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El periodista español Ignacio Ramonet realizó el pasado
31 de
julio una entrevista al presidente de la República Bolivariana de
Venezuela, Nicolás Maduro, en la que el Jefe de Estado resaltó que el
Gobierno de Calle "aporta solución a problemas concretos pero sobre
todo contribuye a la construcción del socialismo. El Gobierno de Calle
es una revolución dentro de la Revolución". El presidente Maduro también indicó que la economía venezolana está en transición hacia un nuevo modelo productivo, diversificado y socialista, y calificó como una necesidad histórica la articulación entre el Alba, Mercosur y Petrocaribe. A continuación el texto de la entrevista, publicada este mes en el número 215 de Le Monde Diplomatique: "El gobierno de calle es una revolución dentro de la Revolución" Después de haber fracasado en su tentativa de deslegitimar al presidente de Venezuela Nicolás Maduro –democráticamente elegido el pasado 14 de abril– la oposición ya prepara las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre. En esa perspectiva, lanzó recientemente, con la ayuda de la derecha internacional y sus habituales cómplices mediáticos, el bulo de que el presidente Maduro no habría nacido en Venezuela y por consiguiente, como lo estipula la Constitución, su elección no sería válida. Sobre esta nueva campaña de intoxicación y varios otros temas de actualidad, conversamos con Nicolás Maduro –a bordo del helicóptero que nos conduce de Caracas a Taguanes (estado Guárico)–, el mismo día en que se cumplían sus primeros cien días de gobierno como Presidente de la República Bolivariana. Ignacio Ramonet: La oposición venezolana ha lanzado una campaña, que encuentra eco en algunos medios internacionales, afirmando que usted no nació en Venezuela, sino en Cúcuta, Colombia, y que posee doble nacionalidad, lo cual, según la Constitución, lo invalidaría como Presidente. ¿Qué comentarios le inspira esta acusación? Nicolás Maduro: El objetivo de esa locura lanzada por un demente de la ultraderecha panameña es crear las condiciones para una desestabilización política. Tratan de conseguir lo que no lograron ni por las elecciones, ni con golpes de Estado, ni con sabotajes económicos. Están desesperados. Y se basan en la ideología anticolombiana que la burguesía y la derecha venezolanas siempre han tenido contra el pueblo de Colombia. A ese respecto, si yo hubiese nacido en Cúcuta o en Bogotá, me sentiría feliz de ser colombiano. Porque es una tierra fundada por Bolívar. Si hubiera nacido en Quito o en Guayaquil, también me sentiría orgulloso de ser ecuatoriano porque es una tierra liberada por Bolívar; o en Lima, o en el Potosí, o en La Paz, o en Cochabamba, me sentiría feliz de ser peruano o boliviano; y si hubiera nacido en Panamá, tierra de Omar Torrijos, tierra de dignidad que formó parte de la Gran Colombia de Bolívar, también me sentiría orgulloso de ser panameño. Pero nací y me crié en Caracas, cuna del Libertador; en esa Caracas siempre convulsa, rebelde, revolucionaria. Y aquí estoy como Presidente. Estas locuras se recordarán como parte de la crisis de desesperación esquizofrénica en que entra, a veces, la derecha internacional con el objetivo de acabar con este faro de luz que es la revolución bolivariana. Ignacio Ramonet: Por otra parte, el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, declaró recientemente que se han descubierto conspiraciones contra usted, con intención de atentar contra su vida. Nicolás Maduro: Sí, el ministro del Interior, Rodríguez Torres, el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello y yo mismo hemos revelado uno de los planes de asesinato que estaban preparándose para el día 24 de julio, aniversario del nacimiento de Simón Bolívar, y conmemoración de los 190 años de la Batalla Naval de Maracaibo. Disponían de un conjunto de planes que logramos neutralizar y que tienen siempre su origen en la misma derecha internacional. Ahí aparece, por ejemplo, el nombre de Álvaro Uribe (ex Presidente de Colombia) que tiene una obsesión contra Venezuela y contra los hijos de Chávez. Aparece también la vieja mafia de Miami, la de Posada Carriles, que cuenta con el apoyo de importantes instancias del poder en Estados Unidos. El gobierno de Barack Obama no ha querido desmontar esa mafia de Posada Carriles, un terrorista convicto y confeso, perseguido por las leyes de nuestro país porque voló un avión de Cubana de Aviación en octubre de 1976. Puedo asegurarle que seguiremos defendiéndonos, neutralizando esos planes y venciendo. Si ellos lograran su objetivo se crearía una situación que no quisiera ni pensar en ella. A quien menos le conviene que algo así ocurra es a la derecha venezolana. Desaparecería del mapa político de nuestro país por 300 años, porque la Revolución tomaría otro carácter, sin lugar a dudas, mucho más profundo, mucho más socialista, mucho más antiimperialista. Ojalá esos planes nunca tengan éxito, porque les iría muy mal. Y yo lo vería desde el cielo pues. Ignacio Ramonet: ¿Piensa usted que el fracaso de la oposición en su tentativa de desestabilización se debe a la política que usted ha impulsado, o a un cambio de actitud de la propia oposición ante las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre? Nicolás Maduro: Se debe principalmente a la fortaleza institucional de la democracia venezolana, y a la decisión que tomé, apoyándome en esa fortaleza, de derrotar tempranamente el intento de insurrección y de violencia. Neutralizarlo. No permitir que se extendiera. Ellos intentaron una especie de insurrección en las principales ciudades, los días 15 y 16 de abril. Ignacio Ramonet: ¿Qué grado de violencia se alcanzó? Nicolás Maduro: Asesinaron a once personas humildes, entre ellas una niña y un niño. Y causaron casi cien heridos, de los que poco se habla. Gente que quedó muy mal herida, con secuelas para toda su vida. La oposición mostró su verdadero rostro golpista. Aparentaba buenos modales democráticos pero cuando (el 5 de marzo) falleció el Comandante Chávez, decidió desconocer el resultado de las elecciones y tratar de imponer por la fuerza –con el supuesto apoyo internacional de Estados Unidos y de otros gobiernos de la derecha–, una operación para desestabilizar la Revolución. Logramos neutralizarlos y derrotarlos tempranamente. Ahora no les queda otro camino que volver a intentar, por la vía electoral, ocupar espacios en las alcaldías. Nosotros les hemos obligado a que así sea. Si no fuera por nuestra decisión de que se respete la Constitución, ellos hubieran llevado nuestro país a una situación de guerra civil. Ignacio Ramonet: En recientes declaraciones, usted ha alertado sobre fisuras en la unidad de la Revolución. ¿Teme usted una división del chavismo? Nicolás Maduro: Las fuerzas divisionistas y disolventes siempre han amenazado cualquier Revolución. Las aspiraciones al poder de grupos y de personas son una negación del proyecto mismo de la Revolución Bolivariana que es de carácter socialista, y exige desprendimiento y sacrificio. El Comandante Chávez fue presidente porque las circunstancias de la historia ahí lo colocaron. Y yo soy presidente, no por ambición individual o porque represente a un grupo económico o político, no, soy presidente porque el Comandante Chávez me preparó, me designó y el pueblo venezolano me ratificó en elecciones libres y democráticas. Así que todas estas fuerzas disolventes siempre van a existir. Pero la Revolución tiene la capacidad moral, política, ideológica para sobreponerse a cualquier intento de división de sus fuerzas. Yo dije eso en el Llano venezolano, porque estaba viendo con mis ojos, ahí mismo, delante de mí, a una persona que dice ser chavista pero, por debajo, es financiado por los terratenientes, y él tiene un discurso chavista para dividir. No es imposible que cuando ese individuo constate que no es designado por la Revolución como candidato a la alcaldía de ese municipio, se lance por su cuenta. Estamos en buenas condiciones para lograr candidaturas unitarias en casi todos los municipios del país; y nos tocará hacer un gran esfuerzo para derrotar a las fuerzas disolventes de estos sectores que se dicen chavistas pero que, al final, terminan siendo aliados de la contrarrevolución. Ignacio Ramonet: Con respecto a la práctica gubernamental precedente, usted ha introducido varios cambios: crítica de la inseguridad, denuncia de la corrupción y, sobre todo, lo que llama el Gobierno de Calle ¿Por qué sintió la necesidad de insistir en estos temas? y ¿qué balance hace del Gobierno de Calle? Nicolás Maduro: En primer lugar, el Gobierno de Calle ha establecido, en esta nueva etapa, un método para que exista una dirección colectiva de la Revolución. Segundo: se ha creado un sistema de gobierno, donde no hay intermediarios entre el poder popular local y la instancia de gobierno nacional. Aporta solución a problemas concretos pero sobre todo contribuye a la construcción del socialismo, de las comunas, de una economía socialista, y a la consolidación de un sistema público de salud integral, gratuito y de calidad, y de un sistema educativo público y gratuito de calidad. El Gobierno de Calle es una revolución dentro de la Revolución. Ignacio Ramonet: ¿Es también una manera de combatir el burocratismo? Nicolás Maduro: De vencerlo. Proponiendo otro sistema. Porque los modelos de gobierno que heredamos expresan la forma de gobernar el Estado burgués, el mismo heredero de la colonia en América Latina. El presidente Chávez los derrotó mediante las misiones que constituyeron un nuevo modelo de gestión de las políticas públicas. Nosotros, a las misiones, les estamos añadiendo el Gobierno de Calle que, podríamos decir, es una instrucción directa del Comandante Chávez. Él nos ordenó, a Elías Jaua que era vicepresidente en la época y a mí que era vicepresidente político, que fuésemos construyendo un sistema de gobierno regionalizado –“popular” decía él– yo le puse Gobierno de Calle. Todas son instrucciones y orientaciones dentro de la filosofía de un modelo socialista en el que el poder no sea de élites –ni élites burguesas, ni nuevas élites que se burocratizan o se aburguesan– ¡no! Queremos que el poder esté democratizado, que sea una vacuna contra el burocratismo, contra el aburguesamiento y, además, que nos permita lograr la eficiencia socialista. Ignacio Ramonet: Si la oposición gana las elecciones municipales del 8 de diciembre, es probable que llame a un referéndum revocatorio en 2015 ¿cómo ve usted esa perspectiva? Nicolás Maduro: Estamos preparados para todos los escenarios. Al pueblo siempre vamos a decirle la verdad. Si la oposición llegara a sacar una votación importante el 8 de diciembre, va a tratar de profundizar la desestabilización para disolver nuestra Patria, acabar con la independencia y acabar con la Revolución del Comandante Chávez que retomó el concepto de República Bolivariana. Van a imponer escenarios de desestabilización violenta en primer lugar, y Estados Unidos tratará de acabar con los niveles de independencia y de unión que América Latina posee hoy. Tenemos una gran responsabilidad, porque estamos defendiendo un proyecto que puede hacer posible otro mundo en nuestra región y puede contribuir a crear un mundo multipolar sin hegemonías económicas, militares ni políticas del imperialismo estadounidense. Buena parte del nacimiento de otro mundo donde se respeten los derechos de los pueblos del Sur –e inclusive de los pueblos de Europa, para que Europa se sacuda el neoliberalismo–, depende de que, en América Latina, triunfen definitivamente las ideas de constituir un bloque de fuerza y de equilibrio para consolidar la idea de que ya no somos ningún "patio trasero" de los Estados Unidos. Todo eso depende, en buena medida, de lo que pase aquí. Ignacio Ramonet: ¿Cómo explica usted el resultado de la oposición el pasado 14 de abril, y cómo piensa ganar el próximo 8 de diciembre? Nicolás Maduro: Hay un electorado que siempre ha votado indistintamente por la oposición. Pero el 14 de abril, una buena parte de los que no votaron por nosotros lo hicieron por descontento, por cosas mal hechas, problemas acumulados. Sin embargo estos electores no han acompañado nunca las aventuras golpistas y antibolivarianas de la derecha. A esos venezolanos y venezolanas, nosotros, permanentemente, les decimos que estamos en la calle trabajando para mejorar las cosas. Ellos saben que no ha sido fácil. Y que la epopeya más grande fue, la víspera del 14 de abril, sobrepasar la tragedia histórica de la muerte del Comandante Hugo Chávez. Superar el luto colectivo. Cuando una persona entra en luto puede caer en estado de desesperanza, no creer ya en nada. Buena parte del pueblo venezolano entró en luto profundo. Y los expertos en guerra psicológica que acosan a nuestro país se aprovecharon de ese momento y de esa fragilidad para atacar duramente. Por eso nuestra victoria del 14 de abril fue realmente heroica. Lo que estamos realizando –el Gobierno de Calle, la recuperación de la economía, la atención a temas impostergables como la inseguridad ciudadana, la corrupción– nos va a dar la fuerza para una gran victoria el 8 de diciembre. Y eso va a ser la garantía de que se despeja de nuevo el camino para la construcción del socialismo del siglo XXI. Ignacio Ramonet:¿Hasta dónde piensa llegar en su lucha contra la corrupción? Nicolás Maduro: Hasta las últimas consecuencias. Vamos con todo. Nos enfrentamos a una derecha muy corrupta, heredera de la IV República descompuesta y en etapa de decadencia. Pero también estamos enfrentando la corrupción anidada en el campo revolucionario o en el seno del Estado. ¡No habrá tregua! He constituido un equipo secreto de investigadores incorruptibles que ya han destapado varios casos enormes. Tenemos ya a algunos detenidos del más alto nivel y vamos a seguir atacando duro. Serán juzgados y van a ir a donde tienen que ir: a la cárcel. Ignacio Ramonet: ¿Cómo ve usted la situación de la economía? Varios análisis alertan sobre el nivel elevado de la inflación. Nicolás Maduro: La economía venezolana está en transición hacia un nuevo modelo productivo, diversificado y socialista del siglo XXI, en el marco de la construcción de un nuevo cuadro económico constituido por la integración suramericana y latinoamericana. No hay que olvidar que nosotros somos ahora miembros de Mercosur –ejercemos en este momento la presidencia pro-tempore de Mercosur–, además somos miembros del Alba (Alianza Bolivariana de los pueblos de nuestra América) y lideramos Petrocaribe. Toda esta masa geográfica-demográfica- Sobre la inflación le diré que hemos padecido un ataque muy duro, especulativo, contra nuestra moneda, y lo estamos superando. También hay un sabotaje al abastecimiento de varios productos. Todo ello produce inflación. Pero ya comenzamos a controlar, a equilibrar, y estoy seguro de que vamos a superar esta situación en lo que resta del segundo semestre. Vamos a estabilizar la moneda. Ya empezamos a estabilizar el abastecimiento, pero la clave fundamental para que vayamos saliendo de este modelo rentista, dependiente, es la diversificación de nuestra producción. Estamos acometiendo grandes inversiones en sectores clave de la producción de alimentos, de la agroindustria y de la industria pesada. Estamos atrayendo capital internacional que aporte divisas y traiga tecnología. Recientemente hicimos una gira por Europa y estamos muy optimistas de que venga capital de Francia, de Italia, de Portugal. Deseamos que venga capital de Brasil, de la India, de China, con su tecnología para desarrollar la industria intermedia en Venezuela, diversificarla. Para que Venezuela tenga motores propios y variados y no dependa sólo del petróleo que, por lo demás, constituye un motor poderosísimo para los próximos 50, 80 años. Poderosísimo. No olvidemos que Venezuela dispone de las reservas de petróleo más importantes del planeta y posee la cuarta reserva de gas. Venezuela es una economía con mucho poder financiero y económico. Lo que vamos a ver, sobre todo a partir del año 2014, es una recuperación del nivel de empuje y crecimiento de la economía venezolana. Ignacio Ramonet: ¿Cómo se explican los problemas de desabastecimiento que han sido muy criticados por la prensa internacional? Nicolás Maduro: El desabastecimiento forma parte de una estrategia de “guerra silenciosa”, donde actores políticos acompañados de actores económicos nacionales e internacionales, viendo el estado de gravedad del Comandante Chávez entre diciembre del año pasado y marzo de éste, comenzaron a atacar puntos clave de los procesos económicos venezolanos. Alentados también por algunos errores que se cometieron en el sistema de cambio de divisas en Venezuela, que ya hemos corregido. Esas fuerzas antibolivarianas comenzaron poco a poco a golpear el abastecimiento de los productos que importamos. Además, para explicar la escasez de algunos productos, hay que tener en cuenta que el poder adquisitivo de los venezolanos no ha cesado de aumentar. Tenemos apenas un 6% de desempleo, y el salario mínimo urbano aquí es el más alto de América Latina. Otro punto importante, reconocido por la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglas en inglés), somos el país del mundo que más ha hecho por combatir el hambre. Todo esto –es muy importante tenerlo en cuenta- ha generado una capacidad de consumo de la población, que está creciendo cada año por encima del 10%. El consumo crece a un ritmo superior a la capacidad de producción del país y a la capacidad de los mecanismos que teníamos para abastecerlo con importaciones. El Comandante Chávez, la última vez que hablé con él personalmente, el 22 de febrero pasado, cuando evaluamos la situación económica y hablamos del desabastecimiento, me dijo: “Se ha desatado una guerra económica para aprovechar mi enfermedad y mi gravedad y la posibilidad de que se llegue a unas elecciones presidenciales. En ese caso, la burguesía trataría de crear unas circunstancias económicas difíciles para, con el apoyo imperial, darle el zarpazo a la Revolución Bolivariana.” Nosotros ya estamos saliendo de estas circunstancias. Al pueblo venezolano jamás le ha faltado el alimento. Nunca. Usted va a cualquier barrio popular, de esos que yo conocí en los años 1980, donde los niños eran famélicos, donde la gente comía una vez al día y a veces comida para perros. El barrio más humilde que encuentre en el país, donde quiera, métase allí, abra la despensa, y conseguirá carne, arroz, los aceites, leche. El pueblo tiene garantizado el alimento, y lo ha tenido en las peores circunstancias de la guerra económica que nos han hecho. Nunca le ha faltado. Por eso tenemos estabilidad social y política. Ahora, esta guerra es muy distinta a la de hace once años. Entonces salía el jefe de la patronal, Carmona Estanga, y llamaba a un paro general. Salía el jefe de la vieja burocracia sindical, Carlos Ortega, y llamaba al paro. Ellos daban la cara, asumían el sabotaje de la economía y hubo grandes desabastecimientos que casi provocan una explosión social en 2002-2003. Ahora no. Ahora es la guerra silenciosa, una guerra blanda, diplomacia blanda según consignas de Washington. En 2002-2003, gobernaba George W. Bush que era brutal y decía: “¡Voy a invadir!” e invadía; “¡Vamos a derrocar a tal gobierno!” y lo derrocaba. Ahora es lo blando, lo escondido, y aparece la derecha fascistoide que va sonriendo y diciendo: “Este gobierno es incapaz porque no puede abastecer de productos.” Cuando son ellos los que están detrás de un plan, con agentes internacionales en el campo económico, para hacerle daño al país. Pero lo vamos superando y vamos vacunándonos. En el futuro, les será imposible arremeter con esos mismos mecanismos. Ignacio Ramonet: En la economía ¿qué papel le ve usted al sector privado? Nicolás Maduro: Históricamente, el sector privado en Venezuela tiene poco desarrollo. Nunca hubo burguesía nacional. El sector privado, en lo fundamental, se desarrolló cuando surge el petróleo, como un factor más bien vinculado a la apropiación de la renta petrolera. Casi todas las grandes riquezas de la burguesía venezolana están vinculadas a la manipulación del dólar, sea para importar productos (la burguesía comercial) o sea para apropiarse de la renta y colocarla en cuentas de grandes bancos en el exterior. Así que, en cien años, no tuvimos una burguesía productiva como la tuvo Brasil por ejemplo, o Argentina. Ahora es cuando estamos viendo resurgir sectores privados con proyectos vinculados a la verdadera producción de riquezas para el país. En el modelo socialista venezolano, el sector privado tiene un papel que jugar en la diversificación de la economía. Desde siempre, el Comandante Hugo Chávez favoreció las relaciones con el sector privado, tanto en la pequeña, como en la mediana o la gran empresa, favoreció el desarrollo de empresas mixtas y la venida de capital privado internacional. Hay un pensamiento económico que, en Venezuela, se ha desarrollado para seleccionar en qué área es necesaria la inversión extranjera. Qué capital puede venir y en qué condiciones. Por ejemplo: aunque nuestro petróleo está nacionalizado, existen modalidades diversas que permiten inversiones, en la Franja del Orinoco, de todo el capital mundial; allá hay empresas de todo el planeta, empresas mixtas: 40% capital internacional, 60% Venezuela. Les cobramos los impuestos debidos –antes se cobraba el 1%, ahora se les cobra el 33%. Venezuela ofrece todas las garantías constitucionales para recibir capital internacional. Ignacio Ramonet: ¿Se mantendrá el control de cambio? Nicolás Maduro: El control de cambio es un sistema exitoso. En febrero pasado, para defendernos de un ataque brutal contra la economía y contra la moneda, tuvimos que adecuar, digamos, el bolívar. Venezuela puede manejarse con este tipo de cambio que tenemos, perfeccionándolo. Debemos fortalecer nuestra moneda, vacunarla contra los ataques especulativos y perfeccionar el sistema de manejo de las divisas convertibles. Ignacio Ramonet: Usted me habló antes de eficiencia ¿Qué progresos ha constatado en materia de eficiencia, en particular en el campo de la economía? Nicolás Maduro: En primer lugar, una mejora sustantiva del sistema del Cadivi (Comisión de Administración de Divisas), el organismo que maneja el control de cambio en Venezuela. Realmente ha mejorado mucho en los controles previos, los controles posteriores y la asignación de las divisas necesarias para los agentes económicos. Otro elemento muy importante ha sido la creación del Sicad (Sistema Complementario de Administración de Divisas), un mecanismo de subastas que está funcionando de manera perfecta, pero al que, además, tiene ahora acceso el público en general. Cualquiera puede ir al Sicad. La gente común y corriente puede obtener divisas para su vida normal, sin necesidad de pasar por ninguna alcabala. Esos son progresos concretos. Pero también hemos constituido un Estado Mayor para la dirección de la economía, dirigido por Nelson Merentes, el vicepresidente de Finanzas. Allí están todos los ministros de los sectores económicos. Cada ministro tiene que supervisar, apoyar y dirigir cada rubro que se produce en Venezuela. Hemos seleccionado 58 rubros fundamentales. Tenemos un seguimiento permanente -pudiera ser hasta diario, ahora es semanal- de cómo va la producción de cada uno de esos productos, qué inversiones hacen falta, qué trabas tienen para su comercialización interna.O sea, vamos logrando un mecanismo clave para gobernar la economía. De igual modo que se gobierna, a nivel político, un país, hay que gobernar la economía. Sobre todo si nos estamos planteando construir el socialismo. El capitalismo es el reino de la anarquía, y cuando hay anarquía en lo económico gobierna quien tiene más poder: el capital financiero. Hoy ¿quién gobierna realmente Europa? El capital financiero. En Europa, este capital financiero está desmontando el Estado de bienestar que se constituyó después de la Segunda Guerra Mundial. En Venezuela no, estamos construyendo un gobierno económico para edificar el socialismo ¿Para qué debe servir la economía? Para garantizarle a la ciudadanía la salud, la alimentación, la vivienda digna, la educación gratuita. ¿A quién le debemos estos derechos universales? A la Revolución Francesa y a la Ilustración que llegaron a nuestra tierras, traducidas al mestizaje latinoamericano, de la mano de Simón Rodríguez, y que defendió Bolívar. Es parte del patrimonio más grande de la humanidad. Pero el capital financiero niega todo eso. Ignacio Ramonet: En estos cien días de gobierno, nuestra impresión es que la principal crisis de política exterior que conoció Venezuela fue con Colombia. ¿Cómo están actualmente las relaciones con Bogotá? Nicolás Maduro: En estos cien días, hemos logrado consolidar todo el eje de relaciones estratégicas, ante la construcción de una nueva geopolítica regional y de un nuevo sistema de fuerzas para garantizar la nueva independencia del continente. Las diferencias con Colombia han sido tratadas, evidentemente, a través del diálogo. Hemos trazado las líneas de conducta para su superación. Yo confío en la palabra del presidente Juan Manuel Santos, y espero que logremos lo que conversamos. Yo confío en que vamos a tener una relación de coexistencia pacífica y positiva entre dos modelos: un modelo socialista, de revolución cristiana del siglo XXI, igualitario, de democracia popular como el venezolano, y otro modelo que no voy a calificar, pero que es distinto al nuestro. Estamos obligados a coexistir como hermanos siameses. Hemos demostrado que se puede coexistir y ojalá los sectores políticos y económicos dominantes en Colombia y el presidente Santos al mando del gobierno, entiendan que la coexistencia y el respeto son básicos para el desarrollo de nuestros dos países. Ignacio Ramonet: ¿Cómo van las relaciones con Washington? Nicolás Maduro: Quisiera decir, primero, que Barack Obama es un presidente circunstancial. Es una circunstancia en el seno de la élite que gobierna Estados Unidos ¿Por qué llega Obama a la presidencia? Porque convenía a los intereses del complejo industrial militar-financiero- Lo que pasó con el presidente de Bolivia Evo Morales, cuando cuatro Estados europeos le negaron el acceso a su espacio aéreo, es una demostración gravísima de cómo, desde Washington, se dirige a los gobiernos de Europa. Es muy desconcertante realmente. Yo no sé si los pueblos de Europa saben eso, porque a veces, con el control comunicacional que hay, estas noticias se van banalizando y se van dejando de lado. Pero es muy grave. Obama ha logrado que el Imperio crezca en influencia política. Los Estados Unidos van preparándose hacia una nueva etapa que es crecer en dominación militar y económica. En América Latina, su proyecto es revertir los procesos progresistas de cambio para volver a convertirnos en su patio trasero. Por eso están retomando –con otro nombre– el proyecto del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), para dominarnos económicamente y retomar los mismos métodos del pasado. Fíjese, bajo el mandato de Obama: golpe de Estado en Honduras dirigido desde el Pentágono; intento de golpe de Estado contra el presidente de Ecuador Rafael Correa, teleguiado por la CIA; golpe de Estado en Paraguay operado por Washington para sacar al presidente Fernando Lugo. Que nadie se llame a engaño, si los Estados Unidos viesen que hay condiciones favorables, vendrían de nuevo a llenar de oscuridad y de muerte América Latina. Por eso la relación del gobierno de Obama con nosotros es esquizofrénica. Ellos piensan que nos pueden engañar con la diplomacia blanda; que nos vamos a dejar dar el abrazo de la muerte. Nosotros lo hemos planteado muy claro: ustedes allá con su proyecto imperialista y nosotros acá con nuestro proyecto de liberación. La única forma de que haya una relación estable y permanente es que nos respeten. Por eso he dicho: “Tolerancia cero con el irrespeto gringo y de sus élites. No lo vamos a tolerar más.” Si nos siguen agrediendo, responderemos a cada agresión con mayor fortaleza. Ha llegado la hora de la tolerancia cero. Ignacio Ramonet: En la reciente Cumbre del Alba, usted ha propuesto una articulación Alba-Mercosur-Petrocaribe. ¿Es una respuesta a la Alianza del Pacífico (1)? Nicolás Maduro: No. Es una necesidad histórica. Tenemos que consolidar los espacios económicos logrados. Mercosur ha venido viviendo una transformación muy positiva y ahora, con la incorporación de Venezuela, la próxima incorporación de Bolivia y la posible incorporación de Ecuador, comienza Mercosur a ocupar un espacio vital en Suramérica. Petrocaribe es una realidad maravillosa que ha permitido la estabilidad energética, económica, financiera y social de 18 países del Caribe. Y el Alba es una vanguardia donde ha habido ensayos económicos como el Sucre (Sistema Único de Compensación Regional), una unidad de cambio latinoamericana, o como el Banco del Alba y otros ensayos como las empresas grannacionales que han ido adquiriendo experiencia y espacios. Ha llegado el momento de acercar todos los espacios ya conquistados para definir un nuevo modelo económico. Ha llegado la hora de unir ese inmenso espacio Mercosur-Alba-Petrocaribe que representaría, repito, casi la cuarta economía del mundo, en un espacio nuestro, y no de falso libre comercio ¡Porque el libre comercio es falso! ¿Cree usted posible la libre circulación, en los mares, de un tiburón y una sardina sin que el tiburón se coma a la sardina? Imposible. El libre comercio es como cambiar pepitas de oro por espejitos, sistema con el cual nos colonizaron hace 500 años. Tenemos que consolidar una zona económica complementaria, diversa, desarrollada, con sus mecanismos financieros, monetarios, y convertirnos en un poderoso bloque económico. Y, a partir de ahí, tener relaciones con Rusia, la India, China, Sudáfrica; redefinir nuestras relaciones comerciales y económicas con Europa, con Estados Unidos, donde nosotros no volvamos a ocupar el papel de colonia. Ignacio Ramonet: ¿Cómo ve usted las relaciones con la Unión Europea? Nicolás Maduro: La Unión Europea ha perdido la oportunidad de convertirse en una gran potencia equilibradora del mundo. Todos los pueblos del planeta aspirábamos a que la Unión Europea fuera la fuerza de equilibrio del mundo. Pero parece que no. El capital financiero y los viejos complejos colonialistas de las élites que dirigieron Europa durante 300 años, parece que se van a imponer a la conciencia democrática y democratizadora de la mayoría de los pueblos de Europa. ¿Qué deseamos de la Unión Europea? Que cambie su política, que deje de estar de rodillas ante Washington, que se abra al mundo y que vea a América Latina como una gran oportunidad para volver a restablecer el Estado de bienestar social y para establecer relaciones con nosotros de igualdad, de prosperidad, de crecimiento. De manera natural, podemos desarrollar una alianza Unión Europea-América Latina y el Caribe para el desarrollo conjunto. Estamos preparados para eso. Entendemos perfectamente la cultura occidental, somos parte de ella, aunque tenemos nuestras particularidades mestizas. Pero las élites europeas no nos entienden. Ojalá eso se supere. Ignacio Ramonet: El Presidente Chávez quería hacer de Venezuela un país potencia en un mundo multipolar ¿sigue siendo esa la línea, en materia de política exterior? Nicolás Maduro: Claro. En su corta vida, Chávez logró no sólo rescatar a Bolívar como idea, inspiración y símbolo, sino que lo convirtió en una estrategia. Logró hacer que, en el mundo, coexistan dos modelos: el capitalista-neoliberal, y el modelo bolivariano-independentista- El Comandante Chávez configuró una política de desarrollo de ejes de fuerza, de núcleos de fuerza, de anillos de fuerza para desmontar el mundo controlado por el imperialismo. Y sobre todo para construir un nuevo sistema de relaciones internacionales. La humanidad no podrá existir si no se desarrolla esa política internacional. Lo otro es cruzarse de brazos y rendirse a que el Imperio reconquiste el mundo, lo vuelva a dominar y nos esclavice más temprano que tarde. No lo vamos a permitir. http://www.monde-diplomatique. |
Agencia Venezolana de
Noticias (AVN) (Jueves 05/09/2013)
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jueves, 5 de septiembre de 2013
Entrevista de Ignacio Ramonet al presidente Nicolás Maduro
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