos proporcionan una visión global de la vida, la
obra y el pensamiento generoso de uno de los más grandes dirigentes comunistas
de la revolución Latinoamericana. Nos da los trazos principales de un
itinerario dedicado por entero a la causa de la liberación del proletariado y
de una vida de la que Marcial sólo se reprocha no haberla dedicado desde más
temprano a la lucha, de una vida en fin, que él mismo cortó por consciente
decisión, convirtiendo su muerte en un acto político más que salvaguarda sin
mancha su honor revolucionario y preserva intacta su herencia política. Rica y
multifacética, esta herencia ha quedado para el enriquecimiento y disfrute de
los revolucionarios de El Salvador y de Latinoamérica toda: divulgar, estudiar,
asimilar y aplicar creativamente las enseñanza revolucionarias del heroico
pueblo de El Salvador, que Marcial mejor que nadie sintetiza y encarna, es
parte ya de nuestras obligaciones revolucionarias, es en su cumplimiento que la
Organización Revolucionaria Punto Crítico edita esta obra, como lo hizo
recientemente con su “Testamento Político”, el discurso que pronunció el 1º de
abril de 1983, diez días antes de su muerte, en ocasión de celebrar el XIII
Aniversario de la fundación de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo
Martí.
Organización Revolucionaria Punto Crítico
27 de julio de 1983.
Presentación a la publicación de
EDICIONES ENERO 32,
México, 1982
La presente publicación va
dirigida a todas aquellas personas que siguen de cerca el desenvolvimiento de
la lucha de clases y el desarrollo de la Guerra Popular de Liberación, que
libra el heroico pueblo salvadoreño contra el imperialismo yanqui y sus
títeres.
El imperialismo y sus aliados
están impulsando maniobras y campañas de desinformación para confundir a la
clase obrera y amplias masas populares de nuestro pueblo y demás pueblos del
mundo, sobre las características de la Guerra Popular de Liberación, la línea
político-militar de las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo
Martí" (FPL) y sobre su estrategia de Guerra Popular Prolongada. El
objetivo de estas maniobras es que la clase obrera y el resto del pueblo se
confundan y apoyen posiciones favorables al imperialismo y a la burguesía
criolla.
Para
aportar claridad sobre la teoría y la práctica de la lucha revolucionaria del
pueblo salvadoreño, tema que es palpitante para todo revolucionario,
presentamos cuatro materiales* emitidos por el comandante Marcial (primer
responsable de las FPL "Farabundo Martí" y miembro de la Comandancia General
del FMLN), que ya han sido publicados por diversos medios, aunque en algunos
casos, no completos o censurados en algunas de sus partes. En esta publicación
salen completos para el cabal conocimiento del lector revolucionario:
I. Entrevista concedida a Marta Harnecker.
II. Conversación con revolucionarios
latinoamericanos.
III. Conferencia de Prensa sobre la Campaña
"Héroes y Mártires de Octubre".
IV.
Testimonio sobre el comandante Ernesto Che Guevara, para la OSPAAL
(Organización de Solidaridad con los pueblos de África, Asia y América Latina).
¡Revolución o muerte! ¡El pueblo armado vencerá!
_____________
* Se permite su
reproducción, toda vez que se guarde completa fidelidad al texto.
I. Entrevista
Concedida por el
Comandante Marcial a Marta Harnecker
1. El PCS (Partido Comunista
Salvadoreño) contra la violencia de masas
-Marcial, entiendo que el
Partido había definido para El Salvador, la vía armada como el camino para la
toma del Poder.
-Exacto.
-Pero no la aplicó…
-No.
-Pero entiendo que no la
aplicó durante largos años y, de hecho, en todo el período en que tú eras su
Secretario General...
-Cuando tú dices vías, hay que
plantear bien la cuestión, porque en el Congreso de 1964, cuando yo fui electo
Secretario General, se aprobó una línea estratégica general, y se aprobó que la
lucha armada era el medio fundamental para tomar el poder.
Pero ya en ese momento existían
dos sectores dentro del Partido y precisamente la lucha con el sector de
derecha fue ésa: la interpretación de la vía. Ellos decían lo siguiente: es
cierto, la lucha armada es la decisiva para la toma del poder, pero estamos en
un período de acumulación de fuerzas, que tiene que hacerse por la vía
pacífica.
Por esa vía hay que acumular la
necesaria fuerza, para que cambie la correlación de fuerzas contra el enemigo.
Cuando esto suceda, la lucha armada será posible; mientras tanto, es
condenable, y es condenable toda violencia. En concreto, la violencia de masas.
Después de las huelgas del 67
-huelgas en las que yo estuve en primera trinchera de combate junto a los
obreros- y precisamente para impedir que se volviera a dar la violencia de
masas, que volvieran a aparecer los garrotes, que volviera a aparecer la
autodefensa de masas, se elaboró una serie de medidas que prohibían
estrictamente las huelgas generales y la violencia de masas. Argumentaban que
dentro del camino de la acumulación de fuerzas por medios pacíficos legales y
semi-legales, etc., eso hacía daño: hacía daño la violencia de masas, hacía
daño la solidaridad total de los obreros hacia la huelga, porque los convertía
en fácil blanco para el enemigo y entonces éste podía destruir nuevamente las
fuerzas que habíamos acumulado. Había que tener la paciencia suficiente como
para continuar exclusivamente la lucha a través de los medios legales, sobre
todo en el terreno sindical, y los medios parlamentarios. Esa era la línea.
-¿Es en el año 67 cuando
empieza a resurgir el movimiento sindical y se producen las primeras huelgas
después de un receso de 20 años?
-Sí, durante todo el año 67;
pero precisamente fue el triunfo de las tesis que nosotros defendíamos dentro
del Partido contra la posición de los sectores de derecha. Estos no querían la
violencia de masas. En ese tiempo existía la FUS (Federación Unitaria Sindical).
Ellos levantaron la siguiente tesis: que no se debía inmiscuir a la FUS en la
lucha por quitarle sindicatos a la corriente controlada por el imperialismo y
el gobierno; que no se debía atacar la línea imperialista dentro del movimiento
sindical, ni proponer la violencia de masas, porque entonces se corría el
riesgo de perder la personalidad jurídica de la Federación que había costado
mucho conseguir. Insistían en que había que ceñirse al Código de Trabajo....
¿Atenerse a los marcos de la
legalidad burguesa?
Así es. Entonces nosotros
precisamente para que no afectara a la FUS, y para llevar adelante nuestras
ideas acerca de la importancia de la violencia y la combatividad de las masas,
organizamos, paralelo a la FUS y junto a la FUS, un organismo que se llamaba
Comité de Orientación Sindical Revolucionario. Ahí nos reunimos los elementos
más avanzados del movimiento sindical, los que no estábamos ganados por el
economicismo. Ahí estaba Raúl Santiago Contreras, que murió en el 68, en apoyo
solidario a la huelga de maestros, estaba José Dimas Alas, que después murió
con las armas en la mano, y estaban una serie de compañeros...
- ¿Todos del Partido?
-Sí del Partido... Es que la
lucha interna en el Partido no se llevó sólo en el terreno ideológico. En este
terreno nosotros presentamos documentos polémicos que sirvieran de base para
saber cuál era la mejor aplicación del marxismo, pero, además, buscábamos
mostrar en la práctica cuál era el camino correcto. Y durante todo un año las
tesis correctas lograron levantar la combatividad de las masas.
2. De
dirigente sindical a dirigente del Partido
¿Por qué no me explicas cómo
organizaban ustedes el movimiento sindical...? ¿en qué consistían los métodos
que usaban para lograr esas grandes movilizaciones de masas?
En primer lugar hay que tomar en
cuenta que yo fui dirigente sindical antes de ser miembro del Partido. Entré al
movimiento sindical en 1943, un año antes de que cayera el régimen de
Maximiliano H. Martínez, cuando no se podía organizar sindicatos. En esa época
logramos arrebatarles una Asociación Mutualista a los patrones para convertirla
en un órgano de combate de los trabajadores...
- ¿En qué trabajabas?
-Era panadero... Todavía se
celebra el 17 de junio como el Día del Panificador, porque fue el 17 de junio de
1944, cuando ganamos la primera huelga por medios combativos...
Yo surgí como dirigente,
producto de la propia lucha de clases... Para mí el concepto de combatividad de
los obreros es un concepto que estaba ligado a la lucha ilegal. En ese tiempo,
tal vez lo que nos favoreció fue que no existía ninguna ley favorable al
movimiento obrero, no había Código de Trabajo ni había nada… De manera que todo
había que hacerlo a la fuerza, había que cerrar las fábricas a la fuerza.
Dentro de ese contexto fue que yo surgí. Mi escuela de lucha de clases era la
combatividad. Y desde entonces fuimos arrancando a la patronal y al gobierno,
con lucha y con violencia de masas, cada una de las leyes que favorecían al
movimiento obrero.
Ingresé en el Partido el 47,
después de salir de 6 meses de cárcel en la que me metieron precisamente porque
hicimos una huelga, y para aplastar la huelga comenzaron por meterme preso a mí
que era el dirigente del gremio de panificadores.
Cuando entré al Partido, ya
tenía 4 años de experiencia de lucha de clases en que no habían leyes, en que
todo había que conquistarlo a la fuerza... y con unidad, la unidad de todo el
gremio, y la unidad de los distintos gremios, para poder arrancarle a la
patronal, aunque fuera una mínima cosa, arrancarle el mínimo pliego.
Era una escuela forjada en la
propia lucha de clases, y no en los libros ... El primer libro que leí fue
"La Madre" de Máximo Gorki, en el 47, en la cárcel, en vísperas de
entrar al Partido.
Así fueron mis primeros años de
lucha, años muy ricos, de grandes huelgas, de gran combatividad; y no sólo de
huelgas en mi gremio. Llegué así a estar, sin quererlo, en la dirección de todo
el movimiento obrero de entonces, que ni siquiera podía llamarse sindical, no
podía. Era prohibido. No podía tener una estructura de tipo sindical, porque la
palabra sindicato era lo mismo que decir comunismo.
-¿Eran direcciones abiertas
o clandestinas?
-Es que a la fuerza hacíamos que
fueran abiertas. Las aplastaba el gobierno en cada represión y volvíamos a
aparecer. Cuando entré al Partido en 1947, yo estaba absolutamente convencido
de que en El Salvador era imposible lograr nada, si no era con una actitud de
combatividad de la clase obrera. Ahora bien, en 1959 la lucha en el interior
del Partido se agudizó, producto del triunfo de la Revolución Cubana.
Y aquí un paréntesis. Tuve la
gran suerte de haber estado en Cuba en la década del 50, antes del triunfo de
la revolución, invitado por el Partido Socialista Popular: entonces me di
cuenta de la gran combatividad de la clase obrera cubana, me di cuenta de los
métodos del Partido y también de su línea, y su línea era muy parecida a la
nuestra. Y me di cuenta cómo con esa línea no se estaba en capacidad de abarcar
los nuevos fenómenos de la vida política en América Latina. Luego después,
cuando vino el triunfo de la Revolución Cubana, vi con mayor claridad la
debilidad de esa línea que nosotros habíamos puesto en práctica durante años,
una línea que estaba exclusivamente esperanzada en las elecciones, en
aprovechar el espacio político que el régimen quisiera darnos para acumular
fuerzas por medios pacíficos. Estaba absolutamente claro de que nuestra línea
caía precisamente en el dogmatismo, en un seguidismo, que se autocalificaba de
marxista, pero que era anquilosada, que no era la ciencia viva aplicada a una
realidad social, como la de El Salvador.
Entonces te decía que desde el
59 la lucha ideológica en el interior del Partido se agudizó por el ejemplo de
la Revolución Cubana. Y precisamente por eso fue que en el 64 el Congreso me
nombró Secretario General, era un ambiente polémico, agudo, duro...
-¿Qué cargo tuviste dentro
del Partido antes de ser Secretario General?
Fui Secretario de Organización
del Partido desde el 48...
-Secretario de Organización,
¿eso significaba ser miembro de la Comisión Política?
No sólo miembro de la Comisión
Política, sino el segundo del Partido. Entré en el 47, como te dije y el 48 ya
me habían nombrado Secretario de Organización, miembro del Comité Central y
miembro de la Comisión Política y del Secretariado. Incluso el Congreso tomó un
acuerdo especial de no aplicar la antigüedad en mi caso.
3. Nuevos
métodos en el movimiento sindical
-Bueno, te decía que con la
Revolución Cubana se agudizó la lucha ideológica interna. Entonces se planteó
la necesidad de cambiar de métodos de trabajo con la clase obrera. Tanto el
burocratismo como el economicismo nos llevaron casi al aislamiento, casi a la
liquidación de la influencia que habíamos logrado en la clase obrera. En el 63
nos quedaban ocho sindicatos, que más que todo eran de rótulo, porque eran
sindicatos gremiales nada más con su directiva: un sindicato nulo, atrasado,
eso era lo que nos quedaba. Todos los sindicatos de empresas e industrias los
habían logrado copar el gobierno y el imperialismo.
Eso no se debía sólo a la acción
del gobierno y del imperialismo y a la represión, sino que se debía también a
los métodos que estábamos usando. Nos habíamos amoldado, o mejor dicho, el
equipo que estaba ahí del Partido se había amoldado a los métodos que el imperialismo
había introducido esos años en el movimiento sindical: exclusivamente ceñirse
al Código de Trabajo, exclusivamente las notas del Ministerio. En fin, al
legalismo, al burocratismo y al economicismo. El Partido acordó que yo
regresara al movimiento sindical en el 63, y tuvimos que sacudir duro esos
métodos.
-¿Antes de ser Secretario
General?
-Sí. Entonces propiciamos la
formación de la Federación Unitaria Sindical, FUS, que logró atraer a los
sindicatos independientes y fortalecer el sector sindical que nosotros
dirigíamos. En un año llegó a ser la central mayoritaria, llegó a tener 41
sindicatos, después de haberse iniciado sólo con 14; eso se logró precisamente
por los nuevos métodos que empleábamos y la acción combativa que impulsábamos.
A ello se agrega nuestra lucha contra el burocratismo incluso dentro del
Partido.
Una lucha contra el burocratismo
traía como consecuencia la combatividad de las masas, porque el burocratismo se
expresaba en esto: llegaba, por ejemplo, un grupo de trabajadores a quejarse de
que en su fábrica habían sido atropellados y expulsados del trabajo algunos
obreros, y llegaban con deseos de luchar, de poner en huelga la fábrica.
Entonces ¿qué hacían los compañeros burocráticos nuestros?. Primero les decían:
"Miren, compañeros, aquí en tal página del Código de Trabajo está el
artículo tal que los protege a ustedes, vamos a hacer esta acta, la firman, y
aquí estamos nosotros para ir al Ministerio de Trabajo, o nos acompaña uno de
ustedes. No tengan cuidado, no se muevan. Y díganles a los compañeros que
tengan paciencia, que no sería conveniente que fueran a la huelga..."
Se sustituía así la energía y la
participación de las masas en la lucha por sus propios intereses, por el
papeleo ese y por el funcionario que servía de correo de transmisión hacia el
Ministerio de Trabajo.
-Y cuando organizaban una
huelga, ¿cómo la hacían?
-Bueno, ahí había dos formas:
durante todo ese tiempo lo que primaba era ceñirse al Código de Trabajo. Este
establecía un sistema que prácticamente impedía la huelga. ¿Cuál era el
sistema? En primer lugar, plantear las demandas. En segundo lugar, en una
reunión sacar la lista de todos los que estuvimos de acuerdo con la huelga,
debiendo lograrse al menos el 51% de toda la fábrica ... Luego el Ministerio de
Trabajo comprobaba esa lista, yendo a la fábrica, donde el patrón ... Eso
prácticamente era decirle al patrón quiénes estaban en contra de él y quiénes a
favor.
De allí comenzaba todo el
trámite de un mes de conciliación que utilizaba el patrón para expulsar de la
fábrica a todos los futuros huelguistas y para destruir la directiva sindical.
Ese era el procedimiento que los compañeros seguían, el legalismo, el
burocratismo. El procedimiento que nosotros establecíamos era el de hecho y de
ahí era donde se espantaban los compañeros... ¿Qué trata eso?: la participación
de las masas, el cierre de la fábrica, la protesta, y luego después la
violencia, porque la policía tenía que atropellarlos...
-¿Físicamente dónde era que
se quedaban, fuera de la fábrica?
-Sí, sin avisarle al patrón en
los 30 días...
-¿En la casa o con piquetes
para impedir que entraran?
Con piquetes y con palos y todo
esto. Tuvimos por eso primero que romper con el legalismo... En el 67 se rompió
del todo, precisamente eso explica la serie de huelgas que se dieron desde
enero. Entonces, ¿cuál fue la modalidad que introdujimos? En primer lugar, lo
primero fue no respetar el Código de Trabajo. En segundo lugar, defender con
piquetes armados con palos la entrada de las fábricas para no dejar entrar a los
rompehuelgas. En tercer lugar, el choque con la Guardia, cuando ésta quería
meterlos allí y la violencia revolucionaria a través de la huelga, que entonces
se convertía en huelga política. En cuarto lugar, agitar las otras fábricas,
para que dieran solidaridad a esta huelga. Y en quinto lugar, ir uniendo a la
clase obrera sobre la base de la lucha por sus intereses a la solidaridad con
la lucha de otros sectores obreros.
Con esos cinco puntos fue con lo
que nosotros fuimos penetrando en las fábricas y lo hicimos con la oposición
del sector de derecha del Partido.
A mediados de enero del 67 se
produjo la primera huelga: la huelga de automovilistas, de pilotos, de
motoristas de buses urbanos. Los compañeros se encerraron, dejaron el lugar en
la oscuridad, formaron cordones de defensa de las unidades con palos, para
detener a la policía. En tres días se ganó esa huelga.
Entonces la clase obrera, al ver
que con ese método, pasando por encima de las disposiciones del gobierno y del
legalismo, se podía ganar, comenzó una serie de huelgas. ¿Qué hacíamos
nosotros? Dormíamos con los obreros, estábamos en los piquetes, andábamos de
piquete en piquete ayudándoles a organizarse, enseñándoles a cómo hacer la
comisión de cocina, cómo andar recogiendo contribuciones en los mercados para
la olla común, cómo formar distintas comisiones, porque los obreros no tenían
antigua experiencia de huelga. Así nos ganábamos su simpatía.
Muchas de esas huelgas brotaron
en sindicatos controlados por el gobierno. Y aunque nosotros no podíamos tener
su dirección, estábamos en la base, y al poco tiempo habíamos ganado toda la
base y de hecho lográbamos dirigir la huelga, a despecho de la dirección legal
que sólo estaba esperando la coyuntura propicia para traicionar la huelga.
-El Partido te destina a ti
al movimiento sindical nuevamente en el 63, y la primera huelga es el 67. ¿Qué
hiciste tú durante todos esos años?
Producir las ideas contra el
legalismo, contra el economicismo y contra el burocratismo, y luchar contra eso
dentro del Partido y entre las masas.
-0 sea, fue fundamentalmente
una labor de propaganda durante esos tres años porque no hubo acciones...
¡Cómo no!, hubo algunas acciones
importantes que no terminaban en huelga, pero se hacían con la nueva modalidad.
Además nos dedicamos a la labor
de organización de células clandestinas en las fábricas, para darles vuelta a
las directivas sindicales del gobierno. Por eso fue que en ese año -el 65, en
que se formó la FUS-, creció de 14 a 41 sindicatos. Pero fue con esos métodos:
impulsando la solidaridad de los trabajadores en la lucha por los intereses
comunes, aunque perteneciendo a distintas federaciones sindicales, impulsando
la lucha contra el Código de Trabajo, contra el legalismo propiamente y contra
el burocratismo.
Naturalmente que la lucha dentro
del Partido se hizo aguda, porque el sector que se había educado en todos esos
años anteriores en el economicismo y el burocratismo, era grande. Eso explica
que la derecha dentro del Partido haya podido finalmente obturar el camino, porque
sus cuadros eran mayoría en el movimiento sindical. Ahora, en la dirección
había también una mayoría de derecha, y lo que esa mayoría hizo fue apoyarse en
la derecha que había entre las masas, en los sectores más retrasados de ellas,
para poder dar la batalla contra ese sector que calificaba de aventurero.
4. La huelga
de los panificadores y la actitud de la derecha del PCS
-Mira, te voy a relatar nada más
una cosa para que te des cuenta hasta qué grado de agudeza llegó la lucha de
clases y la lucha ideológica, ligada a la lucha de clases.
En septiembre, octubre y
noviembre del 67 hubo una huelga de panificadores. En un momento determinado,
hubo necesidad de qué nos fuéramos a la huelga de hambre. En ese momento yo era
Secretario General del Partido.
-La información que yo tengo
sobre eso es de que esa huelga de panificadores no logró movilizar a todos los
que ustedes pensaban movilizar, que un poco ustedes fueron a la huelga de
hambre para tratar de lograr solidaridad con esa huelga. ¿Es así?
Sí, yo te voy a explicar. La
huelga de panificadores sí logró ganar al gremio de panificadores. Pero la
represión logró meter rompe-huelgas y la policía se apoderó de algunas
panaderías, digamos, de las panaderías claves. La huelga tenía una
característica muy seria de violencia de las masas, pero el gobierno nos estaba
aplastando, en parte porque no había la sensibilidad necesaria, ni la agitación
necesaria en los sindicatos. Los sindicatos querían irse a la huelga en apoyo
de los panificadores, pero entonces aquí fue, cuando se dio más dramáticamente
la lucha al interior del Partido. Cuando nos fuimos a la huelga de hambre 18
compañeros...
-¿Pero ustedes por qué se
fueron a la huelga de hambre? ¿Cuál era el sentido de esa huelga de hambre?
Bueno, es que fue por grados la
cuestión. El objetivo inicial de la huelga era un aumento grande de salarios.
-¿De los panificadores?
Sí. Pero allí en El Salvador
vieras que eso es bien interesante. Cualquier reivindicación que tú plantees,
aunque sea un chorro, se convierte en una huelga política, porque
inmediatamente salta la policía. Entonces aquel primer motivo económico, por el
que se da la huelga, en dos o tres días se convierte en un motivo político y en
una escuela de elevación de la conciencia de clase de los obreros.
Ya a esas alturas, cuando fuimos
a la huelga de hambre, aquella era una huelga política de primer orden que se
había extendido en el país, y precisamente el escenario de aquella huelga de
hambre se convirtió en la más grande concentración de gente, en un mitin continuo,
diario, de cada momento, frente al Palacio Nacional, y en una tribuna de
desenmascaramiento al régimen. Todo aquello era un movimiento político enorme,
sobre todo ya cuando pasó al grado de huelga de hambre.
Entonces al gobierno se le creó
un problema de tipo nacional, ya no eran los panificadores, no, era la
procesión continua, señoras de los mercados, manifestaciones que llegaban de
diferentes lugares, de este lugar, del otro, y del otro, y el apoyo de los
barrios y todo eso.
Cuando nosotros nos fuimos a la
huelga de hambre, la parte conservadora del Partido comenzó a hacer una labor
en contra de la solidaridad de las fábricas y los obreros a favor de esa
huelga. Y lo hacían en una forma descarada. Ellos estaban en la dirección de la
FUS. ¿Cuál era su técnica? Esto para que tú veas hasta qué grado llegaba la
lucha dentro del Partido): En las asambleas sindicales se reunían con bastante
calor para tomar el acuerdo de cerrar la fábrica e ir a apoyar la huelga de los
panificadores, es decir, hacer una huelga de solidaridad. Entonces llegaban los
compañeros del Partido que estaban en otras posiciones a decirles: "Bueno,
compañeros, nosotros estamos de acuerdo con que ustedes se vayan a la huelga,
eso es muy generoso, la solidaridad obrera es necesaria, pero nosotros tenemos
responsabilidades como dirigentes de la Federación, de manera que, como ustedes
se van a ir a la huelga, nosotros nada más queremos darles a entender, darles a
conocer algunos puntos del Código de Trabajo. Ustedes deben estar conscientes
de lo que van a hacer, para que después no digan que nosotros somos
irresponsables, y que nosotros les hemos inducido a una huelga que les puede
traer a ustedes algunos perjuicios".
"Ya va a llegar la navidad,
ustedes van a perder los aguinaldos de acuerdo con el artículo tal del Código
de Trabajo. En segundo lugar, en este otro artículo dice que a los tres días de
trabajo que se pierdan, el patrón puede hacer nuevos contratos con otras
gentes, es decir, pueden ser despedidos".
Y así... "De manera que nosotros
les hacemos ver eso: si ustedes apoyan esa huelga, van a perder los aguinaldos,
van a perder esto, van a perder lo otro. El Ministerio puede incluso deshacer
la directiva, pueden quitarle la personería jurídica al sindicato y ya ven la
gran conquista que esto significa y todo lo que ha costado conseguirlo. De
manera que ustedes pueden hacer la huelga, pero también hay otras formas de
solidaridad. Ustedes pueden, por ejemplo, hacer una contribución, llevar una
ayuda a los compañeros que están allá, en realidad es necesario demostrar
solidaridad humana. Llevar una ayuda, visitarlos, etc." Cuando terminaban
de hablar, habían logrado convencer a la parte más atrasada de la asamblea.
Aunque hubiera ahí algunos de
los más avanzados que plantearan: "No, no podemos dejar morir a los
compañeros panificadores, etc." Siempre hay en todo sitio una parte un
poco retrasada.
Ya cuando se llevaba el asunto a
votación planteaban: "Bueno, compañeros ¿qué prefieren? ¿Están por la
huelga, o están por la contribución solidaria?".
Así fue como echaron por tierra
la posibilidad de levantar huelga general, que en determinado momento llegó a
estar en el ánimo de las masas...
Y toma en cuenta lo siguiente,
el que estaba muriéndose ahí en la primera trinchera de combate, era su Secretario
General. ¡Preferían que se muriera su Secretario General! ¡Tal era el grado de
agudeza de la lucha ideológica! ¡Preferían eso, para que no venciera la línea
combativa!.
Yo tenía entendido de que
trataron de movilizar a los sindicatos, pero que no habían condiciones
objetivas para hacerlo...
-Esa fue la forma en que
trataron de movilizarlos.
¿Cómo se explica que te
eligieran Secretario General, si tú representabas la línea de izquierda y había
una mayoría de derecha en la dirección?
-Bueno, yo no me lo explicaba al
principio. Se puede explicar nada más, pues, por la cuestión de que la historia
avanza y que, a pesar de todo, en determinados momentos hay cierta intuición de
que hay necesidad de hacer cambios. Pero en el momento que a mí me pidieron el
juramento, no parecía que había sido ungido con un cargo de esa naturaleza,
sino que estaba en el banquillo de los acusados. "¿Promete el compañero
fulano de tal que va a aplicar estrictamente la línea de la Organización, que
no va a aplicar ideas izquierdistas?".
-¿Eso no es usual?
-Que se va a cumplir la línea,
sí, pero que le digan a uno que prometa que no va a introducir dentro del
Partido el aventurerismo o el izquierdismo, eso no.
5. Grupos de acción y creación del FUAR
(Frente Unido de Acción Revolucionaria)
-Ahora Marcial, en estos
años que tú estás allí metido con el movimiento sindical después del triunfo de
la Revolución Cubana, tú decías que habías visto en Cuba cosas que te hicieron
pensar mucho en la necesidad de revisar determinadas formas orgánicas del
Partido, o métodos de trabajo en relación a la implementación de la lucha
armada... ¿Qué pasa con esa preocupación tuya y con ese trabajo sindical?
Bueno, la primera cosa es la
siguiente: para mí quedó claro que había dos formas de aplicar el marxismo, una
forma dogmática, y que precisamente la Revolución Cubana había demostrado que
era necesario no aplicar el marxismo de manera dogmática, sino aplicarlo de
acuerdo a las condiciones del país. Llegué a la convicción de que estábamos
aplicando el marxismo de manera bastante dogmática.
En el 59 hubo en nuestro país
una situación muy importante que fue la lucha contra el gobierno de Lemus: el
gobierno de Lemus penetró en la Universidad en un ambiente de gran auge del
movimiento de masas, hubo expulsión de dirigentes, expulsaron a Schafik,
expulsaron a Raúl Castellanos Figueroa, a varios de los dirigentes de la
Comisión Política.
Entonces nosotros fuimos
sensibles al momento y comenzamos a utilizar grupos de acción de cinco para
aprender a manejar armas. Estos grupos de acción fueron sólo, digamos, los
fermentos, pero sacamos la línea del derrocamiento por las armas del régimen,
lo que le denominábamos insurrección armada. Llamamos a la insurrección armada
y al derrocamiento de Lemus.
Aunque no derrocamos a Lemus,
porque el movimiento estaba muy tierno, eso ya significaba un viraje, ya
significaba poner en acción diferentes formas de lucha armada para derrocar un
gobierno...
-¿Esa fue una decisión de la
Comisión Política?
-Sí, pero te digo, gran parte de
la Comisión política estaba fuera del país, por la represión que había
existido.
Ahí comenzó el primer fermento
de los grupos de acción. Claro, una parte del ejército se alarmó, creyendo que
el llamamiento a la insurrección y los "grupos de acción" de entonces
eran más fuertes y pensaron que, con el ejemplo de la Revolución Cubana, podía
eso convertirse en algo serio. Ese análisis los llevó a dar un golpe de estado,
estableciendo un régimen bastante democrático. Entonces se terminó la
motivación, porque ya con el nuevo gobierno no se podía seguir el mismo
esquema. Incluso estableció relaciones con Cuba. Fue bastante liberal,
precisamente para parecer diferente a la anterior dictadura. Nada más duró tres
meses. A los tres meses lo derrocaron... Aquella experiencia de los primeros
grupos de acción fue aprobada por unanimidad en el Partido, ahí no hubo
oposición.
Cuando derrocan a esa Junta, hay
gran indignación del pueblo, entonces con facilidad y por unanimidad dentro del
Partido se acordó formar el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR).
Ahí fue donde pusimos a
Schafick.
-¿Como Secretario General
del FUAR?
-Y se formó una cantidad de
columnas de 4 o 5 compañeros, clandestinos, destinados a la acción armada, los
cuales debían prepararse. Era una labor de preparación en lo armado. Incluso se
envió a algunos compañeros a prepararse (a Cuba). El FUAR llegó a ser una
organización muy fuerte, porque entonces se encontró trabajo del Partido en
eso...
-¿Eso fue en el 60?
61,62, hasta 63. Dos años y
pico.
-Bueno, pero ¿qué fue lo que
pasó después?
Esos grupos de apoyo fueron
entrando en un estado de ánimo de frustración. La dirección del FUAR no tuvo la
capacidad de hacer ni siquiera una acción armada, y como aquella gente hervía
por la lucha armada, y se había ido convirtiendo prácticamente en ayudantes de
la labor de propaganda, sintieron que los estaban subestimando. Se les había
llamado para aprender y preparar algunas acciones y no se hizo ni una sola
acción militar en tres años. Así entró lo que Schafik llamó el gran bajón y ya
no se logró levantar aquello. Pero además sucedió otra cosa: resulta que se
produjo una desviación militarista dentro del FUAR, aún sin practicar lo
militar...
-¿En qué consistía esa
desviación militarista?
-Por ejemplo, se elaboró una
teoría que implicaba el menosprecio al movimiento de masas. Esa teoría fue
rechazada y de ahí vino una lucha ideológica bien fuerte. Se sostenía que
"los sindicatos en El Salvador no tenían razón de ser, que sólo tenían
razón de ser en países industrializados, como los europeos, pero que en un país
tan atrasado era una adaptación mecánica", etc.
Esta es una de las razones por
las que te digo que del 64 al 65, después de tener un gran dominio del
movimiento sindical, nos quedamos en sólo 14 sindicatos. Es decir, aquellas
concepciones militaristas de desprecio al movimiento de masas, de considerar
los sindicatos como ya caducos y concentrarse sólo en la preparación militar,
florecieron y, paradójicamente nosotros, que habíamos organizado los primeros
grupos de acción antes de la caída de Lemus, que estábamos por la
integralización de la lucha, tuvimos que salir en lucha ideológica dentro del
Partido contra esa desviación, insistiendo en la necesidad de hacer un
movimiento de masas.
-Ahora entiendo un poco por
qué te eligen Secretario General, porque de alguna manera interpretabas al
sector de derecha en ese momento...
-Todo ese año llevé a cabo la
lucha por el rescate del movimiento de masas, pero se tergiversó mi posición y
se decía que yo estaba contra la lucha armada. Entonces en el Congreso se
equilibró la cosa. En el Congreso se acordó que la lucha armada debía de
proseguirse, no debía agotarse, pero que debería armonizarse con el movimiento
de masas. Esas experiencias fueron buenas para no caer después en el error del
militarismo, porque ya habíamos llevado a cabo una lucha contra esa desviación,
y teníamos la experiencia de que se podía caer en ella y menospreciar a las
masas. Ambas cosas son necesarias....
6. Actitud
de la Dirección del PCS frente a la huelga general de abril del 67
En abril de 1967 logramos
levantar, prácticamente de la nada, una huelga general. Esta partió de una
fábrica de lingotes de hierro, que se encontraba a 59 km. de San Salvador. Su
directiva sindical, que estaba en manos del gobierno, no dejaba acercarnos a la
base, pero nosotros nos infiltramos y con gran perseverancia logramos ganar a
la masa y, sobre esta base, obligar a los dirigentes del gobierno a plegarse a
la huelga, actuando en unidad con la FUSS. Gracias a ello logramos hacer la
huelga general más grande de los últimos 20 años: 30 mil obreros pararon y
algunos iban a hacerlo, porque estaba pensado como un movimiento progresivo.
Esta experiencia fue una gran escuela para miles y miles de trabajadores que
jamás habían vivido una huelga.
Y mira lo que pasó con la
dirección del Partido. Cuando llego cansado, soñoliento, pero feliz, de la
trinchera de combate a la Comisión Política, porque se había ganado la huelga,
porque había visto el auge del movimiento de masas y el orgullo que sentían los
trabajadores al haber logrado, al fin, hacer sentir su fuerza, su combatividad
y su unidad, los compañeros me oyeron, pero con el rostro bien sombrío, como si
hubiéramos vivido una gran derrota y luego dijeron: "Bueno, es cierto, la
huelga se ha ganado, pero queremos hacerle una pregunta al compañero: ¿Qué
hubiera sucedido, si el gobierno pone el estado de sitio? Que responda el
compañero, nosotros no podemos permitir ese tipo de aventuras en el movimiento
sindical; esas son acciones aventureras, izquierdistas, extremistas. Por una
casualidad se ganó esa huelga, pero si implantan el estado de sitio, ahorita
estarían cerrando todos nuestros sindicatos, y la acumulación de fuerzas que
nos ha costado durante años, se hubiera deshecho. . ."
De ahí sacaron la conclusión y
esa es una tesis histórica de que "durante el período de acumulación de
fuerzas no se pueden permitir batallas decisivas, sino sólo batallas
parciales". No se puede permitir darle un blanco al enemigo, para que destruya
todas nuestras fuerzas. Esa fue la tesis que aprobaron...
-¿Tú tienes toda esa
documentación?
-Desgraciadamente el Partido es
el que la tiene, porque yo entregué toda la documentación después de mi
renuncia. Entonces así realmente con esas tesis el Partido se va convirtiendo
-como les decía yo en el documento acerca de la violencia- "en el
bombero", estábamos apagando, echándole agua fría a la combatividad de las
masas, y así no sólo íbamos a perder a las masas, sino que íbamos a perder la
oportunidad de ser una vanguardia, de dirigir como vanguardia. Entonces en esas
condiciones de lucha tan aguda, ideológica y práctica, es que transcurren todos
los últimos años de la década del 60.
-¿Qué papel jugó la posición
del Partido en la guerra con Honduras?
-Este hecho hay que juzgarlo
dentro de todo ese contexto.
7. Atención
centrada en la violencia revolucionaria de las masas
-¿Pero tú para entonces has
puesto entre paréntesis el problema de la lucha armada más general, digamos, o
tú estás, al mismo tiempo que trabajando en el movimiento sindical, pensando en
hacer frente a esa tarea de forma más eficaz?
Verdad es que metido ya dentro
del torrente de la lucha sindical, con todas las tareas diarias, y metido en el
juego de la lucha contra los sindicatos pro-imperialistas, lo que más saltaba a
la vista era otro aspecto de la violencia revolucionaria: la violencia
revolucionaria de las masas, con algunos aspectos de lucha armada, aunque
todavía con armas muy elementales, como palos, etc. Una violencia aplicada en
la gran lucha de masas, en la lucha política, es decir, en otro terreno.
Pero a finales de la década el
pensamiento este se fue internalizando más, con las experiencias que se habían
tenido: la lucha contra Lemus, el FUAR, las experiencias todavía calientes de
la lucha combativa de las masas... Entonces ya había un campo más propicio para
equilibrar la línea...
- Ahora, en ese momento ¿qué
es lo que tú pensabas? ¿Qué es lo que debiera haber hecho el partido?
-Bueno, yo presenté documentos.
Incluso este documento sobre la violencia del que te hablaba, no sólo se
refería a la dirección de las masas y a la violencia de las masas, sino también
a la necesidad de que el Partido atendiera el aspecto de la lucha armada.
Ya no sólo era por la cosa
exterior, ya la cuestión del ARS* golpeaba adentro. Me preocupaba ver que gran
parte de la juventud se iba a ir por la lucha armada, y que al Partido se le
iba a ver como a un enemigo, puesto que prácticamente los condenaba y los
trataba como enemigos.
Ahora tú sabes que no se puede
decir que una estrategia elaborada a través de la lucha ideológica, nazca
perfecta desde el principio, se va alimentando de la práctica, se va
alimentando de las mismas necesidades no atendidas, se va alimentando de las
experiencias que se van logrando y de la misma dinámica de la lucha ideológica.
Entonces eso fue transformándose en algo cada vez más maduro y en un
pensamiento cada vez más integral. Yo no te puedo decir que en el 69 ese
pensamiento era integral.
Cuando presento los últimos
documentos al interior del Partido, planteo la necesidad de la lucha armada, de
la autodefensa de la violencia de las masas y la necesidad de transformar
orgánicamente al Partido, en donde con toda claridad decía: "para una
buena parte de los miembros del Partido va a ser difícil amoldarse a las nuevas
condiciones de lucha, a la armada, a los sacrificios que eso requiere, a la
clandestinidad, a la compartimentación que eso requiere, etc.". Entonces
yo propongo un esquema y un método para la reestructuración del Partido.
8. Nuevos
planteamientos para orientar al PCS hacia la lucha armada
-¿En qué consistía ese
esquema?
Eso fue al principio del 70,
antes de la formación de las FPL.
O sea, ¿después de la guerra
de Honduras?
-Sí, después...
-¿Tu todavía estabas en el
Partido? ¿No te habías retirado del Partido?
-No, yo renuncié en marzo del
70.
- ¿Y los documentos cuándo
los presentaste?
-Durante esos meses anteriores:
diciembre, enero... En ese documento acerca del esquema orgánico del que te
hablo, yo planteaba la necesidad de una reestructuración del Partido, para lo
cual había que comenzar por la tabla de normas y valores: valores personales,
cualidades personales y revolucionarias. A mí me parecía que una parte de
miembros del Partido se había amoldado, se había acomodado a un liberalismo en
su modo de vida, que no hacía mayores esfuerzos, que no tenía realmente ya la
calidad para dar el salto. Esto fue lo que definitivamente asustó mucho más a
los compañeros. De hecho yo planteaba una reestructuración total del Partido,
que requería una revaloración total de los miembros, para ver si iban a ser
capaces de poder dar el salto hacia una integralización de la lucha. Ese fue de
los documentos últimos que yo presenté. Entonces, sí, ya estaba bastante
avanzada la idea de la estrategia político-militar.
¿Cómo pensabas tú que tenías
que reestructurar el Partido? ¿seguían jugando un papel las células, la
formación de cuadros, etc... ?
Lástima que en este momento no
tengo este documento. Pero no me parece que yo haya presentado todo un esquema
así, digamos estructural, desde la dirección hasta abajo, con toda su
ramificación, el papel de las células y todo eso. Pero el pensamiento central
era éste: primero, que para integralizar la lucha, para poder dirigir la lucha
armada y la violencia de masas, era necesario que la calidad de los miembros
fuera revisada, y que muchos de los miembros, incluso miembros de la dirección,
no iban a ser capaces de dar el salto hacia adelante. Segundo, que las células
deberían tener no sólo una función política, sino que también deberían tener
una función militar y una preparación militar.
-¿Todas las células del
partido?
Todas las células, pero sin
quitarle la función política. Es decir, el esquema leninista del centralismo
democrático, de la dirección colectiva, de las organizaciones nacionales,
intermedias y de base, no variaba. Lo que variaba era su función y su calidad.
La función en el sentido de que todos deberían dominar en alguna medida también
el arte militar y de que todos deberían estar dispuestos y preparados, en el
momento necesario, para asumir esa función. Pero, además de esto, que el
Partido tenía que combinar la lucha de masas y la lucha militar, y no caer otra
vez en el error de unilateralizarla. Ni convertirse en foco guerrillero, ni
tampoco sólo atender el movimiento de masas. Ahora fíjate que toda esta
polémica, toda esta lucha, toda esta práctica entre las masas y la experiencia
internacional de la década del 60 nos alejó en parte del peligro de querer
mecánicamente aplicar el ejemplo de la Revolución Cubana. Fíjate que durante
todo ese tiempo existía el peligro de caer en el esquema de Debray. Eso era lo
más fregado. Pero, en nuestro caso como se surgía del seno de un partido que ya
tenía sus estructuras, ya no había peligro de que se redujera el partido a un
foco guerrillero, sobre todo si se había vivido la experiencia de la gran
combatividad de ese enorme movimiento de masas. Entonces, con mayor razón, la
combinación de ambos medios de lucha estaba garantizada. Lo ideal en El
Salvador hubiera sido que hubiera habido por lo menos un poquito de
sensibilidad de parte de todo el Partido para poder ver la necesidad de que
éste asumiera el papel de vanguardia, no sólo en lo político, sino también en
lo militar.
9. Lucha
ideológica que no llega a la base
- ¿Estos planteamientos
tuyos sobre la necesidad de readecuar el Partido a los nuevos requerimientos
son discutidos en el seno del Partido?
-Ahí lo que sucede es lo
siguiente. El mecanismo de la mayoría se utilizó para que la base del Partido
no se diera cuenta de lo que estaba sucediendo en la lucha ideológica. El
respeto a las normas estatutarias me impedía hacer llegar hasta el seno de las
bases esa situación. Sistemáticamente la mayoría del Comité Central, que a
veces era muy pequeña, de uno o dos, tomaba acuerdos de que los documentos que
yo estaba presentando y que servían de base al Comité Central para llevar a
cabo la discusión, no pasaran a la base. Era una lucha ideológica en la cual no
participaba toda la base, todo el Partido, por el miedo que tenían al contagio
de las ideas.
Es decir, no es que se haya
perdido la lucha ideológica: con un poquito que hubiera bajado esa lucha
ideológica abajo, estaba ganada la batalla. Lo que pasa es que la mayoría de la
dirección, defendiéndose como gato patas arriba, vaya, impedía que esas ideas
pasaran a la base. Precisamente ése fue el argumento para acordar que no se
realizara el Congreso que debía realizarse en esa fecha.
La Comisión Política,
arbitrariamente, acuerda que no se convoque al Congreso, y con este argumento:
"si se convoca al Congreso, las ideas aventureras e izquierdistas pueden
triunfar y se corre el peligro que el Partido se lance a una línea aventurera,
porque la base no está educada". Esa era la situación...
-Haciendo un análisis
retrospectivo ¿no has pensado alguna vez de que debieras haber roto esa
legalidad del Partido para hacer una lucha interna?
Es que fíjate, yo traté de
evitar a toda costa, hasta el último momento, la formación de fracciones...
Entonces aparecía como que era yo solo el que estaba luchando... Yo aceptaba
las decisiones del Comité Central y me sometía a los estatutos. Sin embargo, ya
en las últimas semanas, saqué un documento como Secretario General, en el que
traslucía a la base la situación difícil que estaba pasando el Partido. Era un
documento muy pequeño en que daba a conocer a las bases la situación de tensión
y dificultades que había con la dirección. Esa fue una de las cosas que más
preocupó al sector mayoritario. Y fue un documento que después condenó la Comisión
Política.
10. Surgimiento de las FPL
(Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo
Martí")
Al cerrarse los canales de
discusión interna por la acción del sector de derecha, no me quedó otro camino
que renunciar al Partido y fundar una nueva organización. El 1 de abril de
1970, nacen las Fuerzas Populares de liberación Farabundo Martí". En ese
momento el Partido está empeñado en demostrar que la vía pacífica de lucha era
el camino para llegar al poder en El Salvador, fundamentalmente la vía electoral,
buscando como aliado fundamental a los sectores democrático burgueses...
-¿Pero entiendo que nunca el
Partido planteó que la vía pacífica era la vía para la toma del poder...?
-Sí, así tal vez no. Aunque
después de la toma de posesión de Allende, sí, abiertamente hablaban de que
estaba demostrado la posibilidad de la vía pacífica y que ése era el camino
para El Salvador.
-Pero después del fracaso de
la experiencia supongo que cambiaría la formulación...
Sí, ahora se puede decir que
nunca se dijo eso. La verdad es que no siempre se dijo eso tan claramente, pero
sí más sofisticadamente en el siguiente sentido: "La acumulación de
fuerzas por los medios pacíficos es el camino para el desarrollo del movimiento
revolucionario. Y el salto revolucionario se dará a través de las armas".
Y este salto se concebía como una insurrección de dos o tres días. La lucha
armada era permitida en esos dos o tres días finales. Y mientras tanto, todo el
resto, o sea, lo que buenamente se puede llamar la vía para el desarrollo del
proceso, era la vía pacífica.
Ahora, efectivamente decir que
la vía pacífica era la vía para la toma del poder no es exacto, porque se
planteó siempre una culminación, en la cual la lucha armada iba a jugar el
papel decisivo...
Entonces existía una interpretación
un poco estrecha de la tesis de Lenin de la situación revolucionaria.
11. Por qué
una organización político-militar
-Marcial, ustedes se
plantean como una organización político-militar, ¿en qué consiste eso de lo
político-militar? ¿Significa una negación a la concepción clásica de partido?
-Es la puesta en práctica de una
estrategia político-militar. Es decir, de la combinación de todos los medios de
lucha...
-¿Eso estaba claro desde la
partida?
-Desde el principio. La
combinación de todos los medios de lucha, en la cual la aplicación política de
la línea tiene que complementarse con la armada, y ésta pasa a ser la
fundamental, en ciernes, digamos, al principio, pero con tendencia a
convertirse en determinado momento en fundamental. Incluso cuando la lucha
armada está tiernita, cuando todavía no abarca todo el panorama nacional, y no
es todavía la fundamental, es ella la que en determinado momento pasa a ser la
que jala todo el proceso, y, entonces, los otros medios de lucha tienen que
combinarse con éste, que es el fundamental. Cuando nosotros en El Salvador
proclamamos la organización como político-militar, lo hacemos respondiendo a
una verdadera necesidad, porque había en el país organizaciones que negaban la
vía militar, y querían constreñir todo el movimiento exclusivamente a lo
político. Entonces había que ser claros, para que el pueblo entendiera
perfectamente. Ahora bien, ese planteamiento no se hace en el sentido de
negación de la concepción de partido, sino dentro del pensamiento de que había
que dejar bien claro ante el pueblo los dos aspectos de la línea, los dos
aspectos de su participación: la lucha de masas y la lucha armada, que esta
organización tenía que dirigir.
Al plantearnos como organización
político-militar, pretendíamos evitar caer tanto en el militarismo, como en el
derechismo que veía exclusivamente lo político. Pues, cuando esto no se
comprende como una línea integral, se puede caer en un error muy serio, y ése
es el error del militarismo. Nosotros, desde la partida teníamos muy claro que
lo militar no es sino la prolongación de lo político por otros medios, por los
medios armados.
Otra cosa que, desde sus
inicios, tuvo clara la Organización, fue la necesidad de que fuera el pueblo el
que tomara en sus manos también aquella causa, que fuera el pueblo, el propio
autor de la lucha armada. Y como teníamos bastante experiencia en la
incorporación de las masas a la lucha, especialmente a la lucha contra el
burocratismo, no había muchas dificultades en eso. Teníamos claro que era el
pueblo el que iba a hacer la guerra y que estos grupos armados no deberían de
convertirse en una élite, en unos héroes desligados del pueblo, que le iban a
ahorrar al pueblo el trabajo de hacer la revolución.
La experiencia de la década del
60 con respecto al foquismo nos preparó para tener una pensamiento más
integral. De manera que, cuando nosotros hablábamos de político-militar, no
hubo peligro de deformación, porque desde el principio teníamos claro que lo
político es lo fundamental, lo que tiene que dirigir la guerra, y que lo
militar está supeditado a lo político y es parte de la expresión política de la
lucha de clases.
-Independientemente de haber
tenido claro esto en el pensamiento, entiendo que en la práctica de hecho
ustedes se dedican durante bastante tiempo sólo a la actividad militar, ¿a qué
se debe eso? ¿a la necesidad de entrenar a la gente en esta lucha que era algo
nuevo para ustedes o a que se entusiasmaron un poco demasiado con lo militar?
-Mira, eso hay que verlo en un
marco de conjunto, porque si agarrás* (*así en el original) así en pedazos la
cosa, en un determinado momento puede parecer unilateral, hay que ver la
proyección, aunque hay que reconocer que el pensamiento no está totalmente
plasmado desde el comienzo.
¿Qué fue lo que sucedió con las
FPL? No es que nos metiéramos durante un tiempo, digamos nada más que a lo
militar. Fíjate que ahí hay que ver una cosa, el Grupo Comando Central, o grupo
inicial, era una dirección de partido, eminentemente de partido... Ahora, era
necesario darle al pueblo el instrumento armado. Era precisamente de lo que
carecíamos, entonces ahí hubo un dilema: formamos primero el partido, las bases
y todo eso... ¿Cuántos años nos vamos a tardar para que el pueblo pueda
adquirir la confianza de que puede organizar la lucha armada?...
Entonces nosotros decidimos
separarnos de la práctica orgánica tradicional. ¿Cómo podíamos hacer un partido
con sus células con 7 personas? Aunque hubiéramos querido hacerlo, no habría
sido posible. . . El grupo inicial era realmente una dirección de partido,
aunque no tuviera ese nombre, con pensamiento de partido, que venía de luchar,
y que conocía, pues, lo que era el funcionamiento de un partido.
-Antes de seguir con el tema
¿cómo se entiende que el secretario del PCS con prestigio en el movimiento de
masas y en el partido se haya conformado con 7 personas y no haya reclutado
dentro del Partido más gente, aunque sea a posteriori...?
-Es que ése fue uno de los
acuerdos principales que tomamos, precisamente para apartarnos del esquema que
se había seguido en varios países de América Latina. Lo primero que se hacía
era salirse, formar un grupo. y disputarle al Partido hasta el nombre y el
reconocimiento. Acordamos que si seriamente íbamos a emprender esa lucha
armada, que es muy complicada, nosotros no nos íbamos a entretener en estar
haciendo propaganda en el interior del Partido.
Pensábamos que la gente iba a
tener suficientes pruebas para valorar por sí misma dónde estaba la línea
correcta y la línea incorrecta. En segundo lugar, no queríamos establecer más
puntos de conflicto con la dirección del Partido, que estaba sensibilizadísima*
(*así en el original) y que tenía temor de que nosotros jaláramos bastante
gente. Entonces conscientemente renunciamos a eso: "no queremos sensibilizar
más a esta dirección". En tercer lugar, porque dentro del Partido comenzó,
en lo público, una labor de delación y denuncia contra el grupo que se había
salido. Fíjate que en un congreso sindical, a los pocos meses de habernos
salido, delante de toda la gente, sabiendo que ahí había "orejas"
(soplones) del Servicio de Inteligencia enemigo, y hasta los conocían
perfectamente, sacan una lista y dicen: "vamos a leer la lista de los
traidores que han abandonado la lucha sindical, y que ahora dicen que están
formando guerrillas, pero lo que están haciendo, en alianza con el gobierno, es
propiciar las condiciones para que cierren los locales sindicales, y para que
se deshagan los sindicatos. Aquí está la lista...
Primero mi nombre, segundo...
Para la labor delicada que
estábamos emprendiendo en absoluta clandestinidad, eso era muy negativo.
Necesitábamos que no se nos estuviera mencionando. Y si nosotros comenzábamos a
hacer labor de proselitismo dentro del Partido y dentro de los sindicatos, es
decir, dentro del terreno donde teníamos influencia, esto hubiera significado
una desnaturalización bastante grande de esta situación, muy peligrosa para
nosotros y también para el mismo Partido, porque el Partido también se hubiera
degenerado.
Cuando se dieron cuenta que no
les hacíamos sombra, de que no hacíamos ninguna propaganda, dejaron de
mencionarnos. Fíjate que a mí me anduvieron buscando los miembros de muchas
células, pidiéndome que les explicara qué situación había, que ellos
comprendían que nosotros teníamos la razón, que les fuera a dar una charla
sobre eso. Pero yo rehusé completamente a volver andar haciendo propaganda. No
quisimos caer en el caminito trillado ese de una serie de grupos de Partidos
que se diluyen en una lucha interminable, una lucha de palabras que no hacen
nada, que comienzan por decir que quieren la lucha armada, y finalmente
terminan por no ser ni partidos, ni grupos que implementen la lucha armada…..
12. Los
comandos armados y los grupos de apoyo
-Volviendo a lo que te decía, te
insisto, ¿cómo vas a formar tú un partido con siete compañeros, si al mismo
tiempo tienes la tarea de crearle al pueblo la confianza en sus propias fuerzas
y demostrarle que puede manejar las armas y que puede llevar a cabo la lucha
armada?. Entonces ahí, momentáneamente se toma el acuerdo de comenzar por
formar una estructura de comandos armados, pero con vistas a que cada uno de
estos comandos armados se apoye en un colchón de colaboradores ligados a la
masa. A los cuatro o cinco meses, es decir, en poco tiempo, estábamos formando
la segunda red de la estructura.
Cada compañero de un comando
armado tenía la obligación de tener 15 colaboradores, y como eran compañeros
que habían estado precisamente en el movimiento sindical, o bien ligados a la
masa, aquellos 15 colaboradores eran generalmente dirigentes sindicales,
activistas sindicales. Entonces cuando venías a sentir, ya teníamos 60 ó 75
compañeros, que era un colchón en el que se movía el comando armado. Entonces
éste, por fuerza, se vio obligado a ir escogiendo dentro de estos 15 a los
mejores e ir formando lo que se llamó "grupos de apoyo", pero no
grupos de apoyo logístico, sino grupos de apoyo para el trabajo entre las
masas. No queríamos repetir la experiencia de Guatemala. En Guatemala formaron
grupos de apoyo entre los campesinos, pero no para la lucha de masas, sino en
función de la logística, como apoyo a la guerrilla. Nosotros, precisamente por
la concepción más integral que ya teníamos y la inquietud de no separarnos de
la masa, aunque formalmente tuviéramos que renunciar a los puestos públicos de
dirección de masas, tratábamos, sin embargo, de no despegarnos de ellas.
Entonces esa decisión de
movernos y de que nos ayudaran los colaboradores, fue lo que nos permitió
iniciar el trabajo político.
A los 6 meses ya teníamos los
primeros comandos armados en funcionamiento, porque desde el principio los
hicimos funcionar en acciones que iban de lo simple a lo complejo, desde
quitarle una placa de matrícula a un carro para poder enmascarar otros carros,
o capturar un carro ... Esas primeras accioncitas así pequeñas, ya las estaban
realizando los comandos y ya comenzaban los embriones de esos grupos de apoyo,
que nos permitieron penetrar en todos los gremios.
Nosotros partimos absolutamente
de cero, no teníamos ni un centavo, ni una pistolita, la primera que tuvimos
por ahí en los primeros meses, fue una Beretta 22, que fue con la que primero
empezamos a aprender a armar, desarmar, agarrar puntería, y todo eso. Y luego
las fórmulas de algunos explosivos, fórmulas de explosivos caseros, mucho
ejercicio, mucha caminata ... En ese tiempo la policía no estaba sensibilizada
y uno podía caminar muchísimos kilómetros para conocer el país y también para
estar en forma.
Como no teníamos un centavo y no
teníamos una casa para infraestructura, fue obligatorio para nosotros buscar
colaboradores, gente que sintiera simpatías hacia nosotros.
-¿Militantes del PCS?
-No, no... Nosotros incluso en
los primeros años prohibimos que entraran miembros del Partido a la
Organización. ¿Por qué?, porque entonces nos íbamos a meter al problema de
estar queriendo hacer propaganda dentro del Partido. Los primeros meses
nosotros consideramos que era mejor no tocar ese terreno, por las razones que
te he dado. Entonces -te decía- tuvimos que depender de los colaboradores.
Había compañeros que iban a desayunar donde un colaborador, a comer donde otro,
a cenar donde otro, y a dormir donde otro, porque realmente no teníamos dinero.
Ahora, como convivíamos con esta
gente, aprovechábamos para aconsejarlos en la lucha en sus respectivos
sindicatos, en sus respectivas fábricas, analizábamos los problemas que tenían.
Así fue como fuimos formando los primeros grupos de apoyo con tareas dentro de
la masa.
Por eso te digo que la
militarización inicial es relativa. Naturalmente que uno, si va a formar un
comando armado, tiene que meterse de lleno en eso, conocer las técnicas, y
hacer que éste se prepare y todo eso.
- ¿Qué cosa los ayuda a
conformar esa primera experiencia: libros, otras experiencias, contactos. . .?
-La práctica. . . , libros no
habían sobre ese modelo de los grupos de apoyo.
-¿Durante esos primeros años
ustedes sacan algún documento?
-En los dos primeros años sólo
documentos internos, en el segundo año hicimos público el nombre de la
Organización en el periódico "El Rebelde".
Hubo una serie de acuerdos al
principio de que nosotros no íbamos a damos a conocer internacionalmente ni
nacionalmente con un nombre, hasta que consideráramos que realmente éramos
serios, pues en el camino del comportamiento revolucionario la Organización fue
muy espartana, muy estricta la línea.
-¿En qué sentido espartana?
-Nosotros mismos nos propusimos
una serie de condiciones para probamos, para ver si no era charlatanerismo...
Porque muchos de nosotros habíamos combatido a los que llamábamos
"revolucionarios de cafetín", fenómeno que se dio mucho entre los
poetas y los escritores en El Salvador... Entonces queríamos primero probarnos
a nosotros mismos y al pueblo si realmente podía haber una organización
revolucionaria de nuevo tipo...
-¿Una organización
revolucionaria de nuevo tipo?
-Sí, nosotros la considerábamos
una organización revolucionaria leninista de nuevo tipo. Precisamente uno de
los últimos documentos, que presenté en el Comité Central ya dentro de la lucha
ideológica, era sobre organización, planteaba la necesidad de organizar un
verdadero partido marxista-leninista de nuevo tipo, que fuera capaz, no sólo de
dirigir las acciones pacíficas, sino también de llevar al proletariado al poder
por la lucha armada.
Nosotros desde el principio
estábamos conscientes de que estábamos formando una organización
marxista-leninista de nuevo tipo, una organización revolucionaria que se
llamaba político-militar por sus objetivos.
Ahora, fíjate, aquí hay una
cuestión bien importante, y es ésta. Si el sector de derecha del Partido
Comunista no hubiera bloqueado tan obstinadamente esa necesidad histórica de la
violencia de masa y de la combinación de todas las formas al pueblo, hubiera
resultado natural y armónico que los primeros comandos armados fueran
organizados en su seno, bajo una dirección partidaria ya formada. Pero como
esto no ocurrió así, tuvieron que organizarse bajo la dirección de una nueva
organización: las FPL.
13. Concepción de la guerra
Entiendo que la concepción
de la lucha armada que ustedes tienen es de la guerra popular. ¿De dónde surge
esta concepción?
Nosotros llegamos a la
conclusión de que 40 años de dominio militar y dominio político imperialista
era imposible de ser cambiados en un mes; que está en función de la correlación
de fuerzas. Y como en las condiciones de El Salvador nosotros descartamos el
putchismo, los golpes de estado para cambiar la situación, para lograrlo era
necesario organizar al pueblo, era necesario incorporar nuevos métodos de
lucha, era necesario crear las fuerzas armadas populares, y era necesario crear
un gran movimiento de masas...
En esas condiciones realmente tú
no te podías proponer ganar esta lucha y tomar el poder en poco tiempo. Darse
cuenta de esto fue bien importante para nosotros, nos preparamos para una lucha
dura, nos llenamos del estoicismo necesario. Nos dimos cuenta que teníamos que
luchar contra las inconstancias, las euforias, las desesperaciones
pequeño-burguesas y que era necesaria esa cualidad de la persistencia, que en
nuestro país los campesinos la llaman "resignación"... Había que
llenarse de "resignación".
En segundo lugar, fíjate que
esta concepción nuestra no es el calco de lo de afuera. ¿Por qué? Afuera la
lucha prolongada está ligada a la guerra de montaña, y se sostiene que es en
las montañas donde el enemigo pueda destruir menos a la guerrilla; ahí ésta se
incuba y ahí se desarrolla a través de largos años. Nosotros, en cambio,
tuvimos por fuerza que tomar la decisión de comenzar la lucha como guerrilla de
la ciudad. Las experiencias de los tupamaros nos habían demostrado que se podía
técnicamente realizar eso.
Actualmente estamos
desarrollando la guerra en las tres zonas estratégicas: en la ciudad, en la
montaña y en el campo o el llano. Pero para el inicio, y para el desarrollo,
nosotros escogimos la ciudad. Como segundo paso, el llano; ahora, en la tercera
etapa de guerra, estamos fortaleciéndonos en la montaña.
Naturalmente que toda
experiencia revolucionaria impacta y en nuestro país estaba muy de moda la
teoría de Mao, sobre todo entre los estudiantes, de los cuales los más
sensibilizados pasaron a formar los primeros círculos de nuestra organización.
Ahora, nosotros teníamos la concepción de que la lucha debía ser continua, que
la ofensiva debía ser continua.
-¿Ofensiva militar?
-Militar y política, combinadas,
partiendo de lo simple a lo complejo, valiéndose de las propias fuerzas,
realizando aquellas acciones que estén dentro de las capacidades y tratando de
aprovechar las coyunturas, pero evitando caer en el aventurerismo...
14. Alianza obrero campesina
y rechazo al FAPU (Frente de Acción Popular
Unificado)
¿Con qué argumentos ustedes
no se integran al FAPU ¿Qué influencia de masa tenían entonces?
Ya teníamos bastante fuerza de
masas. Bastante, Ya estábamos organizando a los trabajadores del campo, los
maestros estaban organizados, los estudiantes, es decir, teníamos ya un
movimiento de masas, todavía en sus inicios, pero bastante grande.
El FAPU fue una iniciativa del
ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). El Partido aceptó integrarse, porque
ellos van a todo lo que vos le pongás el nombre de unidad, porque ellos dicen
que para ellos la unidad es lo fundamental, aunque sea una unidad que se ponga
al servicio de los intereses de la burguesía...
Nosotros, desde el principio, en
relación con las alianzas tomamos una línea muy clara, producto de la
valoración de todos los movimientos de unidad que había habido desde el 44
hasta entonces. Y es la siguiente: tenemos que forjar la unidad
fundamentalmente en torno a la alianza obrero-campesina, porque hasta ahora,
precisamente, no existe esa alianza como fuerza verdadera. Hasta ese momento la
burguesía se había servido en bandeja todas las unidades del pueblo para hacer
triunfar su línea sobre el sacrificio de los trabajadores y los campesinos.
Llegamos a una conclusión: si queremos realmente hacer verdadera alianza y una
verdadera unidad con todas las fuerzas del pueblo, tenemos que empezar por el
primer escalón de la unidad, por formar la alianza obrero-campesina. Y ésa se
forma en la organización y en la lucha. Y nos dedicamos de lleno a eso.
Estábamos en ese esfuerzo que nosotros considerábamos estratégico, cuando los
del ERP comenzaron a formar el FAPU. Nosotros conocíamos bien al ERP y
estudiamos cuáles eran sus motivaciones...
Entonces nos dimos cuenta de que
el ERP estaba en un proyecto putchista,
a fecha fija, incluso para agosto, ya se habían puesto de acuerdo con algunos
militares, y pensaban dar un golpe de estado y como para llevarlo a cabo
necesitaban cierta influencia de masa, formaron lo que ellos llamaban los
Comités Militares .. .Ellos pensaban que, al dar el putch, iban a tener un cierto poder de convocatoria, y entonces ahí
en la Plaza pretendían regar los comandos que se tenían y de ahí salir con
grupos de 15, e ir frente a los cuarteles a darles apoyo y comenzar a hacer
acciones armadas. Por eso necesitaban la existencia de masas. Ese es el origen
del FAPU.
Nosotros algún conocimiento y
alguna experiencia teníamos, y vimos que debajo de ese llamado a la unidad se
escondía el deseo de llevar a la masa al apoyo del putch, donde ellos estaban metidos. Esa es una de las razones por
las cuales nosotros no apoyarnos
- ¿No fue porque estaba el
PCS?
-Pues no, aunque entonces había
bastante razones para ello. La política del Partido era realmente rechazable e
indignante, en ese momento no había muchas bases para estar cerca del Partido,
ellos nos condenaban duramente, condenaban la violencia venga de donde venga,
hacían declaraciones públicas en contra nuestra.
15. Política
de alianzas
-¿Cuál es la actual política
de alianzas de las FPL Te pregunto estoy pongo acento en lo actual, porque
parece evidente que ha habido una evolución en ese sentido. En el documento del
11 de junio del 76, llamado "La alternativa del Pueblo", ustedes
planteaban la necesidad de formar un Frente Revolucionario, con el objetivo de
educar a los sectores revolucionarios del pueblo, y rechazaban la formulación
de un amplio frente político de alianzas propiciado por otras organizaciones.
Hoy, apoyan el Frente Democrático Revolucionario que agrupa a todos los
sectores que se oponen al actual régimen, y no sólo a los sectores
revolucionarios. ¿A qué se debe esta evolución? ¿Qué papel atribuyes a esta
amplia alianza con todas las fuerzas opositoras?
-Bueno, nosotros proclamamos que
la base fundamental de las alianzas para nosotros es la alianza con las
organizaciones revolucionarias...
-¿Desde el comienzo?
-Desde el comienzo, sí, porque
ésta tenía que regir todos los otros escalones de alianza. Es decir, como
cuando uno construye una casa, pues, sabe que tiene que poner determinados
pilares, y poner determinada base, porque si no, la casa no se puede construir
bien, o se construye mal. Y en lo político construir mal la unidad, como una
cuestión de clases y de intereses, significa que la hegemonía pase precisamente
a poder de las fuerzas de derecha.
-¿En ese núcleo central de
organizaciones revolucionarias ustedes incluían al PCS?
-No, porque no podía ser
considerado una organización revolucionaria. No tenía una política
revolucionaria, y estaba luchando abiertamente contra las organizaciones
revolucionarias.
La alianza fundamental, para
ellos era el PDC (Partido Demócrata Cristiano) y el MNR (Movimiento Nacional
Revolucionario), y la lucha contra aquellos aventureros que estaban por la
lucha armada. Así fue durante años la verdadera realidad. Entonces, claro, ante
esta situación ¿cuál era la línea de nosotros? Formar primero una alianza
revolucionaria.
¿Con quiénes?
Con el ERP y con una
organización que Fabio Castillo trató de formar, que decía que era
político-militar. Para nosotros en ese momento lo que más se acercaba a la
práctica revolucionaria, eran las organizaciones que se llamaban
político-militar...
Naturalmente si el Partido
hubiera tenido una línea convergente con las organizaciones revolucionarias, no
hubiera existido esa política de rechazo. Eran ellos, a pesar que hablaban de
unidad, los que pedían una unidad en torno a eso. . . y eso sí lo rechazamos.
Nosotros entonces, para
establecer una alianza que fuera más acorde con las necesidades del desarrollo
del proceso, poníamos en primer lugar la alianza estratégica con las
organizaciones revolucionarias, a las cuales nosotros llamábamos organizaciones
político-militares. En segundo lugar, la alianza obrero campesina como base
clasista fundamental de toda alianza más amplia.
Nosotros sosteníamos que los
obreros y campesinos debían tener el poder político en su organización y el
poder militar. La alianza militar. La alianza obrero y campesina, pero con
fuerza, con armas.
Después de esto entonces ya
venía la lucha de todo el pueblo, donde cabía la burguesía. La cosa era
invertir el esquema que ponía al centro a la burguesía, y alrededor de ella a
los demás.
-O sea, que el frente
Revolucionarlo es una etapa...
No, no lo puedes llamar una
etapa, porque en realidad es necesario siempre. La alianza revolucionaria,
apoyada en una verdadera alianza obrero-campesina, que sirva de base a la
amplia alianza popular. Esa fue nuestra concepción. Yo no sé si se puede decir
a estas alturas que esta concepción fue modificada, pero, por ejemplo, ahorita
lo que tú puedes ver es esto. Tienes una alianza revolucionaria compuesta por
cinco organizaciones. Estas tienen una base de masas revolucionarias que se
llama Coordinadora Revolucionaria de Masas, son obreros y campesinos y con
armas... y alrededor se ha formado la amplia alianza.
16. Política
frente al ejército
No cabe duda, a mi entender,
que el ejército salvadoreño no tiene la unidad monolítica que tenía el ejército
somocista y que ésta es una de las características de la situación salvadoreña.
¿Cuál ha sido la política que ustedes han implementado en relación al ejército?
¿De qué manera han buscado aprovechar al máximo estas contradicciones?
-Mira, ahí te puedo responder en
forma autocrítica. Realmente nosotros hemos hecho poco trabajo dentro del
Ejército, y ello también nos ha hecho ser indiferentes a esa necesidad. En los
últimos años hemos tenido conciencia de esto. Pero ahora nuestro trabajo en el
ejército podíamos decir que se funda en el trabajo unitario. En el trabajo
unitario se hace muy poco como FPL, pero sí damos completo apoyo a la línea
clara de ampliar las contradicciones en favor de la revolución. Nosotros
estamos proyectando un trabajo no sólo a ese nivel, digamos, de oficialidad,
sino en el trabajo diario a nivel de población, a nivel de aldeas, a nivel de
familias, para penetrar también en la tropa del ejército. Nosotros tenemos
ahora clara la necesidad de este trabajo y estamos implementando medidas
concretas para llevarlo a cabo. Pero en este terreno yo si te puedo decir que
hemos tenido una gran debilidad, y en la práctica todavía la seguimos teniendo.
17. El
difícil problema de la unidad
¿Y qué me puedes decir
respecto al proceso de unidad de las fuerzas revolucionarias salvadoreñas?
-La unidad es un proceso
complejo que va pasando por distintas etapas de maduración, sobre todo cuando
las organizaciones han tenido diversos canales de desarrollo propio. Caer en el
idealismo en relación con la unidad puede hacerlo a uno cometer errores, porque
entonces uno no se prepara para la labor constante, persistente, paciente de
superar todos los obstáculos que se vayan presentando.
-¿Y qué es lo que más
dificulta ese proceso de unidad?
-Un amor muy fuerte por su
propia organización, que impide hacer sacrificios en cuanto a las propias
atribuciones para trasladar los poderes a un organismo unitario.
Muchas veces se puede decir, al
formar un organismo unitario, que eso se ha superado. Pero eso sólo es el
principio, porque hay que ir delegando poderes, y el delegar poderes significa,
podríamos decir, debilitar en alguna medida las atribuciones internas de una
organización que las ha venido teniendo hasta entonces en forma soberana y
absoluta.
-En el caso de ustedes, que
son de hecho la organización de mayor influencia de masa en El Salvador, tiene
que haberles tocado ceder más en relación a sus fuerzas…
-Nosotros hemos pasado por
períodos de euforia y podríamos decir de utopismo en los cuales hemos estado
dispuestos, y de hecho hemos realizado una serie de medidas de consciente
debilitamiento, incluso con el deseo de debilitar la Organización lo más rápido
posible para crear un verdadero foco de unidad; pero también hemos tenido
experiencias de que la utopía no es buena. Eso nos ha hecho ser un poco más
realistas.
-Por último, si pudieras
vivir de nuevo todos estos años ¿los vivirías de la misma manera?
-No, si pudiera nacer de nuevo,
me gustaría iniciarme en la lucha más temprano. Cuando lo hice por primera vez,
ya tenía muchos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario