Cuando parecía que el circo había acabado con el pacto de gobierno entre los tres partidos de la derecha nacionalista letona, resulta que las formaciones políticas se empeñan en ofrecernos un bis como adelanto de los próximos espectáculos que nos brindarán en el futuro. En esta ocasión el protagonismo ha venido de la mano de seis de los 22 diputados que consiguió el Partido Reformista de Zatlers (centro-derecha con el liderazgo del ex Presidente). Estos electos hace una semana que decidieron abandonar la disciplina de su partido, alegando falta de transparencia y democracia interna de la Dirección a la hora de negociar la configuración de la coalición gubernamental.
Como consecuencia de ello, la unión de los tres partidos de la derecha pasaba a quedarse con 50 diputados de los 100 que conforman el Parlamento. Una mayoría demasiado exigua para confiar en la estabilidad del gobierno. Sin embargo, rápidamente los seis disidentes se apresuraron a señalar su disposición a apoyar a la coalición de derechas, tanto sacando adelante sus nombramientos, así como sosteniendo sus políticas públicas y proyectos de ley. Pero a la vez que hacían declaraciones de este tipo, llegó el momento de elegir al Presidente del Parlamento en votación secreta y el candidato de la coalición gubernamental, el ex Presidente Zatlers, no alcanzó la mayoría para ello. En la primera ronda consiguió 46 votos a favor por 49 en contra y, en la segunda votación, 45 a favor por 51 en contra. Dentro de la coalición gubernamental la disciplina de voto no estaba funcionando, se esperaban 56 votos a favor (incluyendo a los tránsfugas del partido de Zatlers) y en el camino faltaban 10 en una votación y 11 en otra.
El espectáculo, además de poco gratificante, era arriesgado porque dibujaba un escenario de inestabilidad para el futuro gobierno liderado por el partido Unidad y el Primer Ministro Dombrovskis. Pero, sin negar ese peligro, el dibujo de esas dos primeras votaciones no era más que un pulso interno en la coalición. Unidad reclamaba un mayor protagonismo del que ya se le había reconocido internamente, ya que una vez que se descarta y estigmatiza cualquier pacto con la opción vencedora del centro-izquierda, la centralidad política pasa a ocuparla el partido Unidad por ser el puente ideológico que conecta al centro-derecha de Zatlers con la derecha extrema de la Alianza Nacional.
Nótese que desde el principio estaba claro que Dombrovskis sería el Primer Ministro, a pesar de que su partido fue la tercera opción más votada, quedando claro así que este partido no solo representaba 20 diputados de 100, sino que, una vez excluidos del juego a los diputados de izquierda (realmente excluidos por defender los intereses de la minoría eslava), era el partido con mayor cintura política para hacer coaliciones. La traducción de ello ha sido que Unidad es el auténtico vencedor de la gestión de los resultados electorales, va a conseguir el cargo del Primer Ministro y se ha quedado con la Presidencia del Parlamento. Para ello, en la tercera votación, la coalición que formará el gobierno (y que incluye a los seis ‘independientes ’= tránsfugas) presentó como candidata a la actual Presidenta del Parlamento, Solvita Āboltiņa. Ella es una histórica de Unidad que proviene del Partido Nueva Era, al igual que el Primer Ministro Dombrovskis, este partido es el más nacionalista y de derechas de los tres que conformaron Unidad y el que prácticamente se ha quedado con todo, cargos importantes y programa (me da bastante pena ver que finalmente el partido social liberal Sabiedrība Citai Politikai ha acabado desdibujado en Unidad, desapareciendo así de la agenda su visión más liberal en política y más socialdemócrata en economía).
Tal y como están discurriendo los acontecimientos, se confirma que la jugada de Zatlers ofreciendo una coalición de gobierno entre los tres primeros partidos en las elecciones, incluyendo así al centro-izquierda que defiende los intereses de los eslavos, era una de las pocas opciones, sino la última, para que su partido pudiera ocupar la centralidad en el sistema político letón y asegurarse así la subsistencia de su formación política como la referencia principal del centro-derecha y del nacionalismo moderado. Pero, gracias a la fuerza que tiene el eje de conflicto nacional en Letonia, no ha podido consumarse esa coalición y Zatlers y su partido han tenido que aceptar entrar en una coalición entre partidos nacionalistas de derecha, donde el sesgo ideológico favorece a Unidad en lugar de al partido de Zatlers. Es más, el escenario puede ser aún peor para la formación política del ex Presidente, ya que Dombrovskis ha mostrado su intención de pactar con el partido del oligarca Lembergs (la Unión de Verdes y Agricultores, ellos pueden permitírselo, de hecho así gobernaron hasta ahora), aunque finalmente no se les ha incluido en la coalición gubernamental porque Zatlers se ha negado. La imagen desde luego sería patética, todos los diputados nacionalistas del centro a la derecha unidos en un gobierno que excluye al ganador, el partido de la izquierda que defiende los intereses de los eslavos.
Sin embargo, si en esta ocasión Zatlers ha podido impedir que la Unión de Verdes y Agricultores acceda a la coalición de gobierno, en el futuro lo tendrá más difícil. Su partido ya se ha quedado con solo 16 escaños y a nada que vuelva a sufrir otra huída de tránsfugas, Dombrovskis podrá imponerle la inclusión del partido de Lembergs en la coalición de gobierno en nombre de la estabilidad, lo que conllevaría en el gobierno una disminución del poder y de la visibilidad del partido de Zatlers. No obstante, también es posible otro escenario, porque no hay que descartar que en algún momento se forme una nueva coalición de la que quede excluido el partido de Zatlers. A día de hoy, Unidad, Alianza Nacional, Unión de Verdes y Agricultores y lo seis independientes tránsfugas tendrían mayoría absoluta con 53 diputados. Ahora bien, si se formalizase una coalición de este tipo podría ser muy peligroso para Unidad, ya que volvería a revitalizarse el discurso anti oligarcas sobre el que se ha basado la irrupción de Zatlers y su partido en la política.
PD: En el post no que explicado que a pesar de que técnicamente los seis diputados que abandonan la formación de Zatlers no son tránsfugas, porque no ingresan en otro grupo parlamentario, en la práctica están actuando como aliados de Unidad. Veremos como evolucionan...
PD: En el post no que explicado que a pesar de que técnicamente los seis diputados que abandonan la formación de Zatlers no son tránsfugas, porque no ingresan en otro grupo parlamentario, en la práctica están actuando como aliados de Unidad. Veremos como evolucionan...
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