Nueve suicidios en 25 días no es normal
y Zero Hedge (24/2/14) realiza su recuento macabro:
1) William Broeksmit, de 58 años, anterior
prominente ejecutivo de Deutsche Bank AG, el 26 de enero fue hallado colgado en
su lujosa casa en el suburbio exclusivo de South Kensington (Londres).
2) Un día después, Karl Slym, de 51 años,
director de Tata Motors (India), fue hallado muerto en el cuarto piso del
lujoso hotel Shangri-La de Bangkok.
3) El mismo día, Gabriel Magee, de 39 años
y vicepresidente de JP Morgan,se cayó del último piso de la
matriz europea en Londres, en la zona cotizada de Canary Wharf (nota: desarrollo del polémico constructor
israelí-canadiense Paul Reichmann, socio del megaespeculador George Soros en la
Torre Mayor del DF).
4) Mike Dueker, de 50 años, anterior
economista en jefe de la Reserva Federal y luego del banco de inversiones
Russell de Estados Unidos, fue hallado muerto en un aparente suicidio cerca del
puente Tacoma Narrows (estado de Washington).
5) Richard Talley, de 57 años, fundador de
la hipotecaria American Title Services en Centennial (Colorado), fue encontrado
muerto a principios de febrero después de haberse disparado.
6) Tim Dickenson, director de comunicaciones
de la aseguradora suiza Re AG, con sede en Gran Bretaña (GB), falleció en
circunstancias aún no esclarecidas.
7) Ryan Henry Crane, veterano ejecutivo
durante 37 años en el banco de inversiones JP Morgan, se suicidó hace unas
semanas. No existen detalles salvo su obituario en el Stanford Daily Voice.
8) Li Junjie, banquero de 33 años en Hong
Kong, saltó de la matriz de JP Morgan en el centro bancario chino. Muy joven
para suicidarse.
Y 9) James Stuart Jr., nativo de Lincoln, exitoso empresario y anterior
director del National Bank of Commerce, con tres hijos y cuatro hijas, fue
encontrado muerto, ignorándose la causa, en Scottsdale (Arizona) el 19 de
febrero, según reportó The Journal Star.
Curioso: tres pertenecían a JP Morgan… What is going on?
En medio de la epidemia de suicidios de
prominentes banqueros, el anterior secretario del Tesoro Tim Geithner comenta
en su nuevo libro Stress testque “salvamos la
economía… pero perdimos el país” (The Wall Street
Journal, 25/2/14).
Tim Geithner se equivoca rotundamente
porque el ingenuo y/o deliberado rescate de Obama –hoy bajo la férula de la banca israelí-anglosajona– salvó a los 13 bankstersde Wall Street, mientras Estados Unidos se
empina en su ruta entrópica e implosiva y la economía sigue estancada en su
marasmo sin creación de empleos ni incremento de la productividad, a confesión
misma del anterior gobernador de la Reserva Federal, Ben Shalom Bernanke.
En realidad, el sistema financierista de
Estados Unidos y su bancocracia plutocrática –para no decir
oligárquica/oligopólica, de acuerdo con la vieja clasificación economicista–,
constituye la neoplasia maligna del siglo XXI que carcome al sistema productivo
de Estados Unidos e invade con sus metástasis a los mercados emergentes
dependientes del pernicioso modelo de la desregulada globalización
centralbanquista/monetarista/ neoliberal.
Howard Davies comenta sobre los bancos que deglutieron a la economía y, en forma perturbadora, relata que Mark Carney, gobernador del Banco de
Inglaterra (el banco central de GB),sorprendió a su audiencia en una
conferencia el año pasado al especular que los activos bancarios en Londres
podían crecer más de nueve veces que el PIB de GB en 2050, basado en lasimple
extrapolación de dos tendencias: la profundización del financierismo global
(crecimiento más rápido de los activos financieros que los de la economía real)
y la prevalencia de Londres en su participación del negocio financiero global
(léase: la tercera plaza financiera global detrás de Hong Kong, donde GB tiene
una fuerte participación, y de Wall Street).
Davies no es cualquier improvisado y
conoce perfectamente el sistema financierista de su país: profesor de ciencias
políticas en París, primer jefe de la célebre FSA (Financial Service Authority)
de GB, ex director de la célebre London School of Economics, ex vicegobernador
del Banco de Inglaterra y ex director general de la Confederación de la
Industria Británica.
Cita los ejemplos de Islandia e Irlanda,
donde los bancos superaron la
habilidad de sus gobiernos para apoyarlos cuando se necesitaba: elresultado fue
desastroso. No comment.
Sustenta que la hipertrofia financiera daña la economía real al desviar los talentos y los
recursos. Londres, comocorazón del sistema financiero global, ha sido puesta en
la picota y hasta Andy Haldane, uno de los lugartenientes de Mark Carney, ha
cuestionado la contribución económica del sector financiero (“La contribución
del sector financiero: ¿milagro o
espejismo?”
Howard Davies cita dos recientes estudios
estrujantes que ponen en tela de juicio la adicción al financierismo anglosajón
que impone severos costos
sociales: 1) El crecimiento de las
finanzas modernas, de Robin Greenwood y David Scharfstein, de laEscuela de Negocios de Harvard; y 2) Stephen G. Cecchetti y
Enisse Kharroubi, del Banco Internacional de Pagos (BIP: el banco central de los bancos centrales) aducen que unrápido crecimiento
del sector financiero reduce el crecimiento de la productividad en otros
sectores.
Stephen G. Cecchetti y Enisse Kharroubi
“usaron una muestra de 20 países desarrollados (donde no viene México y
extrañamente aparece España: una excrecencia británica) y encontraronuna
correlación negativa entre la participación del sector financiero en el PIB con
la salud (sic) de la economía real (sic). También evidencian que las firmas de investigación intensiva sufren más cuando las finanzas están
en auge.
El fundamentalismo financierista de Mark
Carney se desplegó en homenaje al aniversario 125 del Financial Timescon su ponencia El Reino Unido en el corazón de la renovada globalización(Bank of England,
24/10/13), meses después de que se habían adelantado Peña y Videgaray a
obsequiar los hidrocarburos de México al mismo rotativo.
Howard Davies sentencia que si las finanzas continúan en capturar un número desproporcionado de las
mejores y más brillantes mentes, no existirá manufactura británica en el 2050 y
aún menos firmas de alta tecnología que ahora. Concluye en forma sarcástica que
la excesiva dependencia en
el sector financiero volátil probará ser tan poco confiable como sus pronósticos lo han sido sobre el desempleo. Luego
preguntan la razón por la cual cunden los suicidios entre los nigromantes
banqueros anglosajones.
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