A lo largo de la historia hemos visto como miles y miles de luchadores han naufragado en la interpretación de las leyes objetivas y subjetivas del proceso revolucionario.
No me atrevo ni tengo ningún derecho a criticar a nadie que se equivocó, ya que somos humanos y no somos sabios. Muchos propusieron lineamientos, tácticas y estrategias que estuvieron herradas, pero que el mismo error contribuyó grandemente al desarrollo del proceso revolucionario.
Honor, honra y gloria a las mujeres y hombres de la tierra que sin conocer las leyes de la guerra ni siquiera el poder de fuego enemigo, se levantaron en armas contra los explotadores. Gloria Eterna ¡
Gloria eterna a la bravía juventud salvadoreña que desde el 68 puso pecho, sangre y vida por defender los intereses del pueblo, a los héroes y heroínas anónimas que nadie recuerda y tampoco a ellos les importó que los recordaran, hicieron lo que hicieron porque comprendieron que era su deber histórico, gloria a los carreteros campesinos que sin importarles la guardia llenaban sus carretas de fertilizantes y otros medios logísticos y se iban por los caminos del pueblo exponiendo su vida a cumplir con su tarea. A los religiosos que predicaron abiertamente desde templos y parroquias las homilías para el pueblo y la denuncia contra los sicarios, gloria a los niños que sirvieron de correos y vigilantes de los movimientos de las tropas enemigas.
Para mí no existe esa tontera de que esta organización fue mejor que aquella, o que éste fue mejor que otro, en la guerra todo el pueblo contribuyó, honor y honra a todo el pueblo y sus dirigentes.
Gloria al magisterio nacional que hizo del aula una trinchera a los profesionales de la salud, médicos y enfermeras que curaban al pueblo herido y masacrado, algunos de ellos abandonaron la comodidad de sus clínicas y se fueron a fundar los hospitales guerrilleros, loor a los valientes obreros que dejaron fabricas y talleres y se fueron a la montaña.
Gloria a los artistas de todas la ramas de las bellas artes que acompañaron y siguen acompañando al pueblo con su arte popular revolucionario.
Gloria, honra y amor a los torturados, a las los amanecidos decapitados en siniestras y tétricas madrugadas de nuestra sangrienta historia.
Glorias a nuestras madres y padres que nos vieron partir sin saber si regresaríamos. Salve a nuestros padres y madres.
Amor y respeto al pobre que entrego su comida al guerrillero.
Gloria eterna, respeto, amor y admiración a los internacionalistas cuya única patria es la Patria Revolucionaria.
A todo mundo que de una u otra forma sigue contribuyendo con la causa revolucionaria de nuestros pueblos.
A los hombre y mujeres honestas que no se han dejado vencer por el espejismo capitalista.
Hemos caminado bastante, pero aun no hemos llegado, nuestro deber es cumplir hasta el último instante de nuestras vidas porque nuestro sueño de libertad se vuelva realidad.
Desde lo más profundo de mí ser.
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