http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/32250-en-su-%C3%A1rea-de-influencia-china-hace-valer-su-poder%C3%ADo.html
por Sergio Rodriguez Gelfenstein
Viernes, 28 de Septiembre de 2012 01:31
No es la primera vez que las islas Diaoyu son escenario de conflicto
entre las dos potencias asiáticas. En 1978, 1996 y 2010 se produjeron
sendos enfrentamientos surgidos de la acción de reivindicaciones de
grupos nacionalistas de ambos países.
Los recientes
acontecimientos ocurridos en el Mar Oriental de China son, -en su
manifestación externa- expresión de un conflicto territorial entre China
y Japón por la soberanía de las islas denominadas Diaoyu por los chinos
y Senkaku por los japoneses, pero la forma en que se han desarrollado
los hechos son una nueva manifestación del reacomodo de la situación
geoestratégica mundial producida por el ascenso indetenible de China
hacia la primacía mundial y el declive de Estados Unidos como principal
potencia del planeta.
En el trasfondo hay una
disputa por la aplicación de la Tercera Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, (UNCLOS)
por sus siglas en inglés como apunta el analista catalán Rafael Poch.
Esta Convención le concede zona económica exclusiva a las zonas
marítimas entre 370 y hasta 650 Kilómetros alrededor del territorio
insular de un país. La delimitación de dichas áreas ha sido motivo de
conflicto en diversas regiones del planeta, pero en particular en el
este y sur de Asia oriental fue el origen de una buena cantidad de
pugnas que aún hoy están pendientes de resolución.
En otra opinión al respecto, el profesor australiano Gavan McCormack,
explica que esta situación resulta de la combinación de variables que
surgen de la delimitación de las zonas marítimas, pero que éste no es
sólo un problema económico sino también geopolítico, es decir tiene un
fuerte componente militar. Como dice McCormack, “la combinación de la
propiedad japonesa de amplias zonas oceánicas y su alianza subalterna
con el diseño estratégico de Estados Unidos para la región, significa
una seria desventaja y riesgo para China”.
Es importante recordar
que este conflicto no es el único de la región, China, Japón, Corea,
Filipinas, Vietnam, Brunei, Malasia y hasta Rusia están involucrados en
diferendos de la misma tipología, en los que Estados Unidos pretende
pescar en medio de este “mar revuelto”. Se aducen causas diversas que
casi siempre están vinculadas a la invasión de territorios, producidas a
partir de conflictos no resueltos, originadas en guerras que acarrearon
ocupación de espacios históricamente pertenecientes a otras naciones.
Tal escenario ha
provocado una situación en la que China ha quedado encerrada en su
entorno marítimo, el cual le genera una gran limitación para sus
objetivos estratégicos de cara a su transformación en primera potencia
mundial. El siguiente mapa es expresión de este complicado contexto.
Estados Unidos lo sabe y
apunta en dirección de profundizar tal realidad a fin de debilitar a
quien ha considerado su mayor enemigo para el siglo XXI.
Es sabido que el
presidente Obama ha llamado a esta centuria como el “siglo asiático de
Estados Unidos”. En una visita a Australia realizada en noviembre del
año pasado expuso su propuesta con calculada precisión, “Por lo tanto,
como presidente he tomado una decisión deliberada y estratégica — como
nación del Pacífico, Estados Unidos desempeñará un papel más amplio y a
largo plazo en la conformación de esta región y su futuro (…) He
instruido a mi equipo de seguridad nacional para hacer de nuestra
presencia y misión en la región Asia-Pacífico una prioridad de alto
nivel (…) Como planeamos y presupuestamos para el futuro, asignaremos
los recursos necesarios para mantener nuestra fuerte presencia militar
en esta región. Conservaremos nuestra capacidad extraordinaria para
proyectar poder y disuadir amenazas a la paz. (…) Nuestros intereses
duraderos en la región demandan nuestra presencia duradera en la
región”.
Ello ha entrañado un
nuevo y agresivo posicionamiento en la zona para restringir las rutas
marítimas que abastecen a China de la vital energía de la cual es
deficitaria. El mismo ha conllevado a elevar el gasto del Pentágono
hasta US$ 739 mil millones en 2011. Si le agregamos el resto del gasto
para defensa incluido en el presupuesto de otras agencias federales
llegamos a una astronómica cifra que supera el billón de dólares según
el Instituto Internacional para Estudios Estratégicos con sede en
Londres, citado por el periodista e historiador germano-estadounidense
Frederick William Engdahl. En un artículo publicado en el portal
dossiergeopolítico y titulado “China en la mira del Pentágono” Engdahl
afirma que “China oficialmente gastó apenas 10% en la inversión de EEUU
en defensa, unos US$ 90 mil millones, o, si se incluyen algunas
importaciones de armas relacionadas con defensa y otros costos, quizá
US$ 111 mil millones al año. Incluso si las autoridades chinas no
publican datos completos sobre tales áreas sensibles, es evidente que
China gasta apenas una fracción de lo que gasta Estados Unidos y parte
de una base tecnológica-militar bastante atrasada respecto a la
estadounidense”.
Estas cifras confirman
la falsedad de que el incremento del gasto militar de Estados Unidos
tiene asidero en la supuesta amenaza china, que sólo tiene dos pequeñas
bases militares fuera de su territorio y apenas un portaviones el cual
además es una antigua nave de fabricación soviética. Se hace evidente
que la agresividad militar de Estados Unidos apunta hacia el aislamiento
vía marítima de China. De ahí también que la República Popular haya
determinado hacer pesar su poder y fortaleza para evitar la expansión
estadounidense en una región que por cercanía geográfica es de su vital
interés estratégico.
No es la primera vez que
las islas Diaoyu son escenario de conflicto entre las dos potencias
asiáticas. En 1978, 1996 y 2010 se produjeron sendos enfrentamientos
surgidos de la acción de reivindicaciones de grupos nacionalistas de
ambos países. Sin embargo el de 2010 escaló hasta transformarse en un
conflicto diplomático que pudo tener inéditas repercusiones y que llegó a
amenazar el comercio bilateral que el año pasado ascendió a 342.900
millones de dólares, según cifras del gobierno chino.
Una de los elementos
particulares de este diferendo es que China reclama el territorio de las
islas para incorporarlo a Taiwán en la perspectiva de recuperar ese
territorio por vía pacífica. Eso ha llevado al poco habitual apoyo de la
opinión pública taiwanesa a la demanda, toda vez que son sus pescadores
quienes han llevado la peor parte en este diferendo siendo
permanentemente agredidos por embarcaciones militares japoneses que los
acusan de entrar a territorio marítimo de su soberanía.
Así, cuando la nueva
fase de la crisis (la de este mes) ha detonado tras la compra por parte
del gobierno nipón de tres de las islas a propietarios privados que las
poseían, China ha respondido movilizando a su opinión pública y
desatando el fervor anti japonés, presente a “flor de piel” cuando se
rememora la barbarie del imperio del sol naciente en suelo chino durante
la ocupación de Manchuria desde 1931, ampliada a un territorio mucho
mayor durante el período que va desde 1937 a 1945.
Sin embargo y como es
habitual en su política exterior, China intentará resolver este
diferendo por vía diplomática. En ese marco envió el pasado lunes 24 de
septiembre a una delegación diplomática a Japón,
con el objetivo de aliviar las tensiones entre los dos países, según
informó el diario South China Morning Post el pasado domingo. Con ello
se pretende allanar el camino a una reunión de ministros de Relaciones
Exteriores pactada en la sede de las Naciones Unidas en New York con
motivo de la Asamblea General de la ONU.
En ese sentido el vocero
de la cancillería china, Hong Lei declaró que "El intento japonés de
comprar las islas Diaoyu no tendrá éxito y deberá regresar al camino de
la negociación". Así mismo, el pasado martes 19, el ministro de Defensa
chino, Liang Guanglie, dejó claro que Beijing se reserva el derecho de
tomar "medidas adicionales" sobre las islas en disputa, mientras esperan
"una solución pacífica y negociada".
Este conflicto mantiene
al mundo bajo tensión toda vez que una disputa entre las dos potencias
de Asia podría hacer más lento el crecimiento económico del planeta,
pudiendo afectar la economía mundial ya de por si agrietada tras la
desaceleración y la crisis.
sergioro07@hotmail.com
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