© Collage: La Voz de Rusia
Los
datos publicados por el Buró de Estadísticas Nacionales de Hungría
(KSH) han asombrado incluso a los expertos locales. En agosto el nivel
inflacionario del país alcanzó un 1,3%, calculado para los últimos doce
meses. Todavía en julio el índice en cuestión era del 1,8% y los
analistas esperaban que su máxima disminución lo llevara hasta el 1,7%.
Como resultado se ha marcado un récord que nos transporta hasta el año
1974, época del florecimiento del sistema socialista y del CAME.
Precisamente entonces, en junio, la inflación en Hungría fue por última
vez la más baja.
¿De
qué manera ha resultado que la inflación en Hungría en el periodo de la
crisis financiera que abarca a toda la Unión Europea alcanzó un nivel
de la época del socialismo gubernamental con su economía planificada y
su regulación administrativa de los precios? ¿Acaso es que los programas
anticrisis de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo (BCE) y
del FMI al fin han demostrado su absoluta efectividad, aunque sea en un
país? Por desgracia para los funcionarios de Bruselas y sus recetas de
austeridad presupuestaria y reforzamiento de las funciones de inspección
del BCE no han tenido nada que ver. La inflación se ha retirado, no
ante Bruselas, sino ante las medidas anticrisis del gabinete húngaro.
Se
puede asumir de diferentes maneras las intenciones políticas del
carismático primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, pero no se le
puede negar su decidida y consecuente economía que ha tomado un curso de
cambios orientados nacionalmente y socioeconómicamente, los realiza sin
tener en cuenta los gritos de Bruselas. En particular, en los marcos de
las medidas generales nacionales anticrisis del gabinete, desde enero
de 1913 disminuyó en 10% el precio del gas, la electricidad y la
calefacción, obligando a las correspondientes “compañías directivas” a
cubrir los gastos independientemente.
En
la UE comenzaron a hablar de la violación de los principios de la
economía de mercado, del incumplimiento de las recomendaciones
anticrisis de la Comisión Europea y de populismo, sin embargo, el
Gobierno de Orbán les replicó con la promesa de repetir semejante medida
el 1 de noviembre. En lo que respecta a los índices económicos de
Hungría, incluso la agencia oficial de la UE, Eurostat, ha tenido que
constatar que el país salió de la recesión, que el gobierno logra
mantener el déficit presupuestario en los marcos del 3% del producto
interno bruto exigido por la Unión Europea y, que para finales de año,
se espera la renovación de un crecimiento económico estable. El profesor
de la Academia de Finanzas de Rusia, Borís Rubtsov, presupone:
−Los
sucesos actuales subrayan que en algunos casos a los países europeos
les es realmente mejor mantener su independencia y su política
crediticia monetaria. Esto resulta más conveniente. Pero hay que
analizar por separado cada caso concreto. Una serie de países de Europa
Oriental (incluida Hungría) no manifiestan su deseo de ingresar en la
eurozona en la etapa actual.
El
“milagro económico húngaro” sobre el cual han comenzado a referirse
algunos expertos, podría obligar a la UE y a otras instituciones a
repensar sus concepciones globales, en particular las referidas al lugar
y el papel de toda Europa Oriental. Ya que, como lo muestran los hechos
de los últimos años, el golpe principal de la crisis les tocó, no a
ellos, sino a Grecia, Portugal, España e Irlanda. Como subrayara
respecto a esto en su conversación con La Voz de Rusia
el experto del Instituto de Economía de la ACR Biacheslav Senchagov,
las normas económico-financieras destruyeron todo, pero los países de
Europa oriental de todas maneras resultaron más precavidos que sus
colegas de Europa Occidental en la Unión Europea:
−Las
normativas del Tratado de Maastricht, los criterios de unificación de
los países en la eurozona, los criterios de efectividad del trabajo de
determinados institutos son conocidos por todos. Pero no fueron
observados absolutamente. Yo me imagino que los gobiernos de Europa
Oriental, por extraño que parezca, no “disiparon” los mismos créditos de
esa manera.
“Occidente
sufre una crisis y déficit de liderazgo, se encuentra en la búsqueda de
respuestas a una serie de nuevos retos”, de esta manera ha
caracterizado la publicación norteamericana The American Interest,
la situación que hoy sucede en Europa y en todo el mundo. Valdría la
pena asombrarse cuando determinados países europeos intentan solucionar
los problemas surgidos sobre la base de las ideas y concepciones
propias. Parece que Hungría se ha convertido en “la primera golondrina”
en el camino.
fs/sk/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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