La ignorancia más
grande es disfrutarla.
No lo queremos entender, no
tenemos la capacidad de entenderlo; pero la tierra está llamando desde hace
ratos a que cambiemos nuestra forma de vida.
El hambre como la crisis
ético-moral se universaliza, los hijos matan a los padres y viceversa, el feminicidio como el crimen general aumenta en grandes
proporciones, el desprecio a la vida como doctrina del hombre blanco, como
herencia de la Civilización Occidental se posesiona del débil corazón de la
humanidad.
Nos preocupamos por tratar de cubrir las heridas
superficiales y seguimos hundiendo el hierro
criminal del espejismo en el Corazón Pachamámico. Se salvan a unos pocos
mineros (magnifico), pero nadie cuestiona los motivos mercantilistas que los llevaron a hundir el pico en el alma
terrena. Grandes ríos se desbordan, abandonan obligados su cauce natural, las
mareas crecen y devienen maremotos, los
volcanes, cerros y montañas se vienen a pique con las primeras lluvias y se
trata de parchar lo indetenible. Las rosas continúan, pero pocos sembramos,
pero todos quieren cosechar y hemos llegado al grado que los filósofos han perdido la capacidad de
razonar o sea que no existen y la producción académica se esclaviza ante la
demanda mercantilista de esclavitud sistematizada.
Los dioses se deforman. La religión se vuelve
más procaz y voraz, crecen los templos y aumentan los rufianes, la humanidad
ignora la dialéctica y la mayoría de académicos no la entienden, hay ausencia
de verdaderos líderes y todas las luchas seudo revolucionarias se convierten en
luchas intestinas de poder de unos pocos a expensas del dolor colectivo, la paz
y la justicia social son un sueño
demoroso como la democracia y la lucha verdadera de las masas contra los
opresores y causantes de todos los males se torna un círculo vicioso de
suprimir a unos y erigir a otros.
Nadie o pocos se preocupan por
entender las causas, sólo ven las resultantes. El Ártico se calienta y ni siquiera se preguntan cuántas ciudades
litorales perecerán en los primeros maremotos, seguidos por horribles
terremotos que diezmarán a la humanidad o la destruirán por completo.
El mundo se llena de Sodomas y
Gomorras modernas. La insensibilidad y la falta amor pueblan la tierra intestinalismo
cruza las fronteras de la bestialidad y el oropelismo se posesiona del alma
humana. El verbo explotar sustituye al verbo compartir, el matar al convivir,
el odiar al fraternizar.
Quizá la muerte de la juventud sea la teluria simbiótica de revigorización natural, dejando
la excremental de la senectud como
testimonio de la imbecilidad humana.
Edad de desidia, de destrozo y
despojo, de desorden, de ir contra el viento, la corriente y la marea, de
ignorar la fenomenología natural, tiempo de destrucción y de incomprensión,
edad quizá sin salvación.
No habrá tiempo de llorar, la
ciega desidia y enajenación habrán secado el alma humana.
La humanidad camina cabizbaja y
timorata. Como sierva asustada baja la testuz esperando el golpe final. La
capacidad de lucha se perdió desde que los sudo líderes decidieron que se luchaba por ellos y no por
la colectividad y los que a golpe de traición e ignominia se encumbraron, más
parecen grotescos esperpentos enmascarados en lo absurdo atemporal sin siquiera tener la noción de que
el tiempo se les terminó mucho antes de iniciar, como payasos de circo pobre
aplaudidos por una audiencia de imbéciles, se cobijan en su propia guarida de
ignorancia.
La fraternidad se convirtió en
odio y se estoca por mendrugos de poder. Se hacen guerras y en nombre de la paz y la justicia
social se exterminan a poblaciones enteras. Nada cambia a favor de la
colectividad. Vivimos en la cúspide de los tiempos de exacerbada acumulación,
falso protagonismo, mitomanía, egocentrismo,
nepotismo y compadrazgo. Muerte a la axiología!
Se destruyen las fuentes naturales para tratar de iluminar
lo iniluminable i.e., la conciencia oscurantista corrompida de la existencia, el ser dejó de
ser, nunca llegó a ser el ser para sí
ante la falta de decisión y esfuerzo de conversión humana, viven para comer y
comen para vivir y el razonamiento se convirtió en no existente, de ahí la
pacifica aceptación del esclavismo.
Es abismal la distancia entre el ser humano y la comprensión de la
naturaleza, pareciera que las huestes bárbaras carcelarias que llegaron por
equivocación hace 518 años, vinieron a destruirlo todo y es hasta el momento
actual y crucial cuando el saber de nuestros antepasados nativos comienza a
renacer como la única opción de subsistencia que le queda a la humanidad.
Surgen constituciones populistas
y claman por el derecho de “Los Indios”, pero nadie habla de indemnizar
nuestras etnias originales por
quinientos y más años de expoliación, discriminación y holocausto permanente.
Los seudo líderes no se acercan a ellos, temen
perder su escoria mestiza por polaridad y la mayor parte de ellos tratan
de usarlos para sus fines políticos intestinalistas.
Qué hacer? Comenzar a pensar no
que el sol alumbra, sino que pasaría si no alumbrara, darnos cuenta que ningún
sistema impuesto por el hombre blanco ha funcionado, que la política como
ciencia de las posibilidades, hace posible el bienestar para un número reducido
que está muy de acuerdo con la destrucción natural y la explotación en aras de saciar su gula
insaciable, que las iglesias y templos son antros donde la espiritualidad se
mide por la limosna, que la escuela no es más que una fábrica de esclavos
analfabetas, que la ciencia y la tecnología es la ciencia y la tecnología de la
destrucción, que el hombre de la modernidad es la hiena moderna con sus caninos atómicos venenosos contra la humanidad misma
y no estar esperando que los de arriba caigan por gravedad, sino hacerlos caer
por necesidad colectiva. Viva la Teleología Anarquista!
Nuestra cultura en sus diferentes
manifestaciones tiene que volver a ser
la cultura de la tierra y si amamos a las presentes y futuras generaciones no
debemos perder tiempo en regresar a la tierra el bienestar que ella nos da. Los
mastodontes de acero y cemento pueden caer de un rato a otro, no sigamos
permitiendo la destrucción de la vida, comencemos a pensar en heredar vida
destruyendo la muerte.
Es por otro lado, utópico tratar
der separar la creación artística de la naturaleza, ya que todos los
componentes del arte están relacionados con la fenomenología natural y aun lo
más experimental siempre estará matizado con la herencia natural, de otra forma
se perdería la relación artística: artista, fenotexto, obra, sin embargo: la
misma producción artística se opaca ante el llanto de la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario