Aristides Espinoza.
Historias de Misterio
Enactagat (mitología salvadoreña)
Narrativa.
-¡Era la hora perfecta para la burleta cuando una ola de calor fue arrojada desde el gran mar del silencio de la noche y cayó sobre la playa dormida del pueblo viejo! Una lechuza voló desde el manto de la oscuridad para posarse una de las tumbas del cementerio. La paz eterna parecía rodar entre las gotas de rocío que se desprendían de las hileras de las tejas negras y rojas de las casas de bahareque y adove. Entonces de ese gran silencio de la noche se escucho un grito aterrador que despertó a toda la población. Los perros aullaron, las bestias mulares estornudaron, las aves de corral pillaban, abuelos y abuelitas tosían, los niños lloriqueaban, las mujeres apretaban sus escapularios. Los maderos de las viviendas crujían, los utensilios de barros se quebraban cuando una pincelada de la noche dibujo sobre la pared de calicanto de la iglesia aquella figura siniestra de un hombre peludo que se asemejaba a un simio gigante. Se apareció Enactagat, la burleta de Cuscatlán mejor conocida como El Gritón de cuya boca como un largo embudo, que a medida que caminaba por entre las calles solitarias iba soltando aquellos gritos aterradores. Temblaba la iglesia, su campanario repicaba por si solo, las mujeres se levantaron, entrelazaron sus manos, se hincaron junto a sus camas y como si todas rezaran al unísono elevaron una oración por la paz del endemoniado. La plegaria colectiva le salió al paso, se enredo en sus pies, se estremeció la leyenda y muy perturbado Enactagat salió del pueblo. ¡Cogió una gran piedra del camino y la arrojo contra la pared de la noche!
FIN
_________________________________________________
Arístides Espinoza
Tomado de Rosas Criticas
Mi POESIA BAJO el SOL
¡El Gritón!
Enactagat. Estampa lírica de la mitología salvadoreña.
¡Por las calles de los pueblos olvidados,
por la esquina de un oscuro callejón,
ya se escucha ese gritar desaforado
que despierta a la asustada población!
Un fantasma de la noche se ha escapado,
en las horas de la gran desolación.
¡Hombre alto como un simio endemoniado,
la burleta a quien llaman EL GRITÓN!
¡Y lo vio Miguel Mármol el gran líder comunista
en las noches de la sangrienta represión
cuando huía sin parar, sin dejar pista!
Y en serio y de verdad como así lo afirmaba,
las burletas le salieron a montón,
y también le salió ¡La Siguanaba!
Fin
La historia del Gritón me la contó Miguel Mármol el 18 de mayo de 1988 cuando visito la cuidad de San Francisco California invitado por varias universidades de Los Estados Unidos. Esta experiencia la vivió en el pueblo de San Martín y por alguna razón según me dijo se le olvido contársela a Roque Dalton cuando le narro "Los Acontecimientos de 1932 en Praga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario