Cómo poder olvidar aquella horrible tanqueta
cañoneando a un pueblo indefenso sobre la 25 Ave, Norte, cómo olvidar aquellos malditos guardias saliendo de las
esquinas del colegio La Asunción, cómo olvidar a los que cayeron a la par mía,
cómo olvidar aquella niñita de plan
básico cruzada por ráfagas de G3 a quien en mi revolcada le arranqué una
pulserita y por ella la identificarían. Cómo olvidar la alfombra de libros
ensangrentados como frutos desgajados
tirados en la calle del Seguro Social, cómo olvidar a mis compañeros y
compañeras refugiándose en el cuarto de congelación (morgue) del seguro, cómo
olvidar a mi sobrino Fedor quien me dio una gabacha de médico y me dijo: andate
que esta mierda ya la van a atacar. Como olvidar al loco Armijo con quien
después nos pusimos a cantar en los pasillos del SECH para después salir
virados ante el ataque genocida. Cómo olvidar a la compa tirada en la calle con su rodilla
cruzada a balas de armas de guerra.
Caramba, tantos muertos y más de 30 desaparecidos; pero jamás olvidados porque
aun los estamos buscando y reclamando a la gorilocracia!
Ahora, a tantos años, muchos compañeros y compañeras de esa época
han muerto torturados, secuestrados y nunca aparecidos, muchos yacen en los
cementerios clandestinos, otro tanto cayeron combatiendo, otra parte en el
exilio, muchos han muerto de derrame o ataques al corazón otros@ no
comprendiendo que la revolución no tiene vacaciones se separaron de la lucha e
hicieron sus vidas seudo pacificas, otros@ traicionaron al pueblo y se
vendieron con el enemigo, sin embargo; los que juramos entregarlo todo por
nuestro pueblo estamos firmes como viejos robles desafiando la tempestad,
haciendo lo que sea posible por
construir una patria digna para este pueblo nacido del dolor y la injusticia.
No nos pueden matar, nuestras imágenes y nuestras voces se han adentrado en las
venas del pueblo y cada intento enemigo por arrancarlas es contestado con el
puño del pueblo: regresemos golpe por golpe los golpes recibidos.
No quiero dar una historia grabada de los sucesos. Nuestra universidad
como madre herida siempre amamanta a sus cachorros. Tantas veces invadida y
tantas veces liberada, como ave del fénix se levanta de sus cenizas pedagógicas
y extiende sus inmensas alas didácticas para proteger las tumbas de sus hijos e hijas.
La voz denunciante de Dalton vibra en todos sus rincones, la voz acusadora de
sus hijos masacrados: Carlos Fonseca, Reynaldo Hasbún, Herbert Anaya, Fedor y
Anabella Menjívar, Carlos Menjívar, Carlos Rodríguez, Felix Ulloa, Alfonso Hernández, Oscar Acevedo,
Marianella García Villa, Mélida Anaya
Montes, María Teresa y Toño Ceballos, Shafick Handal, Felipe, Úrsula y Susana Peña Mendoza, Lil Milagro y Roque
Dalton, Chema Cuellar y Jaime Suárez,
Manuel Federico Castillo, Manuel
Franco y Humberto Mendoza, Luis Díaz y Miguel Jiménez como aluvión de guerra se
levantan de sus tumbas para acusar permanentemente a los enemigos de la patria.
Desde el infinito, la sapiencia
de nuestros caídos, como una vertiente de luz y de sabiduría permanente guía los destinos de nuestra amada casa del
saber. Como hermano de siempre le digo a
las presentes y nuevas generaciones: Es Vuestro Campus Sagrado regado y abonado con
nuestra sangre, con la sangre combatiente de este pueblo digno, las aulas
guardan los secretos de nuestras reuniones en preparativos para la defensa de
nuestro pueblo. En nuestra ALMA MATER fuimos obligados a cambiar nuestros
libros por fusiles, es vuestro deber sustituir
los fusiles fratricidas en manos del sicariato por montañas de libros
con gigantescas y fosforescentes letras
que enseñe a la ignominia que no
es matando estudiantes y docentes, ni usurpando nuestros sagrados centros de
estudio la forma de detener las ansia de libertad de un pueblo nacido para
ella.
Compañeros caídos en la lucha…Hasta la victoria siempre!
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