Los resultados de las recientes elecciones me empujan a escribir esta carta a nuestros queridos y queridas hermanos y hermanas militantes, a los simpatizantes y a la ciudadanía en general con el propósito de que icemos la bandera del pueblo y nos lancemos en ofensiva permanente contra los enemigos tradicionales del pueblo salvadoreño.
Es trágico lo que vimos y vivimos los que servimos en las mesas electorales a lo largo de la nación, lo que hizo Arena semanas antes, durante el día de las elecciones y después de las mismas: aprovechar las necesidades del pueblo para comprar los votos y ni aun así nos pudieron ganar como ellos esperaban ya que lo que ha pasado ni es un triunfo para ARENA ni es una derrota para nosotros.
Pienso que ha habido una mala lectura e interpretación de parte de la Dirigencia del FMLN de la psicología del pueblo, acomodamiento de algunos alcaldes y mala selección de candidatos, pero más que todo el no haber usado el poder teniéndolo en su manos.
Debemos de volver a usar nuestros genuinos métodos, tenemos que ir de lo simple a lo complejo para ser capaces de deducir y que nuestro análisis tenga la objetividad necesaria que ayude a desarrollar nuestras capacidades de conducción.
Basados en la lectura que podamos hacer de la situación post electoral tenemos que preguntarnos por qué el pueblo que se abstuvo, se ha alejado del pardito, por qué el Partido se ha alejado del pueblo, por qué perdimos las alcaldías y no debemos en ningún momento minimizar las resultantes, sino retomar inmediatamente el trabajo ideológico para consolidarnos y acercarnos al pueblo que es al final de cuentas a quien nos debemos.
No debemos de estar culpando sólo a ARENA por el fraude descarado, sino a los Equipos de la Defensa del Voto que no supieron detenerlo y denunciarlos en el momento oportuno, ya que el tardarse en la denuncia es aceptar el fraude como algo natural y común en nuestro país. Tampoco debemos ser mordaces en acusaciones a dirigentes en particular, de lo que pasa en el Partido todos y todas somos responsables y es nuestra responsabilidad el trabajo ideológico no sólo con los Comités y la Militancia, sino con el pueblo en general.
Hay que revisar los artículos de la gente que escribió promoviendo la abstención y hay que prepararnos para usar de mejor forma las Redes Cibernéticas, si a los viejos no mucho nos gustan, pero la juventud pasa todo el tiempo en ellas.
Por otro lado, los análisis tienen que ser objetivos y no ligados a disfraces en .los cuales se esconde el gusto por el poder, tenemos que aceptar que perdimos una elección que pudimos haber ganado si la dirección y la militancia hubiéramos hecho lo correcto: Caminar junto al pueblo con el cual el Partido mantiene una relación simbiótica y darnos cuenta que si nos alejamos vamos directamente al abismo.
Es pertinente que la militancia sea una militancia activa, que todo aquel o aquella, tanto funcionarios como empleados de cualquier categoría, militantes por convicción y simpatizantes cercanos al partido cumplamos todos y todas con tareas diarias, tenemos que alfabetizarnos ideológicamente para amar lo que tenemos y hacemos, si no lo hacemos, se dará lo que se dio en muchas mesas en las cuales nuestra representación no votó y muchos de ellos aceptaron regalías y le hicieron el trabajo a ARENA.
El Poder del Frente tiene que comenzar a manifestarse de formas variadas, pero específicamente en levantar los niveles ideológicos de la militancia y hacer que ésta cumpla tareas, por otro lado, los areneros que están en los ministerios andan saltando de alegría como sapos en la charca, vociferando contra nuestros compañeros y compañeras, es hora de decirles quien tiene el poder, despedirlos y dar empleo a nuestra militancia y simpatizantes, con igual o mayor capacidad que ellos, lo cual no es nepotismo, sino brindar oportunidad a quienes han realizado méritos trabajando voluntariamaente por el pueblo.
Ideologicémonos, sólo así podemos amar y defender lo que tenemos, seamos estudiosos para comprender nuestra propia historia, compartamos lo que sabemos y aprendamos lo que no sabemos y es necesario saberlo, seamos fieles con el proceso revolucionario, seamos fraternos, amemos y respetemos a nuestra militancia como parte del pueblo y a nuestro pueblo como parte de nuestra militancia y de nuestra historia.
Sólo amando la libertad y odiando la esclavitud, a las dictaduras, a los oligopolios, podremos amar el proceso revolucionario y a nuestro pueblo. No vale decir: - yo fui en un tiempo...- y después quedarse aullando como lobo solitario y criticando al partido por lo que hace, nuestro deber es acompañar al partido siempre , amarlo y defenderlo, ser proyectores del futuro y actores del presente y recordar que no hay recompensa más grande que la libertad del pueblo ni mayor orgullo que ser partícipe de la lucha cotidiana por darle a las presentes y futuras generaciones una nación donde la paz, la justicia social y la alegría colectiva sean los parámetros de vida de nuestro pueblo.
Con esta carta le digo al partido que estoy a la disposición del mismo sea donde sea y cuando sea a desarrollar el trabajo que el mismo me ordene.
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