http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/39572-italia-acuerdo-sobre-la-productividadm%C3%A1s-explotaci%C3%B3n-para-todos-con-la-complicidad-del-sindicato-y-entre-el-silencio-de-demasiada-gente.html
por ClashCityWorkers
Martes, 04 de Diciembre de 2012 14:14
La productividad mata
En la última semana el país ha vivido una oleada de protestas. Miles
de estudiantes, en particular de las escuelas secundarias, se han
echado a la calle para criticar las políticas del gobierno y del Banco
Central Europeo.
En la última semana el país ha vivido una oleada de protestas.
Miles de estudiantes, en particular de las escuelas secundarias, se han
echado a la calle contra las políticas del gobierno y del Banco Central Europeo.
La radicalidad expresada por las movilizaciones y la previsible
brutalidad con que la policía ha intentado reprimirlas han sido las
noticias que han monopolizado el debate público en los medios de
comunicación. Casi paradójicamente el destino ha querido que en las
mismas horas, en el silencio general, se estaba llevando a cabo uno de
los principales objetivos del gobierno y de la patronal italiana: el acuerdo sobre la productividad.
Este acuerdo no representa nada más que la natural evolución del nefando acuerdo del 28 de Junio de 2011 con que las partes sociales (CGIL incluida) se comprometían en dar una importancia troncal a la contratación de segundo nivel. Con el nuevo acuerdo se establecerán las bases para proceder a las numerosas renovaciones de contratos que se tendrán en el futuro, in primis el de los obreros de fabrica. Pero, ¿qué prevé el acuerdo sobre la productividad? Sería el caso de decir que este representa una nueva vuelta atrás hacia el pasado, o sea al trabajo a destajo.
En realidad no representa una novedad absoluta, visto que en todas las empresas donde está presente una contratación de segundo nivel parte del salario se queda ligado al conseguimiento de objetivos: la voluntad declarada por las partes a través de este nuevo acuerdo es lo de incrementar este porcentaje a detrimento de la contratación colectiva.
Incrementar la productividad significa incrementar la cantidad de mercancías o de servicios producidos en un tiempo determinado relativamente al nivel alcanzado anteriormente o sea, trabajar con más intensidad, incrementar el nivel de explotación y como consecuencia incrementar los márgenes de beneficio.
Para que los trabajadores padezcan sin demasiadas quejas este nuevo ataque, el gobierno se compromete por su parte (gracias a la firma del acuerdo por parte de los sindicatos mayoritarios) en emitir una medida que rebaje la presión fiscal sobre los incentivos a la producción. Se trata en parte de la famosa valiosa cuantía de millones de Euro prometida por la Fornero y que nadie jamás ha visto y que además hubiera tenido que ampliar los “subsidios” sociales. En practica, el trabajador debería sentir menos el golpe en cuanto, pagando menos impuestos, no encontrará mucha diferencia en su sueldo al final de mes – o a lo mejor algunas monedas más. El problema es que para colmar estos menores ingresos el Ejecutivo tendrá que reducir las salidas y recortar servicios como la escuela, la sanidad y los transportes. Al final de la feria quedaremos con el hecho que hemos trabajado más y haber ganado menos en términos de salario indirecto.
Todo esto al neto de las “estafas” que normalmente hacen las grandes empresas y que son bien conocidas por los trabajadores visto que muchas veces, con el intento de no pagar los premios, se recurre a aspectos particulares insertados “con arte” en los contratos y que la mayoría de las veces los sindicatos ignoran en sede de concertación.
El gobierno ha subrayado más veces que el asunto de la productividad es el elemento central y que este acuerdo es fundamental para el futuro de nuestro país, en particular para lo que atañe al aspecto del paro. Como hemos dicho anteriormente, este acuerdo incide directamente en los nivel de ganancia y ya esto resulta suficiente para comprender cual son los intereses que el gobierno considera prioritarios. Más sutil resulta comprender como esto se conecta a las políticas para el empleo. Todo el mundo comprende que si se trabaja más hay menos necesidad de personal. Entonces, un incremento de la productividad determina automáticamente una disminución de los niveles de ocupación. Pues, más allá de los discursos sobre racionalización del gasto, innovación, etc., con este acuerdo se expresa claramente cuál es la única estrategia del gobierno para el empleo: participar a nivel internacional en la carrera a la rebaja del coste laboral en la esperanza de interceptar las inversiones extranjeras.
En le momento en que estamos escribiendo, ha sido publicado el texto del acuerdo, la CISL y la UGL han afirmado ya que lo firmarán y en un segundo momento ha llegado también la aprobación de la UIL, mientras que la CGIL afirma de tener dudas. Pero, estas dudas diversamente de cómo se puede imaginar, no atañen al contenido del acuerdo (que son compartidos en total) sino atañen a un aspecto que no tiene nada a que ver con el contenido del mismo. Como ha aclarado la misma Camusso (Secretaria General de la CGIL, NdT) a través de una carta enviada a las diferentes partes, la CGIL pone como condición a la aprobación del acuerdo sobre la productividad la admisión de la FIOM (sector del metal de la CGIL, NdT) a la mesa para la renovación del Convenio Colectivo Nacional del metal – en este momento no está presente porque no ha firmado el anterior contrato que ha sido recurrido hasta en juicio. Las indiscreciones dicen que hay buenas posibilidades de recomponer la ruptura y además que los obstáculos no vengan ni siquiera por parte de la Patronal italiana, sino por parte de los demás sindicatos mayoritarios que en los últimos años han recuperado cuotas de afiliados entre los obreros y tienen miedo del regreso a la tratativa de la FIOM guiada por Landini.
De hecho estamos de frente a una nueva miserable lucha de poder sobre la piel de los trabajadores.
Pero, haciendo un paso atrás y volviendo al principio de esta breve reflexión, tenemos que subrayar que en las movilizaciones de estos últimos días todos estos elementos están totalmente ausentes. Ni una octavilla, un documento, una pancarta que hable del acuerdo sobre la productividad. No solo en la calle sino también en Internet, en los sitios webs y en los blogs de los colectivos, de los sindicatos, de los partidos que se definen de clase no se habla de lo que atañe a millones de trabajadores, de hecho a la clase. Es una autocrítica que hacemos primeramente a nosotros mismos que a veces, entre decenas de citas y compromisos, perdemos la lucidez y no sabemos meter a valor las oportunidades promovidas por las oleadas de movilizaciones. Si analizamos estas últimas movilizaciones en particular, sin retórica, no podemos no constatar que los grandes ausentes eran los trabajadores mismos.
Clash City Workers, Nápoles 29/11/2012
TRADUCIDO POR ZEISTAR, PARA KAOSENLARED
Por info y contacto: zeistar17@gmail.com
Fuente: clashcityworkers.org
Este acuerdo no representa nada más que la natural evolución del nefando acuerdo del 28 de Junio de 2011 con que las partes sociales (CGIL incluida) se comprometían en dar una importancia troncal a la contratación de segundo nivel. Con el nuevo acuerdo se establecerán las bases para proceder a las numerosas renovaciones de contratos que se tendrán en el futuro, in primis el de los obreros de fabrica. Pero, ¿qué prevé el acuerdo sobre la productividad? Sería el caso de decir que este representa una nueva vuelta atrás hacia el pasado, o sea al trabajo a destajo.
En realidad no representa una novedad absoluta, visto que en todas las empresas donde está presente una contratación de segundo nivel parte del salario se queda ligado al conseguimiento de objetivos: la voluntad declarada por las partes a través de este nuevo acuerdo es lo de incrementar este porcentaje a detrimento de la contratación colectiva.
Incrementar la productividad significa incrementar la cantidad de mercancías o de servicios producidos en un tiempo determinado relativamente al nivel alcanzado anteriormente o sea, trabajar con más intensidad, incrementar el nivel de explotación y como consecuencia incrementar los márgenes de beneficio.
Para que los trabajadores padezcan sin demasiadas quejas este nuevo ataque, el gobierno se compromete por su parte (gracias a la firma del acuerdo por parte de los sindicatos mayoritarios) en emitir una medida que rebaje la presión fiscal sobre los incentivos a la producción. Se trata en parte de la famosa valiosa cuantía de millones de Euro prometida por la Fornero y que nadie jamás ha visto y que además hubiera tenido que ampliar los “subsidios” sociales. En practica, el trabajador debería sentir menos el golpe en cuanto, pagando menos impuestos, no encontrará mucha diferencia en su sueldo al final de mes – o a lo mejor algunas monedas más. El problema es que para colmar estos menores ingresos el Ejecutivo tendrá que reducir las salidas y recortar servicios como la escuela, la sanidad y los transportes. Al final de la feria quedaremos con el hecho que hemos trabajado más y haber ganado menos en términos de salario indirecto.
Todo esto al neto de las “estafas” que normalmente hacen las grandes empresas y que son bien conocidas por los trabajadores visto que muchas veces, con el intento de no pagar los premios, se recurre a aspectos particulares insertados “con arte” en los contratos y que la mayoría de las veces los sindicatos ignoran en sede de concertación.
El gobierno ha subrayado más veces que el asunto de la productividad es el elemento central y que este acuerdo es fundamental para el futuro de nuestro país, en particular para lo que atañe al aspecto del paro. Como hemos dicho anteriormente, este acuerdo incide directamente en los nivel de ganancia y ya esto resulta suficiente para comprender cual son los intereses que el gobierno considera prioritarios. Más sutil resulta comprender como esto se conecta a las políticas para el empleo. Todo el mundo comprende que si se trabaja más hay menos necesidad de personal. Entonces, un incremento de la productividad determina automáticamente una disminución de los niveles de ocupación. Pues, más allá de los discursos sobre racionalización del gasto, innovación, etc., con este acuerdo se expresa claramente cuál es la única estrategia del gobierno para el empleo: participar a nivel internacional en la carrera a la rebaja del coste laboral en la esperanza de interceptar las inversiones extranjeras.
En le momento en que estamos escribiendo, ha sido publicado el texto del acuerdo, la CISL y la UGL han afirmado ya que lo firmarán y en un segundo momento ha llegado también la aprobación de la UIL, mientras que la CGIL afirma de tener dudas. Pero, estas dudas diversamente de cómo se puede imaginar, no atañen al contenido del acuerdo (que son compartidos en total) sino atañen a un aspecto que no tiene nada a que ver con el contenido del mismo. Como ha aclarado la misma Camusso (Secretaria General de la CGIL, NdT) a través de una carta enviada a las diferentes partes, la CGIL pone como condición a la aprobación del acuerdo sobre la productividad la admisión de la FIOM (sector del metal de la CGIL, NdT) a la mesa para la renovación del Convenio Colectivo Nacional del metal – en este momento no está presente porque no ha firmado el anterior contrato que ha sido recurrido hasta en juicio. Las indiscreciones dicen que hay buenas posibilidades de recomponer la ruptura y además que los obstáculos no vengan ni siquiera por parte de la Patronal italiana, sino por parte de los demás sindicatos mayoritarios que en los últimos años han recuperado cuotas de afiliados entre los obreros y tienen miedo del regreso a la tratativa de la FIOM guiada por Landini.
De hecho estamos de frente a una nueva miserable lucha de poder sobre la piel de los trabajadores.
Pero, haciendo un paso atrás y volviendo al principio de esta breve reflexión, tenemos que subrayar que en las movilizaciones de estos últimos días todos estos elementos están totalmente ausentes. Ni una octavilla, un documento, una pancarta que hable del acuerdo sobre la productividad. No solo en la calle sino también en Internet, en los sitios webs y en los blogs de los colectivos, de los sindicatos, de los partidos que se definen de clase no se habla de lo que atañe a millones de trabajadores, de hecho a la clase. Es una autocrítica que hacemos primeramente a nosotros mismos que a veces, entre decenas de citas y compromisos, perdemos la lucidez y no sabemos meter a valor las oportunidades promovidas por las oleadas de movilizaciones. Si analizamos estas últimas movilizaciones en particular, sin retórica, no podemos no constatar que los grandes ausentes eran los trabajadores mismos.
Clash City Workers, Nápoles 29/11/2012
TRADUCIDO POR ZEISTAR, PARA KAOSENLARED
Por info y contacto: zeistar17@gmail.com
Fuente: clashcityworkers.org
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