Posted: 21 Feb 2014 05:30 AM PST
Alonso Ortiz es un joven sastre que vive
en San Isidro, Panchimalco. Desde que aprendió bien el oficio estuvo
siete años en una situación laboral inestable. Tenía la suficiente
experiencia y la capacidad para emprender, pero sin el apoyo necesario
el futuro no era muy alentador. A pesar de que muchos salvadoreños
hablaban de que buenos cambios estaban comenzando en El Salvador, Alonso
sólo permanecía expectante.
En 2009, Alonso se enteró por varias
fuentes que el Ministerio de Educación estaba iniciando el Programa de
Dotación de Paquetes Escolares, un programa que, además de buscar la
igualdad y la dignificación de nuestros estudiantes, estaba basado en el
fortalecimiento de la economía local.
Ahora Alonso es uno de los 4,320 micro y
pequeños empresarios que el Gobierno ha contratado y que desde 2010
entregan zapatos, uniformes y útiles escolares a 1,3 millones de niñas y
niños.
Tuve el privilegio de conocer a Alonso el fin de semana pasado. Su historia me impactó. Pero también me agradó su sinceridad.
“Yo tenía miedo que no nos iban a pagar…”,
dijo. Además nos contó que el pasado 2 de febrero fue la primera vez
que votó por FMLN. ”Le voy ser sincero. Siempre había votado por Arena.
Pero ahora puedo creer en el FMLN. Nos han dado muchas oportunidades.”
Nuestro gobierno se ha interesado en
impulsar las iniciativas de la gente: por eso hemos ampliado las líneas
de crédito y se ha brindado el asesoramiento oportuno a quien lo
solicite.
Con el tiempo, Alonso ha comprado más
equipos y ahora brinda servicios a talleres del centro de la ciudad. La
producción mensual de su empresa es de 300 pantalones y 300 camisas.
Ahora Alonso sabe que el gobierno es el
principal aliado para el desarrollo local. Este joven emprendedor no
solo garantizó los ingresos para su familia, también está ayudando a
cambiar la vida de tres personas más que trabajan en su taller.
Así como él, la mayoría de los
salvadoreños reconoce el trabajo que nuestro gobierno ha realizado a
favor de los que antes fueron excluidos. Cuando nosotros decimos que el
FMLN abre sus brazos y sus manos, lo demostramos.
En cada lugar que visito siempre encuentro
el agradecimiento y el respaldo decidido de la gente que me impulsa a
seguir trabajando por un mejor El Salvador. No hay duda: los
salvadoreños quieren que los cambios sigan.
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