Por: José Amesty
TEOLOGO Y FORMADOR EN SOCIOPOLITICA
@joseamesty1
A propósito de los comentarios hechos por el Comandante Presidente Hugo Chávez, a modo de reflexión, sobre la extrañeza que le causa el hecho que varios presidentes y presidentas de America Latina, sufrieran de cáncer repentino y casi simultáneo, a saber:
Dilma Rousseff en Brasil, y Fernando Lugo en Paraguay; así como del ex-presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y ahora de la mandataria argentina, Cristina Fernández de Kirchner, más aún cuando estos jefes y jefas de Estado han mostrado una postura contra las políticas de Washington.
Algunos alegan que el presidente Chávez, está viendo fantasmas, producto de su antiimperialismo, al hacer reflexiones de éste tipo.
Uno se extraña que haya mucha información sobre éste tema, como para pasar inadvertido. La guerra biológica y/o bacteriológica tiene toda una historia, que data de miles de años antes de Cristo hasta nuestros días. Este tipo de guerra es una forma singular de combate, como la guerra de guerrillas, en la cual se emplean armas de diferentes tipos que contienen virus, bacterias y toxinas, capaces de provocar daño masivo e individual sobre fuerzas militares y/o civiles.
En general, este tipo de agentes biológicos se manifiesta de tres formas principales: Envenenamiento deliberado de comida y agua con material infeccioso, uso de microorganismos, toxinas o animales, vivos o muertos en sistemas de armas, uso de productos infectados biológicamente. El uso de armas biológicas esta prohibido por las Naciones Unidas, no obstante, muchos países, potencias militares, cuentan con este tipo de arsenal en forma de bombas y en forma de agentes de esparcimiento.
Estas bioarmas son tan letales, que un gramo de toxina botulínica pura -también llamada botulina, es una neurotoxina elaborada por una bacteria; es uno de los venenos más poderosos que existen. Es intoxicante y produce el botulismo, que es una enfermedad que se caracteriza por el desarrollo de sequedad en la boca, nauseas, vómitos y parálisis muscular, llegando hasta la muerte. Es considerada arma química o bioarma, y arma de destrucción masiva- puede matar a 10 millones de personas.
En el caso concreto que nos ocupa, por ejemplo, según algunos estudiosos, el cáncer de Chávez, fue inducido por una vacuna antigripal. Se ha manipulado el patrón de vacunación y se puesto a la orden de la muerte y no la vida. La historia reciente de los últimos años nos ha dejado evidencia del modo como la salud ha sido usada como elemento geo-político determinante del fracaso de las iniciativas emancipadoras, principalmente en África y Latinoamérica.
Es necesario, seguir investigando el tema para develar tan siniestra acción imperial, contra la VIDA, contra el bienestar de los pueblos y contra natura. Cuando se habla poco de un tema, llega a ser tabú, impidiendo su análisis concreto y pertinente.
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