Le preguntaron a Ponciano: Qué
es la inflación? El monje irreverente respondió: La inflación, es cuando un
huevo cuesta un peso, la deflación cuando cuesta un huevo conseguir un peso y
la recesión cuando no conseguimos ni el huevo ni el peso…
Todo lo que la humanidad ha alcanzado con
su esfuerzo cotidiano en las ciencias y
las humanidades puede terminar de un día para otro ante el estallido de
las bombas nucleares en guerras
impulsadas y promovidas por el imperialismo.
La mayor parte de la humanidad está
consciente que el capitalismo como Sistema Económico jamás ha funcionado por el
sencillo hecho de la explotación de las clases trabajadoras en beneficio de las cúpulas que dominan la
economía del mundo.
Para mantenerse como tal, el imperialismo
destruye la naturaleza, asesina a la humanidad y es el causante de todos los problemas que atraviesa la
sociedad en todo el mundo.
Las guerras sangrientas del mundo son preparadas
y ejecutadas por el imperialismo a costa de la vida de millones de hombres y
mujeres de todas las edades, sin importar las circunstancias ni el tipo de
armamento usado para diezmar a la humanidad. Las horripilantes escenas de
Hiroshima y Nagasaki, My Lay. Sabra y Shatila,
los horrorosas escenas de la Primera y Segunda Guerra Mundial, la
destrucción de Yugoslavia, los millones asesinados en Irak y Afganistán, Guernica,
Corea, África, Latinoamérica son muestras sencillas del historial de criminalidad
del imperialismo Yanqui.
El imperialismo tiene sus inmensas garras
ensangrentadas por todas
las llagas del mundo moderno. Los descarados golpes de estado a lo largo y
ancho de la tierra, los miles de asesinatos encubiertos y descubiertos, los
cementerios clandestinos a flor de tierra, las cárceles clandestinas a lo largo
del planeta, el hambre universal, la
destrucción del lecho marítimo internacional, las bombas terroristas a lo largo
de la tierra, la contaminación de la atmósfera, del suelo y subsuelo, la deforestación de la tierra, el
exterminio de las especies de la flora y de la fauna, las guerras fratricidas todas preparadas y
ejecutadas por el mismo, a sabiendas de
las ganancias de las mismas a costo de la sangre de la humanidad.
Las pequeñas naciones son ejemplo de la
imposición que sufren de parte de los imperialistas. Por cincuenta años han
tratado de ahogar económicamente a la heroica revolución cubana, han conspirado
constantemente para asesinar a su máximo
líder Comandante Fidel Castro y hoy día, arremeten a diario contra la joven
Revolución Bolivariana y su máximo líder Comandante Hugo Rafael Chávez Frías,
Contra Ecuador y Bolivia, pero nuestros pueblos contestan unidos como nunca.
En estos momentos Latinoamérica y el Caribe
se erigen como pueblos libres y unidos dando lecciones al mundo con pensamiento unitario que poco a poco nos va
liberando de las garras sangrientas de los filibusteros y piratas del norte,
sin embargo; la luchas es larga y costosa lo cual nos obliga a estar en alarma
permanente contra el intervencionismo imperialista.
En Latinoamérica hablamos de construir el
Socialismo del Siglo XXI. Deberíamos comenzar por analizar las causas de la
debacle del Socialismo del Siglo XX para no cometer los mismos errores y
enfatizar que aún cuando se destruyó la URSS, los progresos alcanzados por esos
países tanto en la tecnología como en las humanidades es grande y aprovechar la
experiencia para moldear de acuerdo a nuestra región, los principios y objetivos del Socialismo Latinoamericano del Siglo XXI.
La Revolución Cubana debe ser un
referente en nuestros pasos en la lucha contra la imposición y el salvajismo
imperialista y tener en la educación las bases de nuestra libertad y en la
ciencia y la tecnología las bases del progreso material, dejando a las
humanidades, nuestra conformación
ético-moral.
Está de moda en la actualidad hablar de
Pensamiento Crítico, el cual se ha visto opacado desde que la CIA se tomó nuestras cátedras y desvió el debate
ideológico hacia la metafísica convirtiendo al estudiantado de nuestras
escuelas superiores en timoratos santeros, lo que trae consigo la pérdida de tiempo en discusiones
sobre falacias religiosas y no en la problemática actual de la humanidad.
Es urgentemente necesario lanzar en todos
nuestros países campañas de alfabetización ideológica que enseñen a nuestros
pueblos a tener una visón objetiva de la realidad y nos posesiones de la
herramientas para cambiar lo que se tenga que cambiar.
Aprender a razonar, a ser críticos y auto
críticos es nuestra tarea. Nadie se
debe dormir en glorias pasadas y
efímeras, la gloria no es eterna, tenemos que cambiar cualitativamente todos
los minutos de nuestra existencia, tenemos que empujar nuestra academia a crear
verdaderos tanques pensantes, a filósofos de la libertad, educar a nuestra
infancia para la libertad, la verdadera libertad y no andar como títeres
celebrando falsas independencias.
El Socialismo Latinoamericano del Siglo XXI debe construirse,
aprenderse y enseñarse como el
sistema de repartimiento justo del esfuerzo comunitario y no individual, el
cada quien según su capacidad a cada cual
según su trabajo debe de enmarcarse en la preparación científico-ideológica de
nuestros pueblos, para poder repartir más tarde de cada cual según su capacidad
a cada quien según su necesidad.
Los pueblos tienen que llevar a la
dirección de nuestros partidos y gobiernos a gente carismática, honesta,
dedicada, gente que sea autocritica,
estudiosa, trabajadora que empuje el proyecto social las veinticuatro
horas del día y separar sin miramientos
nepotistas a quienes no cumplan con lo que el pueblo les ha encomendado dado a
perezas, haraganerías que son desviaciones ideológicas que no se deben
permitir.
Los proyectos revolucionarios fracasan
cuando son dirigidos por gente no revolucionaria y no progresan cuando éstos se enroscan en las direcciones partidarias y
gubernamentales para convertirse permanentemente en parásitos del Erario
Nacional. Se debe exigir a la gente de
dirección estudios sistemáticos y dirigidos que eduquen a la clase
política dirigencial para que estén acordes no solo con el momento
actual sino que los prepare para tener
la capacidad de ver el futuro ponderando
la justicia social, la libertad junto al destino productivo de nuestros
pueblos.
Cuando se llena la burocracia estatal
sólo para dar trabajo a quien lo necesita sin saber l0 que se tiene que saber
para hacer lo que se tiene que hacer, el desarrollo político-ideológico se
vuelve demoroso y el estado se convierte en un barco lleno de rémoras improductiva
que retrasan el desarrollo
socio-político de la sociedad. El Socialismo Latinoamericano del Siglo XXI
deberá ser la continua lucha de nuestros pueblos para la auto determinación, la
paz, la justicia social donde el pueblo no se objeto sino sujeto y agentes del cambio.
No el ser en sí, sino el ser para sí.
Heredar a nuestros pueblos el derecho de
ser y las herramientas para buscar ser, es la tarea de aquellos que han
conseguido serlo.
Paul Fortis
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