http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/33388-ch%C3%A1vez-vuelve-a-ser-decisivo-una-lectura-de-los-resultados-del-7-de-octubre-en-venezuela.html
por Íñigo Errejón y Alfredo Serrano
Martes, 09 de Octubre de 2012 01:44
Una lectura rápida de los resultados de las elecciones
presidenciales del 7 de Octubre en Venezuela. Originalmente publicado en
el diario Público:
http://blogs.publico.es/dominiopublico/5932/chavez-vuelve-a-ser-decisivo/
Al momento de escribir este
artículo, los datos ya son oficiales y definitivos: la candidatura de
Hugo Chávez se ha alzado con una victoria contundente en las elecciones
presidenciales en Venezuela, en una jornada electoral pacífica con una
participación del 80,94%, una de las más altas en las últimas décadas en
el país y de referencia internacional. La imagen del “empate virtual”
construida por los medios de comunicación privados venezolanos e
internacionales, en torno a la supuesta pujanza del candidato opositor,
no ha aguantado su contraste con la realidad de los votos.
Chávez gana por un 54,42% de los votos
válidos, en un sistema electoral auditado internacionalmente, confiable y
riguroso, con el que la oposición tiene plenas garantías, como ella
misma reconoció y pudo comprobar cuando ganó su “No” a la reforma
constitucional en 2007. Esta vez, las viejas élites con su candidato
juvenil estuvieron casi 10 puntos y 1.300.000 votos por debajo de la
candidatura de Chávez.
Se abre ahora la segunda batalla
electoral, igualmente clave: la disputa por la interpretación de los
resultados. Los mismos actores que fabricaron el espejismo de
mercadotecnia del candidato de la derecha, tratarán ahora de convertir
una victoria de Chávez en una muestra de “polarización” en “un país
fracturado”. Esta representación es deudora de una visión estrecha de
la política que cree que el disenso debilita la democracia, cuando es su
condición de posibilidad. Pero, más grave aún, es un intento de
deslegitimar las mayorías políticas que sostienen a los gobiernos de
cambio en América Latina, pues sólo a ellos se les imputa. Para este
discurso, dominante en el oligopolio mediático, los países
latinoamericanos no estaban fracturados cuando las tasas de pobreza
superaban el 60% mientras que unos pocos concentraban toda la riqueza.
La división, para ellos, existe sólo cuando las élites tradicionales no
son capaces de ganar unas elecciones. La fractura aparece cuando las
mayorías empobrecidas eligen a un candidato que se les parezca.
El “chavismo”, como identidad política
nacional-popular, sigue siendo el factor decisivo de la política
venezolana. Ha instalado el lenguaje y los elementos fundamentales de la
cultura política del país, dentro de la cual la oposición ha tenido que
moverse para poder aspirar a la victoria. Que un candidato proveniente
de una de las familias más ricas del país, de larga trayectoria en los
sectores conservadores del país, haya tenido que presentarse como
“progresista” es un indicador del desplazamiento a la izquierda que el
chavismo ha operado en el eje de gravedad de la política venezolana.
El futuro del proceso de transformación
revolucionaria y democrática en Venezuela, decisivo también para otros
abiertos en el continente, pasa por saber leer estos resultados. El voto
popular del 7 de octubre es una manifestación de voluntad soberana en
apoyo a un liderazgo en el que cristaliza una amplia identidad popular.
Es también un respaldo claro a la agenda bolivariana de redistribución
de la renta, inclusión social, desmercantilización de las necesidades
sociales y protagonismo democrático de las clases subalternas. El
resultado, en cualquier caso, no es un cheque en blanco, como esta misma
noche lo ha reconocido el ya Presidente electo Chávez, quien ha
prometido una nueva etapa caracterizada por la autocrítica y la batalla
por la eficacia en la gestión y las políticas públicas. El caudal de
confianza popular es, por último, una reivindicación de la política al
servicio de las necesidades sociales, en un momento global de
subordinación al autoritarismo financiero.
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