Asistí durante mi infancia a la escuela de mi pueblito natal y fui muy feliz al lado de mis profesores, profesoras y compañeritos –as de grado y de toda la escuela.
En la humildad de aquella escuelita construida por la comunidad y mantenida por los maestros, padres de familia y el estudiantado, estudiaron una enorme cantidad de generaciones de las cuales muchas se graduaron de universidades y la mayoría se convirtieron en ciudadanos honrados, trabajadores que mucho han servido y siguen sirviendo a la patria.
Nuestros profesores, mejor diría, maestros y maestras, algunos ni siquiera habían ido a la normal, pero habían nacido para enseñar y nos daban todo el amor y el cuidado en la ausencia de nuestros padres y madres.
No era cosa alguna de que la letra con la sangre entra, sino de enseñar con amor y sabiduría y aprender con alegría, así crecimos en una escuela de sabiduría donde los valores humanos eran lo principal.
Nuestros padres, amorosos trabajadores del campo, pequeños agricultores y ganaderos, artesanos, pequeños comerciantes ponían su alma en nuestra formación espiritual y nos aconsejaban para hacer de nuestra escuela nuestro segundo hogar y de los maestros nuestros segundos padres y madres.
Cuando nos despedimos con el Adiós Muchachos, salimos como pajaritos heridos y ateridos de lo que había sido nuestro nido de amor y sabiduría por seis cortos años.
Ahora, más de medio siglo después me hago varias preguntas y tristemente no encuentro respuestas: Cómo es que hemos llegado a la situación caótica de nuestra sociedad? Cuáles son las causas? Quiénes son los responsables? Qué se está haciendo o se piensa hacer como nación para darle solución a la actual problemática?
Son preguntas difíciles de responder, pero se le debería buscar respuestas objetivas.
La patria se sangra día a día y nuestra juventud muere o se marcha y con ello lo que bien pudiera haber sido nuestra mejor fuerza de trabajo desaparece. Los políticos de derecha de forma inescrupulosa e irresponsable tratan de acusar al gobierno del FMLN sobre la situación de violencia e inseguridad tratando de ocultar que ellos son los verdaderos responsables ya que tenemos más de veinte años de violencia cotidiana y con ello mas propician la continuidad de la aberrante situación nacional.
Para decirlo con objetividad, el problema no tiene una solución fácil ni inmediata. Esta el CNE (Consejo Nacional de Educación) y otros organismos como el Ministerio de Justicia y Seguridad que son los más llamados a dar propuestas o sugerencias para encontrar soluciones, pero lo que pasa es que las soluciones no son fáciles, ni a corto tiempo y es irresponsable acusar a alguien en particular sobre el caos social de nuestra nación.
Como ciudadano sugiero Las Escuelas Fraternales que sencillamente consisten en introducir en nuestro currículo escolar de forma obligatoria la “Educación Para la Paz” con una plática sobre el tema antes de entrar a clases y antes de retirarse del centro escolar y ponerlo como asignatura obligatoria en todos los niveles escolares de la nación y felicitar públicamente a los Centros Escolares en los cuales ha desaparecido la violencia.
En esta asignatura podrán entrar tópicos como la violencia, historia de la violencia, causas y efectos, la guerra y la paz, la economía, el amor a la naturaleza, el Arte por la Paz, Deportes Por la Paz, promoción , desarrollo y mantenimiento de los Derechos Humanos desarrollo y mantenimiento de la paz, la Fraternidad y la teleología de la educación por la paz, etc.
Es obvio pensar que a problemas graves hay que dar respuestas adecuadas y no planificar para un corto tiempo, sino para la vida.
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