Cuando ya nada quede
ni una efímera sombra
de lo que un día fuimos
si es que acaso fuimos
sólo quedará el canto
que cantáramos juntos
y el difuso recuerdo
de mi tiempo y el tuyo.
Para mientras, cantemos
la canción marinera
de nuestra edad primera
olvidemos un rato
junto a nuestro pueblo
el permanente duelo.
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