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Si un adinerado rumano o extranjero no puede tener hijos y está
desesperado puede llegar al paraiso capitalista rumano y comprar un bebé
a un precio a veces muy asequible (según el programa Observator del canal Antena 3, a partir de unos 5000 lei, es decir, 1200 euros más o menos).
En la Rumanía capitalista, pues, hasta un bebé es transformado en
mercancia. La pobreza provocada tras la llegada al poder en los años 90
de una elite capitalista que se convirtió en multimillonaria a costa del
saqueo de la antaño riqueza colectiva, además de la complicidad y el
silencio de las autoridades, hace que cientos de madres recurran a
vender a sus propios hijos al mejor postor.
Mientras tanto, los hospitales y los centros de acogida de huerfanos
"almacenan" en pesimas condiciones a mas de 60.000 huerfanos, que
dificilmente pueden ser adoptados por las enormes trabas burocraticas
existentes en el pais. De esto se aprovechan los "vendedores de niños",
que ofrecen a los padres dispuestos a todo para llenar su vacio moral,
excusado por sus bolsillos repletos, ofertas de carne y hueso.
Los reporteros de Observator de
Antena 3, han descubierto casos de niños en venta por todo el pais, y
en algunos lugares el negocio se ha convertido en una fructifera
industria para los traficantes de niños, capaces de enriquecerse a costa
de cualquier cosa.
La ideologia capitalista, inyectada a grandes dosis a los rumanos para
justificar la destrucción de todos los logros conquistados durante el
Socialismo, tanto la venta como hierro viejo de la industria productiva,
y con ella la mitad de los puestos de trabajo existentes en 1989, como
el saqueo de toda la riqueza nacional por parte de una minoria que se
convirtió en una elite de parasitos multimillonarios, trajo también de
la mano la consiguiente deshumanización general, que lleva a muchos
mafiosos sin escrupulos y a personas desesperadas por la pobreza a
vender o traficar con todo lo que se ponga en sus manos.
Y todo ello, repetimos, sucede con la complicidad de las autoridades locales, que por activa o por pasiva, miran hacia otro lado ante los aberrantes crímenes, seguramente, abriendo la mano para llevarse una tajada del negocio, mientras perpetuan su desinteres ante la pobreza cada vez mas generalizada y que afecta a gran parte de los rumanos y las consecuencia que esta situación tiene en la infancia. De hecho, lo cierto es que cada vez hay mas miles de niños abandonados que acaban en descuidados orfanatos públicos, mientras igual número de parejas con deseo de adoptar solo tienen como recurso, ante los complicados obstaculos interpuestos por esas mismas autoridades, la compra de su futuro hijo, si es que tienen dinero para ello.
Y todo ello, repetimos, sucede con la complicidad de las autoridades locales, que por activa o por pasiva, miran hacia otro lado ante los aberrantes crímenes, seguramente, abriendo la mano para llevarse una tajada del negocio, mientras perpetuan su desinteres ante la pobreza cada vez mas generalizada y que afecta a gran parte de los rumanos y las consecuencia que esta situación tiene en la infancia. De hecho, lo cierto es que cada vez hay mas miles de niños abandonados que acaban en descuidados orfanatos públicos, mientras igual número de parejas con deseo de adoptar solo tienen como recurso, ante los complicados obstaculos interpuestos por esas mismas autoridades, la compra de su futuro hijo, si es que tienen dinero para ello.
En realidad, y al igual que la sanidad, el trabajo, o la educación, y tantos otros logros convertidos en derechos inalienables tras ser alcanzados por el socialismo rumano, el capitalismo ha convertido también el hecho de tener un hijo en un negocio (no solo porque los niños se ponen en venta por todo el pais ante los ojos insensibles y corruptos de las autoridades, sino porque además el hecho mismo de dar a luz en un hospital público, repito, público, conlleva enormes gastos en concepto de "pagos en negro" -spaga es la palabra rumana que define esta corrupción generalizada- a medicos, enfermeras y resto de personal sanitario, que se aprovechan del miedo y del cuidado de las familias para que el niño nazca bien y sano). Esta situación, por otro lado, se extiende por todo el sistema sanitario rumano, que mientras es sostenido por los impuestos de los trabajadores, estos estan obligados a pagar de forma ilegal pero asumida por todos como normal los servicios de los funcionarios.
Por supuesto que el caso denunciado por los periodistas de Antena3 y
usado como base para esta entrada no es un caso exclusivo de Rumania. En
España, sin ir mas lejos, hemos tenido hasta hace bien poco el ejemplo
de familias adineradas que no solo compraban bebes de familias pobres,
sino que se los robaban a las madres, con la complicidad de los médicos,
diciéndoles que habían muerto en el parto. Esto fue especialmente
prolífico durante el franquismo, pero también durante los primeros años
del maquillado régimen democrático que, en definitiva, sigue siendo, a
pesar de los mejunges cosméticos, otra dictadura capitalista donde, como
en todas, cualquier cosa es posible si beneficia a los que mas capital
han acumulado como botín.
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