El Comité Judicial del Senado aprobó el martes
por trece votos a favor y cinco en contra el plan de reforma migratoria
del Grupo de los Ocho.
El proyecto de ley fue entregado
al Comité la segunda semana de abril y recibió más de trescientas
enmiendas, la mayoría dirigidas a modificar el camino a la ciudadanía
para millones de inmigrantes indocumentados.
Luego de
cinco intensos debates en casi tres semanas, la iniciativa esquivó
varios intentos por desarmarla, abriéndose paso ahora en el pleno del
Senado que la debatirá en el mes de junio.
Al conocerse
el resultado final, muchos en la audiencia, incluyendo inmigrantes que
se beneficiarán de la reforma migratoria, corearon “Sí se puede”.
El
histórico proyecto podría convertirse durante el verano en la primera
reforma migratoria amplia en casi tres décadas. La anterior fue aprobada
en 1986 durante la administración del republicano Ronald Reagan y
favoreció a unos tres millones de inmigrantes sin papeles.
La
mayoría de las enmiendas aprobadas durante los debates de las últimas
semanas fueron con amplio respaldo bipartidista. El mismo respaldo fue
utilizado para desestimar enmiendas encaminadas, varias de ellas, a
entorpecer el camino hacia la ciudadanía para los indocumentados.
Tras la aprobación del plan por parte del Comité Judicial, el presidente Barack Obama
felicitó al panel y dijo, en un comunicado difundido por la Casa
Blanca, que el anteproyecto es sólido y guarda consistencia con los
principios que ha explicado claramente sobre el tema.
El mandatario reiteró que el sistema migratorio "está roto", "no funciona" y que debe ser reparado cuanto antes.
Obama
presentó a finales de enero un plan de reforma migratoria similar al
del Grupo de los Ocho y pidió en ese momento al Congreso aprobar cuanto
antes una legislación que saque de las sombras a los once millones de
indocumentados y los coloque en el camino a la ciudadanía, cuya espera
no debe ser más larga que ocho años.
"Exhorto al Senado
a que considere este proyecto de ley bipartidista a la mayor brevedad
posible y que mantengan la esperanza de que en el pleno del senado se
discuta lo antes posible el anteproyecto y que le introduzca mejoras",
dijo.
El plan de reforma migratoria del Grupo de los
Ocho tiene de base un fuerte componente de seguridad nacional como
seguridad en las fronteras, verificación de empleo e inmigración legal y
un camino hacia la ciudadanía para los indocumentados.
Para
otorgar la ciudadanía la condición es que primero el gobierno federal
certifique que controla en un 90 % el ingreso de indocumentados por
zonas de alto riesgo y el 100 % en el resto de la frontera.
Los
indocumentados para calificar deben demostrar que se encuentran en EEUU
desde antes del 31 de diciembre de 2011, pagan impuestos, carecen de
antecedentes penales, entreguen sus huellas digitales al Departamento de
Seguridad Nacional y cancelen multas, entre otros requisitos.
Una
vez autorizados entrarán en un estado de No Inmigrante que dilatará
entre diez a trece años, al término de los cuales podrán pedir la
residencia legal permanente o green card.
Tres años más tarde podrán iniciar el trámite de la ciudadanía.
Durante
el tiempo de permanencia como no inmigrante los favorecidos con la
reforma migratoria obtendrán un permiso de trabajo, las deportaciones
quedarán suspendidas y tendrán derecho a gestionar un permiso de viaje
para salir y reingresar a EEUU.
Pero no todo es gloria.
La reforma migratoria enfrenta un nuevo escenario, esta vez en el pleno
del Senado que dominan los demócratas con cincuenta y un asientos más
los cuatro votos republicanos correspondientes a los integrantes del
Grupo de los Ocho, los senadores Marco Rubio (Florida), Lindsey Graham
(Carolina del Sur), Jeff Flake (Arizona) y John McCain (Arizona). La
mayoría también contaría con los dos votos independientes.
Se
necesitan sesenta votos para ser aprobada. Analistas estiman que el
proyecto pasará fácil con setenta apoyos, no sin antes ser modificada
durante la guerra de enmiendas que se avizora.
El
proyecto de ley solo entrará en vigencia después de que lo apruebe el
Senado en pleno, y que la cámara baja haga lo propio tras recibir una
versión aprobada por su comité judicial, que hasta el momento solo ha
presentado proyectos de ley separados.
Solo después de
que ambas cámaras reconcilien sus versiones es que podría pasar al
presidente Obama para que firme el ejecútese reforma, con lo que once
millones de indocumentados podrán salir de la oscuridad.
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