Aristides Espinoza
Historias de Misterio
San Sebastian, San Vicente, El Salvador 1985
¡Arribe a este pueblo atraído por la noticia que los medios le dieron al mas audaz secuestro colectivo que la guerrilla beligerante llevo a cabo en ese pueblo durante el conflicto de la guerra civil. Este hecho sucedió una tarde del mes de Junio como jamás tal hazaña se registrara en otro país del mundo y en otra guerra civil como sucedió en este país de Centroamérica. Un hecho inédito e insólito que se llevo a cabo mientras se desarrollaba un partido de futbol y donde mas de doscientas personas entre jugadores, espectadores, adultos y jóvenes fueron obligados a seguir a sus captores y de cuyo resultado la población se quedo casi sin hombres y donde esposas, madres y tías como el resto de familiares quedaron sumidas en incertidumbre y en la total tribulación por no saber del paradero de sus seres queridos como se vivió ese momento y que como periodista free-lance arribe a ese pueblo con la intención de levantar un reportaje para dimensionarlo según lo merecía la hazaña heroica y que una vez en ese en ese pueblo después de buscar hospedaje en una casa particular pensaba quedarme una semana. Tenia todo planeado para realizar una investigación de campo y comencé hablando con algunos moradores cuya versión fuera lo mas confiable y así evitar perderme en los enredos de relatos encontrados y contradictorios como era de importante de recabar la mayor información fidedigna y sin mayores exageraciones como se había realizado el secuestro pero sin dejar de lado que había sido espectacular en medio de este conflicto, que de cierto era para magnificarlo y qu después de reunir todo el material que pude el ultimo que contacte fue Mamerto Aguilar Romero, un lugareño de 70 años cuya versión echo por tierra todo lo recabado pues me afirmo que no había habido tal secuestro colectivo, que los desaparecidos se habían ido por su propia voluntad para servir en las fuerzas revolucionarias donde viejos como él habían sido rechazados, y que si quería convencerme lo mejor era que me fuera a las faldas del volcán Chincontepeque donde estaban acampados. Que tal secuestro había sido inventado para evitar represalias del gobierno contra los habitantes de esta población. Me encontraba sorprendido porque de resultar cierto mi trabajo no tenia ningún sentido y tan frustrado como me vio no permitió que me retirara con las manos vacías; me ofreció la versión de otro secuestro colectivo que ocurrió en otra época cuando era un niño y sin permiso del cura y del alcalde soltó la lengua de modo que un secreto guardado durante muchos años se vio de pronto bajo los horizontes de un crepúsculo de luz que lo salvó de las sombras de la noche y como si se tratara de una leyenda clandestina, olvidada y sellada por la dignidad de sus habitantes ya libre de habladurías populares me señalo el lugar donde se encontraba el pozo y la casa que por vergüenza estaban sepultados en el equinoccio de verano de ese año cuando ese día media población femenina, mujeres casadas y solteras desparecieron cuando se auto secuestraron durante tres días y dos noches y desaparecieron sin dejar rastros las primeras bajo las barbas de sus maridos y las segundas bajo las naguas de sus madres como fue de espectacular y quedo registrado en los anales de este pueblo cuando una pitonisa de nombre Ester Rugamas las sedujo y logro convencerlas que bajo las artes del ocultismo estaba la clave para parir sin dolor y tener hijos con buena estrella y aspirar a ser presidentes. Las convoco en secreto en una casa abandonada para celebrar una reunión de confianza y prepararlas durante ese lapso de tiempo como estaba señalado por la naturaleza muy aparte del Rapto de Las Sabinas como se miraba en esa pintura famosa cuando todas ellas convencidas de lo que decía esta famosa mujer se auto secuestraron para obtener los beneficios que les ofrecía, sin interferencia de nadie de modo que esa tarde fueron iban desapareciendo una a una, de dos en dos hasta la ultima que descendió al fondo de ese pozo abandonado y descendieron valiéndose de un lazo hasta tocar los cinco metros de profundidad ya pasadas las 4 de la tarde sin que nadie las hubiera visto salir del pueblo y luego de tocar fondo se metieron en ese túnel de 200 metros que conectaba con esa casa que me señalaba a orillas de la pueblo y una vez que las reunió a todas por una cantidad de dinero fijada según su capacidad, fe y empeño por adquirir este secreto de la naturaleza la hizo beber una poción ya preparada para lavarles el vientre y propiciar el aura según una limpia con plumas de guajolote que siguió a ese rito con los beneficios de la botánica y otras hiervas de su recetario, las dietas posteriores y las oraciones para hacerlas entender que toda mujer es dueña del santo grial, la copa por donde todos venidos a este mundo que solo bajo tratamiento de purificación iban a parir sin dolor y volverían a presentarse en sus hogares como las verdaderas santas como se los había prometido la otra tarde que regresaron a sus hogares como si solo hubiesen transcurrido dos horas y no tres días según el grado de aceptación para tener valor de mentirles a sus madres y maridos sobre el motivo de su ausencia que bajo presión tuvieron que confesar la verdad cuando se puso la denuncia contra esta mujer y se clausuró del pozo, se selló la casa seguida de una orden judicial y recompensa por captura de esta pitonisa estafadora con el agravante de daños monetarios y perjuicios psicológicos cometidos contra la comunidad femenina cuando algunas de ellas resultaron con ataques de epilepsia y otras con trastornos mentales como se refería Mamerto Aguilar Romero a cuya insistencia me deje llevar por una calle empedrada y poco transitada donde brotaban muchos ojos de agua y donde no falatban muchos enjambres de mariposas y nubes de insectos. Me mostró la casa rodeada por muros de adove donde dos convergían de sur a poniente para terminar en una equina chata sin ángulo adecuado para darle cabida a la única puerta frontal donde estaba una larga habitación en cuya cornisa un grabado en madera mostraba una figura peculiar que mostraba tres serpientes enroscadas y un signo parecido al pentagrama de Fausto. Le tome dos fotografías, me hubiera gustado penetrar en su interior para saber que escondía, la maleza en su interior era alta y según Mamerto era habitada por el diablo que la pitonisa había dejado como huésped. Me conforme con esta fotografía y como no había forma de penetrar en su interior, luego de tomar nota de la historia de Mamerto me despedí de este hombre y regrese a San Salvador donde dos días mas tarde mande revelar las fotografías y asombrosamente una salió velada y la otra presentaba una imagen distinta al grabado que vi en la cornisa. En su lugar estaba la figura del Diablo Cristiano con senos de mujer, algo parecido al macho cabrío del Sabbat. ¿Me preguntaba que efecto mágico pudo haber influido para una saliera vedada y la buena diferente? Muy intrigado una semana mas tarde regrese a ese pueblo por segunda vez sin dejar de pensar que tal resultado posiblemente fue efecto de las dislocadas afirmaciones de Mamerto Aguilar Romero habían influido en mi mente, y que al momento de tomar las fotografías sufrí una alucinación. Me dirigí directamente a esa casa donde afirmaba residía el diablo. El grabado era el mismo que había observado anteriormente, ¡con esta interrogante esta vez le tome cuatro fotografías y todas resultaron veladas! ¡El desafío era mayor, sin tregua, implacable y misterioso! Mi tercera incursión a ese pueblo no se hizo esperar, la cornisa había sido removida de su lugar y me llevo a pensar que posiblemente Mamerto me había visto regresar, tomarle otras fotografías y que me estaba jugando una broma pero, ¿no así me explicaba el segundo resultado? Lo busque pero no lo encontré por todo el pueblo. Me había asegurado que la casa era habitada por el diablo y ¿me propuse averiguar quien era su dueño? Me vi obligado a buscar datos en la alcaldía pero no obtuve mayores informes porque la propiedad según me entere estaba en litigio desde hacia muchos años. Algunos empleados me aseguraron que ciertas noches se levantaban bolas de fuego del centro de ese solar y mi curiosidad difícil de dominar me impulso a allanarla pues no podía regresar a San Salvador sin antes saber que se ocultaba su interior, y la única forma de saberlo era salta sobre uno de sus muros de adove y sin mas pensarñlo arrime mi Land Rover sobre el lado poniente, subí a la capota y justo cuando intentaba escalarlo se apareció una novilla negra con un aro dorado en su nariz. La observe y una vez alcance la parte superior me sostuve y me deslice hasta tocar suelo interior. Ya al otro lado adentro de la propiedad me encontré con un jardín marchito rodeado por una cerca de madera y en ese solar mustio y solitario la novilla que minutos antes había visto afuera estaba ahora adentro. ¿Y si se trataba dela misma la única posibilidad de hacerlo era que tuviera alas? No podría ser otra, la identifique por el aro dorado en su nariz y su aspecto inconfundible que no pude evitar que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo. era preciso evitar que mis nervios me traicionaran y superando todo miedo examine sus dos corredores interiores, las dos alas que convergían para formar la única habitación, su única puerta interior cerrada y sobre una vieja mesa me encontré con ciertos utensilios de barro y entre ellos sobresalía una de mayor tamaño y muy grotesca muy parecida a la que mostraba fotografía que pudo revelarse. Sentí que un leve temblor sacudió la casa, opte por retirarme, mi reloj marcaba las 3 PM. Mi corazón palpitaba con fuerza pues ahora el jardín marchito estaba con vida, todas sus flores giraban lentamente sobre sus tallos, una nube de abejas cuyo zumbido ensordecedor me aturdió pero no me atacaron. Reaccione como un felino y no supe como escale el muro de regreso, mi huida fue violenta, espectacular y así con heridas leves en brazos, pecho y piernas caí sobre la capota del vehículo; sudaba copiosamente, la novilla negra me esperaba de allá afuera, frente a mi Land Rover pick up y muy apurado sin saber si realmente había allanado esa casa habitaba el diablo inicie una retirada apurada de cuya versión se burlaron todos mis amigos a quienes les conté la experiencia que viví en ese pueblo. La fotografía que no mostraba la imagen que tome de esa cornisa sino otra distinta la guarde celosamente, y pasando el tiempo despareció como tenían que desaparecer. ¡Misteriosamente!
FIN
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