esde que el 16 de marzo de 1960 la Agencia Central de Inteligencia (CIA) presentó al Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos el Programa de Acción Encubierta contra el Régimen de Castro, sucesivas administraciones de la Casa Blanca, desde Dwight Eisenhower a Barack Obama, no han cesado en sus planes subversivos y de desestabilización política contra la isla.
Cambiaron los protagonistas y los medios, pero no los afanes imperiales. En ese lapso, un actor principal en el arte de la subversión y la guerra sicológica –en combinación subordinada con el Pentágono y la CIA–, y como arma de penetración vía el dinero, ha sido la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés). Instrumento de la guerra fríacontra la amenaza comunista
, bajo la zanahoria de la cooperación para el desarrollo
la USAID ha sido hasta nuestros días una herramienta clave de la red imperial de injerencia en América Latina.
Bajo su cobertura diplomática filantrópica
enemigos
, como Cuba y Venezuela.
A partir de 1960, Estados Unidos utilizó transmisiones radiales clandestinas con fines diversionistas para agredir a Cuba desde el éter (Radio Swan, La Voz de América, Radio y Tv Martí)). Hoy, con el gobierno de Obama, por conducto de empresas contratistas
como DAI, Washington Software Inc. y la israelí RRSat Global Communications, la CIA y la USAID apuestan a la llamada guerra cibernética, que incluye sofisticadas actividades subversivas en el campo tecnológico.
Entre esas actividades desestabilizadoras figuran la creación de redes ilegales de infocomunicaciones y la siembra de propaganda sucia anticubana en Internet; el bombardeo de mensajes de texto con propaganda negra a los usuarios de teléfonos celulares de Cuba, incluyendo técnicas de manipulación y sustitución de palabras claves en mensajes individuales
, y la transmisión por satélite a los televisores de los cubanos de propaganda sucia y mensajes encriptados con fines subversivos y de inteligencia, todo ello bajo el control y la supervisión de la Junta de Gobernadores de Radiodifusión (BBG, por sus siglas en inglés), órgano federal encargado de la operación de todas las estaciones de radio y televisión en Estados Unidos.
Instrumento del terrorismo mediático made in USA, la guerra cibernética es complementada con otras actividades desestabilizadoras de menor alcance y visibilidad, como la organización de conferencias y la presentación de libros propagandísticos, financiados con fondos de la USAID y organizaciones amigas
como las fundaciones derechistas alemanas Konrad Adenauer y Friedrich Neumann. Precisamente, sendas acciones subversivas e injerencistas contra Cuba tuvieron lugar en el hotel Meliá Reforma de la ciudad de México el 5 de diciembre pasado: la conferencia ¿Cambios en el proceso cubano? y la presentación del libro de Gabriel Salvia Diplomacia y derechos humanos en Cuba, editado aquí por la Fundación Konrad Adenauer y el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).
Dirigida por Salvia, CADAL es una ONG académica
que opera desde Argentina como satélite de la CIA y la USAID en proyectos de desestabilización encubiertos contra Cuba, los países progresistas del Alba (principalmente Venezuela y Bolivia) y el Mercosur. Para sus fines propagandísticos recibe millonario financiamiento de la USAID, la Fundación Nacional para la Democracia (NED, fachada de la CIA), Fredom House, así como de las fundaciones Adenauer y Neumman, entre otras.
En ambas actividades participaron integrantes de organizaciones de Miami, Florida, adscritas a la industria de la contrarrevolución
, incluidas algunas corrientes violentas e injerencistas como la Fundación Nacional Cubano Americana, el Directorio Democrático Cubano y la menos conocida Organización de Jóvenes Exiliados Cubanos, subsidiadas todas con fondos de los contribuyentes estadunidenses por medio de la USAID, la NED, el Instituto Republicano Internacional (el famoso IRI) y el Instituto Democrático Nacional, del partido de Obama.
Los esfuerzos conspirativos de Washington desde territorio mexicano para un cambio de gobierno
en Cuba no son nuevos. Cobraron vigor durante los regímenes priístas de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, y se profundizaron durante las administraciones conservadoras de Vicente Fox y Felipe Calderón. Pero no está de más recordar que ningún país, empezando por Estados Unidos, permite que sus connacionales u organizaciones extranjeras reciban dinero del exterior para orquestar acciones subversivas a la carta
contra su integridad territorial y política. Tampoco permiten acciones de desobediencia civil sustentadas en mentiras fabricadas vía una ciberguerra.
En México, las leyes prohíben que los partidos políticos reciban financiamiento de gobiernos y empresas extranjeras, aunque Acción Nacional llegó al gobierno en el año 2000 gracias a los aportes ilegales a la organización Amigos de Fox, entre ellos, de algunos grupos del exilio anticastrista en Miami.
Resulta ingenuo pedir al régimen de Calderón y a la canciller Patricia Espinosa que impidan la orquestación de acciones provocadoras y subversivas contra Cuba desde el territorio nacional, cuando han facilitado la actividad clandestina desestabilizadora de la comunidad de inteligencia estadunidense contra el pueblo mexicano. Por lo que para honrar al pensamiento de Benito Juárez y las tradiciones políticas, de amistad y solidaridad con el pueblo y gobierno cubanos, tocaría al Congreso de la Unión investigar las actividades anticubanas de la USAID, la Fundación Adenauer y CADAL desde el territorio nacional.
La creación oficial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) el 5 de julio de este año en Caracas viene a rubricar los nuevos procesos sociales y políticos que se han originado en las naciones de nuestra América en la búsqueda de mayores niveles de democracia e independencia respecto a la hegemonía del imperialismo estadounidense. En este contexto, las experiencias previas de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), están enmarcadas en los principios de cooperación pacífica entre las naciones e impulso y consolidación de la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos que debe regir el Derecho internacional.
De esta manera, el surgimiento de este nuevo bloque regional se acopla al proceso de luchas sociales, económicas y políticas libradas por nuestros pueblos desde finales del siglo pasado, las cuales han determinado, a su vez, que haya gobiernos de tendencia progresista y/o revolucionaria abocados a reivindicar la soberanía popular y demás derechos democráticos. Por ello mismo, las latinoamericanas y los latinoamericanos debemos comprender y compartir la trascendencia de este hecho indudablemente histórico, ya que nos permite ocupar un lugar propio en el amplio escenario mundial; ahora controlado por las apetencias de recursos y de territorios estratégicos por parte de Washington.
En síntesis, la creación de la CELAC contribuye enormemente a romper con esa concepción de un mundo unipolar que ha provocado intervenciones y guerras de carácter neocolonial, ahora legitimadas por la ONU, una cuestión que han enfrentado los pueblos del mundo de una forma espontánea, pero que podrían asumir en conjunto los gobiernos de los países que se sumen a esta iniciativa integracionista, dando así un ejemplo a los demás bloques regionales existentes, dominados básicamente por intereses económicos.
No obstante, es vital que a tal iniciativa se incorporen de manera activa y protagónica los movimientos populares, tal como lo han hecho con la ALBA-TCP, haciendo de la integración latinoamericana y caribeña un elemento fundamental de la lucha común que se libra contra la hegemonía capitalista, la explotación sin una compensación válida de trabajadores y de recursos naturales, y el ordenamiento imperialista de Estados Unidos. En la medida que esto sea posible, la integración de nuestra América podrá emprender exitosamente la consolidación de uno de sus sueños más caros y largamente postergados: su pleno desarrollo económico. Para ello requerirá de un amplio abanico de acciones e iniciativas colectivas que logre la ruptura de un mundo unipolar donde el acceso a los mercados de crédito, tecnología y comercio se halla dominado por las grandes transnacionales estadounidenses, europeas y japonesas; algo que no pueden obviar jamás los gobiernos de la región.
El pronóstico económico para 2012, ¿qué consecuencias traerá aparejadas? Por caso, según la CEPAL, este año termina con la tasa de pobreza e indigencia más baja de los últimos veinte años.
En este momento, vivimos un escenario de estabilidad en la región. Asimismo, no estamos desacoplados de la economía mundial que se encuentra en crisis. Entonces, ante un escenario externo incierto a futuro, los pronósticos pueden resultar más sombríos, aunque también difíciles de prever. En términos sociales, hasta ahora, dentro de lo que es previsible, estamos viendo que el problema más grave es la extrema pobreza. Resulta preocupante porque quienes integran de ese segmento destinan gran parte de sus gastos a la canasta básica alimentaria, precisamente, la más afectada por la inflación. Los aumentos son mayores en los alimentos que en el resto de los bienes y servicios. Eso hizo que, por ejemplo, este año la indigencia haya aumentado un poco, aunque la pobreza en general no se incrementó, sino que disminuyó. La indigencia en 2010 fue del 12,3 por ciento y este año es del 12,8.
La pobreza alcanza, según el organismo, a cerca del 30 por ciento de la población. ¿Qué estrategias recomiendan para reducir estas cifras?
Una de las que produce un alivio significativo es la de las transferencias directas por parte del Estado. Se trata de un paliativo temporal en tanto no promueve la inserción de las personas en el mercado de trabajo. En el caso de los pobres extremos, esta política no aumenta su capital humano, sino que aumenta sus ingresos disponibles para que estén por encima de una canasta básica. Se recomiendan políticas activas en el mercado laboral, algo que, en efecto, se ha hecho mucho en la región. Por ejemplo, políticas de apoyo a la pequeña empresa, de manera tal que la calidad del empleo vaya aumentando, un indicador que ha estado muy rígido hasta ahora. Hay un bolsón de pobres extremos enquistado en un segmento de muy baja productividad en el mercado laboral que no logra subir.
¿Qué tendencias estructurales fortalecen las desigualdades? ¿Cómo se las combate?
Hay por los menos tres núcleos duros que reproducen desigualdades. El primero es el que nosotros llamamos “la heterogeneidad estructural”. Significa que, en la estructura productiva, en el núcleo de nuestras economías, tenemos tres niveles productivos muy diferenciados. Un nivel alto, que es de las grandes empresas. Un segundo segmento, que está integrado por los estratos medios de productividad, con las pequeñas y medianas empresas. Y, por último, un estrato bajo donde se encuentran las microempresas, la informalidad, etcétera. Ahora bien, lo que ocurre en promedio en la región es que más de la mitad de la gente ocupada o empleada está en el tercer nivel. Entonces, hasta hoy, se sigue reproduciendo esta diferenciación en la estructura productiva, que es uno de los núcleos más importantes generadores de desigualdad social.
¿Y los otros dos factores?
Otro de los núcleos duros fue el que mostramos en el panorama social del año pasado y se trata de la segmentación educativa en la población, especialmente los que tienen entre 20 y 24 años. Desde una perspectiva general, en el 20 por ciento más rico de la población, más del 85 por ciento termina la secundaria; en el 20 por ciento más pobre, menos del 30. Se trata del umbral mínimo educativo para mejorar la situación laboral que permita salir de la pobreza. Por último, el tercer elemento clave que genera desigualdad es el acceso a las redes de protección social. Los sectores de baja productividad y menor educación son los que no tienen acceso a la seguridad social.
En la reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se abogó por aumentar el comercio intrarregional. ¿Qué papel cumple en este contexto?
La CEPAL insiste en la importancia del comercio intrarregional. Principalmente, porque América Latina, con países que han crecido mucho, como Brasil y la Argentina, concentra cerca de 600 millones de habitantes, por lo cual constituye un mercado muy grande. Entonces, hay un potencial de mercado impresionante y, muchas veces, subutilizado. Esto es clave, porque el mercado intrarregional activa obras de infraestructura y de inversión productiva. En este sentido, otro elemento importante, y que está latente, es el peligro de la reprimarización de las exportaciones y, por ende, de la estructura productiva. Ocurre, fundamentalmente, por la demanda china y de otros países de materias primas. Entonces, habría que ver en qué medida la profundización del comercio intrarregional estimula procesos de industrialización para un mercado local suficientemente amplio.
¿Hasta qué punto América Latina transita una reprimarización de su economía?
Más que nada, es un riesgo a largo plazo. Muchas veces no se tiende -o no se lo hace suficientemente- a la diversificación del aparato productivo. Hay mucha vulnerabilidad frente al precio de unos pocos commodities en el mercado internacional. Y, en algún momento, puede haber una recaída en los valores. Sobre todo, si se desacelerara el crecimiento chino o si se profundizara la crisis en el mundo desarrollado en general. Asimismo, los países de América Latina han demostrado tener una buena capacidad de contención frente a la crisis económica mundial que se desató en 2008 y es en parte lo que explica que, este año, el Panorama Social de la CEPAL haya arrojado los mejores indicadores sociales de las últimas décadas.
¿Qué explica el buen desempeño de las economías de la región en el último decenio?
Desde la CEPAL destacamos los buenos balances, tanto comercial como fiscal, lo que da margen para políticas anticrisis, como se vino haciendo. Asimismo, los resultados positivos en la baja de la pobreza responden principalmente al aumento de los ingresos laborales. Lo que el organismo ha destacado como importante es que, claramente, la región se ha movido respecto de la idea de modelo único. Hace veinte años, en el período del boom de los ajustes, existía la sensación de que había una sola salida al subdesarrollo: la receta neoliberal. Hoy, coexisten visiones heterodoxas, diría; en más de la mitad de los países, se destaca un Estado activo en la macroeconomía del país. Por caso, a la política de inversión estatal se la consideró perversa durante 30 años. Eso ahora ha cambiado.
La región en cifras -Para 2012, la CEPAL estima que América Latina y el Caribe crecerán el 3,7 por ciento. En 2011, creció en promedio el 4,3 por ciento. En 2010, esa cifra había sido del 5,9, luego de la caída en 2009 que registró el 1,9. -El crecimiento el próximo año será encabezado por Haití (8 por ciento), seguido de Panamá (6,5), Perú (5), Ecuador (5) y la Argentina (4,8). -Según destacó el organismo, después del repunte económico de 2010, la región volvió a crecer este año (con una mejora de un 3,2% del PBI per capita), pero a una tasa menor debido al “debilitamiento de la recuperación de la economía mundial” y “el enfriamiento de la demanda interna en el Brasil”. -Los países con mayor expansión, en 2011, fueron Panamá (10,5 por ciento), la Argentina (9), Ecuador (8), Perú (7) y Chile (6,3), mientras que El Salvador creció el 1,4 por ciento, Cuba el 2,5 y Brasil el 2,9. -En 1990 y 2010, la tasa de pobreza en América Latina se redujo 17 puntos porcentuales -del 48,8 por ciento a 31,4-, al tiempo que la pobreza extrema bajó 10,3 puntos -del 22,6 por ciento al 12,3. |
Fuente: http://www.
Un artículo publicado por The Miami Herald con el título “Es hora de limpiar los programas que promueven un cambio de régimen en Cuba” y firmado por Fulton Armstrong, asesor de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, reconoce que los programas del Departamento de Estado para un cambio de régimen en Cuba “tienen las señas de una operación encubierta de inteligencia.”
Añade que “como los otros millones de dólares que hemos gastado para derrocar al gobierno cubano, estos programas han fracasado”.
Es hora de limpiar los programas que promueven un cambio de régimen en Cuba
Por Fulton Armstrong
The Miami Herald
Traducción: Cubadebate
El subcontratista del USAID, Alan P. Gross, marcó su segundo año en una cárcel cubana por llevar a cabo en Cuba operaciones encubiertas de “promoción de la democracia”.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, exigió que Cuba lo libere inmediatamente y alardeó diciendo: “Las autoridades cubanas han fracasado en su esfuerzo de querer utilizarlo como un peón para sus propios fines”.
El mensaje está muy claro: Gross es nuestro peón, no el de los cubanos. Las señales enviadas por el gobierno estadounidense han sido muy evidentes. Para La Habana, el mensaje ha sido: “No negociaremos”. Para Gross, el mensaje es: “Mala suerte”. Y a los estadounidenses que piensan que nuestra política hacia Cuba, que tiene más de 50 años, debe someterse a una revisión, les dicen: “No esperen lo imposible.”
Cuando una operación encubierta de la CIA nos sale mal y cae preso un oficial clandestino, el gobierno de EE.UU. desempeña una estrategia para negociar su liberación. Pero cuando un contratista encubierto de la USAID es detenido, Washington aprieta su retórica política, le tira más dinero al programa comprometido, y se rehúsa a comentar sobre el asunto.
Durante tres años, yo fui el investigador principal de la Comisión de Relaciones Exteriores en relación con las operaciones políticas del Departamento de Estado y de USAID para Cuba y para América Latina.
Los programas de Cuba - diseñados para identificar, organizar, capacitar y movilizar a los cubanos para que exijan cambios políticos en su país - tienen un patrimonio especialmente problemático, incluyendo malversación, mala gestión, y la politización sistémica.
Algunos “exitazos” del programa, que nos costaron millones de dólares, como por ejemplo la creación de una red de “bibliotecas independientes”, fueron exagerados y hasta fabricados.
El mandato de nuestro Comité de Supervisión fue tratar de garantizar que los fondos - unos $ 20 millones al año, pero hasta $ 45 millones en 2009 - sean utilizados eficazmente y de manera consistente con la ley de EE.UU.
El Departamento de Estado y la USAID lucharon contra nosotros en todo momento, incluso negándose a entregarnos información básica sobre los programas, y divulgando solamente un documento que hacía referencia a los vagos “objetivos del programa”.
Estos programas no involucran a nuestra comunidad de inteligencia, pero el secretismo que los ronda, los oficios clandestinos -como el uso de las tecnologías de encriptación– y el ocultamiento deliberado del papel del gobierno de EEUU, sí tienen las señas de una operación encubierta de inteligencia.
Nunca le pedimos los nombres de sus agentes en la isla, pero los directores del programa nos dijeron que había “gente que morirá” si nos enteráramos de los nombres de los grupos asociados a ellos en los Estados Unidos. Los programas no eran un secreto para Cuba. El gobierno cubano los había penetrado profundamente.
No sabíamos quien era Alan P. Gross. De hecho, después de su encarcelamiento, el Departamento de Estado lo negó furiosamente, e incluso algunos de nuestros diplomáticos en La Habana, pensaron que Gross trabajaba para la CIA. Lo que sí era evidente que los cubanos estaban muy al tanto de él. La televisión cubana ha mostrado vídeos de otros contratistas en acción en la isla.
Solamente Gross puede decir lo que sabía acerca de la legislación cubana cuando él estaba cumpliendo con su contrato de $585.000 dólares, y realizando cinco visitas a Cuba. Él ha dicho que lo han “engañado”. Hemos confirmado que el Departamento de Estado y la USAID no tenían política alguna para informarles a estos individuos que esas operaciones clandestinas no son legales en Cuba, y que las leyes de EE.UU. prohíben que los agentes extranjeros que no se han inscrito como tal puedan viajar por el país distribuyendo equipos de satélite, puntos de acceso WiFi, equipos de encriptación y telefonía, además de otras asistencias de valor monetario.
La política del gobierno de Obama es no informarle a los destinatarios en Cuba del origen y del propósito de la ayuda - a menos que éstos pregunten directamente. Algunos cubanos pueden imaginársela, por supuesto, pero las implicaciones de no revelarlas, especialmente mientras los nuevos programas están dirigidos hacia niños tan jóvenes como de 12 de años, son significativas en un país que prohíbe expresamente recibir fondos de EEUU.
La USAID se ha convertido en un guerrero encubierto para socavar a los regímenes anti-estadounidense del mundo - sin la carga de responsabilidad que tiene la Comunidad de Inteligencia.
El objetivo del cambio de régimen de los programas es explícito: en lugar de financiarlos bajo las normativas de las autoridades educativas y culturales, los gobiernos de Bush y de Obama han insistido en simplemente citar a la ley Helms-Burton (”La Ley de la Libertad”) que prescribe un futuro post-Castro para Cuba.
En repetidas ocasiones se han propuesto varios cambios para aumentar la eficiencia y dirigir los fondos de modo que ayuden al pueblo cubano a mejorar sus vidas, como por ejemplo mediante el aprovechamiento de los ajustes económicos incipientes que Raúl Castro ha comenzado - para ayudar a la gente a valerse económicamente por sí mismos, y no sólo organizar y movilizar a la gente para protagonizar protestas .
La firme reacción de USAID ha sido que los programas no son para ayudar a los cubanos a vivir mejor en el presente, sino más bien estimularlos para que exijan un futuro mejor.
Como los otros millones de dólares que hemos gastado para derrocar al gobierno cubano, estos programas han fracasado, salvo para provocar el arresto de Gross e identificar a las personas que han aceptado asistencia de algunos otros funcionarios que envían a otros “operadores” en la isla.
Nuestra política debiese estar basada en lo que es efectivo para promover los intereses nacionales de EEUU -un cambio pacifico, democrático y evolucionario, y no en involucrarse en provocaciones gratuitas.
La retórica y las acciones que prolongan la estancia en prisión de un inocente americano, aparentemente engañado para servir como un peón dentro del contexto de 50 años de esfuerzos del gobierno de EE.UU. para lograr un cambio de régimen en Cuba, son contraproducentes.
Es hora de limpiar los programas para el cambio de régimen y negociar la liberación de Alan P. Gross.
Fulton Armstrong ha trabajado en el tema de Cuba en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Clinton y luego como Oficial Nacional de Inteligencia para América Latina. Es asesor en el Senado de la Comisión de Relaciones Exteriores. Su correo electrónico es fultona1@yahoo.com
5.Por Alejandro Rebossio
Que Latinoamérica crezca el 3,7% en 2012 es el pronóstico más optimista que formuló la semana pasada la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Un 3,7%, menor al 4% que preveía la CEPAL hace tan solo dos meses, sería la menor tasa de expansión de Latinoamérica desde 2003, cuando comenzó el periodo de bonanza de las materias primas, con la excepción de 2009, el año de la recesión mundial. Pero la CEPAL no descarta un escenario más pesimista en caso de que los países de la periferia de la eurozona, incluida España, no superen sus dificultades y la moneda única entre en una crisis que podría resultar mayor a la de debacle hipotecaria de EE UU en 2008.
El organismo de la ONU que dirige Alicia Bárcena señaló que una crisis de esas proporciones reduciría aún más la demanda de bienes y servicios latinoamericanos y debilitaría algunos fundamentos macroeconómicos positivos que muestra la región. Una crisis europea más profunda afectaría el volumen y los precios del comercio en Latinoamérica y en otras regiones a las que exporta esta región, como Asia. También se resentirían las remesas de emigrantes latinoamericanos que residen en países desarrollados, después de la recuperación que experimentaron este año las que proceden de EE UU. La inversión extranjera directa, que de por sí se prevé menor en 2012, se contraería aún más en caso de que se depriman las economías de los países en que reside buena parte de las multinacionales.
“La región sufriría, además, un mayor impacto proveniente del canal financiero, por el efecto del aumento de la volatilidad y la incertidumbre”, comenta la CEPAL. Hasta ahora, un considerable número de países siguen consiguiendo endeudarse en los mercados internacionales, incluso a tipos de interés cada vez más bajos, como Brasil o Uruguay. Otros países como Argentina no tienen acceso a estos mercados, por lo que no los van a echar de menos, a no ser que se les acaben las fuentes de financiamiento dentro de organismos estatales, algo que por ahora se descarta.
Se “podría desatar, como ocurrió a fines de 2008, un aumento de la demanda de activos financieros de corto plazo denominados en dólares, en especial de bonos del Tesoro de los Estados Unidos, un proceso conocido como ‘huida hacia la calidad’, en el que los inversores internacionales buscan refugio en activos financieros de bajo riesgo relativo y elevada liquidez”, señala la CEPAL. “Ello podría originar una salida de capitales de las economías emergentes, entre las que América Latina y el Caribe no serían una excepción.
En consecuencia, podrían presentarse dificultades de acceso al crédito externo y presiones a la depreciación de las monedas locales. Aunque esto podría ser una buena noticia desde la perspectiva de la competitividad de los sectores exportadores y sustituidores de importaciones de la región, en el corto plazo, una depreciación abrupta de las monedas de América Latina y el Caribe afectaría a quienes tienen deuda en moneda extranjera, a la vez que presionaría sobre las tasas de inflación. Para atenuar este movimiento, los bancos centrales podrían utilizar parte de las reservas internacionales acumuladas durante los últimos años”, aconseja el organismo de la ONU. En 2011, algunos países aprovecharon la bonanza para elevar sus reservas más del 20%, como Chile, Uruguay, Bolivia, Brasil, México y Colombia. En cambio, cayeron las de Argentina y Venezuela, según indica la CEPAL.
A menor demanda mundial, menores precios de las materias primas, principales exportaciones de Sudamérica. Las cotizaciones bajarían entonces más que en el escenario previsto en caso de que Latinoamérica crezca al 3,7% anual. “Esto afectaría de manera negativa el ingreso nacional y, por lo tanto, la demanda de los países de la región”, observó la CEPAL. Precisamente en su Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe de la semana pasada, el organismo destaca que los ingresos provenientes de la exportación de materias primas permitieron este año que la economía de la región crezca también por el impulso de la demanda interna. Si los precios de los productos básicos caen a los niveles de la crisis mundial de 2008/2009, que igualmente eran históricamente altos, y el volumen de exportaciones se mantiene como en 2011, se perderían ingresos de exportación equivalentes al 3,2% de la economía latinoamericana.
Como los precios de las importaciones también bajarían -aunque menos, por que en general son bienes industriales- y el giro de utilidades de multinacionales a sus casas matrices se reducirían por el crecimiento inferior de las economías, el déficit de cuenta corriente sería del 2% del PIB, en lugar del 1,8% previsto en caso de que Latinoamérica se expanda al 3,7%. “Como es probable que en un contexto de esta naturaleza el volumen de las importaciones se contraiga también, este déficit sería aún menor, de manera que a nivel regional la cuenta corriente no representaría una vulnerabilidad”, confía la CEPAL. Los superávits de cuenta corriente, que se han ido perdiendo en la región desde 2008, son fortalezas necesarias para enfrentar tiempos de salidas de capitales, según economistas como lo del Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (IPEA), del Estado brasileño, o del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), de Argentina.
Un abaratamiento de las materias primas también afectaría a los países que atan a ella sus ingresos, como los que imponen impuestos a la exportación (Argentina) o los que cuentan con empresas estatales de minería (Chile) o petróleo (México, Colombia, Ecuador o Venezuela). Esta situación “podría poner en una situación delicada a los balances fiscales y dar lugar a la adopción de políticas públicas procíclicas que acentuarían los efectos negativos en la demanda interna”, advierte la CEPAL.
Las mayores caídas de ingresos estatales se producirían en Chile, México, Ecuador y Venezuela, según este organismo. “Si se optara por la alternativa de incrementar el endeudamiento público, hecho factible dados los reducidos niveles de endeudamiento de la mayor parte de las economías latinoamericanas (para varios países del Caribe la situación es bastante distinta), se encontrarían mercados menos accesibles y, consecuentemente, costos mucho más elevados”, advierte la CEPAL. Pero hay situaciones bien distintas: desde un Chile que cuenta con un fondo anticíclico hasta una Venezuela con una alta prima de riesgo, pero elevado superávit de cuenta corriente.
No solo el sector público quedaría afectado por el menor crédito. También las empresas. De todos modos, la CEPAL considera que Latinoamérica está menos vulnerable que las economías emergentes de Europa, Oriente Medio y África, y al mismo nivel que las del Asia emergente.
La CEPAL recomienda a los países latinoamericanos que preparen medidas para contrarrestar un panorama económico peor al previsto y consigan las fuentes para financiarlas. Entre esas herramientas prevé “la protección y el estímulo a la generación de empleos”. También recomienda el estrechamiento de lazos financieros y comerciales en la región. Menciona las iniciativas de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), aún en estado de proyectos, para fomentar el comercio entre sus miembros y crear un fondo monetario regional que asista a los países con problemas de balanza de pagos.
La CEPAL considera que la región cuenta con recursos para enfrentar la crisis del mismo modo que ya lo hizo en 2008/2009. Cita que Brasil y Perú ya han adoptado medidas para enfrentarla. “A principios de diciembre el Gobierno brasileño anunció la reducción de impuestos a las transacciones financieras relacionadas con la inversión extranjera de largo plazo, al crédito interno, a los bienes de consumo duraderos (línea blanca) -una medida que ya se implementó exitosamente en el cuarto trimestre de 2008 y el primer semestre de 2009- y a ciertos alimentos básicos (trigo, pan y pastas).
Además, se elevó el precio máximo de las viviendas que califican para obtener una tributación preferencial bajo el programa Minha Casa Minha Vida (Mi Casa Mi Vida). Finalmente, se prevé una devolución de impuestos a exportadores de productos industrializados, hasta un monto equivalente al 3% de sus ventas. En Perú, se promulgaron dos decretos de urgencia en septiembre y octubre que establecen un conjunto de medidas de corto y largo plazo para revitalizar la economía. Éstas incluyen inversiones públicas en construcción y mantenimiento de infraestructura, garantías para créditos a micro y pequeñas empresas y a exportadores no tradicionales, y programas de empleo temporal”, reseñó la CEPAL.
Chile ha prometido medidas: “A fines de noviembre, el Gobierno anunció que para el caso de una crisis se contemplaban planes de contratación de empleo directo y medidas de incentivo al empleo y a favor de la inversión. Además, se anunció que el Banco Estado retomaría su función de proveedor de liquidez para los agentes económicos y especialmente en los sectores clave como el inmobiliario, al igual que lo ocurrido durante 2009″.
(Tomado de El País)
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