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A
1025 años de aquel evento, la Iglesia ortodoxa rusa bendice a los
fieles de las naciones donde esta religión es parte de su cultura pero
también a pueblos donde se la recibe con aceptación a pesar de que pocos
conozcan sus características.
Tan
distante del Oriente Europeo, en el Caribe, en Cuba, se encuentra una
de las sedes de la Iglesia ortodoxa rusa. Según su padre, Dmitri Oréjov,
este es un país en donde hay espacio para la convivencia armoniosa de
diferentes religiones, incluyendo la rusa. “Cuba es un país joven que
necesita desarrollarse y desarrollar su espiritualidad. Aquí hay mucho
potencial, nosotros queremos conocer la cultura de este país y
posibilitar que los cubanos conozcan más la nuestra”.
La
inauguración de la iglesia ortodoxa Nuestra Señora de Kazán, en la que
participaron su eminencia el metropolita Kiril y el presidente de Cuba,
Raúl Castro, marcó el comienzo de una nueva etapa en las relaciones
ruso-cubanas. A solo a meses de su inauguración, en otoño del 2008,
visitó la iglesia el entonces presidente ruso Dmitri Medvédev acompañado de su homólogo cubano, lo cual confirmó todas las ideas iniciales.
Según
el padre Oréjov, no fue casual que en las altas esferas tomaran la
decisión de construir esta iglesia. “Cada país, y dentro de ellos Cuba,
necesita templos para el apoyo espiritual y el desarrollo. La ortodoxia
también en Cuba es necesaria, es preciso que los cubanos puedan conocer
nuestros rezos, nuestras costumbres”.
Con
sus cinco cúpulas doradas, coronadas por la Santa Cruz ortodoxa rusa,
la Catedral contempla frente al mar el ir y venir de navíos del puerto
de La Habana. Ubicada en el centro histórico de la ciudad, es la obra
más grande y compleja que se haya ejecutado en ese entorno.
En
su interior, íconos como el de Ilia y el monje Máximo Griego guardan
por la seguridad de los cubanos. “Donde hay iglesias, hay más bienestar.
Aquí cada día se reza por la prosperidad de Cuba”, explica Tatiana,
quien vive en la isla desde hace veintisiete años.
Como
ella, decenas de creyentes visitan esta iglesia diariamente. La mayoría
son de Rusia y Bielorrusia, pero también los hay de Serbia, Bulgaria y
Rumanía. “Aquí celebramos bodas, bautizos. Nos visitan muchos turistas.
Muchos van al balneario de Varadero y pasan por aquí para bendecirse”,
explica el padre Oréjov. “Ahora, como pasa también en el resto del
mundo, hay pocas personas que practican la religión, por eso la mayor
cantidad de visitas las tenemos en Pascuas y en las fiestas nacionales”.
“Cuba
es uno de mis destinos turísticos preferidos y me siento muy seguro al
saber que al venir también puedo rezar y ser bendecido como en casa”,
declara Mijaíl, un turista ruso que visita la isla por tercera vez.
“Además, el hecho de que nuestra religión ortodoxa esté presente aquí en
La Habana, es una muestra del profundo amor y respeto que siente el
pueblo cubano por el ruso, algo que agradecemos y retribuimos”.
Para
Olga, quien se encuentra en Cuba por primera vez, fue una sorpresa muy
agradable ver la iglesia insertada entre bares con música tradicional
cubana, museos históricos y plazas coloniales.
Y
es que Nuestra Señora de Kazán es también hogar para quienes desean
cultivar la amplia gama cultural que guardan las tierras bendecidas por
Vladímir. La iglesia cuenta con una biblioteca y en su sede también se
imparten clases de catecismo y ruso, y se interpretan canciones y danzas
tradicionales.
“Por
el aniversario 1025 de la cristianización de Rusia realizamos varias
actividades. Celebramos una misa, también tuvimos una fiesta y un
concierto, y recibimos con mucha alegría varios íconos traídos
directamente desde Rusia. Todos vivimos días de mucho júbilo
espiritual”, confiesa el padre Oréjov.
La
historia de las diferentes corrientes religiosas en Cuba refleja el
predominio del catolicismo y el evangelismo, además de los cultos de
origen africano. Es por ello que los habitantes de la isla que no
experimentaron contactos con la cultura rusa durante la época soviética,
contemplan con curiosidad y expectación cómo se desvelan nuevos
horizontes culturales dentro de sus fronteras.
Según
Valentina, colaboradora en la iglesia, para los cubanos esta
instalación es principalmente como un museo. “Vienen, hacen preguntas y
observan maravillados la belleza de nuestros símbolos. Al final, quedan
encantados con el ambiente solemne y respetuoso que hay aquí”.
an/kg/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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