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Los errores surgidos en la determinación de
las coordenadas pueden provocar consecuencias negativas a largo plazo,
asegura el geofísico australiano de Camberra, Paul Tregoning y un grupo
de colegas.
Los científicos han estudiado los datos
obtenidos de los quince terremotos más fuertes (de magnitud ocho y más
en la escala Richter) ocurridos después del año 2000. Se ha establecido
que a la distancia de, incluso, miles de kilómetros de los epicentros,
la corteza terrestre se mueve en unos milímetros. Para los viajantes
comunes, esto es insignificante, pero en mediciones especialmente
exactas, sería tan significativo que no se puede permitir.
Por
ejemplo, tomamos los satélites científicos, debido a estos errores
podrían desviarse de la órbita prevista, puesto que la posición de
partida estaría en otro lugar. Mientras tanto, uno de los métodos de
predicción de terremotos está basado en mediciones altamente exactas
entre dos satélites en movimiento. Esta distancia varía cuando estos
aparatos vuelan sobre regiones sujetas a perturbaciones gravitacionales,
donde sería probable que estén por ocurrir, o ya hayan ocurrido,
desplazamientos de las placas tectónicas.
Los
terremotos también afectan a la corteza terrestre en la componente
vertical. Los satélites GPS y GLONASS determinan no solo las
coordenadas, sino también la altura. Significa que el navegador daría
datos inexactos sobre el nivel del mar y la velocidad de su aumento.
Utilizando estas cifras en los cálculos, se pudiera llegar a
conclusiones erróneas sobre el proceso de calentamiento global.
Los
australianos proponen considerar la deformación debida a los
terremotos. Hacer esto cuesta, es la opinión que comparte también el
vicedirector del Instituto de Física de la Tierra, Evgueni Rogozhin:
–Un
terremoto de gran magnitud altera notablemente la superficie de la
Tierra. Pienso que habría que introducir una corrección en aquellos
terremotos que ocurrieron después de ser establecida la correspondiente
red, ya sea GPS o GLONASS. Si tenemos una red de este tipo y ocurre un
terremoto, pues tendríamos que calcular la deformación de la superficie y
hacer las correcciones. En caso contrario las mediciones quedarán
equivocadas.
Este problema ya se trata de resolver parcialmente. Nos relata el miembro de la Academia rusa de cosmonáutica, Andréi Ionin:
–Los
terremotos fuertes cambian los campos gravitatorios de la Tierra y de
esta manera distorsionan las previsiones de los movimientos de los
satélites en un día. Para tener esto en cuenta, en los sistemas GPS y
GLONASS se han previsto muchas estaciones correctoras, las cuales
comparan el movimiento de los satélites; con un determinado modelo de
cálculo, estos errores se corrigen ya al día siguiente. Estos márgenes
se introducen en el nuevo modelo como un factor de corrección.
Sin
embargo, para los científicos que dan seguimiento a las variaciones
milimétricas de la corteza terrestre, el tema sigue siendo muy actual.
Según las palabras de Andréi Ionin, resolver este problema sería una
tarea sobre todo para los matemáticos. Los modelos matemáticos de
distintos sistemas satelitales son diferentes, al igual que las cartas
de navegación, que se basan en el sistema internacional de cálculo
terrestre (International Terrestrial Reference Frame).
El
siguiente paso podría ser el desarrollo de la idea de los australianos,
con la corrección de turno del sistema de cálculo terrestre, añadirle
los efectos de los terremotos de grandes magnitudes. La necesidad de
esto estaría dada, aunque solo sea, porque en la zona del foco de los
terremotos, el suelo y sus parámetros cambian notablemente. Después de
los movimientos telúricos del mar de Ojotsk del 24 de mayo, todo el mapa
del norte de Sajalín quedó inexacto en ocho metros. También en el año
1988, con el devastador terremoto de Spitak, en Armenia, el nivel de esa
región disminuyó en dos metros.
ovm/kg/er
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