http://spanish.ruvr.ru/2013_09_07/La-CIA-y-Pinochet-una-historia-de-relaciones-complejas-3491/
Foto: cronica.zonalibre.org
El
actual debate en Chile respecto a los 40 años transcurridos desde el
golpe militar que derrocó a Salvador Allende e instauró una dictadura
encabezada por el general Augusto Pinochet está al rojo vivo.
No
es para menos: la conmemoración oficial de esta fecha proviene de un
gobierno, encabezado por Sebastián Piñera, integrado por una coalición
centroderecha, la primera en administrar el país desde el retorno de la
democracia, e integrada por varios personeros políticos que apoyaron la
administración de Pinochet.
Mientras,
una serie de políticos de gobierno y oposición han salido a la palestra
pública pidiendo “perdón” por las acciones u omisiones que hubiesen
hecho posible el golpe militar y la implantación de la dictadura.
Ante
ello, el ex presidente Ricardo Lagos hizo una enérgica diferenciación
del gobierno de Allende y Pinochet, destacando que el gobierno de la
Unidad Popular pudo haber realizado políticas equivocadas, pero no
incurrió en una política sistemática de violaciones a los Derechos
Humanos, como sí ocurrió en tiempos de Pinochet. “El gobierno de Allende
cometió errores, pero no horrores", sostuvo.
La
intervención estadounidense durante el mandato de Allende y el apoyo
brindado a Pinochet no son un misterio para nadie. Sin embargo, no fue
sino hasta que Estados Unidos comenzó a desclasificar los documentos
sobre su participación durante este período que se produjo una
ratificación absoluta de estos sucesos.
Sobre esta materia, La Voz de Rusia publicó recientemente una entrevista
al periodista chileno Carlos Basso, autor del volumen “La CIA en Chile.
1970-1973”. Para ahondar en este tema entregamos nuevas conclusiones de
este profesional, centradas en la infiltración de la agencia
estadounidense en la década de los años 80.
En
este diálogo surgen algunos detalles inéditos o muy poco divulgados
como la planificación de un segundo atentado contra la vida de Pinochet,
luego del fracaso de un operativo del “brazo armado” del Partido
Comunista chileno, registrado en las cercanías de Santiago en 1986 y que
por poco acaba con la vida del dictador. Además, Basso se refiere a la
infiltración de la agencia en los movimientos de ultraizquierda chilena y
revelan un hecho bastante sorprendente: el análisis que se hizo en
tiempos de la URSS para un eventual reclutamiento del poeta y Premio
Nóbel, Pablo Neruda... como agente de la KGB.
¿Es
efectivo que la CIA obtuvo antecedentes de un eventual “segundo
atentado” contra Pinochet, luego del intento infructuoso del 7 de
septiembre de 1986? ¿Pinochet estaba al tanto de esa información?
–Sí,
la CIA sabía de aquel segundo intento de magnicidio. En el Partido
Comunista, cuyo brazo armado era el FPMR, se discutió la posibilidad de
un nuevo atentado luego de que fracasara la primera tentativa,
denominada “Operación Siglo XX” y que tuvo lugar en la cuesta Las
Achupallas, a unos 40 kilómetros de Santiago.
Efectivamente,
existe un documento de la CIA del 28 de noviembre de 1986 (es decir,
casi cuatro meses después del primer atentado) en que se señala que un
alto dirigente del Partido Comunista (PC) reveló a la agencia que el
Comité Central había autorizado al FPMR a emprender un segundo intento
de homicidio. En dicho cable se dejaba, sin embargo, constancia, que el
“vamos” final a los intentos de ejecución no se daría sino sólo al
momento en que el PC estimara que estuvieren dadas las condiciones
políticas para ello.
Sabemos,
por un segundo documento de la CIA, fechado en febrero de 1987, que
hasta dicha fecha el PC mantenía la idea de matar a Pinochet, pero en
aquel entonces la duda sobre si intentarlo o no ya no tenía que ver con
las condiciones políticas, sino con el hecho de si el Partido Comunista
sería capaz de resistir la represión que se desataría en su contra.
No
tenemos constancia de si dicha información llegó o no a Pinochet, pero,
a mi juicio, no fue así. Las relaciones entre ambos países eran
críticas. Es más, existe un antecedente muy significativo y que también
está en la documentación desclasificada: luego del atentado de
septiembre de 1986, Pinochet pensó que detrás de éste sólo podían estar
los comunistas… o la CIA.
Otro
aspecto que revela la desclasificación de documentos de la inteligencia
estadounidense es que en los años 80 también se evaluaba un atentado
contra Manuel Contreras, ex director de la Dirección de Inteligencia
Naciona (DINA), cabeza operativa del aparato represivo chileno en los 70
y líder de la Operación Cóndor. ¿Qué posibilidades reales hubo de
concretar ese atentado?
–Paralelamente
a la evaluación del PC de volver a atentar contra Pinochet, éste
demandó al FPMR “un plan operacional” destinado a asesinar a Manuel
Contreras, ex jefe de la DINA y quien al presente está condenado en una
infinidad de causas por violaciones a los derechos humanos.
Parece
ser que el atentado, planificado cupularmente a fines de 1986 y 1987,
nunca se llevó a cabo. Cabe destacar que muchos dirigentes comunistas
–según la CIA- cuestionaron aquel intento de homicidio en contra de
Contreras, debido a la dificultad que implicaba dado su enorme aparataje
de seguridad.
No
obstante, un par de años más tarde, luego que el FPMR se separara en
dos facciones, una de ellas, la llamada “Autónoma”, intentó, de hecho,
matar a Contreras por medio de dos motociclistas que se acercaron a su
BMW blindado en una esquina del sector oriente de Santiago, lanzando una
bomba del tipo “lapa” sobre el techo del auto, de la que sólo alcanzó a
estallar el detonador, más no el explosivo, por lo que los daños fueron
muy menores.
Por
aquellos días, la agencia también dejaba constancia de que otro blanco
era el general Sergio Arellano Stark, quien comandó en 1973 la llamada
“Caravana de la muerte”, comisión militar que viajó por distintas
ciudades del país ejecutando detenidos luego del golpe de 1973.
¿Qué
grado de conocimiento tenía la CIA respecto a la experimentación con
agentes toxicológicos llevada a cabo por científicos de la inteligencia
chilena, como, por ejemplo, Eugenio Berríos? ¿Se pronunció el organismo
sobre el posible envenenamiento del ex presidente Eduardo Frei Montalva,
quien murió en 1982 en circunstancias aún hoy investigadas
judicialmente?
–No
sabemos si la CIA estaba al tanto de aquello, y justamente ese es un
antecedente que la familia del ex presidente Frei Montalva está tratando
de obtener. En la documentación desclasificada a la fecha no existe ni
una sola referencia al gas sarín ni a la bacteria botulínica o al talio,
que son los agentes químicos y bacteriológicos que utilizó la DINA.
Existen antecedentes de sobra respecto a este punto, no sólo por las
declaraciones del ex agente de este organismo, Michael Townley, a la
justicia norteamericana, sino también por diversos fallos de violaciones
a los Derechos Humanos que se han ido acumulando, como es el caso de la
muerte con gas sarín de los agentes de la DINA, Miguel Angel Becerra
(asesinado al interior de Colonia Dignidad), y Manuel Leyton Robles.
Igualmente,
en el auto de procesamiento dictado por el homicidio del ex presidente
Eduardo Frei Montalva también está acreditada la existencia de agentes
de esta naturaleza, y también se cuenta con antecedentes en este mismo
sentido en el caso de presos intoxicados en la Cárcel Pública de
Santiago, en lo que fue una suerte de “prueba” de la bacteria
botulínica, realizada en 1981.
Reiteramos
que en su documentación desclasificada la CIA no cuenta con menciones a
Berríos ni al caso Frei. De hecho, llamativamente, Washington no
desclasificó ni siquiera los documentos relativos a la muerte del ex
mandatario chileno. Las únicas menciones a los agentes toxicológicos
disponibles a la fecha se encuentran en un documento del inspector
general de la CIA, quien investigó internamente los intentos de la
agencia por asesinar a Fidel Castro, determinando que entre varios
planes para matarlo hubo algunos que consideraron el uso de talio y
bacteria botulínica. Además, varios de los agentes que estaban en esa
fecha implicados en las operaciones anticastristas en Miami llegaron
años después a Chile, pero ello no es motivo suficiente como para
establecer una relación causal entre ambos fenómenos, entre otros
motivos porque no conocemos las identidades de los agentes involucrados
en los intentos de matar a Castro.
¿De
qué modo se modificó la infiltración de la CIA en Chile en los años 80
luego de la desaparición de la DINA y el surgimiento de la Central
Nacional de Informaciones (CNI), sumado ello al desarrollo del
movimiento político opositor y las protestas populares?
–Es
difícil ligar los sucesos vinculados al fin de DINA y la creación de la
CNI, y las protestas a la infiltración de la CIA en los 80`s, la que,
en todo caso, se dio fundamentalmente en el Partido Comunista y el
Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Es
preciso recordar que luego del crimen de Orlando Letelier en Washington
(1976), las relaciones entre Chile y Estados Unidos comenzaron a caer
en un lento despeñadero de deterioro. Este descenso llegó a su peor
nivel con el denominado “caso Quemados”, ocurrido en 1986, cuando el
joven Rodrigo Rojas Denegri, un residente legal en Estados Unidos, murió
luego de recibir graves quemaduras causadas por personal militar
durante una jornada de protesta nacional en Santiago.
Así,
a partir de 1976 el trabajo de inteligencia que la CIA desarrolla en
Chile deja de ser “cooperativo”. Hay varios ejemplos que lo demuestran.
Uno de ellos es que en 1978 la agencia obtiene información sobre
diversas maniobras de compra de armamento que está intentando efectuar
el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) al régimen libio, con el
fin de infiltrar una columna de guerrilleros chilenos, preparados en
Cuba, con la misión de instalar una guerrilla en la zona de Neltume, al
sur de Chile. Aquello, efectivamente sucedió, dos años después, pero
sólo quedó al descubierto por casualidad, culminando con la ejecución de
casi todos los guerrilleros por parte de comandos militares.
Posteriormente,
en 1987, el FPMR secuestró al coronel de Ejército Carlos Carreño, un
caso que mantuvo a todo Chile en vilo durante semanas. Todos los días
aparecía en televisión el fiscal militar a cargo del caso, aseverando
que estaban a punto de resolverlo… y nada. Sólo tres meses después,
Carreño fue liberado en Sao Paulo, Brasil, causando asombro mundial.
Pues bien, más de un mes antes de que eso sucediera existe un documento
de la CIA en que se señala que Carreño sería liberado en el exterior,
dato que obviamente no compartieron con los militares chilenos.
¿Qué
información tenía la CIA respecto al accionar de los grupos de
ultraizquierda cuando se recuperara la democracia? ¿Qué opinión tenían
de la futura relación entre el primer presidente electo
democráticamente, Patricio Aylwin, y su futura relación con Pinochet?
–Respecto
de los grupos de ultraizquierda, tenían mucha información. No conocemos
–ya que los documentos no lo revelan- cómo la conseguían, pero lo más
probable es que haya sido por medio de informantes pagados, aunque por
cierto no se puede descartar la posibilidad de que -de algún modo- hayan
infiltrado personal de la misma agencia.
La
CIA sabía con detalle todo lo que pasaba en las cúpulas del FPMR, y
estaba al tanto de sus planes, su división y pugnas internas. Incluso,
hay un documento donde se menciona el "ajusticiamiento " de un alto
oficial del grupo en Santiago, en 1987. Personalmente, busqué más
antecedentes para tratar de confirmar si aquello fue efectivo o no, pero
hasta la fecha no he obtenido resultados. De todas formas, hay que
tener en cuenta que, con el paso del tiempo, se han ido conociendo
diversos antecedentes que demuestran que, efectivamente, el FPMR cometió
varios homicidios internos. Uno de ellos fue el de Agdalín Valenzuela,
en 1995, pero también se han conocido otros casos semejantes.
En
el caso del MAPU-Lautaro pasaba algo semejante en términos de
información. LA CIA tenía datos muy precisos respecto de sus movimientos
y planes.
Respecto
al expresidente Patricio Aylwin, desconocemos la opinión de la CIA. Lo
que sí existe es un documento del organismo sobre el FPMR en que se deja
constancia que dicho grupo subversivo continuaría actuando luego del
regreso de la democracia, debido a que estimaba que nada cambiaría con
el gobierno de Aylwin.
LA KGB llegó primero...
Otro
de los hechos que revela la desclasificación de la inteligencia
estadounidense respecto a Chile es que había agentes soviéticos en el
país con anterioridad a la llegada de la CIA. Así lo confirma a La Voz
de Rusia el periodista Carlos Basso:
–Hay
documentos que muestran que la agencia soviética operó una fuerte red
de espionaje en América Latina durante la Segunda Guerra Mundial, en la
cual varios chilenos tuvieron un papel muy destacado. Incluso hay un
cable del 11 de mayo de 1944 interceptado por la inteligencia militar de
EEUU a la KGB, en que se hablaba de un intento por captar como agente
soviético al entonces cónsul chileno en México, el gran poeta Pablo
Neruda. Es más: la KGB, de acuerdo a los datos que he podido recopilar,
instaló una oficina propia en Santiago en 1969; es decir, ad portas de
la elección de Allende.
También
hubo una importante presencia en Chile del HVA o “Primera
Administración de Reconocimiento” (cómo se le conoce en español), el
aparato exterior de la inteligencia de la Alemania Oriental -la Stasi-,
que incluso siguió operando después del golpe de Estado. Así, por
ejemplo, fueron agentes del HVA quienes, dirigidos por el espía Paul
Ruschin, sacaron al secretario general del Partido Socialista, Carlos
Altamirano, de Chile, oculto en un automóvil.
No
obstante, la mayor presencia de inteligencia en Chile fue la de los
servicios secretos cubanos, los que llegaron a tener a 54 agentes
operando en el país en la época de Allende, incluyendo a su yerno, el
cubano Luis Fernández de Oña, casado con Beatriz Allende Bussi, una de
las tres hijas del presidente y Hortensia Bussi.
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